Autor: Javier R. Sánchez Martín
Artículo: ¿Quién fue Ramiro Arroyo?
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de la Cámara de Comercio de Béjar, 2011.
D.
Ramiro hablaba bien el francés y se
defendía en inglés y alemán, por lo
que fue contratado por la Escuela Industrial
para dar clases de francés y de otras materias, faceta en la que también
destacó, ganándose el aprecio de sus colegas y de sus alumnos.
En
1918 obtuvo por oposición una plaza de
inspector provincial de Sanidad, pero antes de tomar posesión renunció a ella para no tener que
abandonar Béjar.
Una
prueba de fuego importante para él y para todos sus compañeros de la profesión
médica habría de llegar en ese mismo año en que, pudiendo hacerlo, había
desistido de abandonar Béjar. En efecto, en
septiembre de 1918 llegó a Béjar la famosa epidemia de “gripe española” (Spanish flu virus), cuyo nombre se demostró que era
completamente inapropiado, pues muy probablemente se originó en Estados Unidos.
Para hacerse una idea de la letalidad de la epidemia a nivel mundial, baste
decir que, desde su detección en la primavera de 1918, mató a al menos cuarenta millones de personas aunque hay medios que
afirman que la mortalidad fue más alta aún. En España pudieron fallecer hasta 300.000
personas, si bien las cifras oficiales redujeron las víctimas a 147.114.
Víctimas de la gripe en un hospital cercano a Fort Riley (Kansas) en 1918
En
la provincia de Salamanca la cifra de mortalidad estuvo entre 3.000 y 6.000
personas y en Béjar la epidemia causó también estragos. En efecto, en relación
con nuestra ciudad El Adelanto publicó que había habido 4.560 afectados y 225
defunciones. El Béjar en Madrid está de acuerdo con la primera cifra, pero
eleva la segunda hasta 365. Si la primera
de las cifras es fiable al tener Béjar por entonces unos 9.200 habitantes,
querría decir que la epidemia afectó a alrededor de la mitad de la población.
Respecto a las defunciones, si tenemos en cuenta que en 1918 hubo 258
nacimientos y 522 de funciones, es decir 225 defunciones más que en 1917, la
cifra de decesos por la epidemia pensamos que podría estar más cercana a la que
proporciona El Adelanto que a la que da Béjar en Madrid, si bien no la hemos
podido asegurar. De cualquier forma, más de doscientos muertos en poco más de
dos meses en nuestra localidad supone una cifra muy importante de decesos.
En
la propagación de la enfermedad
influyeron de forma decisiva el hacinamiento, la falta de higiene y la mala
alimentación, porque es conocido que a las clases altas les afectó mucho
menos.
Aumento de la tasa bruta de mortalidad en 1918 con respecto al año precedente.
Mapa extraído de aquí
Durante
el desarrollo de la epidemia d. Ramiro,
a pesar de encontrarse delicado de salud, se
entregó en cuerpo y alma a los enfermos, trabajando de forma agotadora, además de recomendar al municipio y
a los enfermos medidas básicas de higiene que eran importantes disminuir la
propagación de la enfermedad. Y entendiendo que no sólo bastaba con actuar
contra los efectos de ésta, buscó en el
microscopio y en el laboratorio la forma de comprender las razones de la
malignidad de ese virus mutante, realizando trabajos que lo revelarían como
un buen bacteriólogo. Pero con los recursos investigadores de la época era
imposible identificar el origen de esa mortífera gripe y, además, muchos de los
pacientes que la superaron murieron después como consecuencia de infecciones
secundarias, como neumonía bacteriana; recordemos
que la penicilina no se descubrió hasta diez años después, en 1928.
En abril de 1924, ocho años después de
solicitarla, y cuando ya casi nadie se acordaba de ello, le fue concedida la Cruz
de 1ª clase de la Orden Civil
de Beneficencia, con distintivo
morado y negro. Las insignias de dicha orden le fueron regaladas por el pueblo de Béjar merced a una suscripción
popular abierta por el semanario local La Victoria.
