Autora: Carmen Cascón Matas
Quizás poco nos suene
el nombre del pintor, el mejor impresionista español, Darío de Regoyos y Valdés (Ribadesella, 1857- Barcelona, 1913) y menos
que sus pasos le llevaron a conocer Béjar en la fecha mítica de la primavera
del año 1900. Asturiano de nacimiento, sus lienzos destacan por la presencia
casi obsesiva del paisaje como protagonista tratado a la manera del plen air francés con un gusto
noventayochista por la mezcla entre las escenas tradicionales y la modernidad.
Así no es extraño encontrar en sus obras negros participantes en una procesión
religiosa envueltos en el humo del tren, símbolo del progreso y del avance de
la técnica.
Regoyos pintando
Regoyos paseó por las calles de Béjar, sí. Probablemente
llegó a la ciudad en tren, admirando el monte del Castañar poblado de árboles y
la sierra nevada desde el mismo momento en que dirigió sus ojos al exterior a
través del cristal de su vagón. Y pintó varios lienzos todos ellos ahora en
colecciones particulares. De esta presencia han tratado autores bejaranos como
Ángel Gil u Óscar Rivadenyra[1],
pero no está de más recordarla aunque sea de manera resumida.
Huelga en Béjar en 1900
El lienzo más
emblemático que dejó de su paso por Béjar puede ser probablemente Huelga en Béjar en 1900 (40,5 x 32,5 cm),
firmada por la propia mano del artista en el ángulo inferior izquierdo. Pintado
desde uno de los balcones de la Plaza Mayor situado en un edificio adyacente al
Ayuntamiento actual, entonces Cárcel, el eje temático de la escena es un pelotón de
hombres colocados en el centro de la Plaza, próximos a una iglesia de El
Salvador que el artista no ha querido representar. Los soportales y edificios
del lienzo norte de la Plaza enmarcan las traseras de la escena, mientras que
en su parte inferior los tenderetes del mercado o de la feria dan profundidad
al lienzo. Regoyos, sensible al desarrollo industrial textil de la ciudad y a
las desigualdades que ésta engendraba, se convierte en un cronista de los
hechos ocurridos en el momento, a modo de fotógrafo. La escena es estática,
muda, sin acción. Nos da la impresión de que los trabajadores textiles esperan
unidos, formando una piña, temiendo la carga policial de los agentes que se
sitúan al fondo, desdibujados, hormigas negras. Los hombres de los tenderetes
de frutas del primer plano y el embozado en buena capa bejarana asisten mudos
al hecho. Parecen ser las doce de la mañana por la incidencia de los rayos del
sol. Como bien nos informó Óscar en su artículo[2],
esta obra fue adquirida por el músico Isaac Albéniz, gran amigo del pintor. Como
bien apuntó Ángel Gil en su artículo de marzo de 2001, el lienzo ha sido
expuesto en varias exposiciones en París (1901), San Sebastián (1905),
Barcelona (1912), Madrid (1986) o Bilbao.
El pino de Béjar
Los otros dos lienzos bejaranos que dejó a su paso
reflejan la naturaleza exuberante que nos rodea. El pino de Béjar asombra por su simplicidad compositiva: un pino es
el protagonista de una escena plácida y sin apenas presencia humana. El árbol
se alza ante una puesta de sol que no vemos, mientras le enmarca por su lado
derecho una tapia y a su izquierdo se abre la inmensidad del paisaje bejarano,
con la sierra nevada al fondo y el monte en el plano intermedio, pleno de
verdes. Una hilera de chopos bordea un camino recto por el que pasean algunos
viandantes.
Día de viento en
Béjar (21,5 x 32,5 cm) recoge una vista parcial de la ciudad desde, más o
menos (los bejaranos pueden opinar), la Fuente del Lobo o el camino que va
desde Santana a La Centena; es decir, que el pintor colocó su caballete y
lienzo en el monte captando así el sur de Béjar. Las traseras de los edificios
de la Calle Mayor se encuentran en un segundo plano medio ocultos por cinco
chopos situados delante de la vista del espectador. Sus ramas se mueven por la
acción del viento, reflejando los rayos de sol de la tarde. La torre de la
iglesia de San Juan se recorta sobre un fondo protagonizado por los montes
pedregosos de los picos de Valdesangil. El movimiento de los chopos es, en este
caso, el personaje principal de la escena[3].
