Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2011, pp. 81-86.
Es
curioso constatar que en los estudios sobre el textil bejarano del siglo XVIII es frecuente encontrar una fuerte presencia de mujeres al frente de los negocios dedicados al ramo, como ya advertimos en la introducción a
este mismo artículo. En general, el papel femenino en la sociedad de la Edad
Moderna dependía de los varones que
conformaban el círculo familiar (padre, hermanos, marido e hijos), los cuales les mantenían económicamente, correspondiendo ellas con su fertilidad y organizando la casa de manera diligente. Según Richard Steele, ensayista del siglo
XVII, "una mujer es una hija, una hermana,
una esposa y una madre, un mero apéndice de la raza humana" [1].
Las
mujeres de la incipiente burguesía y de la nobleza, simples peones del tablero
social, servían para interrelacionar estirpes por medio de contratos
matrimoniales, a través de enlaces más o menos beneficiosos, con el fin de agrandar
sus negocios y patrimonio. Los varones de su estirpe más allegada, sobre todo el padre, buscaban desde su nacimiento jugosos partidos para los
miembros femeninos del núcleo familiar, siempre con otros individuos del mismo estamento social
e incluso con superiores con el fin de medrar, aunque la mayoría de las
veces era harto difícil. Así no es extraño comprobar que los artesanos bejaranos
intentasen ampliar sus compañías de negocios matrimoniando
con peones de otros linajes de similar categoría social y dedicación, la mayoría de las veces
con las de los maestros extranjeros. Hay que tener en cuenta que en Béjar
existían tres tipos de fabricantes: los maestros extranjeros, los antiguos
fabricantes de paños bastos y los nuevos individuos que se lanzaban a la
aventura fabril [2], lo
cual impelía a estos últimos a enlazar socialmente con los primeros. En un
principio, las familias de los maestros venidos de Europa matrimoniaron entre
sí, quizás por no perder sus negocios o por el riesgo de que se vieran imepelidos a
dejar Béjar ante un posible fracaso de la experiencia ducal. Una vez superado
el “periodo de prueba”, cuando la pañería fina fue calando entre sus naturales poniendo en marcha sus propios negocios, la endogamia fue desapareciendo y los
casamiento entre fabricantes bejaranos y forasteros se hicieron frecuentes.
A lo largo del siglo XVIII fueron desapareciendo gradualmente los apellidos flamencos,
ingleses, franceses u holandeses debido a los continuos enlaces, llegando incluso
a desaparecer en su mayor parte [4].
Por
ejemplo, "Antonio Tiri o Tirin, natural de Huitre, en Flandes"
estaba casado con Isabel Sánchez, natural de Santibáñez de Béjar [3];
Juan Vanerden hizo lo propio con Isabel López Gutiérrez, hija de Bernardo López
Gutiérrez, importante fabricante de la primera mitad del siglo XVIII; Domingo
Doffus, natural de Bruselas, enlazó sus destinos a los de Teresa Pérez, de
Béjar, y Josefa Menuis o Meluis, hija del famoso fabricante flamenco Juan Luis Meluis, casó con
Salvador Yagüe, de familia igualmente dedicada al textil. En este último se produce un caso claro de
unión de intereses económicos: a la vez que la mujer
aportaba una cuantiosa dote que permitíó el engrandecimiento del capital del marido, fusionaron los negocios de yerno y suegro al ser la única hija del matrimonio.
"La fábula de Aracné" de Velázquez
Por lo que respexcta a los casos de mujeres- abricantes locales, Antonia
Hernández Ajero (Béjar, 1714- 1794) destaca por ser una mujer
mezcla de fabricante de paños y beata, propietaria de obrador y viuda
compungida, mecenas de las artes como medio de devoción y protectora de la
Orden Terciaria Franciscana [5].
