Autor: Antonio Avilés Amat, director del Museo Judío "David Melul" de Béjar.
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2011.
Nueva
aportación al motín contra Gerónimo
González de Lucio, párroco de la iglesia de El Salvador y Comisario del Santo
Oficio de la Inquisición en Béjar. El tribunal inquisitorial de Llerena juzga
por el delito de fautoría a uno de los promotores del mismo (2ª Parte)
4.-RESEÑA DEL MOTÍN AL QUE SE HACE
REFERENCIA (I)
El
documento transcrito nos refiere –como habrá percibido el lector-, sintetizado
en poco más de una veintena de líneas, el proceso
que el tribunal de la Inquisición de Llerena llevó a cabo contra el portugués avecindado en Béjar,
Juan Méndez, como fautor, por
haber suscitado un motín contra Gerónimo
Luzio [1], comisario del Santo Oficio en esta
villa.
Trataremos
de analizar seguidamente en qué
consistió tal motín y descubrir a los protagonistas
y demás personajes implicados en el incidente, como fueron el mencionado Juan Méndez, uno de sus promotores; Jerónimo (o Gerónimo, tanto da) González de Lucio[2], sujeto
paciente y previsible víctima; o la mujer del primero, Isabel Rodríguez -que también sería procesada por la Inquisición por judaizante-, entre otros
participantes en el mismo.
Béjar dependía del Tribunal de Llerena (Badajoz). Éste es el claustro del palacio Luis de Zapata, edificio
que albergó durante siglos la sede del Santo Oficio en esta ciudad. La imagen me la ha ofrecido amablemente Cayetano que tiene una entrada dedicada a esta ciudad en el blog La tinaja de Diógenes
El frustrado motín que no
llegaría a su previsto final -que era acabar
con la vida del cura párroco de la iglesia de El Salvador-, tuvo como
antecedente o principal motivación las
declaraciones –tal vez poco sensatas e inconvenientes- que este clérigo realizara en el Sínodo de Plasencia. Aunque ya los
historiadores locales Antonio Martín Lázaro y José Luis
Majada Neila -citados anteriormente y a cuyos trabajos recurriré con frecuencia-
dieron amplias referencias del desmedido incidente, no vendrá mal recordar, en
líneas generales, el hecho que lo motivó y el episodio mismo, que se relatarán
a continuación.
En
el citado Sínodo Diocesano,
celebrado en la ciudad placentina a finales de abril de 1665, y cuando se trataba uno de sus últimos asuntos, como
era el nombramiento de mayordomos en
las parroquias y el tiempo de su permanencia en el cargo, se produjo la desafortunada intervención de don Jerónimo. Contra la
propuesta, refrendada por los asistentes, de que aquéllos fuesen designados por
el obispo y ejerciesen su cometido durante el período de un año, el vicario
bejarano defendía que su designación se
prolongase durante 2 ó 3 años -como se hacía habitualmente- alegando que
tal cargo, oneroso siempre para quien lo ostentaba, debía ser desempeñado por “cristianos
viejos y que éstos en Béjar no eran fáciles de hallar”. Como estas
palabras provocasen la hilaridad de los
respetables concurrentes, las que pronunciara a continuación, al hilo de su
discurso, no serían más correctas ni menos impertinentes para no ofender a
nadie, sino todo lo contrario. Y así, encarándose
a su grave auditorio, corroboraría de modo contundente: “¡Que
nadie se ría de lo que he dicho, porque es verdad!”.
Catedral de Plasencia, obispado al que pertenece Béjar.
Foto extraída de foroxebar.com
Nuestro
impetuoso sacerdote acababa de proclamar
públicamente –si bien es cierto que llevado de cierta fogosidad e incontinencia
verbal- la impureza por la amalgama de sangre mora o judía de los habitantes
de Béjar. Esta infamante
manifestación, o al menos así considerada por sus convecinos, puesta en boca de
su legado en la diócesis, debió
conocerse con prontitud en la villa donde le aguardaba, a su regreso, el pueblo amotinado con la violencia
desatada de un altercado que pudo acabar con su existencia. Aunque, en la
actualidad, el lector pensará que el motivo esgrimido para tal agitación
popular no fuera para tanto, las mentalidades de la época [3] eran otras y
poner en tela de juicio la limpieza del árbol genealógico de cualquier bejarano
o del conjunto de ellos debía ser descomunal ofensa a la que era obligado
responder silenciando de por vida a
quien la había proferido, pues que en la católica y tridentina España se vivía.
Majada
Neila, con perspicaz intuición histórica y un profundo conocimiento de las
circunstancias del caso, ya apuntaba al origen del incidente: “No era, no consta que fuese, el escape de
una hostilidad reprimida, sino más bien –y así aparece en las fuentes- una
reacción en cadena provocada por la chispa premeditada de alguien.” [4] Y aunque no lo mencionara,
aquí habría que consignar el nombre o los nombres que aparecen seguidamente.
