Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 81-86.Las mujeres de las familias artesanales limitaban su trabajo al cuidado de los hijos y de la casa, siendo excepcionales aquellas que se dedicaban en exclusividad al negocio fabril, pues no recibían una educación enfocada hacia ello. Con todo, estaban tan involucradas en las tareas de sus maridos que, a veces, se hacía la vista gorda dentro de la jerarquizada estructura gremial cuando la mano de obra escaseaba, dejándoseles participar en labores de hilado o acabado siempre y cuando pertenecieran sus maridos al gremio[1].
Merecen una mención aparte las mujeres-fabricante que dirigían el negocio familiar tras el fallecimiento de su cónyuge, o bien si no existían herederos directos o
bien por minoría de edad de los hijos habidos dentro del matrimonio o
de enlaces anteriores. Los gremios admitían a las mujeres de los fabricantes fallecidos seguir regentando los
negocios del agremiado [2],
aunque siempre controlando que esta situación no se prolongase más allá del
paso a la mayoría de edad de sus hijos varones.
Interesante es, en este sentido, el caso de Josefa Vázquez de Coronado, viuda de Dionisio Maubag o Moubach, maestro de paños finos. A la muerte de éste en 1729, Josefa se puso al frente del negocio familiar, no habiendo procreado vástagos de su matrimonio con Dionisio, pero ejerciendo las labores de madrastra de los hijos de un enlace anterior de su esposo con Mariana de Jun, natural de Malinas. Tres años después, los hijos varones mayores, Juan y Guillermo, ya independizados y con negocios propios, reclamaron la herencia completa de su padre, mientras Josefa, en una situación de completa indefensión, pedía justicia al tener que dar sustento a las hijas menores (Ana, Bárbara y Josepha) -la mayor se consideraba independiente al haber sido pagada su dote para entrar como profesa en el convento de dominicas de la Piedad. Juan y Guillermo solicitaron judicialmente una auditoría de las cuentas del obrador textil paterno en el tiempo en que las riendas fueron llevadas por Josefa [3]. El resultado es un pleito judicial en el que se acometió un meticuloso inventario de propiedades a la vez que de deudas del finado.
Interesante es, en este sentido, el caso de Josefa Vázquez de Coronado, viuda de Dionisio Maubag o Moubach, maestro de paños finos. A la muerte de éste en 1729, Josefa se puso al frente del negocio familiar, no habiendo procreado vástagos de su matrimonio con Dionisio, pero ejerciendo las labores de madrastra de los hijos de un enlace anterior de su esposo con Mariana de Jun, natural de Malinas. Tres años después, los hijos varones mayores, Juan y Guillermo, ya independizados y con negocios propios, reclamaron la herencia completa de su padre, mientras Josefa, en una situación de completa indefensión, pedía justicia al tener que dar sustento a las hijas menores (Ana, Bárbara y Josepha) -la mayor se consideraba independiente al haber sido pagada su dote para entrar como profesa en el convento de dominicas de la Piedad. Juan y Guillermo solicitaron judicialmente una auditoría de las cuentas del obrador textil paterno en el tiempo en que las riendas fueron llevadas por Josefa [3]. El resultado es un pleito judicial en el que se acometió un meticuloso inventario de propiedades a la vez que de deudas del finado.
Vicenta Sánchez Cerrudo, viuda de Juan
Hernández Ajero, firmó su testamento e inventario de bienes el 11 de marzo de
1793 [4] por un valor de 70.317 reales. A esta mujer se la podría añadir a la lista de mujeres viudas que se pusieron al frente del negocio familiar tras la muerte de su marido y la minoría de edad de sus hijos
Miguel, Juana y Juan, a quienes deja en su testamento el obrador de paños con
todos sus pertrechos, propiedades y dinero para la finalización de sus carreras
profesionales. Vicenta y Antonia Hernández Ajero (otra mujer- fabricante) tenían en común una serie de ascpectos que pueden ser extensibles al resto: procedían de
linaje fabril, casaron con fabricantes y que a la hora de la
muerte de los fabricantes se pusieron al frente del obrador textil familiar. Pero difieren en un punto: Vicenta tenía tres hijos menores a su cargo en el momento de su viudez y Antonia no tuvo descendencia. Antonia Hernández Ajero destaca del resto de las mujeres- fabricante por una caracterísitica atípica y es que consiguió guiar los
destinos del obrador familiar tras la muerte del marido sin vástagos a los que legar el
patrimonio fabril. Por lógica, y como hemos visto, lo normal es que éste
hubiera pasado al heredero más próximo aunque no fuera directo.
