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31 de enero de 2023

Una talla de Mª Auxiliadora con mucha historia

 Autor: Francisco Tejeda Blázquez

    La talla de la Virgen Mª Auxiliadora que hoy podemos contemplar en la iglesia de El Salvador fue traída por los primeros salesianos que llegaron a Béjar sobre el año 1886 posiblemente de manos del primer director  Vicente Sekiralli (1896-1898) o de  Epifanio Fumagalli, segundo director (1899-1906).

 

    Fue un obsequio a la fundadora del colegio Felisa Esteban Rodríguez. La imagen fue construida en los talleres de Sarriá (Barcelona). 

29 de noviembre de 2022

De santos y beatos en la historia de Béjar

  Autora: Carmen Cascón Matas

           Hace tiempo que me vengo preguntando si Béjar es tierra de santos o quizá no porque, aunque nuestro devenir histórico ha sido relevante a lo largo de los siglos durante el periodo ducal y después con el desarrollo industrial, carecemos de ellos. Sin embargo, me intriga este tema y creo que no sería mal ejercicio de memoria recopilar los nombres de algunas personas que están a punto de llegar a ese último escalafón de la santidad o que, por el contrario, han sido olvidados a pesar de sus milagros, visiones y curaciones. Unos eran oriundos de Béjar o de su Villa y Tierra, y otros ni siquiera nacieron aquí, pero casi los consideramos como nuestros. 


 

            El más antiguo se llamaba San Román del Cinto y de su memoria no queda rastro. La única fuente documental que lo menciona es la crónica que escribió el clérigo y capellán del convento de la Anunciación de Béjar con motivo de la entrada triunfal que se hizo a la duquesa Mª Alberta de Castro, esposa del X duque de Béjar, en 1679[1]. La transcripción dice así: 

        «Esta enriquecida [la desaparecida iglesia de San Nicolás] con muchas reliquias y desde su muerte con el entierro y cuerpo de S. Roman del Zinto, de quien hace mención en tiempo del Rey D. Rodrigo la historia antigua de S. Juan de la Peña y toman nombre dos puertas en Béjar y Salamanca».

3 de junio de 2022

El desaparecido Rincón del Santo y las misas del Corpus en El Salvador (3ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2021.

          El Rincón, o también llamado Rincón del Santo, situado en la esquina de la fachada de la iglesia de El Salvador, mirando al sur y al oeste, justo en mitad del corredor, era utilizado al mismo tiempo como osario. En otro documento del Archivo Histórico Nacional el archivero Fray Liciniano Sáez comenta que las misas se celebraban en el Rincón del Santo «donde havia un Altar mui alto con San Pedro para que todos asistiesen a la Feria del dia la oyesen y para lo que había Bulla Apostholica. Este sitio ha poco se incorporo en la Yglesia del Salvador para meter ornamentos y maderas, y tiene puerta que da a la Plaza[1]».

 Iglesia de El Salvador. En la esquina de la derecha se puede ver el llamado Rincón del Santo, un espacio de planta cuadrada incorporado al edificio del templo.

 

            Atendiendo a esta última anotación y a la anterior de la obra transcrita en el artículo anterior, y entendiendo que era imposible la aplicación de reformas a lo largo de la fachada desde el Rincón hasta la sacristía, es posible que esta transcripción se refiera al cierre del corredor y del espacio dedicado al altar elevado y abierto a la Plaza, llamado Rincón del Santo, y su nuevo uso como tras sacristía. Este conjunto de transformaciones se acometen en 1754 de la mano del maestro cantero Francisco Sino y consistieron en desmontar una torrecilla que allí había, abrir una puerta y una ventana hacia la Plaza (las que podemos ver hoy día), y utilizar ese nuevo espacio para almacenar objetos litúrgicos. El corredor y la tribuna, por tanto, habían dejado de tener sentido por lo que se reutiliza el espacio del Rincón del Santo como almacén o tras sacristía, función que sigue en vigor hasta la actualidad. La razón de este cambio la ofreceremos al lector al final de este artículo.

27 de mayo de 2022

El desaparecido Rincón del Santo y las misas del Corpus en El Salvador (2ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 2021.

