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11 de marzo de 2023

Fábrica y jardín: el vínculo de Juan Téllez de Meneses en Béjar

Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto  

Avanzado el siglo XVIII el furor por la fundación de nuevos mayorazgos ya había pasado, y las rentas que permitían vivir y acrecentar fortunas a los hombres más acaudalados empezaban a basarse en la intensidad de las actividades empresariales y de los nuevos negocios. En la tercera década de aquella centuria Béjar comenzaba a sentir los resultados de la promoción industrial ducal, que había tenido en la llegada de los artesanos flamencos a la villa en 1692 su hito más simbólico. Quizá la figura más ejemplar de este renovado modelo de fabricante se personifique en Juan Téllez de Meneses.

Conjunto de propiedades de Juan Téllez bajo la iglesia de Santa María y con el obrador de Arias a la derecha de la imagen

 

Como en otras ocasiones, empecemos por el final.

La muerte de don Juan, afectado por la enfermedad de la gota, tuvo lugar el 9 de septiembre de 1739. Los autos judiciales que se dieron tras el hecho nos sirven para tener una visión bastante precisa del patrimonio que había acaparado a lo largo de su vida, ejemplo magnífico y paradigmático del estilo de vida de un fabricante textil dieciochesco en Béjar. La ocupación de Téllez durante su existencia se dividió entre el alto servicio al duque Juan Manuel II y la propia actividad textil

1 de abril de 2022

El fabricante de bayetas y mantas palentino que quiso venir a Béjar en 1691

 Autor: Agustín B. García y Gómez

 Marzo de 2022

      De sobra es conocido que el 27 de agosto de 1691 las duquesas de Béjar María Alberta de Castro Portugal Borja y Teresa Sarmiento de la Cerda, como tutoras del que fue XI duque de Béjar, Juan Manuel López de Zúñiga Mendoza Sotomayor, firman en Madrid una escritura ante escribano público con Francisco Simoni y Ana Buru, marido y mujer, Pedro Rusel y Tomás Romo, Juana y Magdalena Simoni, hijas del dicho Francisco Simoni, Aldegonda de Croque y Margarita Langel, para encargarse de la Fábrica de Paños Finos de Béjar y enseñar a sus habitantes, siendo este el primer origen de la industria textil de paños finos bejarana. Según refleja la escritura, se trata de un matrimonio, sus dos hijas y sus maridos y dos mujeres más; en total ocho flamencos. En esta escritura firma como testigo de la misma, el flamenco Juan Bissón persona fundamental en la implantación de la fábrica de paños finos en Béjar. (ADBéjar, OSUNA,C.265,D.33, año 1691).


 


            El inicio de su actividad fue difícil por la falta de experiencia empresarial de los flamencos, que no por falta de calidad en su trabajo, de tal manera que en apenas dos años ya se habían trasladado a Plasencia con la expectativa de un empleo en una fábrica real de tejidos que se quedó en proyecto. Hay un informe de junio de 1693 firmado por Juan del Carpio, tesorero ducal, dando cuenta que ha visto y reconocido en Plasencia a los maestros flamencos, que no tenían fábrica propia y estaban malviviendo de un escaso salario (ADBéjar, OSUNA, C.256, D.1317, 1693). Más tarde llegarían otros flamencos que continuaron con la implantación de la fábrica de paños finos en Béjar.

27 de marzo de 2020

Una petición desoída: la fundación de un seminario jesuítico en Béjar


Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

Históricamente, los jesuitas fueron gestores de la política que puso fin a la Guerra de Arauco por medio de las paces entre el pueblo mapuche y la corona española, representada esta por el gobernador Francisco López de Zúñiga, marqués de Baides y conde de Pedrosa (1), tataranieto de Diego López de Estúñiga, primer señor de Béjar y genearca de la Casa de Zúñiga, que incluía también a los condes de Monterrey.

Las paces de Quilín, en Histórica relación del reino de Chile del jesuita Alonso de Ovalle. Tvu.cl

Las directrices venían de la metrópoli, donde gobernaba a su antojo el ministro de Felipe IV,  Gaspar de Guzmán, bisnieto por línea paterna de Pedro de Guzmán y Zúñiga, I conde de Olivares, y nieto por línea materna de Jerónimo de Zúñiga, IV conde de Monterrey. Tanto el ministro como su prima y esposa Inés de Zúñiga y Velasco, hija de Gaspar de Zúñiga, V conde de de Monterrey, tenían como confesores a religiosos de la orden ignaciana (2) instalados en la corte.