Su padre, Antonio Hernández Ajero Sánchez de las Matas, había prosperado como
fabricante de paños a finales del siglo XVII; su madre, María Sánchez Cerrudo
Gómez, también provenía de linaje fabril, mientras que su marido, Manuel
Sánchez Cerrudo Muñoz, pariente suyo, también lo era.
No era infrecuente, como hemos podido deducir, el emparentamiento entre ramas familiares pertenecientes al mismo
gremio o actividad artesanal, más que nada porque de esa forma se sellaban lazos de tipo económico, como es el caso de la unión entre las dos grandes familias de fabricantes locales de los Hernández Ajero y Sánchez Cerrudo. A partir de la muerte de su esposo en 1751, Antonia toma las
riendas del negocio como si de un hombre se tratara. Al fin y al cabo, la lana
parecía formar parte de su sangre. Hacia 1750 se contaba entre los mayores
fabricantes de la villa [6],
pues, en el Catastro de Ensenada de 1753, se cita que su obrador
producía 1.526 reales al año (de 47 manufacturas sólo 10 sobrepasaban los 1.000
reales anuales, entre ellos las de dos mujeres, Antonia y María Sánchez
Cerrudo) [7].
Otro ejemplo destacable es el de Catalina López Gutiérrez, mujer de Dionisio de
Valencia, veedor de paños, quien también dirigió el negocio fabril tras
enviudar en 1700 [8].
Béjar
Las
mujeres procedentes de los estamentos más humildes trabajaban en el proceso textil como complemento a la actividad agrícola, base de su pequeña economía, siendo frecuente
que el hilado de la lana y en parte el cardado [9]
fuese realizado por manos femeninas en casa, en una suerte de domestic system habitual dentro de la preindustralización
europea. De hecho en las Reales Ordenanzas de Fábrica, concedidas por Carlos
III en 1766, se establece el pago de 28 maravedíes por cada madeja a las
“hilanderas de berbí y trama” [10],
al igual que 6 maravedíes por libra a las “escogedoras de lana”. Hemos de notar
el uso en ambos casos de la palabra en femenino, sin contemplar posible mano de
obra masculina dedicada a la misma labor. En cambio, los tejedores siempre fueron considerados de una categoría superior y, por ende, hombres.
Similar era la situación de
las empleadas en la fábrica de seda (concretamente de telas de cedazo,
pañuelos y cintas) que se creó en Béjar a instancias de Jerónimo García Navarro
con el permiso ducal en 1760. Según Larruga [11],
tres años después de su instalación existían en ella 17 operarios de los cuales
dos eran hombres y el resto mujeres, reconociéndoseles a éstas el grado de
“oficiales”. La mayoría habían sido traídas de Portugal por el propio fundador
con el fin de trabajar para él y también para que enseñase a otras
trabajadoras. Cuando la manufactura se estancó en 1765, éstas se quedaron sin
sustento para sobrevivir. En el poceso textil determinadas operaciones se consideraban
propias de la mujer y, como tal, las podían ejercer sin problemas de tipo
social.
(Continuará)
[1] V.V.A.A.: Historia de las mujeres. Del Renacimiento a
la Edad Moderna. Ed. Taurus, 1992, p. 23.
[2] ROS MASSANA, Rosa: La
industria textil lanera… Ob. cit.,
p. 69.
[3] Los datos familiares
que aparecen a continuación están extraídos de los Libros Sacramentales de la
parroquia de El Salvador, concretamente de Bautismos nº 4, 5 y 6, y de Casados
nº 2 y 3, y ya fueron utilizados en CASCÓN MATAS, Mª Carmen: “Aportaciones a la historia de los
Maestros flamencos”. Béjar en Madrid, 4.491 (11/IV/2008).
[4] Ibidem, p. 52.
[5]
CASCÓN MATAS, Mª Carmen: “Una bejarana
del siglo XVIII, piadosa, mecenas y fabricante: Antonia Hernández Agero”. Béjar
en Madrid, 4.520 (31/X/2008) y 4.521 (07/XI/2008).