Le fueron impuestas
el 19 de octubre de dicho año por el primer teniente de alcalde, Esteban Tapia,
en el salón de sesiones del Ayuntamiento con asistencia de numerosas personas,
pronunciando un emotivo discurso publicado íntegro en La Victoria. En junio de 1924 había sido nombrado también
Hijo Adoptivo de Béjar.
Gran Cruz de la Orden de la Beneficencia con distintivo morado y negro
A
finales del verano de 1925 a D. Ramiro
le aquejaba un catarro que tenía desde hace tiempo y que no se le terminaba de
curar. Acababa de haber una epidemia de viruela en Béjar y, como en otras
ocasiones, el trabajo del médico había sido extenuante. Una cruda madrugada tuvo que visitar a un enfermo pobre en una casa del
monte bejarano y, al parecer, esa misma tarde había estado vacunando a varias personas en otra casa de las cuestas
del río con las ventanas abiertas para que entrara luz, a pesar de las
corrientes de aire. Dicen las crónicas que eso,
unido al catarro mal curado, pudo ocasionarle la pleuresía que en cuatro días
lo llevó a la muerte el sábado, 21
de noviembre de 1925, a la edad de cincuenta años. Le asistió en todo
momento José Méndez, también médico y muy amigo suyo.
El entierro se llevó a cabo el domingo
a las cuatro de la tarde, presidido por
el alcalde, Mariano Zúñiga, el ayuntamiento en pleno, y su familia.
Asistieron numerosas personalidades bejaranas y foráneas, los empleados
municipales francos de servicio y, mostrando especial sentimiento, una gran
muchedumbre que quería acompañar en su último adiós a quien se había entregado
sin reservas al servicio del pueblo llano. Desde
el Puente Viejo fue conducido a hombros hasta el cementerio, portando las
cintas del féretro varios de sus compañeros médicos. Fue enterrado en el panteón propiedad de Marcelino Cagigal, director de la Escuela Industrial
y gran amigo suyo, en el Patio de San José.
La
Victoria dijo del entierro: «El sentimiento no tuvo límites al recibir cristiana sepultura en
tierra bejarana el cadáver de este hombre admirable, incansable trabajador, que
dedicó toda su vida a mitigar piadosa y sabiamente las dolencias de sus semejantes,…».
Enrique Suñer Ordóñez (1878-1941)
Su
antiguo colega, Enrique Suñer,
catedrático de Enfermedades de la
Infancia en la
Universidad de Valladolid, envió un artículo a Béjar en Madrid con motivo de la muerte
de su colega y amigo. Dice en él: «Cuando
todos contemplábamos a Ramiro Arroyo
como una próxima gloria de la cátedra, como miembro del primero de
nuestros hospitales, camino de triunfar con el más brillante de los éxitos y la
más rápida de las fortunas, supimos con cierta sorpresa que voluntariamente se
enterraba en el pueblo de Béjar, para seguir la vida de martirio, de trabajo
incesante, de continuos desvelos, de agotamiento prematuro,…».
D.
Ramiro siempre fue un católico fervoroso y practicante, pero sumamente
respetuoso con las opiniones de los demás. Por ello tenía amigos de toda clase
y condición.
Hoy
día, a muchos años de estos acontecimientos, debemos felicitarnos de que, gracias a que nuestro ayuntamiento dio su
nombre a una calle, D. Ramiro Arroyo Samaniego no duerme el injusto sueño del
olvido.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
o Anales de la Real Academia de
Medicina, Tomo XXXVII, Cuaderno 4º, de 30 de diciembre de 1916. Madrid, Impr.
Hijos de Tello, 1916, págs. 465-467.
o
Béjar en Madrid, 1 de noviembre de 1918, pág.
12.
o
Béjar en Madrid, 16 de enero de 1919, pág. 10.
o
La
Victoria, 25 de octubre de 1924, págs. 1 y 2.
o
La
Victoria, 28 de noviembre de 1925, págs. 2 y 3.
o
Béjar en Madrid, 1 de diciembre de 1925, págs. 2
y 3.
o
Béjar en Madrid, 16 de enero de 1926, pág. 3.
Diría que Don Ramiro fue un gran humanista además de gran medico y ser humano excepcional. Me alegra que el pueblo de Béjar lo reconociese y premiase su trayectoria.