Pero, ¿cuál era la situación de estas mujeres dentro de
los gremios? Interesante nos
parece un documento judicial en el que dos “fabricantas”, Gerónima Hernández
Bueno y Vicenta Sánchez Cerrudo, otorgan un poder para ser representadas por
Miguel Gutiérrez en las reuniones de la Real Fábrica de Paños de Béjar. “Que siendo como somos fabricanttes de Paños
Finos en la Real Fabrica de estta Villa y socias de la Compañia de la misma fabrica
que se va a restablecer, la consttitucion en que nos hallamos de ttales viudas
nos impide absolutamente asistir personalmente a las juntas y demas acttos que
los fabricantes y consocios en la dicha compañia celebran ordinariamente (…)” [5],
por lo cual deciden que un varón las represente en tales reuniones. Según estas
afirmaciones, la negativa a asistir no procede del mismo hecho de su condición
femenina, sino más bien de su estatus social de viudas, aunque tenemos serias
dudas al respecto. Los gremios presentaban una estructura altamente
jerarquizada e inmóvil para que esto fuese posible. Es curioso que en la
reunión de la Casa del Arte de la Real Fábrica de Paños Finos celebrada en 1766,
en ocasión de la concesión de las Reales Ordenanzas de Fábrica por Carlos III,
no aparezcan los nombres de las mujeres presentes, lo cual nos hace afirmar
que éstas no tenían permitida la asistencia. De hecho, tras la larga lista de
fabricantes masculinos, se especifica que “confesaron ser la mayor parte de los
que componen dicha Fábrica” [6].
¿Dónde estaban las “fabricantas”? En las Respuestas Generales del Catastro del
Marqués de la Ensenada de 1757, en el apartado dedicado a “fabricantes de paños
finos” las mujeres aparecen justo al final de la lista y todas llevan la
coletilla inevitable de viudas [7].
En las interminables listas de cardadores, tundidores o tejedores no aparece ni
un solo nombre femenino.
Ante tales argumentos podemos extraer cuatro
consecuencias. En primer lugar la gran endogamia de los fabricantes bejaranos
que matrimoniaban siempre entre sí con el fin de engrandecer sus negocios,
ejerciendo las mujeres un papel clave en tales enlaces. En segundo lugar, la
existencia de partes del proceso fabril en los cuales la mano de obra era
enteramente femenina. En tercer lugar, hemos de tener en cuenta que las
mujeres-fabricante que aparecen en la documentación del siglo XVIII ejercen de cabeza
de sus negocios sólo y exclusivamente a la muerte del marido, en su condición
de viudas con hijos menores de edad o viudas sin hijos, sin que hayamos
constatado otras situaciones. Y, por último, que tales mujeres no podían
asistir a las reuniones de los gremios textiles de manera directa, delegando su
representación por poderes a un varón.
[1] “Reales ordenanzas
de Carlos III sobre las fábricas de paños” en Contribución al estudio de la Historia de Béjar... Ob. cit., p. 217.
[2] VVAA: Las mujeres en el Antiguo Régimen. Imagen y
realidad. Ed. Icaria. Barcelona, 1994, pp. 68-74.
[3] AHPSa, P.N. 871- 2, f. 107.
[4] AHPSa, P.N. 896, f. 295.
[5] AHPSa, P.N. 1037, f. 439.
[6] “Reales ordenanzas
de Carlos III sobre las fábricas de paños” en Contribución al estudio de la Historia de Béjar… Ob. cit., p. 217.
[7] GARCÍA MARTIN,
Pedro: Béjar, 1753. Según las Respuestas… Ob. cit., p 96.
Buen articulo, una realidad que fue y ha sido hasta no hace tanto en nuestro país y que lastimosamente todavía hay vestigios de aquella época. De la patria potestad del padre a la del marido y si los había después a la de los hijos. Muy bien escrito y buena elección de pinturas como siempre. Enhorabuena y buen fin de semana.
ResponderEliminarUna estructura muy endogámica y machista. El que las viudas herederas no tuvieran voz ni voto en las tomas de decisiones, salvo que un hombre las representara, las dejaba en una indefensión absoluta ante cualquier tipo de acuerdos por los que ellas se vieran afectadas.
ResponderEliminarUn saludo.