15 de febrero de 2014

Las mujeres-fabricante bejaranas del siglo XVIII. ¿Independencia o sometimiento social? (4ª Parte y final)




Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 81-86.


              Las mujeres de las familias artesanales limitaban su trabajo al cuidado de los hijos y de la casa, siendo excepcionales aquellas que se dedicaban en exclusividad al negocio fabril, pues no recibían una educación enfocada hacia ello. Con todo, estaban tan involucradas en las tareas de sus maridos que, a veces, se hacía la vista gorda dentro de la jerarquizada estructura gremial cuando la mano de obra escaseaba, dejándoseles participar en labores de hilado o acabado siempre y cuando pertenecieran sus maridos al gremio[1]


        Merecen una mención aparte las mujeres-fabricante que dirigían el negocio familiar tras el fallecimiento de su cónyuge, o bien si no existían herederos directos o bien por minoría de edad de los hijos habidos dentro del matrimonio o de enlaces anteriores. Los gremios admitían a las mujeres de los fabricantes fallecidos seguir regentando los negocios del agremiado [2], aunque siempre controlando que esta situación no se prolongase más allá del paso a la mayoría de edad de sus hijos varones. 

8 de febrero de 2014

Las mujeres-fabricante bejaranas del siglo XVIII. ¿Independencia o sometimiento social? (3ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 81-86.


Es curioso constatar que en los estudios sobre el textil bejarano del siglo XVIII es frecuente encontrar una fuerte presencia de mujeres al frente de los negocios dedicados al ramo, como ya advertimos en la introducción a este mismo artículo. En general, el papel femenino en la sociedad de la Edad Moderna dependía de los varones que conformaban el círculo familiar (padre, hermanos, marido e hijos), los cuales les mantenían económicamente, correspondiendo ellas con su fertilidad y organizando la casa de manera diligente. Según Richard Steele, ensayista del siglo XVII, "una mujer es una hija, una hermana, una esposa y una madre, un mero apéndice de la raza humana" [1]


1 de febrero de 2014

Las mujeres-fabricante bejaranas del siglo XVIII. ¿Independencia o sometimiento social? (2ª Parte)



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 81-86.



            Pero, para comprender el papel de las mujeres en el contexto texil del siglo XVIII, se hace imprescindible narrar algunas pinceladas de la historia de las manufacturas en Béjar. El proceso productivo fabril se había iniciado muy probablemente en el siglo XIII [1], aunque el resultado no fuese ni mucho menos eficiente habida cuenta de que la manufactura existente se centraba en la tejeduría basta; es decir, en la fabricación de paños de lana de escasa calidad (materia prima, por cierto, procedente de Extremadura) destinados única y exclusivamente al consumo interno. El 15 de septiembre de 1500 los Reyes Católicos aprobaron la “Pragmática de los paños” [2], de la cual se aprovecharon las manufacturas bejaranas para avanzar tímidamente en su producción, limitada a pequeños talleres con dos o tres telares a lo sumo Ya por entonces la Casa Ducal bejarana demostró un cierto interés en el desarrollo económico de sus estados con un fin no de carácter altruista, sino más bien con miras a obtener un beneficio propio. Buena muestra de esto que decimos es que en el siglo XVI los Zúñiga construyeron un batán, un lavadero y un tinte en el río Cuerpo de Hombre, el venero de riqueza de la población, a la vez que iniciaron la monopolización del proceso del tintado de los paños, obligando a todo aquel que quisiera otorgar color a sus telas a pasar por el tinte de propiedad ducal, pagando una tasa por su uso.


25 de enero de 2014

Las mujeres-fabricante bejaranas del siglo XVIII. ¿Independencia o sometimiento social? (1ª Parte)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 81-86.