[6] ROS MASSANA, Rosa: La
industria textil lanera… Ob. cit.,
p. 74.
[7] GARCÍA MARTIN, Pedro: Béjar, 1753. Según las Respuestas… Ob. cit., p. 70.
[8] ROS MASSANA, Rosa: La
industria textil lanera… Ob. cit.,
p. 76.
[9] Ibidem, p. 132.
[10] “Reales ordenanzas
de Carlos III sobre las fábricas de paños” en Contribución al estudio de la Historia de Béjar. Colección de estudios
y documentos. La Victoria, Béjar,
1919, p. 202.
[11] Datos extraídos de
LARRUGA, Emilio.: “La industria bejarana en el siglo XVIII. Fragmentos de Memorias
políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas y minas de España”,
publicado por el semanario La Victoria
en Contribución al estudio de la Historia
de Béjar… Ob. cit. p. 202.
No se puede decir que Richard Steele perteneciese a un movimiento de liberación de la mujer. A pesar de él y de muchos que pensaban de igual forma, "las escogedoras", "la hilanderas" e incluso a quienes nombraban "oficiales", era a MUJERES. Mujeres que, colaboraban y se especializaban con arte, en las tareas familiares del hilado. ¡Cómo cambiaron los extranjeros ante la mujer bejarana! Sospecho que diseños y pulcros retoques a los tejidos fueron aportados por mujeres. Carmen, a la belleza de tu texto hay que añadir la perfecta edición del capítulo: las pinturas que lo acompañan, así como ese desvío de agua para trabajos de potencia, son perfectas para ilustrar un capítulo que, además de los elementos históricos impecables, denota la importancia de la mujer en la industria y el trabajo artesanal y delicado. Excelente, amena y aleccionadora publicación, Carmen.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida amiga Carmen.
Nunca mejor dicho : la unión hace la fuerza; sobre todo para aportar a la economía familiar los suficiente ingresos como bien indicas que dentro del propio hogar se instalaba la manufactura y todos colaboraban: era una única forma de poder salir.Unos cardaban la lana y otros crian la fama.Me doy cuenta cada vez que leo algo acerca de esta magnífica industria :que tenemos un refranero muy rico en dichos(que el buen paño hace buena arca)como decía mí bisabuela que era tejedora.
ResponderEliminarLos matrimonios por intereses creados siempre han existido y existiran porque es, una forma de no romper el patrimonio.Pero si ellas estaban de acuerdo... (encima tenian que aportar una dote que engrandecia aun más el patrimonio).En fín lo dicho en la anterior entrada :la mujer es y sera siempre generosa por natural.Y en cuanto a la de más rango ya eso es otro tanto de lo mísmo porque tambien hacía falta tener buenas relaciones sociales con gentes de alto rango(aunque me repatan) que eran las que usaban esas prendas de calidad.: sedas,lanas,etc.
Carmen:como siempre que entro por tu ventanita salgo con un buen sabor de boca.
Besos feliz fin de semana.
...me repatean:)
EliminarHola, Bertha. Hace tiempo en este blog publicamos una entrada que trataba precisamente de los refranes relacionados con el textil y el vocabulario y modismos propios de los trabajadores del ramo. Te dejo los dos enlaces de ese interesante artículo de Javier R. Sánchez titulado "La jerga textil y el lenguaje coloquial".
Eliminarhttp://ccasconm.blogspot.com.es/2009/07/la-jerga-textil-y-el-lenguaje-coloquial.html
http://ccasconm.blogspot.com.es/2009/07/la-jerga-textil-y-el-lenguaje-coloquial_19.html
Un beso y gracias por tu comentario
La viudez era en ocasiones la única manera en que la mujer tenia el control de su propio destino y sus negocios en los que había puesto tanto trabajo y empeño, mas si sus hijos eran pequeños, siempre podría haber algún familiar inoportuno y que velara por los intereses de la familia que solían ser los suyos. Muy buen articulo gracias por compartirlo y buen fin de semana.