Esto de la endogamia trae cola. Y apellidos como ristras.
ResponderEliminarBuena investigación, Carmen.
No todo lo tenia ganado por antemano, ya que viuda y con poder de dirigir hacia frente a ciertos inconvenientes de la estructura de la época al ser mujer.
ResponderEliminarUn feliz fin de semana.
Me resulta muy amenos todos estos pormenores que nos das de las mujeres y los hilados bejaranos, pero no deja de resultar, con los ojos de hoy, chocante que se hiciera la vista gorda al trabajo de una mujer, cuando resultaba necesario, a condición de que su marido fuera del gremio. Yo he llegado a conocer otro grado de dependencia no tan fuerte, pero igualmente hija de aquellos modos: una mujer casada necesitaba la autorización de su marido para abrir una cuenta bancaria. La mujer pasaba de la tutela del padre a la del marido. Esa es nuestra historia.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Desde siempre, las mujeres han tenido y tienen una mayor capacidad para afrontar los reveses de la vida. En eso siempre han aventajado a los hombres. Excelente artículo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me quedo con una duda, Carmen: ¿Se sabe el resultado del pleito de Josefa Vázquez y sus hijastros? ¿Pudo ella seguir con el obrador?
ResponderEliminarSaludos
El documento que consulté en su moemento en el Archivo Histórico Provincial de Salamanca sobre el caso aportó sólo una parte del pletio, pero no contenía el veredicto final del juez. ¡Una pena!
EliminarUn beso
Ay, me lo temía... ¡Gracias, Carmen!
EliminarSu aportación es muy interesante pues también contribuye a poner en duda ciertos tópicos sobre la situación laboral de las mujeres en el Antiguo Régimen que, creo yo, era mucho más activa y relevante de lo que a veces se cree.
ResponderEliminarSaludos.
Ayer cuando leía el artículo sentía mucha rabia. Por suerte nuestra condición actual nos la hemos ganado, pero aún hay muchas cosas mejorables. Las mujeres podremos trabajar y tener negocios a nuestro cargo, participar en óganos decisorios... ¿pero en qué porcentaje? ¿cuantas son cargos directivos de empresas importantes? y, por último, en lo más cercano, ¿realmente hay igualdad de trabajo y respoonsabilidades en él ámbito doméstico, en las tareas? Nosotras hemos avanzado para realizar las tareas a las que sólo ellos tenían derecho, pero no ellos no en las que se sigue infravalorando, considerando femeninas, pero que son absolutamente imprescindibles y necesarias. Muchas veces lo hacen a regañadientes o procurando escaquearse.
ResponderEliminarPerdón, que me sale la vena feminista.
Muy bueno el artículo.
Preguntas cuyas interrogantes son fácilmente respondidas por cada uno de nosotros. Creo que nos falta mucho camino por recorrer, así que no podemos convertirnos en meras espectadoras del panorama. Cada una tenemos que poner nuestro granito de arena para dar la vuelta a la tortilla.
EliminarUn beso
Xibeliuss se me adelantó. Yo también quiero saber que pasó con el pleito. Si Josefa pudo seguir con el obrador o los hijastros la compensaron de alguna manera o se ocuparon de dar dote a las otras dos hermanas...
ResponderEliminarUn beso, Carmen.
Como le he comentado a Xibeluiss, me temo que no tengo respuesta porque el documento no contenía el veredicto final. Es probable que los hijos varones se quedaran con el obrador y a la madre le pasaran una especie de pensión ccomo tutores de sus hermanos más pequeños hasta que llegasen a la mayoría de edad.
EliminarUn beso
¡Y se debe agradecer que se respetasen a las viudas...! Claro, que cuando los intereses, muy bien defendidos por las mujeres, se requerían por los familiares, directos o sólo del conyuge, los bienes que nunca habrían administrado, ni trabajado, con el esmero de la mujer, sufrían lo más parecido a la apropiación indebida legalizada con la ayuda inestimable de leyes dictadas por hombres, para los hombres y con la decisión de los hombres. El desprecio a la labor de la mujer siempre ha sido una lacra que no ha beneficiado a las sociedades patriarcales. A pesar de ello, seguimos en las mismas condiciones y a las viudas, en el momento actual, también se las relega a pesar de su necesaria y pulcra valía. Una desgracia incomprensible. Excelente retazo histórico como colofón de esta miniserie que ha sido muy esclarecedora, Carmen. Enhorabuena.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida amiga Carmen.