Introducción



            Guardo una cierta predilección por los estudios históricos relacionados con la historia textil de Béjar y, sobre todo, por las publicaciones de la historiadora experta en este tema la gerundense Rosa Ros Massana. Recuerdo que, cuando me regalaron el libro La industria textil lanera de Béjar (1680- 1850). La formación de un enclave industrial [1], lo devoré con ansia, asombrada por la cantidad y calidad de datos inéditos que ofrecía sobre aquellos primeros pasos de las manufacturas en nuestra villa, los personajes involucrados en ella y sus quehaceres, más allá de datos concretos de producción o consumos. Aquellos “maestros flamencos”, en cuyas aventuras me había zambullido de adolescente gracias al cómic de José Muñoz Domínguez [2] de idéntico título, se hacían tangibles fuera ya de la tinta y los diálogos enmarcados en globos y “bocadillos”; se convertían en seres de carne y hueso, fabricantes con viviendas y obradores reales, con cifras relacionadas con la producción, extraídos de testamentos y protocolos notariales. Y, sin embargo, los maestros extranjeros no fueron los únicos protagonistas del desarrollo textil bejarano previo al alumbramiento de la “Manchester Castellana” o "La Perla de Castilla", tal y como se ha denominado  a la Béjar del siglo XIX. Su testigo fue tomado por unos bejaranos ávidos de aprender, de enriquecerse, de mezclar su sangre con la de aquellos extranjeros venidos por obra y gracia, primero de las duquesas viudas doña Teresa Sarmiento de la Cerda y doña Mª Alberta de Castro y Portugal, y después del duque don Juan Manuel II. Nombres castellanos y forasteros se entremezclaron en un proceso imparable de fusión de intereses, negocios y familias. 

 "La encajera", Vermeer de Delft

6 de abril de 2013

El "duque fabricante" don Juan Manuel II: breve biografía (3ª Parte)




Autores: Alberto Bravo Martín y Carmen Cascón Matas


          No nos debe parecer extraño que el Duque de Béjar apoyara desde el inicio del conflicto sucesorio a Felipe V (salvo con su breve desafección tras la toma aliada de Madrid en 1706), pues la monarquía borbónica apoyaba un modelo de economía intervencionista mercantilista basada en la potenciación de las fábricas reales y el incentivo de las privadas a través de exenciones y privilegios, como ya había sucedido en Francia durante el reinado de su abuelo Luis XIV[1]. Don Juan Manuel II aprovechará esta situación promoviendo el proceso manufacturero en sus numerosos estados como ya vimos, aunque siempre como un señor paternalista intentando buscar la mejora de sus estados. Siguió contratando a maestros extranjeros para que se asentaran en Béjar con el fin de enseñar a los naturales tanto en la fabricación de paño fino y tintado de las piezas de lana como al cultivo y manufactura del lino al estilo flamenco[2]




            El objetivo primordial se acabó cumpliendo pues a partir del primer tercio del siglo XVIII numerosos bejaranos se lanzaron a la aventura de la fabricación de paños, al principio tímidamente, dedicándose solamente a una fase del proceso productivo para luego crear obradores de mediano tamaño que fueron la base de la industria pañera del siglo XIX. Además numerosas familias naturales de la Villa acabaron matrimoniando con los propios maestros extranjeros, produciéndose una mezcla de sangres que se puede rastrear en algunos apellidos perdurables hasta la actualidad[3]. Por otro lado, el Duque era el principal suministrador de lana para los obradores, así como la persona que establecía los precios de venta de los tejidos y las medidas standard de las piezas[4]

18 de octubre de 2011

Los “secretos celadores” y el problema de la inmigración en el Béjar del siglo XVIII

Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, 4.642 (04/III/2011).

La villa de Béjar era a mediados del siglo XVIII un centro de inmigración de relevancia, pues el textil actuaba como polo de atracción (donde hay trabajo hay mano de obra). Las calles se poblaban de arrieros, tenderetes de venta, carretas repletas de lana y piezas de paño, mendigos, frailes y gentes de lo más variopinto. Desde flamencos pasando por franceses, ingleses, alemanes, holandeses, portugueses, además de personajes del más variado pelaje procedentes de todos los lugares de España, predominando comarcanos, gallegos, abulenses, extremeños y de otros dominios ducales. Pongamos algunos ejemplos: Antonio Pizarro, gran terrateniente afincado en Béjar, había nacido precisamente en Gibraleón, al igual que lo había hecho en Belalcázar el corregidor Juan Manuel Fernández Saavedra, los mejores fabricantes de paños poseían raíces flamencas y los canteros que trabajaban remodelando arquitectónicamente la fisonomía de la villa procedían de Galicia, sobre todo de Orense. 