 

        Quien escribe la transcripción que cierra el artículo anterior es Fray Liciniano Sáez[1], archivero de la duquesa de Osuna y de Béjar doña Mª Josefa Alfonso Pimentel, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, hombre culto y metódico que poseía la sana costumbre de incluir una página de resumen a modo de portadilla en cada documento y o grupo de ellos, con jugosos comentarios de clara letra, una delicia para los que nos adentramos en los intrincados juegos de la paleografía. Atengámonos a esa descripción: un corredor se desplegaba desde la torre-campanario hasta la puerta principal de El Salvador con acceso desde la tribuna cuya función se centraba en comunicar dos altares, uno situado en su principio, dedicado a San Pedro (veremos que a este espacio se le llamaba Rincón del Santo), con apertura hacia el exterior por medio de una claraboya, y otro sobre la puerta principal[2], adornado con azulejos, dedicado, al menos en el siglo XVIII, a la Virgen de la Paz.

 Detalle del arranque de un arco gótico embebido en la pared 

de la tribuna actual de El Salvador

20 de mayo de 2022

El desaparecido Rincón del Santo y las misas del Corpus en El Salvador (1ª Parte)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, 2021

 

        Sobre la procesión del Corpus Christi bejarano existen buenos y bien documentados trabajos de investigación tanto en forma de libros[1] como de artículos que inciden en sus diferentes aspectos, generales o particulares: el patronato ejercido por la Casa Ducal, el acompañamiento de los hombres de musgo al alguacil de la villa y sus orígenes de leyenda, el recorrido y el engalanamiento de calles y plazas, por poner algunos ejemplos[2]. Sin embargo, existen otros elementos que todavía no han sido suficientemente estudiados y que precisan de una investigación, si no extensa, por lo menos pausada. 

Ábside románico de la iglesia de El Salvador

 

          Uno de esos aspectos perdidos en la vorágine del tiempo es la tradicional misa, más bien misas, que se celebraba el Jueves de Corpus en la iglesia de El Salvador y su curioso emplazamiento. Dicho así no parece guardar un gran interés para el lector, habida cuenta de que es normal que una celebración de tal magnitud se acompañase de estas y otras celebraciones religiosas. Ahora bien, nos llama la atención no el acto en sí, sino dónde tenían lugar y su historia. 

 

14 de febrero de 2018

De cómo dos mozalbetes provocaron un conflicto entre la Iglesia y el Consistorio un Miércoles de Ceniza



Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº 4.746 (5/02/2016), p. 4.

               De altercados graves, con ofensa hacia la autoridad pública o hacia la eclesiástica, se consideraban en épocas pretéritas asuntos que hoy calificaríamos de jocosos, dignos de risa. Cualquier acontecimiento podía suscitar la controversia entre las autoridades y no existía procesión, romería o misa solemne que no se saldara con una trifulca entre los miembros del clero y del Consistorio, dos estamentos enfrentados durante siglos que no veían la hora de manifestar sus diferencias públicamente. El Corpus[1] era el escaparate en que los bejaranos se miraban, en el que mostraban su poder el duque, el Cabildo y el Consistorio, por lo que año tras año se sucedían en él altercados por la colocación de sus integrantes o la precedencia de las crucesparroquiales de la Villa y Tierra[2]. Quizá fuese esta la ocasión más habitual para mostrar las diferencias en cuanto a poderío se refería, pero menudeaban otras como los Te Deums en acción de gracias por el nacimiento de un nuevo vástago en la familia ducal, la muerte de un rey[3] o la Semana Santa[4]. Las disputas se generaban por cualquier motivo, por trivial que fuese, por ejemplo a cuenta de la colocación en un acto público, bien sea en una columna en movimiento o en la distribución de asientos, para lo cual se seguía una estricta jerarquía que no era del agrado de todos, como se desprende de las continuas discusiones provocadas por una mala praxis en cuanto a este particular se refería. Poder y posición debían manifestarse claramente ante los ojos de los plebeyos, sin dudas ni rompimientos unilaterales

 Julian Fałat, Miércoles de Ceniza (1881)

3 de diciembre de 2012

El Santo Oficio, un motín y el párroco Gerónimo González de Lucio (4ª parte y final)

Autor: Antonio Avilés Amat.

Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2011.


Nueva aportación al motín contra Gerónimo González de Lucio, párroco de la iglesia de El Salvador y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Béjar. El tribunal inquisitorial de Llerena juzga por el delito de fautoría a uno de los promotores del mismo (4ª Parte)


5.-UNA INTERRUPCIÓN Y VARIAS CONSIDERACIONES

      Y mientras la turba secundaba la algarada y el pobre cura, don Gerónimo González de Lucio, en su vivienda de barrio nuevo –a la que los amotinados pretendían prender fuego- pasaba tremendos apuros hasta su liberación, pues “venían con ánimo de matarme y quemar mi casa”, como manifestaba él mismo. ¿Dónde se encontraba y qué papel jugaba nuestro Juan Méndez?

      Parece que, en la turbulencia que él mismo había desatado, se difumina su protagonismo y se pierde su rastro confundido entre los demás. Al menos para la intervención que, en medio del tumulto, pretende llevar a cabo el corregidor aunque no para el posterior e inexorable proceder de la Inquisición. Y anteriormente, ¿qué pintaba este portugués, avecindado en la villa, cristiano nuevo y casado con una mujer acusada por el Santo Oficio de judaizar, suscitando, junto con el padre del cura de San Juan, el citado motín? ¿Qué intereses le moverían a actuar como lo hizo, distinguiéndose entre sus convecinos, más que ya lo estaba como cristiano nuevo? 


Escudo de la Inquisición

      Posiblemente, la recién adquirida mentalidad del converso que, encendido de celo religioso, real o fingido, por su recién estrenada fe, llena de cruces esculpidas o de leyendas piadosas el dintel y las jambas de su vivienda para que quienes las vean olviden su pasado judío y ponderen su ferviente religiosidad. Aunque, sin duda, la razón más poderosa para su proceder, como promotor del tumulto, fue la que se especifica en el auto de procesamiento:en odio del santo oficio y por causa de que el dicho Comisario havia hecho unas prisiones de orden del santo oficio”. ¿No se encontraría entre esas prisiones la de su mujer, Isabel Rodríguez? Es posible que don Jerónimo, comisario del Santo Oficio en Béjar [1], la detuviese y trasladase a Llerena -pues tal era su cometido como funcionario de esta institución-, donde se encontraba la sede del tribunal inquisitorial. Allí, desde 1649, se le había abierto un procedimiento “testificada por doze testigos de observante de la ley de Moysen” [2], que siete años después aún no se había sentenciado. Y, para mayor abundamiento, también aparece asociada a su marido, Juan Méndez, al final de este documento que sirve de base a nuestro estudio: “su alteza mando que se siguiese su Causa hasta la acusación que su esposa tubiese con el la 1ª audiencia en 12 de diciembre de 1656”.

25 de noviembre de 2012

El Santo Oficio, un motín y el párroco Gerónimo González de Lucio (3ª Parte)





Autor: Antonio Avilés Amat, director del Museo Judío de Béjar “David Melul”
Publicado: Béjar en Madrid, 2011.

Nueva aportación al motín contra Gerónimo González de Lucio, párroco de la iglesia de El Salvador y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Béjar. El tribunal inquisitorial de Llerena juzga por el delito de fautoría a uno de los promotores del mismo (3ª Parte)

            4.-RESEÑA DEL MOTÍN AL QUE SE HACE REFERENCIA (II)

            Los cabecillas de la insurrección, como señala igualmente en detallado informe al Duque -en la misma fecha que la comunicación anterior- su secretario de cámara Juan de Capilla[1], fueron Santiago el tendero, Martín Serrano y otros tres o cuatro hombres “ciegos e inadvertidos” que gritaban:“¡muera!, ¡muera!”. También, en el mismo comunicado, recoge el escrupuloso amanuense -junto a otras circunstancias y pormenores del suceso- los nombres de los que llamaban a la multitud tocando a rebato la campana, desde la torre de la iglesia del Salvador, para congregar a todos y enardecer sus ánimos contra el cura, que fueron el hijo de Diego Ramos y, de nuevo ahora, el ya nombrado Martín Serrano.