ResponderEliminarPor lo que se cuenta de la gripe española debió de ser una epidemia devastadora.
Un beso.
Creo que debió ser una persona íntegra, compasiva y muy humana, de esas a las que no te hubiera importado en absoluto conocer en persona. La mal llamada gipe española fue una pandemia que dejó miles de muertos en todo el mundo, en medio de la conflagración de la 1ª Guerra Mundial.
EliminarUn besazo
Que interesante la 2ª parte, y que buen médico, y que historia más bien explicada querida Carmen, me emociono leyendote, y que historia la gripe, y los estragos que hizo, lo que no cabe duda es que la alimentación y la calidad de vida hace mucho, mira Carmen, tengo naranjas propias y de forma completamente ecológica, sin fertilizantes ni nada de nada, se crían solas y nada más se pueden coger estamos yendo y viviendo a por naranjas, y te digo hace como 20 años que no nos resfriamos, ni gripe ni nada.
ResponderEliminarYa te contaré en su día.
Un abrazo Carmen, y un millón de gracias, por enseñarme, quiero más, que bonito.
Un beso y BFDS." Buen Fin De Semana "
Seguro que este tema de la gripe daría para una buena entrada tuya, porque seguro que en Barcelona hizo verdaderos estragos, sobre todo por las malas condiciones de vida, hacinamiento e higiene en que se encontraban los obreros de las fábricas textiles y porque, además, el puerto hacía de propagador de la enfermedad.
EliminarMe alegro de que puedas comer unas naranjas tan sabrosas y naturales. Por aquí, con nuestras condiciones climáticas, no se dan demasiado los cítricos, por no decirte casi nada.
Por cierto, la enhorabuena por el texto va para su autor, Javier R. Sánchez.
Besos también para ti. ¡Bon dia!
Pobre hombre. Imagino lo sentida que sería su pérdida, después de haberse entregado de ese modo al prójimo sin importarle arriesgar su propia vida. Sobrevivió a la mal llamada gripe española, pero acabó sucumbiendo a un resfriado complicado. Y demasiado joven aún.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Es curioso que un médico tan arriesgado como él sucumbiera a un resfriado, habiendo sorteado a la muerte en casos tan extremos como el periodo de una pandemia. Suele ocurrir que aguerridos soldados curtidos en mil batallas mueran en casa de una mala caída. En fin, cosas del destino.
EliminarUn besazo
La verdad es que la mal llamada "gripe española" mató a muchísima gente, lo que revelaba nuestro mal estado no sólo sanitario sino alimentario.
ResponderEliminarLa desafortunada denominación de la epidemia no se debió probablemente a achacarnos injustamente a los españoles su posible origen, sino que como Europa andaba en guerra, allí funcionaba la censura de las malas noticias para no desmoralizar aún más a los combatientes y a sus familiares. Allí nadie sabía que había gripe hasta que la pillaba. En España, como fue neutral durante esa guerra, sí circulaba libremente la noticia. Y se hablaba en todas partes de la gripe, de ahí posiblemente la denominación totalmente injusta de "española". Todo el mundo sabe que vino de fuera.
Un saludo.
Una pregunta, Cayetano: ¿has tratado este tema alguna vez en tu blog? Te lo digo porque esta aclaración que me haces en el comentario bien podría servir para una buena entrada en "La tinaja", ¿qué te parece?
EliminarUn saludo y muchas gracias por tu comentario
Pues la verdad es que el tema sólo lo he tratado en clase cuando hablamos de la Primera Guerra Mundial.
EliminarDe momento no he pensado en hacer una entrada sobre ello. Quién sabe.
Un saludo.
Piénsatelo.
EliminarUn saludo, señor profe
Que pena morir tan joven. Este hombre fue realemnte un ejemplar, Para recordar en los anales de la historia. De una generosidad asombrosa y cuanto me alegro que lo hayas rescatado para que le conozcamos.
ResponderEliminarFue famosa esta gripe "Influeza española" como yo la conocí fuera de aquí. Pero aunque no fuera españaola ya no creo que tenga arreglo. Murieron millones de personas en todo el mundo.