Tribunal de la temida Inquisición |
Los
prestos difusores de las vehementes
manifestaciones sinodales de don Jerónimo y promotores del motín, según
asevera en carta[5] dirigida al Duque el
propio eclesiástico, fueron el
aludido “Juan Méndez y Juan Moreno, padre -este último- del cura de San Juan”, que de
Juanes iba el asunto. “Divulgaron en esta villa que había
deshonrado públicamente a todo este lugar en el sínodo […] y
otras mil mentiras sin fundamento”, expone en su epístola el clérigo
que, unas líneas antes, decía: “En esta
villa hay muy poca vecindad y [es] costumbre inmemorial que las parroquias
nombren [mayordomos] de dos en dos años y que no había personas para que lo
fuesen cada año, en particular en la iglesia de San Juan, adonde tienen
ejecutoria que sea cristiano viejo y no se hallará con facilidad que fuese
apropósito”.
(Continuará)
[1] Se respeta aquí la grafía
original que aparece en el documento. En adelante se preferirá su nombre
completo y la ortografía actualizada.
[2] Este es el nombre
completo de nuestro clérigo y comisario del Sto. Oficio.
[3] Desde que el bachiller Marcos
García de Mora, denominado bachiller
Marquillos, redactara en Toledo su Sentencia-Estatuto, tras la revuelta de
Pedro Sarmiento en 1449, existían en toda España los denominados estatutos de limpieza de sangre que
regulaban el acceso a cualquier institución religiosa o pública.
[4] MAJADA NEILA, J. L.
Genio Indómito (1622-1687). p. 34.
[5] Fechada en Béjar el día siguiente
del suceso, 4 de mayo de 1665.
La tan traída y llevada limpieza de sangre de los cristianos viejos.Eran unos estatutos raciales trescientos años son muchos soportando esta espada de damocles.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen (nos leemos)
Hay que ver Carmen, como en esa época una referencia a la impureza de la sangre o a la no limpieza total de la sangre de cristiano viejo, puede enaltecer a las masas y provocar un motin de tales dimensiones; la irracionalidad no es cosa sólo de nuestro tiempo. Feliz dia huelguístico. Abrazos.
ResponderEliminarEstoy muy contenta de no ser cristiana vieja, el cura no me habría ofendido, tampoco debió ofender a los bejaranos pero eso se dice fácil ahora. Entonces pues sería otra cosa. ;)
ResponderEliminarUn beso, Carmen
Ayns, que me olvidé, que me gusta mucho la fotografía de la nueva cabecera :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Alma. Hoy me he dedicado a cambiar un poco la cara del blog. ¿Qué te parece? Besos
Eliminar:D Vaya pues tarde llego a la pregunta porque la respondí ya en el post nuevo... que me gusta mucho :)
EliminarBesos pa´ti
Que tiempos fueron, mira que ver la impureza de sangre no me extraña que con ello provocasen un motín.
ResponderEliminarBesos
La historia esta llenas de injusticias, de victimas inocentes, de rencores, de palabras oportunas y todo lo contrario, de equivocaciones, de mala fe etc...
ResponderEliminarComo bien dices las cosas hay que analizarlas dentro del contexto y del pensamiento de la época, y no extrapolarlas al hoy que suele ser lo común.
Como siempre gran trabajo y buena documentación. Dentro de nada te nombrarán historiadora oficial de la Villa de Béjar.
Bss
Katy, esta entrada y la anterior no me pertenecen. Su autor es Antonio Avilés Amat, director del Museo Judío "David Melul". Siempre lo pongo al inicio de cada entrada.
EliminarSaludos
Impurezas de la sangre...Mas bien le llamaría cultura. El mestizaje ha hecho más grande a la península...Pero ya sabes, siempre hay retrógrados.
ResponderEliminarBesos
HOla Carmen, que interesante y dura la vision de la epoca, pero no hay que sacarlas de su contexto, por supuesto. Y las fotografias, hermosas
ResponderEliminarUn beso.
Hoy, en un mundo tan anticlerical, no es fácil hacerse a la idea de la ofensa proferida por el párroco, pero en aquella época catalogar a alguien como "no cristiano viejo" era, junto al honor, la más dura ofensa, pues de alguna forma en ella iba la propia vida.
ResponderEliminarBesos, Carmen.
Gracias por poner el enlace a mi blog por el asunto de la sede de la Inquisición en Llerena. Para mí, un honor.
ResponderEliminarVaya con el impetuoso sacerdote.
El tema de la limpieza de sangre causó estragos en nuestro país.
Conversos o no, parece cierta la relación que hay entre población judaizante reconvertida en cristianos nuevos y profusión de manifestaciones religiosas, procesiones y demás, para "convencer" a los del lugar de que quienes las promueven son cristianos convencidos de verdad. No sé si habrá algo escrito sobre el tema, pero sería muy curioso ver ese celo religioso mostrado en lugares como Córdoba, Granada, Sevilla, Toledo, Gerona, Hervás, Béjar... lugares donde hubo muchas juderías y muchas conversiones.