            De los participantes en la asonada, decir que -según asevera el corregidor de la villa Juan de Armenteros[2]- “en un instante se juntó todo el lugar con armas hasta los muchachos con palos y piedras diciendo muera el cura”. Debieron constituir una considerable multitud de personas de toda condición -en la que no faltaban mujeres y niños- que, haciendo gala de inusitada brutalidad, portaban objetos e instrumentos de violencia

Torre de la iglesia de El Salvador


14 de noviembre de 2012

El Santo Oficio, un motín y el párroco Gerónimo González de Lucio (2ª Parte)



Autor: Antonio Avilés Amat, director del Museo Judío "David Melul" de Béjar.
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2011.


Nueva aportación  al motín contra Gerónimo González de Lucio, párroco de la iglesia de El Salvador y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Béjar. El tribunal inquisitorial de Llerena juzga por el delito de fautoría a uno de los promotores del mismo (2ª Parte)

4.-RESEÑA DEL MOTÍN AL QUE SE HACE REFERENCIA (I)

            El documento transcrito nos refiere –como habrá percibido el lector-, sintetizado en poco más de una veintena de líneas, el proceso que el tribunal de la Inquisición de Llerena llevó a cabo contra el portugués avecindado en Béjar, Juan Méndez, como fautor, por haber suscitado un motín contra Gerónimo Luzio [1], comisario del Santo Oficio en esta villa. 

            Trataremos de analizar seguidamente en qué consistió tal motín y descubrir a los protagonistas y demás personajes implicados en el incidente, como fueron el mencionado Juan Méndez, uno de sus promotores; Jerónimo (o Gerónimo, tanto da) González de Lucio[2], sujeto paciente y previsible víctima; o la mujer del primero, Isabel Rodríguez -que también sería procesada por la Inquisición por judaizante-, entre otros participantes en el mismo.

 Béjar dependía del Tribunal de Llerena (Badajoz). Éste es el claustro del palacio Luis de Zapata,  edificio que albergó durante siglos la sede del Santo Oficio en esta ciudad. La imagen me la ha ofrecido amablemente Cayetano que tiene una entrada dedicada a esta ciudad en el blog La tinaja de Diógenes


7 de noviembre de 2012

El Santo Oficio, un motín y el párroco Gerónimo González de Lucio (1ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Semanario Béjar en Madrid

Nueva aportación  al motín contra Gerónimo González de Lucio, párroco de la iglesia de El Salvador y Comisario del Santo Oficio de la Inquisición en Béjar. El tribunal inquisitorial de Llerena juzga por el delito de fautoría a uno de los promotores del mismo (1ª Parte)


            1.-INTRODUCCIÓN

            El presente trabajo se ha elaborado a partir de una Relación de causas -enjuiciadas y en su mayor parte sentenciadas- que el tribunal de la Inquisición de Llerena remite en 1656 al Consejo de la Suprema Inquisición. En uno de los folios[1] de la mencionada relación -que se reproduce más adelante- se halla incluido, con el número 10, el resumen de un proceso inconcluso que se relaciona con el sorprendente motín que, un año antes, se produjera en la villa bejarana contra el licenciado Gerónimo González de Lucio, cura párroco de la iglesia del Salvador

Iglesia de El Salvador desde los soportales de la Plaza Mayor

           El suceso –insólito por sus circunstancias tanto en la localidad como en la época en que se produjo- del que, en 1924, dio documentada noticia el historiador bejarano Antonio Martín Lázaro en un artículo publicado en el semanario local Béjar en Madrid[2], sería recogido 57 años más tarde por el sacerdote, polígrafo e historiador José Luis Majada Neila en una magistral biografía sobre el soberbio personaje en su libro, meticuloso y ameno, titulado Genio Indómito[3].