ResponderEliminarUna época dura en la que hacían falta ingresos extras en las familias, por lo que las mujeres se incorporaban a ciertas tareas fabriles en muchos casos sin tener que desplazarse a las fábricas en virtud de esos encargos a domicilio. El caso es que estas mujeres, como ocurría entre las campesinas, tenían doble trabajo siempre: el textil o agrícola y el del hogar, tarea de su exclusiva competencia en aquellos tiempos.
ResponderEliminarUn saludo.
En Béjar, dadas sus duras condiciones geográficas, más que agricultura existía una ganadería más o menos desarrollada de pastoreo y estabulado. Era frecuente entonces, incluso durante el siglo XIX, que las mujeres de los pueblos hilaran para las fábricas bejaranas, pues la introducción de la maquinaria fue tardía y lenta.
EliminarUn saludo
Vaya, pues es reconfortante constatar que había alguna actividad fuera del hogar que no estaba completamente vedada a la mujer, aunque esta se siguiera considerando un mero "apéndice de la raza humana", y aunque incluso dentro de la industria hubiera tareas de categoría superior a las cuales no tenían acceso. Pero al menos era como abrirse una ventanita aunque fuera con trabajo duro y mal pagado.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Aunque nos hayamos salido de esos tiempos todavía hay padres que influencian en los matrimonios.
ResponderEliminarMe gusta la última imagen de toda la familia reunida en la misma tarea.
Un abrazo.
Estupendo, Carmen y estupendas las aportaciones de los comentarios de los lectores. Creo que Bertha introduce otro tema bien interesante: seguro que en Béjar hay muchos refranes relacionados con el textil . Totalmente de acuerdo con Antonio Campìllo en su comentario final: excelente, amena y aleccionadora publicación, Carmen.
ResponderEliminarPor otro lado, lo del domestic system se debió de dar en pueblos cercanos a Béjar. El sistema se ha mantenido hasta hace unas décadas en pueblos como Santa María del Berrocal.
Hola, Agev. Sobre los refranes relacionados con el textil publicó Javier un artículo en el Béjar en Madrid que ñuego subimos como entrada en el blog. Los enlaces se los he dejado a Bertha en un comentario más arriba.
EliminarEl domestic system se ha mantenido, como bien dices, hasta hace poco tiempo en los pueblos cercanos a Béjar. de hecho era frecuente que las mujeres de los pueblos hilaran en casa y luego trajeran sus conos aquí en carros y la causa fue la lentitud con la que se implantó el sistema de mecanización en la ciudad, sobre todo por la tardía llegada del tren.
Un beso
Ah!! y me pica la curiosidad saber cuando desaparecieron los apellidos extrangeros del XVIII en Béjar (ya sé que otros posteriores se conservan evolucionados). ¿Qué pasa que luego sólo nacieron hijas? ¿o que se perdieron por ser minoritarios?
ResponderEliminarAlgunos se han mantenido, como Rodulfo, por la manía que tenían en el siglo XIX de unificar apellidos. Así los hijos de Jerónimo Abdón Gómez Rodulfo quisieron mantener el segundo apellido de su padre, de claro linaje flamenco, unificándolo en un sonoro Gómez-Rodulfo que llega hasta la actualidad. Y sí, los apellidos extranjeros se fueron perdiendo por ser minoría y por haber pasado varias generaciones desde entonces. En mi caso desciendo de los Vanerden y de los Jun, pero como ves ya no están ni siquiera dentro de mis diez apellidos primeros.
EliminarUn beso
Así pues resulta que la costumbre que existía en tiempos tan recientes como los años 70 del pasado siglo en que las piezas de tela se repasaban y desmotaban, así como también se zurcían en los domicilios particulares de muchas mujeres jóvenes y no tan jóvenes de Béjar tenía ya sus orígenes en siglos pasados. Un abrazo,
ResponderEliminarEfectivamente, Miguel. La diferencia está en que lo que me cuentas, como bien sabes, estaban dentro de las labores de acabado de los tejidos, mientras que las mujeres del siglo XVIII hacían una labor tan primordial como la del hilado y de manera artesanal, claro, porque todavía no había maquinaria.