Bss
Me estoy acordadndo de que hace poco he visto un capítulo de la serie Downton Abbey donde se hablaba de esta epidemia como gripe española, pero es que así lo creían en su momento, como también se creyeron en Alemania y así lo difundieron que aquellos pepinos perjudiciales para la salud procedían de nuestro país, y luego se demostró que no era así.
EliminarUn beso
Hola, vengo a visitarte con la intención de decirte que mañana, día 24, es el cumpleaños de Manolo, si le felicitamos se va a llevar una gran alegría y le vamos a sorprender.
ResponderEliminarSi puedes, no dejes de hacerlo.
He leído tu entrada, te felicito por la información, el caso siempre es echar las culpas a alguien.
Cariños.
Kasioles
¡Que descripción tan acertada de Manolo! ¿Que por qué digo esto si no le conozco? Pues, fíjate, porque le imaginaba así, tímido, de sonrisa coqueta y agradable, buena persona y con un corazón de oro. ¡Qué suerte que le hayas podido conocer en persona! Su proposición de quedar en Madrid me pareció atrayente...pero me apenó el hecho de no poder acudir a su llamada. Menos mal que tú pudiste hacerlo por todos nosotros. Me hubiera entristecido imaginármele solo, sentado en una mesa de café esperando una cita fracasada desde sus inicios.
EliminarTe agradezco mucho que me hayas dado el toque de aviso del cumpleaños de Manolo. Le felicitaré en su blog. se lo merece como ninguno.
Un abrazo
P.D. Me tienes a partir de ahora entre tus seguidoras.
Muy fiel a Béjar renunciando la plaza obtenida con la oposición.
ResponderEliminarVeo que la gripe afectó bastante en Béjar, afortunadamente que tuvieron a don Ramiro el cual se entregó de pleno, por supuesto la higiene es lo todo aún en la vida actual.
Efectivamente fue un gran médico y un gran hombre ayudando hasta el último momento de su vida.
Besos
El amor a Béjar por parte de algunos de nuestros más insignes convecinos, hace pensar en el imán que tiene esta tierra. Por ejemplo, otro de los personajes tratados en este blog, don Nicomedes Martín Mateos, filósofo y juez durante un tiempo, renunció a puestos más elevados por quedarse en Béjar. Y a Ramiro Arroyo le ocurrió igual, con la diferencia de que este último no había nacido en nuestra villa.
EliminarUn beso
Muy interesante la conclusión del artículo. Me ha impresionado mucho la foto de los afectados por gripe española en EEUU, a pesar de conocer de antemano las cifras de fallecidos. Como se suele decir, una imagen vale más que mil palabras. Y, como siempre, el dato de que la mayor parte de afectados y muertos por esta enfermedad fueron los más débiles. Por suerte simpre hay hombres y mujeres dispuestos a ayudar a los demás. Lástima que la penicilina llegase todavía unos años más tarde.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por colgar este artículo,
Anónimo Castellano
Si la penicilina hubiese llegado a tiempo creo que no hubiese sido tan elevada la cifra de muertos como realmente fue y me estremece pensar que una simple infección podía llevarse por delante la vida de cualquiera en unos días. Existen más imágenes impactantes en internet, pero he elegido ésta por ser aparecer en ella más enfermos.
EliminarSaludos y feliz domingo
Amedida que voy leyendo este artículo..Me pregunto:que es, lo que convierte al ser humano tan dañino contra su propia especie...No cabe duda qué:la ambición, el egoismo,la cicatería,etc.Ahora entiendo; cómo este profesional de la medicina, no le supuso ningun sacrificio vivir en una pueblo (que por cierto era bien agradecido dentro de sus posibles),Porqué vivía por y para su profesión(aunque pagó un precio:pero eso es el riesgo de amar algo tan profundamente).Aún sin conocerlo; produce una sensación de afecto este hombre tan entrañable: por su bondad y humildad de hecho fué enterrado en el panteón de su buen amigo.Que honor ser querido y respetado por tú valía personal.
ResponderEliminarBéjar:un pueblo afortunado por tener tantos enamorados...parece que esta tierra tiene algo que los atrapa.