Sierra de Béjar, la hora pálida
Sus pasos no sólo recogieron algunas escenas de Béjar,
sino también de Candelario. Después de inspirarse en la ciudad textil subió a
la localidad chacinera trasladando su hospedaje a una pensión cercana a la
ermita del Humilladero[4],
desde donde pintó dos versiones del mismo motivo. En Sierra de Béjar, la hora pálida varias mujeres del pueblo,
ataviadas con su traje típico, de uso diario entonces, caminan a hora temprana
por las cercanías del hoy parque. Al fondo, las casas de Candelario se apiñan mientras
la torre de la iglesia coronada por la desaparecida espadaña, se alza enhiesta
por encima de los tejados. La sierra nevada ofrece el contrapunto deslumbrante
a la escena. De la otra versión del mismo parece que se ha perdido la pista.
Candelario
Un tercer lienzo se conserva de su paso por la localidad
chacinera. Con el simple título de Candelario
bautizó a otra pequeña obra pintada junto a la Ermita del Humilladero. Sólo se
puede apreciar de éste el tejadillo de la entrada, mientras que el pincel de
Regoyos se detiene en la representación de la Calle Mayor, las casas del pueblo
apiñadas y la sierra, como siempre, nevada captando toda la luz. Un cuarteto de
paisanos sentados se calienta al sol primaveral, aún fresco.
En la duda queda la causa de su venida a Béjar. No eran
infrecuentes sus largos viajes por Europa y por el resto de España, pero ¿por
qué esta ciudad precisamente? Ángel Gil[5]
ofrece la posibilidad de que su amistad con Miguel de Unamuno, rector de la
Universidad de Salamanca y gran conocedor de la Sierra, le indujeran a hacer un
alto en la zona. No sería de extrañar pues Unamuno frecuentaba la ciudad tanto
por su cargo universitario como por su amistad con varias personalidades que
tenían Béjar como lugar de residencia. Sin embargo, parece ser que Regoyos
recaló en la ciudad durante el transcurso de un viaje desde Irún (su lugar de
residencia) a Salamanca, acercándose a la ciudad por su paisaje y su paisanaje.
Así se deduce de una carta enviada por el pintor a otro artista amigo. Parece ser que en esa estancia anduvo por estos andurriales con Pío Baroja, quien posteriormente escribió César o nada, una novelita en la que la trama se desarrolla en una localidad inventada, Castroduro, que muchos identifican con la ciudad textil.
[1] RIVADENEYRA PRIETO, Óscar, Maestros de la pintura en Béjar (siglos
XVIII, XIX y XX). Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2006.
[2] Ibídem.
[3]
De ello trató GIL
RODRÍGUEZ, Ángel: “Más información sobre el pintor Darío de Regoyos”. Béjar en Madrid, 1 de Junio de 2001.
[4] GIL RODRÍGUEZ, Ángel: “Darío de
Regoyos, pintor enamorado del paisaje”. Béjar en Madrid, 16 de marzo
de 2001, citando una conferencia de Óscar Rivadeneyra en el Casino Obrero de
Candelario en verano de 2000. Los datos que ofrecemos de la estancia y la obra
de Regoyos en Candelario proceden de ésta.
[5] GIL RODRÍGUEZ, Ángel.: “Darío de
Regoyos, pintor enamorado del paisaje”. Béjar en Madrid, 16 de marzo
de 2001.
¡Qué interesante, Carmen. Soy uno de esos ignorantes que no conocía la obra de este pintor y mucho menos ese paso por tu ciudad y el maravilloso fruto que ese paso dio. Muchas gracias por ilustrarnos.