            Tras la reproducción y transcripción de las páginas en las que aparece compendiado el proceso, se recordarán al lector las particularidades en que se desarrolló el multitudinario tumulto contra el clérigo bejarano, las personas intervinientes en el mismo y su adecuado –que no infausto, como cabría esperar- desenlace, así como la aportación del documento estudiado a un mejor conocimiento del hecho histórico.

10 de julio de 2012

Más sobre tradiciones: la Virgen de la Salud

                Autora: Carmen Cascón Matas

           En Béjar a  partir del mes de mayo se concentran las celebraciones y tradiciones religiosas hasta casi hacer resaltyar en rojo todos los días del calendario. El domingo pasado se celebró la procesión y festividad de la Virgen de la Salud, retomada desde hace un par de años después de su desaparición. La comitiva parte de los restos de la desaparecida iglesia de San Gil (apenas subsisten el ábside del templo y el campanario, el resto es ahora el Museo Mateo Hernández), en pleno centro del casco histórico, muy próximo a la Plaza Mayor, donde se atesoraba la primitiva imagen. Desde allí se marcha hasta la iglesia de El Salvador donde se dice la misa y se reparten las tradicionales roscas de pan y la ramita de romero


            Sin embargo, esta crónica actual no puede llegar a entenderse del todo si no hacemos referencia al pasado, un pasado que puede explicarnos mucho de las cuestiones del presente. Y más si tenemos en cuenta que esta procesión se había perdido con el paso de los siglos. 



4 de enero de 2012

El caso del tumulto acaecido en la iglesia de El Salvador en la Navidad de 1784

Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, nº 4.678 (11/11/2011)


    Supongamos que hemos hecho un viaje al pasado y que nos encontramos en el interior de la iglesia de El Salvador un día de Navidad de 1784. ¿Presuponemos que se escuchan voces melódicas, letanías y los acordes de un órgano? Nada más asomar nuestra nariz por el cancel, vemos a un tropel de gentes insultándose, llegando casi a las manos, mientras los clérigos intentan poner paz y el corregidor con sus hombres desaloja el templo a empellones.

    La iglesia de El Salvador asemejábase a un hervidero de gentes congregadas al calor de la elección de un nuevo mayordomo para el año venidero. El personaje votado por sus feligreses debía poseer unas características establecidas por tradición: solvencia económica, comportamiento religioso sin tacha y habilidad para los asuntos contables reconocida, cualidades estas que alejaban del puesto a los humildes parroquianos que pululaban por la Plaza. Ni que decir tiene que el cargo era desempeñado por fabricantes, plateros, hidalgos, eclesiásticos; gentes habituadas a regentar negocios, cargos y dineros, dar órdenes y mirar por encima del hombro a sus semejantes en el Antiguo Régimen.




31 de enero de 2009

Historia de la iglesia de El Salvador (3ª Parte)


Autores: Mª del Carmen Cascón Matas
Roberto Domínguez Blanca
Oscar González Hoya

Publicado: Béjar en Madrid, n 4420


Escultura.

De época medieval se conservan la pila bautismal y dos arcosolios reutilizados en el muro de la nave de la epístola como ventanales. Sus dovelas se decoran con relieves de rosetas y plañideras tirándose de los cabellos. 

Bajo uno de los arcos y empotrado en el muro, se colocó una losa sepulcral medieval (ss. XIV-XV) con el dibujo inciso de una mujer yacente, que según Majada Neila perteneció a una tal “Doña Gila”.


De finales del siglo XVI subsiste uno de los dos lucillos sepulcrales con los que contó la iglesia. El que se conserva pertenece a Juan Núñez Burgalés (tal como se puede leer en la inscripción de la lápida) y se abre en el muro de la nave del Evangelio. Es de estructura adintelada, con un basamento sobre el que se alzan columnas de orden corintio bajo un frontón rematado en su ápice y en sus limas con bolas. Esta estructura acoge la caja funeraria con las inscripciones, y sobre ésta, las armas del difunto en un escudo oval bajo yelmo y entre tornapuntas. Las decoraciones geometrizantes son al gusto manierista. El escudo es de traza similar al que remata la entrada de una casa situada en la calle Chorreras, donde la tradición apunta que vivió el capitán Bolaños, aunque siguiendo la documentación conservada, éste vivía en la calle de las Armas, y Núñez Burgalés en la citada casa de Chorreras.