Un abrazo Carmen feliz semana.
No sé qué será o en qué consistirá ese imán porque Nicomedes Martín Mateos, filósofo reconocido, dejó su carrera política y su profesión de juez para instalarse aquí como mero registrador de la propiedad, pero al fin y al cabo era de aquí. Ramiro Arroyo había nacido fuera y, sin embargo, nunca quiso abandonar esta ciudad. Parecía como si la ayuda para paliar el sufrimiento en la ciudad fuese el motivo principla para no trasladarse a otro lugar en detrimento de su propia carrera profesional.
EliminarSi sé en qué consiste y lo averiguo no dudes de que lo contaré.
Un abrazo
QUE INTERESANTE LO QUE HAS ESCRITO Y QUE VERÍDICO. AQUI , DONDE YO SOY,
ResponderEliminarME CONTARON DE MUCHOS CASOS , INCLUSO , LOS FAMILIARES DE UNA PARIENTA MIA MUY MAYOR...
ME DECIA QUE DOS DE SUS HERMANOS, EN 5 DIAS MURIERON LOS DOS ,CON 33 AÑOS Y 35, ELLA LO CONTABA MUY APENADA, DECIAN QUE CUANTO MAS HERMOSOS ESTABAN, MAS LES ATACABA.
EN LA PARTE MAS ANTIGUA DEL CEMENTERIO DE AQUI, HAY MUCHOS ENTERRADOS
POR AQUELLAS FECHAS ,,,
BESOS PARA TI EN ESTA MADRUGADA, CONCHITA
Falleció mucha gente en aquella pandemia, tanta que se dice que ha sido la más virulenta del siglo XX, aunque opino que la peor ha sido el SIDa, sin duda alguna, porque nunca se tienen en cuenta a la población del continente africano, parece que no existen.
EliminarUn beso y gracias por comentar
Despues de entregar su vida al servicio de la querida Bejar, hicieron bien en poner su nombre a una calle del lugar, ademas este ameno articulo rescata de un improbable olvido a este generoso e inolvidable hombre. Por cierto, que bonita y elegante es la Gran Cruz de la Orden, me gusta mucho.
ResponderEliminarBesos.
No he encontrado la condecoración exacta que le entregaron a don Ramiro. Esta es la Gran Cruz y a él le condecoraron con la de Primera Clase que es, digamos, un escalón inferior a la que mostramos aquí. En todo caso seguro que era igual de hermosa. Imagino que la tendrán sus descendientes bien guardada.
EliminarUn beso
Los ciudadanos de béjar deben estar agradecidos de la devoción y vocación de este médico.
ResponderEliminarLas estadísticas de la gripe española, no son confiables. En muchos casos se exagerarón los partes médicos, intentando que llegaran más ayuda, recuerda que era el final de la gran guerra.
Imagino que siempre quiso morir con las botas puestas es decir trabajando.
Besos
Debió de ser un caos, por lo que no es de extrañar que las estadísticas no fueran del todo fiables, más si cabe con una guerra mundial de por medio.
EliminarBesos
Excelente este recuerdo que le dedicas a este hombre bueno, el doctor Ramiro. Explicas muy bien la epidemia de gripe de 1918 que, junto a la Guerra Civil, han sido los dos episodios más graves de mortalidad en este país en el siglo XX. Y como este hombre intentó por todos los medios poner remedio a la enfermedad. Él mismo muere aquejado de los males del momento, el catarro mal curado, la epidemia de viruela tal vez... En fin, murió joven, pero es digno de ser recordado. Abrazos, Carmen y buen domingo.
ResponderEliminarEs Javier, el autor del texto, quien tan buien nos describe la epidemia mortífera y sus consecuencias en Béjar, en España y en el mundo. Y, como bien cuenta el doctor don Manuel, ahí arriba en su comentario, don Ramiro murió con las botas puestas, como siempre quiso.
EliminarUn abrazo, señor profe
Una gran persona, que como dice Manuel, quiso morir con las botas puestas.
ResponderEliminarMagnífica historia y magnífica persona.
Saludos.
Un saludo desde la distancia
EliminarMuchas gracias por tu comentario y detalle.