ResponderEliminarBesos
Darío de Regoyos fue un pintor español que se puede considerar con todas las letras como impresionista. Viajó mucho por Europa y es curioso que se le conociese más en el extranjero que aquí en su tiempo. Merece lapena revalorizar su obra.
EliminarUn beso y gracias por leer este relato
Me quedo con "El pino de Béjar", amiga Carmen. Esa luz del sol que proyecta la sombra sobre la tapia me ha hecho recordar otro pino de mi infancia...
ResponderEliminarSaludos.
Muchos pinos hay en la costa mediterránea y éste puede asemejarse a él por la luz que proyecta sobre la tapia, dorada, al atardecer.
EliminarUn saludo
Bueno, madame, parece que Béjar inspiró a grandes artistas en diversas facetas, tanto a Regoyos como a Baroja. Maravillosos los lienzos que nos muestra. Es lástima que Regoyos fuera más valorado después de muerto, y que no pudiera disfrutar en vida de todo el reconocimiento a su extraordinario arte.
ResponderEliminarFeliz fin de semana
Bisous
Es una pena, sí, aunque se puede aún revalorizar su obra con alguna magna exposición retrospectiva. Por lienzos y trabajos no será, ¿no? Porque es asombroso la cantidad de obras qu epintó en vida y que están dispersas por colecciones privadas y públicas de España y el extranjero.
EliminarBéjar inspiró a Baroja, a Unamuno, a Zamacois e incluso Sorolla estuvo por aquí, pero ésa es otra historia.
Un beso, madame
Lo dicho Carmen ;en la anterior entrada que tiene Béjar que los atrapa....y, casualmente a hombres con una trayectoria viajera.
ResponderEliminarMe gusta como capta la luz me recuerda a Monet!
Un abrazo feliz fin de semana.
Regoyos seguía la estela de Monet, Sisley o Pissarro y eso se puede ver en su pincelada yuxtapuesta, aplicada en pequeños y rápidos puntos en la superficie del lienzo. Y casi fue tan prolífico como el maestro...
EliminarUn abrazo
Había oído su nombre pero no tenía ni idea de sus cuadros. Impresionante el de la huelga en Béjar por esos detalles que tan bien cuentas. Denota una gran sensibilidad. Y me encantó Candelario pueblo que conozco.
ResponderEliminarLa foto en la que está pintando rodeado de curiosos me parece entrañable.
Bss y buen finde
La foto no pertenece a Béjar, ni mucho menos, pero me gustó cuando la ví porque denota el interés que tenía el público de la calle a la hora de admirar el trabajo de los pintores a la luz del día. Es una actitud ésta diferente de la de los pintores académicos, siempre dentro de los talleres. Regoyos cogía sus lienzos debajo del brazo y se echaba a la calle, como los maestros impresionistas franceses.
EliminarUn besito
Me gusta el de la Huelga, pero en el del Pino tiene la habilidad de captar la luz de típica de esta zona durante el crepúsculo. Como curiosidad, en la vista de Candelario desde el humilladero aparece sobre la torre de la iglesia una espadara que pocos años después un rayo derribaría.
ResponderEliminarSaludos!
Sí, es curioso el detalle. Y el del Pino de Béjr, ¿dónde lo situarías tú? Parece que Regoyos se situó en la zona de Picozos, junto a la fábrica, probablemente junto a los tendales de telas de la fábrica puestos a secar al sol, al abrigo de la tapia.
EliminarSaludos
No conocía a este artista, me encanta el cuadro de la Huelga en Béjar en 1900 por su realismo, así Sierra de Béjar la hora pálida por su colorido, mujeres con sus trajes típicos, pueblo en segundo plano y el colorido de las montañas y como bien dices “la sierra nevada ofrece el contrapunto deslumbrante a la escena”.
ResponderEliminarQue buenos cuadros!
Besos
Bellos y rompedores para lo que se estaba haciendo entonces en España, todavía muy agarrada al academicismo. Regoyos intentó escapar, huir al extranjero y tomar la estela de los grandes maestros impresionistas. Si nos ponemos a pensar estamos ante el único pintor realmente impresionista que tenemos en España.