EliminarUn abrazo
Es importante conocer la importancia de la mujer en todos los aspectos de la vida laboral, no solo como madre, esposa... Según iba leyendo la entrada me planteaba la cuestión de que seguramente además de trabajar en los telares al llegar a casa desempeñarían labores domésticas.
ResponderEliminarUn saludo.
Eso se da por descontando, Valverde. Así que las mujeres del siglo XVIII eran muy trabajadoras como vemos.
EliminarUn saludo
Qué interesante la historia textil moderna y el entramado social que ella comportó a la ciudad bejarana, donde la mujer tuvo un protagonismo fundamenteal. Te felicito, Carmen.
ResponderEliminarUn beso.
Mr Steele no debe haber tenido hijas, ni esposa, ni madre...En fin...Llego al mundo por generación espontánea...
ResponderEliminarEs posible que el inicio del trabajo de las mujeres en la industria textil, también llegara con los maestros extranjeros?, me refiero a que en sus países de origen ya las mujeres lo hicieran o se desarrolló en Béjar por las condiciones geográfica?.
Por cierto Carmen, he visto en uno de tus comentarios que desciendes de los Jun. Uno de mis bisabuelos gallegos, llevaba ese apellido era López Jun...Mira si somos familia ;D
Besos
El apellido Jun procede de una antepasada flamenca y su familia procedente de Malinas que se asentaron en Béjar como maestros de paños finos. No tengo ni idea si la raíz será la misma, Manuel, auqnue quién sabe... Tres siglos son demasiados como para poder controlar los vaivenes poblacionales.
EliminarUn beso
La gran capacidad de la mujer al trabajo ha sido demostrado a lo largo de los tiempos, estas mujeres trabajadoras al terminar la sesión del trabajo en la fábrica, le esperaba el trabajo en el hogar. Afortunadamente en nuestra época actual, el hombre ya se implica en las tareas domésticas, teniendo en cuenta que ambos trabajan en actividades laborales.
ResponderEliminarBesos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Me da pena que hayan desparecido esos apellidos tan glamourosos :) y me ha hecho bastante gracia que existiera una categoría profesional de escogedoras de lana :)
ResponderEliminarUn beso, Carmen
"Una mujer es una hija, una hermana, una esposa y una madre, un mero apéndice de la raza humana" Me pregunto si alguna vez se podrá perdonar tanta infamia.
ResponderEliminarLa serie de artículos sigue manteniendo gran interés, Carmen. Felicitaciones.
Saludos
Buenas tardes Carmen, he disfrutado con esta entrada que va a seguir,no añado comentario porque repetiría algo de todos.
ResponderEliminarSolo te felicito y espero seguirte.
Un abrazo
Sor.Cecilia
El papel de la mujer es bien conocido en todas las facetas, aunque no reconocido.
ResponderEliminarUn abrazo
Hasta hoy había leído que nos citaran de muchas formas, pero eso de “apéndice de la raza humana” es para nota.
ResponderEliminarLa historia sigue su curso y enjuiciarla solo desde un punto de vista actual sería un error.
ResponderEliminarNo nos gusta lo que hubo, pero fue así . Aún más creo que hoy en día solo se reconoce la labor de las mujeres que trabajan fuera del hogar y... no en cualquier trabajo. Ninguna ama de casa de mi generación percibe una pensión, ni reconocimiento alguno por haber trabajado en su casa dedicada a la familia.
Matrimonios concertados, dote, intereses siguen habiendo ya que las grandes fortunas siguen siendo familiares, con nombre y apellidos.
Me encanta como has ilustrado el post. Muy buenas fotos.