ResponderEliminarNos seguiremos visitando. Yo también acabo de engrosar tu lista de amigos.
Cariños en abrazos.
kasioles
Sí, no dudes de que me pasaré por tu espacio de vez en cuadno para dejarte algún comentario.
EliminarUn abrazo
Se me había pasado la anterior :(( Pero ya me he puesto al día de este paisano ejemplar.
ResponderEliminarCada vez que pase ahora por su calle me acordaré de él. Cuantas veces leemos los nombres en las placas, y no sabemos nada de esa persona. Me ha gustado saber de este hombre bueno que luchó con tanto empeño contra esa plaga.
Buen domingo.
Un beso.
Tanto luchó por combatir la enfermedad, en todas sus vertientes, que no cuidó mucho de su salud y murió relativamente joven de un catarro mal curado. A veces el destino juega con las personas de manera bastante cruel.
EliminarUn beso
Merecido y fantástico homenaje a este médico,a este buen hombre que se hizo querer y que quiso entregando hasta su vida en rescate por las vidas ajenas. Mis felicitaciones por el global del artículo tan minucioso y detallado. Estos son los ejemplos que necesita la sociedad para no dejar de creer en la bondad del hombre.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Y con el desánimo que esta dichosa crisis está generando creo que hablar de personas desprendidas y ejemplares puede ser un buen tónico contra la apatía.
EliminarUn abrazo
No sé como llegué hasta esta tu casa, me resulta sumamente interesante, de tal manera que tus dos últimas entradas las leí un par de veces, deteniéndome, pensando comprendiendo , asintiendo , totalmente entregado.
ResponderEliminarTe amenazo muy seriamente con ser un asiduo visitante y seguidor.
Besos.
Bienvenido a esta humilde casa de historias e Historia relacionadas con Béjar (Salamanca) y sus pueblos circundantes. Encontrarás aquí retazos de intra historia, dimes y diretes, ideas más o menos certeras, a veces consecuentes y a veces no, Arte y tradiciones, voces del pasado y ecos del presente, relatados por distintas personas. Espero que te resulten al menos interesantes.
EliminarUn saludo y muchas gracias por la visita
Pobre hombre, tan necesario y tan joven todavía :( que terrible la del hospital de Kansas...
ResponderEliminarUn beso, Carmen
El destino de cada cual está trazado y no se puede luchar contra él. En fin, tan joven y tan valioso...
EliminarBesos
Interesantísima la historia de este hombre que como siempre relatas a la perfección. Es increible la cantidad de historia que hay y la poca que se sabe.
ResponderEliminarun abrazo.
Y lo bueno para los historiadores es que nuestra afición nunca puede acabar del todo.
EliminarSaludos
Veo que, al menos los que comentáis, leéis con detalle el artículo. Así que, me habéis "obligado" a hacer una cosa que no hago casi nunca, que es releer un artículo de mi autoría. La verdad es que, cuando lo estaba escribiendo, me venía a la mente que, afortunadamente, todavía quedan algunas personas así. Lo cual hace que todavía puedas seguir creyendo en la raza humana, a pesar de los lamentables políticos que -salvo honrosas excepciones- tenemos.
ResponderEliminarUn abrazo para todos/as.
Lo bueno que tienen los blogs es que la gente comenta y así se sabe qué temas les gutan a la gente o qué aprecian de lo que les cuentas. En un artículo publicado en una revista nunca sabrás a ciencia cierta el tirón qué tiene, ni los pensamientos de tus lectores.
EliminarUn abrazo y gracias por compartir con nosotros la biografía de don Ramiro
Es muy merecido que una calle de la población en la que quiso estar lleve su nombre, merecido y una gran suerte que, en vida, recibiera laureles por su labor, y muy merecido este homenaje aquí de uno hombre que murió aún demasiado joven, y al que le quedaba mucho bien por hacer. Ojalá otros personajes buenos de la historia de lo cotidiano vean sus nombres elevados con tanta justicia como el de don Ramiro Arroyo Samaniego en estas entradas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Debe ser un ejemplo para todos en estos tiempos oscuros en los que parece que el mundo estero está del revés y ya nadie confía en autoridades, ni políticos, ni jueces, ni banqueros.