EliminarBesos
No conocia a este pintor, son interesantes sus cuadros me gustan sus paisajes y la luz que se desprende de ellos, es curioso el traje de las mujeres, hoy forma parte del folklore por lo que muestran sus cuadros antes era la forma de vestir.
ResponderEliminarUn beso y feliz fin de semana
Béjar nunca ha tenido un traje popular. Se dice que desapareció, si lo hubo, al calor de la revolución industrial. A partir de aquel momento los hombres comenzaron a usar los blusones de trabajo. En Candelario, en cambio, pueblo cercano a Béjar, se ha mantenido el traje popular charro con un curioso añadido: un moño muy característico sobre la cabeza que es el que llevan las mujeres pintadas por Regoyos.
EliminarUn besito
He disfrutado mucho con esta entrada. Conoces mi afición por la pintura y me he quedado maravillada, hay que ver como los grandes pintores saben plasmar con trazos que son simples y que te hacen pensar que es sencillo. Hay gran dominio de la luz, del color, del trazo. Formidable.
ResponderEliminarUn beso.
Tienes razón, Wendy. Parece que lo hacen en un segundo, aplicando capas yuxtapuestas de color de manera rápida y enérgica, sin planificación previa, pero no es así. Todo está planeado, desde la perspectiva, pasando por el tema elegido así como las tonalidades empleadas. Por eso son grandes maestros y el resto nos quedamos en meros aficionados.
EliminarBesos
Una maravilla, que bonitas obras especialmente Sierra de Bejar, la hora palida. Me da gusto conocer a este gran artista, cronista exquisito que le hizo los honores a los encantos de tu preciosa ciudad.
ResponderEliminarUn beso.
No sabemos cuánto tiemp estuvo aquí, pero sí que los que le acompañaron le enseñaron la ciudad y los alrededores para que él escogiera los motivos y temas que más le interesasen para plasmarlos en sus lienzos. Por ejemplo, "La huelga en Béjar en 1900" plasma un acontecimiento de corte social que debía ser habitual en la ciudad textil: una huelga de trabajadores textiles.
EliminarUn beso
Hola Carmen:
ResponderEliminarNo conocía este pintor impresionista. Muy bonita huella la que ha plasmado de Béjar.
Que de historias puede tener esat ciudad.
Besote
Poco a poco vamos desvelando la historia de Béjar, pero queda mucho, muchísimo por relatar y eso lo dejo para los grandes historiadores y los libros. Aquí sólo traemos lo más interesante o curioso.
EliminarUn abrazo, doc
No conocía a este pintor. Me gusta mucho el Pino de Béjar.
ResponderEliminarBuen domingo
Me alegro mucho.
EliminarUn abrazo
Buenas tardes Carmen, siempre me maravillan tus entradas, nos haces conocer la historia de Béjar, sus monumentos y artistas.
ResponderEliminarSí conocía las pinturas de Darío de Regoyos, tiene en su vida grandes deseos de promulgar la la cultura, sobretodo el arte moderno de su época, de ahí su cabalgadura por España y los países bajos.
Me ha gustado mucho que a este pintor asturiano nos digas que vivió y pinto en esta bella ciudad de Béjar.
Con ternura
Sor.Cecilia
Regoyos se recorió media Europa y media España. Su curiosidad no tenía límites y sus pinceles mucho menos. No se sabe la obra que llegó a dejar en vida, tan dispersa en colecciones públicas y privadas. Por ejemplo, estos cuadros que traemos aquí están todos en colecciones privadas. Y creo que hizo bien marchándose al extranjero porque aquí nadie hubiera dado un real por él y su obra.
EliminarUn beso, sor Cecilia
Sin duda alguna quedó maravillado por la belleza de este pueblo de ahí que lo eligiera como protagonista de muchos lienzos, Nadie como un artista para apreciar la belleza de un lugar.
ResponderEliminarFeliz Domingo
Besos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Los artistas tienen una sensibilidad especial para captar lugares, sus luces yc olores, la belleza de un objeto humilde. Por ejemplo, Sorolla anduvo por Béjar y me temo que no le gustó lo que vió, así que no dejó ningún lienzo para la posteridad sobre tema bejarano.
