Autora: Mª Carmen Cascón Matas.
Publicado: Béjar en Madrid, Abril de 2008.
A finales del siglo XVII Béjar no era más que la sede de la Casa Ducal del mismo nombre, una Villa que se asemejaba a otros pueblos de la comarca, serrana y ligada al río Cuerpo de Hombre, encerrada en sus murallas, nuclearizada entorno a sus tres parroquias, deprimidos y tristes sus habitantes. Sin embargo, una cosa les diferenciaba del resto: algunos de ellos, desde el declive de la Edad Media , se dedicaban, además de a la ganadería y a la agricultura (esta última de poco calado en esta zona fría y de dificultad orográfica), a la elaboración de una pañería basta, suficiente para complementar sus escasos recursos económicos, aunque de carácter doméstico e ínfima de calidad y cuantía.
En 1691, la casa ducal firma un contrato con flamencos expertos en artesanía textil para impulsar la incipiente fábrica ducal de Béjar, cuya puesta en funcionamiento se había saldado con un rotundo fracaso. La experiencia a partir de entonces parece que fue buena pues en el año 1700 se trajeron nuevos fabricantes provenientes de otros países, entre los que se encontraban tintoreros, actividad que precisaba especialmente de mano de obra cualificada.
Es curioso apreciar el arraigo de estas familias de extranjeros en la sociedad bejarana del siglo XVIII, pues mientras que unos permanecieron poco tiempo en ella, algunos radicaron en Béjar, asentándose con sus familias de manera permanente o casaron con naturales de nuestra Villa. Así, algunos apellidos se mantuvieron a lo largo de generaciones.
No es necesario apuntar que a mediados y finales del siglo XVIII la manufactura textil bejarana había dado un gran salto con respecto a los siglos e incluso décadas anteriores, pues los bejaranos se convirtieron en aprendices de estas técnicas novedosas, tomando la iniciativa durante el siglo.
En este artículo, sin embargo, voy a centrarme en datos novedosos encontrados en el archivo de la parroquia de El Salvador relacionados con algunos de estos maestros extranjeros, no todos ellos flamencos, como la historiografía local ha divulgado con carácter general. Además, y por ello, no radicaron en su totalidad en la parroquia de San Juan Bautista, en la llamada posteriormente Calle Flamencos, sino que se diseminaron por otros barrios de la Villa , como por ejemplo Barrio Nuevo, lugar típico de asentamiento de talleres gremiales. Las partidas sacramentales de la mayoría de artesanos del siglo XVIII se han encontrado en la parroquia de El Salvador, tal es el caso de plateros, carpinteros o herreros.
Por otro lado, y como ya hemos dicho, no todos ellos eran flamencos. Es muy interesante esta partida, recogida el 6 de enero de 1718 en la parroquia de El Salvador: [...] Yo el Licenciado Pedro Antonio Zebriano [...] baptice a un ynfante que se puso por nombre Juan Manuel, hijo legítmo de Juan Assivorth, vecino y natural de la Villa de Manchester, Obispado de Gales, Reyno de Inglaterra, y de María Mansa, natural de Villamayor, Obispado de Salmanca, vecinos y residentes que al presente son de esta Villa de Béxar. Fue su padrino Juna Parra de nazión franzés, estante en esta dicha Villa [...] ¿Cómo puede ser interpretado este novedoso dato? No olvidemos que en Manchester se estaba fraguando el desarrollo industrial mundial, el epicentro de la incipiente Revolución Industrial, centrada sobre todo en el textil. ¿Casualidad? ¿Qué hacía un oriundo de Manchester a miles de kilómetros de Inglaterra, aquí en Béjar, en pleno siglo XVIII? Creo que la respuesta es evidente, aunque de momento no demostrable. Aunque es muy sugerente que a su hijo, nacido en esta Villa, se le de el nombre de Juan Manuel, el mismo que el del Duque protector de los maestros flamencos, impulsor de los talleres textiles en sus estados. Muchos provenían de Portugal. Un ejemplo, en 1723 es bautizada Isabel, hija de Manuel Baz, natural de Olivenza, Portugal, y de María Roldada, natural de Sigüenza (esta última ciudad también de tradición pañera). O de Francia: Francisco Silvestre, natural de Albi, Obispado del Languedoc, y su mujer Josepha Pees, natural de Daroca (Reyno de Aragón).
