Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, 4.896 (03/VI/2022), p. 4.
En la iglesia de Santa María la Mayor de Béjar se conservan valiosas piezas de ropa litúrgica. El paso del tiempo apenas han hecho mella en ellas y cuando se tiene la suerte de contemplarlas, el asombro por su estado de conservación y, por qué no decirlo, la pregunta de cómo han llegado a la actualidad aflora a los labios. Un precioso terno rojo nos incita a acariciar su terciopelo, a recorrer con los ojos sus bordados de delicadas flores sobre seda blanca, a apreciar cada puntada invisible, a trazar visualmente los entrelazados que unen unos motivos con otros, a imaginar qué habilidosas manos llegaron a crear tanta maravilla.
Detalle del bordado de la casulla del Terno Rico
La pieza que nos atrae de esa manera es el Terno Rico o Terno del Corpus. Un terno es un conjunto de vestiduras litúrgicas utilizadas por los sacerdotes antes del Concilio Vaticano II, aunque en la actualidad pueden ser usadas en ocasiones solemnes. Según el Diccionario de Autoridades de 1729 «privativamente se toma por el vestuario uniforme de los tres, que celebran una Missa mayór, ò assisten en esta forma à alguna funcion Eclesiástica». Los tres oficiantes de la misa eran el sacerdote, el diácono y el subdiácono, y las piezas de que constaban eran la casulla, la dalmática, la estola, el paño de cáliz, el paño de hombros, el manípulo y la capa pluvial. Sin entrar a explicarlas con detenimiento, quiero centrarme en su historia, en su donante y en su función.
Antonio Martín Lázaro afirma que el duque Juan Manuel II «dio muchas limosnas y el terno de terciopelo carmesí que tiene y que sirve en el octavario del Corpus [1]». Don Juan Muñoz García también menciona este dato en sus trabajos para Béjar en Madrid [2]. El regalo efectivamente fue realizado durante el ducado de Juan Manuel II en el siglo XVIII, pero no fue él el donante como así podemos descubrir en una carta conservada en el Archivo Parroquial de Santa María la Mayor de Béjar que dice
Otro terno de la iglesia de Santa María la Mayor. Fotografía de un inventario realizado en los años 90. Archivo parroquial.
«Muy señores míos:
He recibido la de Vuestras Mercedes de 23 del corriente en que me participan haber llegado el terno que remiti para esa yglesia y como en accimiento de grazias han dispuesto celebrar una novena a Nuestra Señora de la Misericordia y Santos Médicos por la salud del Duque, por lo cual quedo con mayor estimazion y agradecimiento a Vuestras Mercedes. Y siendo asi que mi oferta fue en los terminos de que precisamente, aunque la propiedad de esta alaja que done para esa parroquia, cuyos feligreses somos, hubiese de servir en la del Salvador en el día del Corpus y su Octava, como que generalmente allí se celebra esta festividad (desparecido) y es de aquella parroquia (desaparecido) Magestad toda la Octava, sin embargo (desaparecido), que la procesion sale de la de Vuestras Mercedes no queda arbitrio a esta disposicion, con que espero se conformen Vuestras Mercedes. Sin embargo, de su representacion, pues en todas las demás festividades de entre año pueden usar de el en su iglesia, y no porque sirva en la del Salvador continuando los ocho días, el terno dejara de ser muy permanente para muchos años.
Quedo a la disposición de Vuestras Mercedes deseando le guarde muchos años. Madrid, junio 29 de 1735.
Sres. Curas y beneficiados de las Parroquial de Santa María».
Casulla del Terno Rico
Con esta carta la duquesa (luego desvelaremos su identidad) responde otra misiva anterior, hoy perdida, en la que los sacerdotes de Santa María agradecen la donación del Terno Rico al templo -por ser ésta la parroquia ducal en sus estancias bejaranas-, a la vez que prometen rezar novenas por la salud del duque. Sin embargo, en esa misma carta debieron de manifestar cierto malestar con la condición impuesta por la duquesa: durante la festividad del Corpus Christi y su Octava debían cederlo a la del El Salvador. La respuesta por parte de ésta es inapelable: que no manifiesten contrariedad por esta cláusula ya que pueden hacer uso del terno en todo momento y en cualquier festividad.