En la costanera septentrional del presbiterio queda la huella de un lucillo muy similar al de los Núñez, que perteneció al citado Juan de Bolaños, capitán de los tercios del Rey Felipe II, fallecido en 1585. Se perdió también en el incendio la estatua orante del mismo, que seguía la moda y disposición de las de la familia real en la Basílica de El Escorial. 

24 de enero de 2009

Historia de la iglesia de El Salvador (2ª Parte)


Autores: Oscar González Hoya, Carmen Cascón Matas, Roberto Domínguez Blanca


Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.419.

Terminadas las obras del coro bajo y sus dependencias se acometen las del nuevo campanario que se empiezan a pagar a Pedro Hernández de Cogollos sobre 1628-29. Este presenta cuatro frentes de parejas de arcos de medio punto, enlazados por una sencilla imposta plana que sirve de base al arranque de los mismos. Sobre la cornisa y en sus vértices cargan cuatro bolas sobre peanas de escaso desarrollo. Hoy la torre muestra una cubierta baja a cuatro aguas con su bola y su cruz de remate, pero la documentación atestigua que, una vez concluido el campanario, se realizó un chapitel de madera y pizarra emplomada, acorde con las modas clasicistas derivadas de lo escurialense, cuya traza se encargó en Madrid (1630-31). Las obras duraron por lo menos hasta 1636, supervisadas por Hernández de Cogollos, cuya viuda seguía en 1639 cobrando pagos del trabajo de su marido.

Entre 1654 y 1655 se concerta la escritura para hacer la nueva sacristía con Domingo Álvarez. Se trata de una estancia de planta rectangular iluminada por dos vanos en arco trilobulado, cuyos lóbulos se alinean, siendo el central conopial. Se trata de un tipo de arco muy frecuente en la comarca de Béjar. Este diseño de vano y sus derivados son empleados como recercado de puertas y ventanas, tal y como puede verse en las iglesias de Sorihuela, Baños de Montemayor, Montemayor del Río o la iglesia de San Juan en Béjar. La cubierta de dicha sacristía se cierra con una cúpula oval.




19 de enero de 2009

Historia de la iglesia de El Salvador (1ª Parte)


*El texto y algunas de las fotografías del artículo siguiente vieron la luz primeramente en formato folleto, costeado por el Ayuntamiento de Béjar y Caja Duero. Se repartió preferentemente a turistas desde la Oficina de Turismo.
Posteriormente los autores decidimos publicarlo en el Béjar en Madrid, para que éste llegara a los bejaranos.

Autores: Roberto Domínguez Blanca
Mª del Carmen Cascón Matas
Oscar González Hoya

Publicado: Folleto turístico y Béjar en Madrid, nº 4418, 2006




La iglesia de El Salvador se localiza en la plaza mayor, uno de los rincones con mayor atractivo histórico-artístico de la ciudad de Béjar, que concentra los edificios representativos de los poderes religioso, nobiliario y civil, ocupando la zona noreste de ésta. Sobre las gradas de su portada principal se divisa: a nuestra izquierda la desembocadura de la calle mayor entre los soportales dieciochescos de la plaza, que continúan rodeando la iglesia por la parte septentrional de la misma; enfrente el edificio renacentista del Ayuntamiento, y a nuestra derecha el castillo-palacio de los duques, presidiendo el conjunto.




- La iglesia: su arquitectura.

El edificio presenta una planta de tres naves con una única capilla mayor, a los pies una tribuna con sotocoro, y la torre de planta cuadrada adosada al templo en su ángulo noroeste. En la costanera sur del ábside se ubica la sacristía de planta rectangular.

Sus orígenes se remontan a la repoblación llevada a cabo por Alfonso VIII de Castilla en los territorios al sur del Duero (siglo XIII), en el marco de la Reconquista, coincidiendo arquitectónicamente con el tardorrománico peninsular. De este momento se conservan el ábside, las dos portadas y los primeros cuerpos de la torre del originario templo románico.