También hemos advertido que algunos maestros se asentaron en Béjar con sus familias, siendo naturales sus cónyuges del mismo lugar de procedencia y naciendo algunos de sus hijos en nuestra Villa. Tal es el caso de Juan, nacido en 1704, hijo de Juan Tirin y de Paula Suiten, residentes en Béjar, naturales de Herbec, en Malinas, Brabante. Padrino Juan Bissón, criado del Excelentísimo Sr. Duque de Béjar. En 1746 es bautizada en El Salvador Josepha, hija de Andrés Baaselen y de Gertrudis Voosburgh, naturales de Leyden, Holanda, Obispado de Utrecht. Casados en Guadalajara, iglesia de San Nicolás.
Algunos de ellos habían casado con maestros de otras nacionalidades. Por ejemplo, en 1704 es bautizada en la iglesia de El Salvador, Cathalina Thomas hija de Juan Thomas y Ana Blanca, naturales de Orange, mujer de Pedro Dionisio Morgan Wataval, natural de París en Francia, adulta nacida en 1673, conversos a nuestra fe.
Fábrica textil. Béjar
Sin embargo, muchos maestros flamencos y de otras nacionalidades casaron con mujeres españolas o naturales de Béjar. Este es el caso del antes mencionado Juan Bisson, natural de Malinas, superintendente de la fábrica nombrado por el Duque, que estaba casado con Agustina Rubí y Generoso, natural de Liria (Valencia), y cuyos hijos nacieron en distintos estados del duque: Josepha nació en Béjar en 1698, Francisca en Puebla de Alcocer, Mariana en Burguillos y Juan y Agustina en Madrid. Este último dato corroboraría la idea del impulso ducal de las manufacturas textiles, no sólo en Béjar, sino en otros estados, que Juan Bisson tendría que recorrer en calidad de superintendente. Otro ejemplo: Antonio Tiri o Tirin, natural de Huitre, en Flandes, estaba casado con Isabel Sánchez, natural de Santibáñez de Béjar, mientras que su hermano Juan Tirin, como hemos visto, se había asentado en Béjar con su mujer, de origen flamenco. En 1712, se celebró en la iglesia de El Salvador la boda entre Domingo Doffus, hijo de Gaspar Doffus y María Derbis, naturales de Bruselas, con Teresa Pérez, natural de Béjar o en 1722, la del famoso Alexandro Rami, natural de Flandes, viudo de Margarita Campo, con María Rodríguez Peñalosa, viuda de Luis Flores, natural de Béjar.
En siguientes generaciones los flamencos fueron casando con naturales de Béjar, siendo los apellidos diluidos gradualmente, llegando la mayoría a desaparecer. En 1731, nace Mª Juana Rasquín, hija de Pedro Rasquín, de Béjar y de María Jiménez, de Cespedosa., siendo padrino Juan Banerden. También en 1734, Pedro Fernández, hijo de Baltasar Fernández, de Valladolid, y de Ana Moubag, de Béjar. O es bautizado en 1741, Juan hijo de Joseph González, natural de Cespedosa, y de Gertrudis Meluis. Igualmente se bautiza en 1750, Mª Antonia, hija de Antonio Risbeck, natural de Tilburgo, Flandes, y de Ignacia Blázquez, natural de Becedas, casados en la parroquia de San Julián de Valladolid. En 1743 Juan Ramos casa en San Juan con María Brucofot, natural de Béjar, hija de Esteban Brucofot, natural de Ámsterdam, y de Theresa Lobel, natural de Lungrai, Flandes.. En los años 50 se bautizan en la parroquia de El Salvador a varios hijos de Matías Rodolfo o Rodulpho y Eclar y de Pascua Rodríguez, o de Joan Rodolfo y Eclar (su hermano?), de nazion de los juicaros del cantón de Bernia, y de Manuela de Ocaña, ejerciendo de padrino Joan Luis Menuis, también flamenco.
-MUÑOZ DOMÍNGUEZ, José: Los maestros flamencos(1691- 1991)
-ROS MASSANA, Rosa: La industria textil lanera de Béjar (1680- 1850)La formación de un enclave industrial. Junta de Castilla y León, 1999.
-Libros de bautismos de la iglesia de El Salvador nº 4 (1654- 1712), nº 5 (1712- 1733) y nº 6 (1734-1756)
-Libros de casados de la iglesia de El Salvador nº 2 (1693-1739) y nº 3 (1739-1765)
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