EliminarUn abrazo
Gran labor, sin duda la de este médico, y más teniendo en cuenta los escasos recursos médicos de la época.
ResponderEliminarEspléndido artículo.
Estoy con Javier, afortunadamente, aún hoy en día existen verdaderos profesionales en este campo que los malos tiempos no han podido tachar ni su entrega ni su trabajo (y son funcionarios... ese ente maléfico al que los políticos consideran responsable de todos los males...)
Un abrazo a los dos.
Menos mal que todavía nos quedan esperanzas en el prójimo en estos tiempòs que corren.
EliminarMuchas gracias por los abrazos y por tus palabras, amiga.
¡Qué gran hombre Ramiro Arroyo! Estos dos artículos que publicas, Carmen, de su persona y s trabajo, de su saberl y bondad, son el espejo fiel en el que debemos mirarnos. La documentación y pormenorización de esta vida dedicada a los demás, sin pereza y con humildad, bien vale un reconocimiento nacional, además del que, como buena gente agradecida, se le hizo en Béjar.
ResponderEliminarSon dos artículos para aprender de la nobleza de espíritu de este gran hombre.
Un fuerte abrazo, querida Carmen.
Espero que mediante esta pequeña biografía se pongan en contacto con nosotros paisanos suyos del pueblo de Cáceres que le vio nacer y que sepan, de este modo, que aquí no se le olvida. Esperemos que en su localidad tampoco.
EliminarAbrazos
Persona admirable, que tenía un gran amor por su localidad y que dio la vida por su profesión.
ResponderEliminarSería interesante que sirviera de modelo de entrrega y honestidad, responsable en su oficio sin menospreciar a nadie.
Un abrazo.
Claro que no, que aquí no se menosprecia, sino que se aprecia y mucho a los grandes hombres del pasado y del presente que trabajan en pro de la gente de a pie. Creo que de estso variados ejemplos se han presentado aquí algunos, en este blog.
EliminarSaludos
Carmen Fabulosa información del gran labor de este doctor gracias por su visita feliz semana Saludos
ResponderEliminarGracias a ti por estas palabrillas.
EliminarSaludos
Javier, estupendo y muy humanizante el artículo que Carmen ha tenido a bien publicarte. Lo de este hombre era entrega y vocación.
ResponderEliminarPara que muchos lo copien vaya!!.
Un abrazo
Algunos y nosotos mismos, porque aunque no seamos médicos podemos imitarle, aunque sólo sea a pequeña escala, por lo menos en el buen hacer y en la vocación de entrega.
EliminarBesazos
Llama la atención la cantidad de idiomas que dominaba por ese tiempo. Ahora ya es muy frecuente que las personas se preparen en el dominio de otras lenguas.
ResponderEliminarLa mortalidad en el tiempo de nuestros bisabuelos era grande. Mi abuelo quedó huérfano de padre siendo un niño víctima de una pulmonía. Él contaba que su padre había ido a pasar un día de campo y se tendió allí en la hierba húmeda y a consecuencia de ello le llegó la pulmonía.
Besos.
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
¡Qué horror! Ahora con unos antibióticos bien administrados a tiempo la muerte no le hubiera asaltado de manera tan fulminante, pero aquellos eran otros tiempos, tiempos en los que todavía el avance científico y médico todavía no había dado lo mejor de si.
EliminarUn beso y gracias por ese testimonio que compartes con nosotros
Muchas gracias por la invitación y por tus comentarios. Me pasaré ahora mismo a hacerte una visita.
ResponderEliminarUn saludo
Me ha gustado leer esta historia veridica y ejemplo , Bejar reconoció en vida sus valores que veo eran y muchos, como católico y practicante en el ser humano que le necesitó hasta dar su vida, y bien joven. Bejar da excelentes personas, aunque no conocemos todo, y es una pena no saberlo. Saludos
ResponderEliminarAuxiliadora
Me alegro de que te haya gustado esta biografía, Auxiliadora. Sé que nos sigues desde la distancia y que sabes apreciar como ninguno las historias sobre Béjar y sus pueblos.