Trasera de una casa enclavada en la Plaza Mayor y chimenea



25 de enero de 2011

Molinos hidráulicos, batanes y fábricas textiles en Béjar

Autor: Javier R. Sánchez Martín

*Resumen de la conferencia pronunciada en las IV Jornadas Técnicas sobre el Arroyo del Bejarano en Córdoba de este mismo año. El texto ha sido extraído con permiso de su autor del blog Bejaraniensis

La historia de Béjar, pequeña ciudad castellana situada al sur de la provincia de Salamanca, ha estado siempre ligada a la industria textil lanera. Para bien y para mal, pues cuando la industria textil pasó por épocas de prosperidad los bejaranos prosperaron con ella, y cuando el textil arrostró una de sus cíclicas crisis la ciudad pasó momentos de penuria.

Se trata de uno de los casos más importantes de especialización productiva de Castilla que, con todos sus avatares, ha sobrevivido al paso de los siglos e incluso a la desaparición de casi toda la industria textil castellana. Esta supervivencia es aún más loable si se tiene en cuenta que se trata sólo de una pequeña ciudad, casi aislada en lo que se refiere a la actividad textil, y muy alejada de las áreas textiles españolas de referencia, la catalana y la valenciana.

El río que pasa por Béjar es el Cuerpo de Hombre, que ha sido clave en el desarrollo industrial de la ciudad. Este río nace en la Sierra de Béjar, a 2280 metros de altura y desemboca en el río Alagón a 420 m. de altura. Es decir, en poco más de 40 km de recorrido sinuoso salva un grandísimo desnivel, de casi 2.000 m., lo que hace que haya sido utilizado siempre para transformar la energía hidráulica en energía mecánica y, más adelante, en energía eléctrica.



5 de noviembre de 2010

El reformismo económico del reinado de Carlos II y la llegada de los maestros flamencos a Béjar (1691)


Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.625. 5 de Noviembre de 2010.


*Texto conmemorativo del 349º Aniversario del nacimiento de Carlos II (6 de noviembre de 1661), auspiciado desde el blog Reinado de Carlos II.


Las caras de los bejaranos que, en una mañana de un día y de un mes del año 1691, pululaban por las cercanías de la iglesia de San Juan reflejaban asombro. Las mujeres se detenían con sus cestas bajo el brazo para mirar a los desconocidos. Los chiquillos y rapazuelos corrían delante de los carros y las mulas repletas de bultos, saltando, cantando, como si de una fiesta se tratara. Se convocó al cura párroco para que preguntara a los extranjeros si eran de la religión de Nuestro Señor. Nadie lo dudaba, pues era voluntad de la señora duquesa el que se asentaran en la villa y ya se había lanzado a los cuatro vientos el arribo de los “maestros flamencos”, como se les llamaba.

Durante años el trasiego de extranjeros en Béjar se hizo corriente y, lo que había llamado la atención a los bejaranos, pronto se convirtió en un hecho habitual, por lo que los carros repletos de equipaje ya no eran recibidos por nadie, si acaso por las mujeres que cosían al sol de la mañana, los mendigos que pedían limosna o los tesoreros del duque que tenían la obligación de velar por ellos. Hacia 1720 en las calles de la villa se escuchaba hablar en castellano, en valón, francés, flamenco, alemán o inglés.

Retrato de Carlos II

28 de agosto de 2010

La duquesa pintora doña Teresa Sarmiento de la Cerda (2ª Parte)



Autora: Mª del Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.592. 19 de marzo de 2010.


En 1680 nace el primogénito de la joven pareja formada por el duque don Manuel y Mª Alberta de Castro, y es bautizado en la iglesia de Santa María:

En la Villa de Bexar a 25 dias del mes de Febrero de 1680 años, Yo el Ldo. Alonso Gonzalez Marquez, Cura propio de la Parroquial de Santiago (...) bautize solemnemente en la yglesia de Santa Maria al Exmo. Sr. D. Juan Manuel Marthin Ruigomez Diego del Carmen y por devozion de los Exmos. Duques sus padres Miguel, Pedro, Andres, Juan, Phelipe, Thomas, Simon, Thadeo, Matheo, Baltasar, Melchos, Gaspar, Fernando, Alonso, Luis, Franzisco, Bernardo, Antonio, Pasqual, Joseph, Domingo, Vizente, Agustin, Geronimo, Ambrosio, Gregorio, Rafael, Gabriel, Blas, Esteban, Lorenzo, Anton, Hilario, Jacintho, Bruno, Ignazio, Marcos, Cosme, Damian, Hipolito de Todos los Santos. Hixo primogenito de los Exmos. Sres. Duques de este estado y de Plasenzia, D. Manuel Diego Lopez de Zuñiga y Dª Maria de Castro. Fue su padrino el Sr. Fray Juan de la Conzepzion su tio religioso carmelita descalzo y fueron testigos los señores Marqueses de Valero, don Balthasar de Zuñiga, Rui Gomez de Silva y D. Diego Gomez Sarmiento de la Cerda, tios del dicho Sr. Exmo. Duque de Belalcaçar (...)”.