EliminarUn beso
No sabía de este pintor. Aunque han pasado muchos años, reconozco todos los lienzos. Los portales de la plaza y sobre todo Candelario.La Ermita del humilladero está tal cual, me hace gracia la gente sentada en la pared...así se ven también ahora:))
ResponderEliminarBuen domingo.
Un beso
Lo único que cambia en la Plaza Mayor con respecto a cómo la pintó Regoyos es el edificio del lienzo norte de la plaza, justo el que está al fondo de la escena, porque aquí aparece con una sola planta y ahora tiene dos por una reforma que se hizo en los años 40 o 50. Y Candelario está igual salvo la espadaña de la iglesia que, como bien nos dice Roberto, desapareció en un día de tormenta por obra y gracia de un rayo.
EliminarUn besote
Una manera de dejar su impronta de pintor consagrado y a su vez contribuir a hacer de la localidad de Béjar un lugar inmortal para la posteridad.
ResponderEliminarUn saludo.
La construcción del tren a finales del siglo XIX (muy tarde para los intereses de los fabricantes textiles) puso fácil el que personajes de todos los pelajes pasaran por Béjar, aunque sólo fuera de visita. Literatos como Baroja o Unamuno, pintores como Sorolla y Regoyos, políticos como Dato o Lerroux pasearon algún día por las calles bejaranas.
EliminarUn saludo
Desconocía a este pintor. Una vez más nos dejas otro pedacito de historia interesante.
ResponderEliminarAlgo debe tener Béjar de especial que tanta historia mantiene.
saludos.
Pues es curioso que digas eso, porque un antiguo historiador bejarano dijo en su día, allá por princpios del siglo XX, que Béjar no tenía Historia... y fíjate.
EliminarUn saludo
Yo también soy de los ignorantes que no conocía a Regoyos... y me han parecido muy interesantes las obras que nos presentas. Me gustan todas; especialmente "La Huelga", porque me parece un cuadro muy arriesgado.
ResponderEliminarSaludos
Un cuadro arriesgado por su temática social, imagino. Regoyos es un pintor impresionista de paisajes, pero no siempre se quedaba en eso. Retrató el choque entre la tradición y la modernidad, siendo uno de los artistas que mejor retrató la España del 98. Son famosos sus cuadros de procesiones y trenes echando humo, o de pequeños pueblos con chimeneas de fábricas. Adoraba España y mezclaba en sus obras lo que la caracterizaba, los contrastes sin menospreciarla en ningún momento.
EliminarUn saludo
Es el 98 en pintura. Es verdad. Así vemos a España.
ResponderEliminarEl 98 en España casi siempre se mira desde la literatura, pero habría que fijarse más en el ámbito del Arte, porque ambas visiones están interrelacionadas. La España del 98 de Unamuno, Baroja o Azorín es la de Regoyos y Zuloaga.
EliminarUn saludo
Carmen, en primer lugar quiero hacerte llegar mi agradecimiento por el hecho de haberte interesado por mi pobre proyecto de blog. En segundo lugar debo decirte que me ha sorprendido muy gratamente tu trabajo y prometo seguirlo con el detenimiento que merece. Aunque por las circunstancias voy por Béjar muy de tarde en tarde, siempre resulta agradable saber que hay personas dedicadas a contar la historia de forma seria y documentada de aquel terruño donde tienes las raices. Un cariñoso saludo.
ResponderEliminarConocí tu existencia por medio del comentario que dejastes en un blog, ahora no recuerdo cuál, en el que decías que habías nacido en Béjar. Me dije a mí misma que habría muchos paisanos repartidos por el mundo de los cuales no tenemos noticia y me pasé por tu blog para saludarte y seguirte. Llevo con este blog cuatro años, más o menos, y en este tiempo me he dado cuenta de la cantidad de gente amable que se conoce por este medio. Las historias que contamos por aquí, no sólo yo, sino también otros historiadores y amigos, llaman la atención de propios y extraños y me parece un buen vehículo para dejar constancia de las bellezas y el pasado de Béjar.
