3 de junio de 2022

El desaparecido Rincón del Santo y las misas del Corpus en El Salvador (3ª Parte y final)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2021.

          El Rincón, o también llamado Rincón del Santo, situado en la esquina de la fachada de la iglesia de El Salvador, mirando al sur y al oeste, justo en mitad del corredor, era utilizado al mismo tiempo como osario. En otro documento del Archivo Histórico Nacional el archivero Fray Liciniano Sáez comenta que las misas se celebraban en el Rincón del Santo «donde havia un Altar mui alto con San Pedro para que todos asistiesen a la Feria del dia la oyesen y para lo que había Bulla Apostholica. Este sitio ha poco se incorporo en la Yglesia del Salvador para meter ornamentos y maderas, y tiene puerta que da a la Plaza[1]».

 Iglesia de El Salvador. En la esquina de la derecha se puede ver el llamado Rincón del Santo, un espacio de planta cuadrada incorporado al edificio del templo.

 

            Atendiendo a esta última anotación y a la anterior de la obra transcrita en el artículo anterior, y entendiendo que era imposible la aplicación de reformas a lo largo de la fachada desde el Rincón hasta la sacristía, es posible que esta transcripción se refiera al cierre del corredor y del espacio dedicado al altar elevado y abierto a la Plaza, llamado Rincón del Santo, y su nuevo uso como tras sacristía. Este conjunto de transformaciones se acometen en 1754 de la mano del maestro cantero Francisco Sino y consistieron en desmontar una torrecilla que allí había, abrir una puerta y una ventana hacia la Plaza (las que podemos ver hoy día), y utilizar ese nuevo espacio para almacenar objetos litúrgicos. El corredor y la tribuna, por tanto, habían dejado de tener sentido por lo que se reutiliza el espacio del Rincón del Santo como almacén o tras sacristía, función que sigue en vigor hasta la actualidad. La razón de este cambio la ofreceremos al lector al final de este artículo.

            En cuanto a la función de tales altares elevados no era otra que celebrar misas en un espacio limitado de tiempo el día de Jueves de Corpus concretado en la horquilla comprendida entre el amanecer y las doce de la mañana, en que acababa la procesión. Una vez acabada la misa en un altar, por ejemplo el de San Pedro, comenzaba en el altar contiguo, de manera alterna. 

 

Foto antigua de la iglesia de El Salvador antes del incendio de 1936.

A la izquierda del templo el Rincón del Santo con puerta y ventana mirando hacia el sur.  Foto de aquí

          Para que tal celebración religiosa tuviera lugar en el exterior del templo se precisaba una bula papal o dispensa apostólica que, de momento, no hemos podido encontrar al igual que le pasó en su momento a Fray Liciniano[2]. Tales documentos eran también imprescindibles para decir misa en las capillas y oratorios privados, como fue el caso del Palacio Ducal, de la Casa-Mayorazgo de los Pizarro[3] y la casa particular de Teresa Morales Nieto, patrona del Hospital de San Gil y Camarera Mayor de la Virgen del Castañar, emplazada en la calle de Las Armas[4]. No hemos encontrado ninguna otra ocasión en que se dijesen misas en espacios exteriores, habida cuenta de que la bendición de campos desde la Peña de la Cruz y otros lugares se ceñía únicamente a este breve acto religioso. La misa se celebraba en la ermita del Castañar o en el interior de un templo[5].

            Esta tradición tan singular fue decayendo hasta que en 1680 la duquesa Teresa Sarmiento de la Cerda prohíba su celebración para evitar irreverencias por el mucho concurso de gentes que allí se daba lugar para vender y comprar en el mercado que se disponía en torno a la iglesia durante los días de Corpus.  Las misas, en todo caso, eran costeadas por los duques[6]

 

 Iglesia de El Salvador en 3D. Imagen de aquí

            Si tenemos en cuenta que se necesitaba de privilegio o bula papal para decir misa en el exterior[7], según lo estipulado en el Concilio de Trento en 1562, tendremos como consecuencia que al menos el espacio dedicado a los altares y quizás una buena parte del corredor de acceso estaban abiertos hacia la Plaza, con un arco de azulejo sobre la puerta principal y suelo enladrillado para resistir a las inclemencias del tiempo. Más tarde, el altar del Rincón del Santo se cerraría con vidrios y claraboyas, para al final incorporar ambos espacios en 1754 a la iglesia con su cierre con muros de cantería al prohibirse la celebración de las misas en el exterior. El cambio de función responde a la prohibición por parte de la duquesa Mª Teresa Sarmiento de la celebración de misas en el exterior por la cantidad de gentes que se congregaban en el día de Corpus en torno al templo. Que tal disposición partiese de los duques nos hace pensar en un uso exclusivo vinculado al patronato de los Zúñiga de las celebraciones en torno al Corpus Christi.