Los regalos ducales en forma de objetos de plata, vestimentas litúrgica, retablos, reliquias, cuadros, tapices y otro elementos ricos eran frecuentes en iglesias, conventos o procesiones de los cuales eran patronos. Qué duda cabe que el Corpus Christi y su Octava eran la ocasión más solemne de la villa y su patronato recaía precisamente en la casa ducal [3] . Hace poco explicamos en este semanario la fundación del convento de la Piedad por otra duquesa, en este caso Brianda Sarmiento de la Cerda, cuyo patronato fue también ducal, y cuyos primeros ornatos para la capilla fueron regalos ricos de esta duquesa. Entre esos bienes destacaban un órgano y un realejo (dos instrumentos musicales) y el relicario del Lignum Crucis que debían ser cedidos por las monjas en ocasión de la Octava y de la procesión del Corpus. La duquesa que aquí nos ocupa quiso emular a su antecesora y regaló ese terno rico a Santa María bajo las mismas premisas.
Juan Manuel II en el lienzo que representa un día de caza en La Moraleja
Pero, ¿quién se oculta tras la misteriosa duquesa cuya generosidad fue velada durante siglos? Por las fechas se trata de María Ana de Borja y Aragón, cuarta esposa del duque Juan Manuel II, XII duquesa de Gandía, X marquesa de Lombay y condesa de Oliva por derecho propio, descendiente del papa Borgia. De su rostro nada sabemos, pues no fue representada en la jornada de caza de 26 de octubre de 1728 en la que los duques agasajaron a Felipe V y a la familia real (los futuros Luis I, Fernando VI y Carlos III también acudieron) en su finca de La Moraleja en Madrid [4] , inmortalizada por los pinceles de Toribio Álvarez [5] . Quizá fue obra de su hijastro Joaquín, hijo de la tercera esposa de su padre, Rafaela Luisa de Castro, quien velara a sabiendas este regalo de su madrastra atribuyéndolo a su padre.
El caso es que en un inventario de alhajas y bienes de la iglesia de 1736 se cita «un terno nuevo que dio la Excma. Señora Dª María Ana de Borja, duquesa de Béjar, en el año pasado de 1735, aplicado la propiedad a dicha iglesia y para que sirva en la iglesia del Salvador para siempre en toda la Octava del Corpus». Desbloqueamos así la damnatio memoriae que había ensombrecido a la donante a lo largo del tiempo, desvelamos su identidad y la recuperamos para la historia.
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[1] Martín Lázaro, Antonio. «Santa María la Mayor». Béjar en Madrid, 1924.
[1] Muñoz García, Juan. «Datos para nuestra historia. Sobre el templo y sobre la parroquia de Santa María», Béjar en Madrid, 1939.
[1] LÓPEZ ÁLVAREZ, Alejandro. Ideología, control social y conflicto en el Antiguo Régimen. El derecho de patronato de la Casa ducal sobre la procesión del Corpus Christi de Béjar. Premio Ciudad de Béjar, 1994. CEB, 1996.
[1] CASCÓN MATAS, Carmen. «Un día de caza y fiesta en El Bosque madrileño del duque de Béjar». Revista de Ferias y Fiestas, 2020, pp. 30-36.
[1] Cacería en la Moraleja organizada por el Duque de Béjar en honor de los hijos de Felipe V en 1729. Palacio de Riofrío, Segovia.
Es una maravilla, lo que aprecio en las fotos. Siempre ha habido obsequios anónimos, que se ha hecho a la iglesia. Supongo que sería de una familia muy acaudalada.
ResponderEliminarBesos.
Unas grandes piezas y como nos dices un milagro que se encuentren en esas condiciones de conservación.
ResponderEliminarLas buenas obras no necesitan de publicidad, hay personas que con menores méritos se dan mas bombo a sus actos.
Saludos.
¡Enhorabuena! amiga Carmen, por tan interesante trabajo de investigación, y gracias, por la exposición que has hecho de este precioso terno. El bordado es una preciosidad, y muy bien conservado.
ResponderEliminarUn abrazo.