Retrato de Baltasar de Zúñiga,
marqués de Valero, virrey de Nueva España en 1716,
Presidente del Consejo de Castilla en 1722,
hijo del duque Juan Manuel y de Teresa Sarmiento de la Cerda.

21 de febrero de 2010

Antecedentes familiares de un bejarano nacido en una cueva

Autor: Mª del Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº5.583. 14 de enero de 2010



La historia del nacimiento de Jerónimo Abdón Gómez- Rodulfo puede ser un buen ejemplo de las narraciones marcadas por el miedo y la violencia surgidos a causa de la Guerra de Independencia.

Pero comencemos perfilando un relato oportuno en el que consigamos ofrecer un contexto familiar y local apropiado para que entendamos mejor lo ocurrido.

Fotografías de Jerónimo Gómez Rodulfo y
de su esposa Ángela Yagüe López


Béjar había conseguido echar el vuelo económicamente gracias a las manufacturas textiles que se habían prodigado durante todo el siglo XVIII. Los duques de Béjar, concretamente de la mano de las duquesas viudas Teresa Sarmiento de la Cerda y Mª Alberta de Castro y Portugal, consiguieron impulsar las artesanales técnicas textiles de la villa firmando un contrato con varios maestros extranjeros en 1691. Estos se comprometían “a pasar a la villa de Béjar y residir en ella, a imponer y ejecutar la fábrica de paños, bayetas, droguetes, estameñas, sempiternas, ratinas y otros géneros de lanas y enseñar su manufactura a los naturales del Ducado de Béjar que lo quisieren aprender”. El interés del señorío ducal no era más que ampliar los ingresos que les reportaban las alcabalas derivadas del monopolio del Tinte puesto en explotación por el propio ducado desde finales del siglo XVI.

1 de diciembre de 2008

Los maestros flamencos


Autora: Mª Carmen Cascón Matas.

PublicadoBéjar en Madrid, Abril de 2008. 



A finales del siglo XVII Béjar no era más que la sede de la Casa Ducal del mismo nombre, una Villa que se asemejaba a otros pueblos de la comarca, serrana y ligada al río Cuerpo de Hombre, encerrada en sus murallas, nuclearizada entorno a sus tres parroquias, deprimidos y tristes sus habitantes. Sin embargo, una cosa les diferenciaba del resto: algunos de ellos, desde el declive de la Edad Media, se dedicaban, además de a la ganadería y a la agricultura (esta última de poco calado en esta zona fría y de dificultad orográfica), a la elaboración de una pañería basta, suficiente para complementar sus escasos recursos económicos, aunque de carácter doméstico e ínfima de calidad y cuantía.

La Casa Ducal, influida por las ideas renovadoras provenientes de Francia, decide entonces tomar la iniciativa, aprovechando un repunte de la economía derivada de la política intervencionista de finales del reinado de Carlos II. Implanta así talleres manufactureros en sus estados, más como una forma de prestigio de su Casa, que como una ayuda económica a los foráneos. Es conocida la política posterior de los monarcas borbónicos de fomentar las Reales Fábricas de Tapices, Cristales, Porcelana..., para enriquecer sus palacios, modelo importado de la corte francesa.

En 1691, la casa ducal firma un contrato con flamencos expertos en artesanía textil para impulsar la incipiente fábrica ducal de Béjar, cuya puesta en funcionamiento se había saldado con un rotundo fracaso. La experiencia a partir de entonces parece que fue buena pues en el año 1700 se trajeron nuevos fabricantes provenientes de otros países, entre los que se encontraban tintoreros, actividad que precisaba especialmente de mano de obra cualificada. 



Es curioso apreciar el arraigo de estas familias de extranjeros en la sociedad bejarana del siglo XVIII, pues mientras que unos permanecieron poco tiempo en ella, algunos radicaron en Béjar, asentándose con sus familias de manera permanente o casaron con naturales de nuestra Villa. Así, algunos apellidos se mantuvieron a lo largo de generaciones.