EliminarUn abrazo
Hola Carmen, lo prometido es deuda y he estado leyendo con atención tu artículo sobre el pintor Dario Regoyos (no me importa en absoluto reconocer que para mí era un pintor desconocido), así como toda la información sobre el Dr. Ramiro Arroyo al que está dedicada una calle en Béjar que forma parte de mi entorno en esa ciudad. Mi enhorabuena por el trabajo emprendido y seguiré al tanto del mismo. Un abrazo.
EliminarMuchas gracias, Miguel, por la atención prestada. Por aquí tienes entradas relacionadas con Béjar colgadas a una por semana en cuatro años y pico de andadura, así que imagina la cantidad de textos que puedes leer sobre tu Béjar natal aquí.
EliminarUn abrazo también para ti
Me han encantado las pinturas, los colores... tu Béjar, bss
ResponderEliminarMe alegro mucho, querida amiga extremeña.
EliminarBesos
Sí que es verdad que se le puede llamar impresionista con mayúsculas, sus cuadros recuerdan a algunos pintores franceses de aquel movimiento. Un saludo
ResponderEliminarQuizá sea el único pintor español al que se le pueda adscribir de manera completa al movimiento impresionista, como hemos dicho antes.
EliminarUn saludo y gracias por dejar tu comentario
Estoy de acuerdo, Carmen, que es el más impresionista de todos los pintores hispanos, el más fiel a las proclamas impresionistas, pues si bien Sorolla es más conocido y también cultivó el impresionismo pictórico, tuvo una trayectoria más dilatada y pasó por distintos istmos, mientras Regoyos fue más fiel a este movimiento. No sabía de su pasó por Béjar. Me ha gustado mucho la "Huelga en Béjar" y ese punto focal tan alto, y también Candelario. Que tengas muy buena semana, abrazos.
ResponderEliminarEl lienzo de "Huelga en Béjar en 1900" lo pintó desde un balcón de una posada en la que se hospedó que se encontraba en la Plaza Mayor, junto al ayuntamiento, de ahí el punto elevados que utiliza para representar la escena. ¿Habría en ese moemento una huelga en Béjar? Podría ser posible que viera una escena similar al llegar a nuestra ciudad, dada la conflictividad social que se vivía por el desarrollo de la industria textil.
EliminarUn abrazo
Pues ya ves, pasó por aquí y dejó recuerdo de ello.
ResponderEliminarUn besote
Qué buen trabajo, Carmen, el de Regoyos y el tuyo.
ResponderEliminarDesconocía a este pintor pero no esa bellísima zona del Castañar, el encantador Candelario y Béjar, por supuesto. No me extraña que este asturiano se parase a admirar y pintar esos bellos parajes, y también, de alguna manera, a transmitir el sentir de sus gentes (como en el cuadro de la Huelga de Béjar). Ese sentir noventayochesco late en sus cuadros. Son bellas sus obras, pero, tus comentarios a ellas me han parecido también muy trabajados y acertados.
Un abrazo y buena semana, Carmen.
Lo extraño, ahora que dices, es que no retratase con sus pinceles el Castañar, "verde maravilla", como la llamamos por aquí, porque seguro que le llevaron a ver el santuario de la Virgen y la Plaza de Toros, como es preceptivo hacer con todo visitante a nuestra ciudad. ¿No le gustaría el paraje? No lo sabemos. Quizá no encontrase la plaza de toros llena en día de fiesta, tema que le hubiese atraído.
EliminarUn beso y gracias
No conocía este cuadro y me ha gustado la crítica sutil de Regoyos mostrándonos en el centro a los huelguistas, vulnerables en su soledad. Los guardias observando la escena en espera de una orden. La pulsión del temor en el hombre que se aleja de espaldas a la acción, pensando quizá: "Esto se complicará". Dos paisanos mirando desde una prudente distancia. Sindicatos. Asambleas. Comienza el siglo XX en Béjar y tú contándolo, Carmen, enhorabuena.