.... Como una biblioteca... Estupendo... Un beso desde Murcia.
ResponderEliminarHas hecho un trabajo impresionante. Me imagino que estas formas y maneras de la mujer de integrarse en trabajo laboral también tenían el sello de la época. Pero a fin de cuentas está claro que detrás de un gran hombre siempre hay una mujer brillante:-)
ResponderEliminarLo curioso es que que los hombres eran fruto de la educación de la mujer. N podemos presumir de haberlo hecho muy bien a o largo de los siglos.
Bss y buen inicio de semana
Industrias textiles que asemejaban a pequeños reinos donde las mujeres sólo podían reinar en caso de minoría de edad de los hijos, y con vistas a que el heredero tomara las riendas del negocio. Precisamente acabo de leer un artículo sobre la Junta de Comercio creada por don Juan José de Austria, que sentó muchas de las bases de la protoindustrialización textil del siglo XVIII.
ResponderEliminarUn beso
Educar en igualdad :esto lo podemos aplicar en estos tiempos que las cosas no están tan jerarquizadas pero aun nos queda un trecho un poco espinoso para que la mujer tenga el 100 por 100 de sus derechos reconocidos.La maternidad condiciona y sobre todo que los roles siempre han estado mal repartidos en cuanto a la situación económica :porqué trabajo nunca nos ha faltado pero: compensación sí.
ResponderEliminarUn artículo muy interesante y que invita a reflexionar.
Un beso carmen.
La verdad es que nunca se ha hecho justicia con el papel de la mujer en nuestra sociedad.
ResponderEliminarUn beso.
Menudos arrestos debía de tener Antonia Hernández Ajero para conseguir llevarse el gato al agua pese a su condición femenina. O eso o un entorno muy poco tradicional. Menos mal que hubo mujeres como ella, que tuvieron la oportunidad de demostrar que podían hacer el trabajo igual de bien que cualquier hombre.
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana, madame
Bisous
Hola Carmen:
ResponderEliminarYa veo que no se puede saber sobre el veredicto del juicio de doña Josefa.
Hoy escuchaba en las noticias que la mujer sigue ganando menos dinero que los hombres en puesto de similar importancia. Creo que no hemos aprendido nada...
Buen artículo.
Besos
ResponderEliminarImpecable documentación, y como siempre, elección de ilustraciones.
Las conclusiones son muy claras. Nada favorables para esas mujeres por lo que será tremendo pensar en las condiciones de las mujeres de clase inferior (siempre dentro de las mujeres, quiero decir)
Hemos andado mucho... no podemos dar pasos atrás.
· un saludo
· CR · & · LMA ·
Ha sido un placer leer todo el documento Carmen. Dónde estaban las “fabricantas" ...Escondidas :(
ResponderEliminarHoy estamos más libres. Pero siguimos las perdedoras. Estos días se ha hablado mucho del trabajo de las mujeres y sigue en o peores condiciones con respecto al hombre.
Las fotos son una gran muestra de como se trabajaba entonces.
Buen míercoles.
Un beso
A tu esplendido trabajo me permito añadirle una reflexión que es a la vez una enhorabuena.
ResponderEliminarDirigida a ese primer fabricante, a ese hombre que una vez debió ponerse al lado de sus compañeras mujeres para ayudarlas a hacerse visibles y dueñas de sus derechos. Son hombres de los que pocas veces se habla, pero que existieron, un día decidieron ser justos con las que pedían el voto y con la primera mujer que osó aprender a leer o querer acceder a la Universidad. Como ellas, esos hombres también sufrieron ataques y burlas pero aguantaron. Sin ellos nunca hubiéramos compartido este blog. Un beso
...totalmente de acuerdo con Ana son los grandes olvidados porqué siempre se dice que detras de un gran hombre hay una gran mujer.Pero gracias a hombres sensatos hoy muchas labores y cargas se han suavizado.Por eso hay que educar en igualdad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Carmen Muy buena documentación y excelentes imágenes Saludos
ResponderEliminarBien documentado, Carmen. Yo también me he quedado con ganas de saber como terminó ese pleito, pero qué le vamos a hacer. Un abrazo.
ResponderEliminarConclusión: estábamos ante un mundo masculino, la mujer se le consentían ciertas actuaciones, pero sólo hasta cierto punto.
ResponderEliminarUn trabajo muy bien expuesto, documentado e interesante.
Un saludo.