[1] AHN, OSUNA, C.228, D.12-13. Informaciones relativas a ciertos pleitos mantenidos por los duques de Béjar sobre la celebración de la procesión del Corpus Christi en Béjar (Salamanca).

[2] En su momento afirma que «no se habia podido averiguar».

[3] CASCÓN MATAS, Carmen. El hermanamiento entre Béjar y Gibraleón a través de una familia hidalga de la Edad Moderna: los Pizarro. Revista Cultural de Gibraleón nº 17, Jun. 2015 y nº18, Dic. 2015.

[4] Este dato ya lo dimos a conocer en CASCÓN MATAS, Mª Carmen. La relación en Béjar y la Plaza Mayor de Salamanca lleva nombre de conde, 4.703 y 4.704 (02/05/2014 y 16/05/2014)

[5] CASCÓN MATAS, Mª Carmen. Inventario breve de regocijos, jolgorios y curiosidades festivas religiosas de Béjar desde la Edad Moderna. Revista de Folclore “Joaquín Díaz Caneja”, nº 460. Junio de 2020, pp. 66-91.

[6] AHN, OSUNA, C.228, D.12-13. Informaciones relativas a ciertos pleitos mantenidos por los duques de Béjar sobre la celebración de la procesión del Corpus Christi en Béjar (Salamanca).

[7] Particular refrendado por el párroco de Santa María y El Salvador, don Félix Pérez López como respuesta a la pregunta de la autora de este texto.

 

6 comentarios:

  1. Esas misas al aire libre, se celebrán ahora en la festividad de la Virgén en algunos pueblos o ciudades.
    Besos

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  2. Aunque te leo no suelo dejar comentarios. No soy entendida en historia. Pero si te digo que me gustan tus post tan rigurosamente documentados y contrastados. 😘

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  3. Nos comentas que en las misas en el exterior por aquellos tiempos ya había puestos de venta en sus proximidades, algo que recuerdo desde siempre en la romería de la Virgen del Valle aquí en Saldaña.
    Allí en Béjar por el Corpus hay una celebración especial de los hombres de musgo.

    Saludos.

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  4. un placer conocerte bellas tus imágenes te sigo

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  5. AGUSTIN B. GARCIA Y GOMEZsábado, 11 junio, 2022

    Los bejaranos actuales tenemos como normal la existencia de la Iglesia de El Salvador en la esquina noreste de la Plaza Mayor y no entenderíamos la una sin la otra… Pero nos sorprenderíamos mucho de saber que la Iglesia del Salvador ha sido objeto de intento de quitarla en al menos dos ocasiones.
    Hacia el año 1720 el arbitrista bretón Nöel Jouvin (don Manuel Jovín) en un informe solicitado por el XI duque Don Juan Manuel sobre el Buen Gobierno y mejora en los estados de sus señoríos, en relación a la Villa de Béjar y para mejorar el embellecimiento de su Plaza Mayor recomienda: “que para cuadrar dicha Plaza (que) embarazan los dos escollos de la Iglesia del Salvador y el Torreón del Palacio de VE, se puede tomar algún medio, que ya que no la ponga con la simetría reglas y medidas que pide el Arte por lo menos le quitara las fealdades que padece hoy ”.
    No fue este el único intento ya que resulta interesante la reseña que don Pascual Madoz recibe de su “corresponsal” en Béjar para confeccionar su Diccionario Geográfico–Estadístico-Histórico de España, de 1846, de que: “La plaza seria buena si no estuviera en ella la Iglesia del Salvador, que se pensó hacer desaparecer en el año 1837…. hubiera sido una obra plausible y acertada…”.

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    1. Y aún en alguna ocasión más se ha hablado de eliminar "ese estorbo" de la Plaza, sin ir más lejos en ocasión de la sobras realizadas en ese espacio. Nada oficial, claro, sino opiniones escuchadas entre los propiso bejaranos. Creo que no se le otorga ningún valor, dado que hay una creencia general de que al ser incendiada en 1936, su factura es casi nueva. De hecho hay una opinión extendida y errónea de que no posee archivo parroquial, al haberse quemado, pero nada más lejos de la realidad. Quizá se perderían documentos medievales del Cabildo, sí, pero el resto se conserva para hacer las delicias del investigador.
      Gracias por tu explicaicón, Agustín.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.