Un saludo.
Veo, Cayetano, que estás versado en el tema, lo cual no me extraña nada, por otra parte. Sobre la judería de Hervás hay mucho escrito como podrás imaginar.
EliminarLas gracias te las doy a ti por ofrecer tus fotos.
Un abrazo
Con la Iglesia hemos topado! Ciertos comentarios entonces podían acabar con el pellejo del que los decía. Curioso el atrevimiento del sacerdote
ResponderEliminarDesafortunadisimo el comentario de don Gerónimo. Esa afirmación es sin duda del todo insultante en aquellos tiempos. ¿Cómo se le ocurriría decir tal cosa?
ResponderEliminarSaludos.
Seguro que era un hombre de armas tomar y sin pelos en la lengua. Lo mismo tenía hasta razón...
EliminarSaludos
Impureza de la sangre, mestizaje cuantos equívocos, cuanta ignorancia, cuanto fanatismo etc.
ResponderEliminarCuanta energía y mentes brillantes perdidas.
Un beso.
Lo de la "limpieza de sangre" fue una de las más perniciosas medidas padecidas en la España de los Austrias. La adopción de la obligación de demostrarla fue,contra lo que muchos creen,muy discutida y contó con fuerte oposición en medios aristocráticos y del alto y medio clero.Veremos en que acaba todo esto.
ResponderEliminarSaludos.
Sobre la oposición de la nobleza a tales medidas deberías incidir más aquí o en tu blog, porque es un tema que el común de los mortales ignora.
EliminarUn saludo y gracias por este comentario tan oportuno
Menuda deshonra,para aquellos que sabían que decía la verdad...los
ResponderEliminardelató.
Que tengas buen fin de semana:))
Un beso.
Es curioso que los fanàticos de la limpieza de sangre han existido en todas la épocas, lo hemos visto en la Segunda Guerra Mundial, y el loco de Hitler
ResponderEliminarBesos
Además tenía la limpieza de sangre su importancia a la hora de acceder a ciertos puestos en determinadas profesiones con estatuto de limpieza de sangre. Un saludo.
ResponderEliminarMadre mía, pretender matarlo por poner en duda que fueran cristianos viejos! Eso da una idea de lo muy a pecho que se tomaban en la época tales cuestiones.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Muy interesante Carmen, muchas gracias por tus visitas a mi blog.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte amiga, desde mi Librillo.
Muchas de nadas.
EliminarUn beso
He estado contemplando la catedral de Plasencia, estoy barajando la posibilidad de ir por esta zona el año que viene, no quiero decirlo muy alto no vaya a ser que se tuerzan los planes.
ResponderEliminarUn beso.
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Pues ya sabes que podemos echarte una mano en esa cuestión para que no te olvides de ningún paraje chulo. Sólo tienes que preguntar cuando llegue el momento.
EliminarSaludos
Querida Carmen Béjar, gracias por seguirme en mi blog; es un placer pasar por el tuyo y encontrarme en esta ocasión con referencias a Plasencia, la patria chica de mi padre y toda mi familia paterna, parte de la cual sigue aún hoy en día residiendo allí. Era mi padre gallego de adopción desde joven por motivos laborales, pero nunca olvidó la tierra de sus raíces, de sus padres y sus abuelos y, pese a los años pasados lejos de ella, jamás perdió su característico acento al hablar. Yo siento por esa "perla del Jerte" un enorme cariño y en cada visita he disfrutado enormemente de sus gentes amables, de su maravilloso paisaje, de su excelente gastronomía y de los relatos de mi padre sobre tal o cual lugar o persona; y en el recuerdo de mis viajes infantiles en coche desde Galicia hasta allí, me vienen a la memoria las paradas obligadas en Béjar, lugar del que mi padre gustaba enormemente.
ResponderEliminarGracias por tus visitas, por tus magníficas entradas y por poner en marcha en el disco duro de mi memoria lembranzas tan bellas.
Mil bicos.
Plasencia es una ciudad que está muy cerca de Béjar, a unos 40 minutos en coche (y eso yendo despacito), mucho más cerca de lo que está Salamanca y, como historiadora, te digo que Plasencia y Béjar están más relacionadas entre si de lo que parece. De hecho, Béjar sigue perteneciendo a la diócesis de Plasencia desde la Edad Media entre otras cosas por la repoblación que se hizo de las tierras del norte de Extremadura con gentes provenientes del sur de Salamanca. La frontera entre ambas comunidades dicen que está ahí, en Baños de mOntemayor, pero ¿es acaso esto motivo de separación? Creo manifiestamente que no, que los intercambios culturales y sociales históricamente no han tenido nada que ver con barreras administrativas impuestas en el siglo XIX.
EliminarMe alegra esta vinculación tuya con tierras tan próximas y que te agrade el blog.
Un abrazo y gracias por tu comentario