ResponderEliminarAunque el cuadro de Regoyos es espectacular por lo manera que tiene de representarnos una huelga (en silencio y quietud, como esperando a uan acción que no sabemos cuándo llegará), no tienen punto de comparaciuón con la representación de la carga en una manifestación obrera de la Guardia Civil que hace el maestro Ramón Casas. Ambas obras, "Huelga en Béjar en 1900" y "La carga" podrían ponerse frente a frente como dos formas de ver un conflicto sindical en 1900.
EliminarUn beso
Me encanta el impresionismo como movimiento pictórico, soy un admirador de todos los impresionista. Conociendo algo al que nos ocupa me ha encantado tu entrada ahondando en su vida asi como las pinturas que has puesto de el, gracias.
ResponderEliminarUn beso.
Me alegro de que te haya gustado la entrada, Jose Manuel. Creo que Darío de Regoyos es un pintor español excelente que ha caído en el olvido, situación que debemos cambiar poniendo nuestro granito de arena desde los blogs.
EliminarUn saludo
Yo tampoco conocía este autor, que por otro lado tampoco es extraño visitase Béjar. Ya hemos visto en tu blog su importancia histórica y artística, algo que un artista, curioso por lo que le rodea, estando en Salamanca, no podía dejar de visitar. Un abrazo Carmen.
ResponderEliminarCarlos de Haes, un pintor del siglo XIX especializado en paisajes, recorrió toda España, o parte por lo menos, y nunca se dejó caer por aquí... Claro, que por entonces no llegaba el tren hasta Béjar y había que venir a lomos de mula, caballo o carromato.
EliminarUn saludo
Me gustan mucho las pinturas de este, para mí, complentamente desconocido, cada una por un motivo distinto, aunque mi gran favorita es la primera; Huelga en Béjar. Gracias, Carmen, por acercarnos la figura de Regoyos. Un abrazo
ResponderEliminarSeguro que te gusta más por el tema social que en él se describe, por la tensión silenciosa que nos transmite, por la intriga de saber qué va a pasar después, ¿verdad? Te conozco demasiado, jejeje
EliminarUn abrazo
Interesante tu entrada.
ResponderEliminarNunca había oído hablar de este pintor.
Estuve hace años en Candelario y el cuadro de Regoyos me ha recordado aquellas calles tan empedradas.
Te deseo una feliz semana.
Cariños.
Kasioles
Espero que tu estancia por aquí fuera hermosa. No me dirás que las calles de Candelario son feas... ¡Es broma!
EliminarUn abrazo
Querida Carmen, estupenda aproximación a este artista que no conocía; me han gustado mucho sus cuadros.Además la referencia a Candelario me ha encantado por ser uno de los lugares que mi padre amaba desde su infancia y del que nunca se olvidó.
ResponderEliminarMil biquiños.
Espero que hayas vuelto por Candelario en alguna ocasión y que disfrutes de esas calles empedradas, estrechas y empinadas.
EliminarUn beso
Nunca había oído hablar de ese pintor,pero supo retratar bien el pueblo de Bejar y Candelario.Y te digo lo mismo que " profedegriego ",con tu entrada me has hecho recordar mis veranos pro esas tierras.Un abrazo
ResponderEliminarAl fin y al cabo somos vecinos, de ahí al lado. Sólo nos hace falta coger el coche, recorrer unos kilómetros de autovía y ¡listos!
EliminarUn abrazo
Que hermosas obras, me gustaron Sierra de Béjar, la hora pálida y Candelario.
ResponderEliminarTe dejo un abrazo cariñoso.
P.D. Me gustaría compartir contigo el Premio mejor seguidor, pasa por mi rinconcito cuando puedas.
¡Uy, muchas gracias, Rayén! Ahora mismo me paso por tu rinconcito.
EliminarUn beso
No conocía a este artista ni su historia y me ha sorprendido el cuadro de la huelga. Muchas gracias por compartirlo.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Muchas de nadas, amigo.