EliminarUn abrazo
Un artículo muy emotivo,como no podía ser de otra manera. Me ha impactado el gráfico con el incremento de la tasa de mortalidad en el año de la "gripe española".
ResponderEliminarSaludos, Carmen
La tasa de mortandad fue espectacular, aunque como hemos dejado bien claro de española nada de nada. Que no nos cuelguen este sambenito porque no es nuestro.
EliminarUn saludo
Impresionantes los efectos de la gripe entonces. La labor que desempeñaban en aquellos tiempos personas como el doctor Ramiro era impagable, qué lástima que su generosidad con los demás le provocara finalmente la muerte. Un saludo
ResponderEliminarEn aquellos tiempos se luchaba contra la enfermedad sin apenas recursos y lo que es extraño qes que el médico no avcabara sus días en aquel fatídico año de propagación de la "gripe española".
EliminarUn saludo
Eso de "la gripe española" o "el mal francés" siempre se ha bautizado así por parte de Inglaterra o USA, porque, ¿Cómo iban a admitir ser ellos los culpables de las epidemias? La biografía de este médico nos muestra su gran calidad humana, muy propia de los sacrificados médicos rurales
ResponderEliminarRecuerdo el reciente caso de los pepinos en el cual los alemanes nos colgaron el sambenito en menos que canta un gallo. El culpable de los males nacionales siempre suele ser "el otro", la persona desconocida, la que piensa diferente, la que tiene un color de piel que no es el de la mayoría, el que no practica la religión de todos.
EliminarUn abrazo
Querida Carmen, me asombra comprobar que este insigne médico rural fuese un auténtico políglota para su época, hoy que intentan convencernos, encubriendo la verdad, de que las estancias en el extranjero para aprender idiomas o mejorarlos no se hacen necesarias; de haber tenido más oportunidades de formación, ¡a dónde habría llegado don Ramiro!
ResponderEliminarDe nuevo mi enhorabuena a Javier por este artículo que homenajea a un hombre bueno, honesto profesional y comprometido con su comunidad.
Mil biquiños, Carmen.
Seguro qu elo practicaba leyendo grandes tratados de medicina en inglés, francés y alemán, pues la mayoría de las publicaciones no se traducían y no había otro remedio que leerlas en su idioma original. Creo que de ahí podría venirle su profundo conocimiento en idiomas, auqnue es sólo una suposición.
EliminarUn besazo
Hola, Carmen, gracias a estas dos entradas se un poco más sobre la vida de este gran medico, por ello me siento orgulloso de vivir en la calle que da honor a su nombre.
ResponderEliminarSaludos.
Hombre, qué casualidad y qué bien, ambas cosas. ¿No te picaba la curiosidad de saber quién era este hombre? Yo, por mi parte, lo tengo más fácil porque vivo en un paseo que lleva el nombre del escritor español más conocido del mundo, jejeje y a ese señor sí que le conoce todo el mundo.
EliminarUn saludo
Muy ilustrativa tu foto del hospital de campaña de Kansas pues fue en Kansas donde aparecieron los primeros casos y desde donde se estima que se debió propagar a Europa al parecer a través de soldados destinados a puertos europeos.
ResponderEliminarMe gustó también esta 2ª parte de tu paisano Sanchez Martín. Para los que hemos vivido en un entorno cercano a la medicina rural este artículo nos parece un testimonio de gratitud a los entonces llamados "médicos de pueblo"
Un cordial saludo.
Pues de Kansas a España creo que hay una buena cantidad de kilómetros, así que no sé por qué vino exactamente el runmor de que llegaba desde nuestro país. Quizás los primero s casos se darían en alguien que vendría de EEUU y fue a recalar en otro país europeo y de ahí el rumor.
EliminarUn saludo y muchas gracias
Me ha llamado mucho la atención lo de apellidar la gripe, y es que se sueel echar la culpa de los males al de fuera.
ResponderEliminarSaludos
Es una costumbre que creo tenemos los habitantes de cualquier país del mundo, echar la culpa al "otro", al que viene de lejos, al que está fuera. Los males propios se achacan a un diablo externo, como si eso fuera capaz de dar sentido a una catástrofe nacional.
EliminarUn saludo