Bss y buena semana
Pues las cosas, dentro de lo que cabe y para aquellos tiempos del XVIII, no estaban tan mal; porque si pueden escandalizar las palabras de Steel que se puede decir de lo que se pudiera pensar no en España ni en Béjar, sino en Alemania, en Leipzig; no el el XVII, sino en el XIX (en realidad ya en el XX, que fue cuando lo escribió, en 1907), no Steel, sino el neurologo Möbius cuando escribió “De la imbecilidad fisiológica de la mujer” en la que afirmaba que la mujer tiene menos inteligencia que el hombre, pero más instinto. Casi trescientos años después aún se seguía pensando que la mujer estaba de por vida por debajo del padre, del esposo o el hermano.
ResponderEliminarUn abrazo
Un completo reportaje.... Un abrazo desde Murcia
ResponderEliminarMuy interesante, Carmen. La mujer siempre ahí como soporte económico... Voy a ponerme al día con las dos entradas anteriores sobre el tema.
ResponderEliminarUn abrazo,
ResponderEliminarYa ves, la mujer como apéndice... eso era así, antes.
Ahora quieren regresar al pasado.
Sin duda, vosotras decidís. Y más aún, todo somos dueños de nosotros mismos, sin injerencias de religión o estado.
Me sigue gustando como nos documentas. Las ilustraciones sonn una maravilla.
· Saludos
· CR · & · LMA ·
Me ha llegado al alma lo que dijo Richard Steele de las mujeres, según él somos... " un mero apéndice de la raza humana"
ResponderEliminarLas mujeres en todo tiempo han trabajado igual o más que los hombres. Y aún hoy sigue estando peor mirada, además de trabajar dentro y fuera de casa.
Interesante y buena documentación.
Y alegrate de ser historiadora y nó médico ;)
Un beso.
Me recuerda mucho a las interrelaciones familiares de la burguesía mercantil catalana (también emparentada con ingleses y holandeses establecidos en el Principado) de la que tanto se valió el Príncipe de Darmstadt como hemos visto en alguno de mis entradas. Esta burguesía al final se reducía a pocas familias bien relacionadas y emparentadas que empezaron a enriquecerse (lo mismo en las Vascongadas) dando lugar a esos "omini novi" pre-ilustrados.
ResponderEliminarGran serie de entrada como siempre Carmen.
Un beso
En cierta forma la burguesía bejarana se parecía mucho a la catalana, e incluso durante los siglos XIX y XX hubo muchos intercambios de mano de obra cualificada, ideas, maquinaria y tiras y aflojas con aquellas tierras. Al fi y al cabo el sector económico predominante en ambas era el textil.
EliminarUn beso y genial apreciación
Duro tendría que ser el papel de estas mujeres, si tenemos en cuenta que al trabajo textil se añadiría después el del hogar. Leyendo los comentarios he llegado a la entrada del los refranes textiles, que no había visto en este blog. Qué curioso!! ¿Nadie ha publicado un libro o un estudio sobre esto?
ResponderEliminarHace ya bastantes años el profesor Manuel Antonio Marcos Casquero publicó un libro titulado "El habla de Béjar" donde hacía hincapié en los modismos de la lengua en estas tierras bejaranas. En un estudio que está en vigor y, a mi humilde entender, de lo mejorcito que se ha escrito sobre las particularidades de nuestro uso cotidiano de las palabras.
EliminarUn saludo
El rol de la mujer durante la historia no se ha valorado lo suficiente y actualmente la mujer sigue ocupando un segundo lugar en muchos lugares.En fin esperemos que esta injusta situación cambie.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Estos días paso a visitaros de una forma bastante rápida, porque estamos, como sabes, realizando Actividades para varios Actos Benéficos de Manos Unidas.
ResponderEliminarSiempre es un estallido de sensaciones visitar Tu Espacio.
Abrazos y Besines Mil desde Asturies.
me fascina todo lo que leo de Béjar !!
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