EliminarUn saludo
Me han encantado estos cuadros de Regoyo, un pintor excelente. Estremecedor el de la huelga y esa descripción que haces del silencio que lo rodea. Los huelguístas debían estar apretando los dientes y los puños dentro de los bolsillos, determinados a no dejarse intimidar. Magnífico. Tiene, como todos los demás, una fuerza inmensa, dramática aunque sólo se trate de un paisaje: en definitiva el paisaje es visto a través del ojo humano y está, por tanto, impregnado de su subjetividad.
ResponderEliminarMagnífica entrada, querida amiga. Un abrazo.
Y es un pintor de fama internacional que ha sido injustamente olvidado, amiga. Creo que para el año que viene se va a hacer una exposición retrospectiva en el Museo Thyssen de Madrid que no habrá que perderse.
EliminarBesos y gracias
¡Qué espléndido artículo, Carmen! Es tan bueno en prosa como la obra de tu paisano Darío de Regoyos y Valdés. Y digo paisano porque cuando uno deja como impronta de su trabajo el amor a los lugares en donde ha vivido, es porque los ha realizado con tanto cariño como si fuese un hijo más del lugar. Siempre lo repito, Carmen: tenéis de todo. Y en primer lugar, la belleza de un entorno que conozco pero debo ahondar después de conocerlos desde tu espléndida pluma. Mis más sinceras felicitaciones por esa luz y ese paisaje que atrapa a quien por él pasa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Carmen.
En el caso de que se pueda dar a Regoyos el apelativo de "paisano" diría que es paisano de casi toda España, porque recorrió todo el territorio nacionañ y de su paso por los distintos lugares dejó la impronta con sus pinceles en lienzos, acuarelas y apuntes. Regoyos es, por tanto, también tu paisano, Antonio, porque seguro que también sus ansias de conocer le llevaron a Murcia.
EliminarAbrazos y gracias
Estimada Carmen, como siempre es un placer leer tus acertados apuntes y más que apuntes de historia bejarana. Pero permíteme que en esta ocasión corrija un pequeño "error geográfico" que soléis cometer, no pocos, castellanos. Y es confundir partes de Asturias con Cantabria, y aunque Ribadesella está en el oriente o este de Asturias, no es Cantabria. Al concejo de Ribadesella le sigue Llanes y después Pimiango (Colombres), todos asturianos. Y luego ya, cruzando la Ría de Tinamayor, entraríamos en Cantabria. Darío de Regoyos es uno de los más prestigiosos pintores asturianos. Y muchas de sus obras se encuentran en el Museo de Bellas Artes de Asturias. La tercera pinacoteca en importancia de España, por detrás del Museo del Prado y el Museo de Bellas Artes de Bilbao, en el País Vasco, dónde residió (Irún). Por lo que a Cantabria, pocos lazos le unían, salvo estar entre estas dos regiones de España. Así que se me ocurre que quizás, además de la amistad y la inquietud cultural que le unía a D. Miguel de Unamuno, le moviera el interés de visitar una zona industrial, como Béjar, similar a las del País Vasco y Asturias, además de un pueblo, también industrial que se decía y se dice, fundado por pastores o segadores asturianos. No que decir tiene que yo soy asturiano. Por favor, cuando tengas un hueco, corrige lo de Cantabria. Muches gracies.
ResponderEliminarBuenos días, Roberto, y perdona el patinazo:
EliminarGracias por estar al tanto. No me cabe duda de que asturiano como eres te debió de rechinar el que llamase "cántabro" a Regoyos cuando su lugar de nacimiento era la bella Ribadesella en la verde Asturias. Y lo más curioso es que he estado en ella un par de veces por periplos vacacionales. El subconsciente a veces trabaja por su cuenta. Lo bueno es que hay lectores, entre los que te encuentras, que captan las erratas, patinazos y errores para el bien de los que tenemos la osadía y atrevimiento de escribir. De nuevo, gracias.
La teoría de que le atrajeran las tierras bejaranas por su industria es muy interesante. Es posible que fuera así también.
Un saludo cordial,
Carmen