Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2020, pp. 10-13.
La propuesta que traemos a estas páginas es la de una pequeña guía que sirva al bejarano y al foráneo para conocer algunas curiosidades de nuestra inacabada plaza mayor, a través de algunos detalles arquitectónicos y ornamentales de un espacio tan bello como poco cuidado y desconocido. No nos detendremos en dos de los grandes monumentos que forman parte de la misma, la iglesia de El Salvador y el Palacio Ducal, pues por sí mismos merecen un artículo. En cuanto a la historia de la plaza mayor, de la que aquí expondremos algún apunte, remitimos a los trabajos de José Muñoz Domínguez[1] y Óscar Rivadeneyra Prieto[2].
Vista del lado sur y este de la Plaza Mayor de Béjar |
Como es fácil constatar, la actual plaza mayor de Béjar es un espacio urbanístico heterogéneo, consecuencia de un proyecto de unificación arquitectónica que no fue posible completar. La actual plaza sustituiría a otra anterior que sería más irregular, pintoresca y construida con materiales más pobres como entramado de madera, adobe y ladrillo, y con soportales de madera o de piedra.
Desde el siglo XVI (con la ejecución de la plaza mayor de Valladolid) se extiende por buena parte de España la costumbre de erigir estos espacios monumentales diseñados por arquitectos y compuestos por fachadas regulares con soportales de piedra; todo dentro de la llamada arquitectura “culta” y siempre acorde con el estilo arquitectónico imperante en el momento. El resultado sería un espacio urbanístico cerrado como escenario para diversas festividades y marco propagandístico de exaltación del poder municipal, donde el único edificio que podía destacar sobre los demás era el del concejo.
Palacio Ducal, situado al oeste de la Plaza Mayor |
Esta premisa no se cumplió en Béjar por la misma naturaleza del proyecto, cuyo promotor fue la casa ducal, por lo que en el lado de poniente ninguna fila de casas con soportales cerraría la comunicación de la plaza con el palacio ducal.
El documento más antiguo que conocemos que hace referencia a la construcción de la nueva plaza mayor es de 1719. En él el ideólogo del proyecto, Manuel Jovín, considera con lógica que la iglesia de El Salvador y un torreón ya desaparecido del palacio ducal son un estorbo para el proyecto de la plaza mayor. La iglesia no se derribó, con lo que los símbolos de poder de la sociedad estamental de origen medieval terminaron estando presente en la plaza con los tres edificios más emblemáticos de la misma: palacio ducal, iglesia de El Salvador y ayuntamiento, situación contraria a la lógica urbanística, espacial y simbólica de las plazas mayores.
Soportales del lienzo norte de la Plaza Mayor |
La plaza se comenzó a construir en estilo barroco por la hilera de casas del lado norte, las llamadas casas nuevas, junto a la muralla en el lugar llamado de Las Guaridillas, por la más cercana al palacio ducal y continuando por las más próximas a la iglesia de El Salvador. En 1725 cinco de estas casas ya estaban concluidas y exhiben el aspecto más homogéneo de la plaza[3]. En origen contaban solo con dos alturas hacia la plaza: planta baja para los soportales y tienda y planta superior para vivienda; las segundas plantas, los desvanes o los miradores de hierro obedecen a reformas posteriores.
De esta fachada norte llama la atención el soporte preferente empleado para apear los arcos de medio punto: columnas. Columnas de granito de fuste monolítico y orden toscano. En pleno siglo XVIII, coincidiendo con el apogeo del Barroco, los pilares empezaron a desplazar habitualmente como soporte a las columnas, algo que no sucede en Béjar; hay pilares en nuestra plaza, sí, pero pocos. Resulta así una arquería más grácil y menos pesada, seguramente porque la referencia arquitectónica y la escala la marcaba el precioso palacete renacentista del Ayuntamiento del siglo XVI.
Otra vista de los soportales del lienzo norte |
Un detalle barroco que encontramos en esta fachada, y que no se repite en el resto de la plaza al ser edificaciones anteriores o posteriores, son los recercados de las ventanas, con una moldura plana y ancha con las esquinas resaltadas, lo que en el Barroco se denominó orejeras. Otro detalle que sólo vamos a encontrar en esta fachada de la plaza dieciochesca es la presencia de un escudo de los duques con las armas borradas, probablemente en 1812.
Vista de la plaza desde el oeste, desde el Palacio Ducal |
También en este lado norte se asientan los edificios más antiguos de la plaza, con fachadas traseras que se orientaban hacia la muralla, la que servía para contener la trama urbana ante el profundo y brusco desnivel del río. En buena medida la fachada norte de la plaza y sus soportales se apoyan en dichas edificaciones. Con el paso del tiempo el espacio existente entre el lado norte de la plaza y el lienzo norte de la muralla se colmataría con edificaciones, llegando incluso a desaparecer el camino de ronda que existía al pie de la muralla. La presión demográfica y urbanística será tal sobre este espacio, que la muralla servirá de cimentación para las fachadas traseras de los edificios construidos sobre el paso de ronda como casas colgadas al estilo de las de Cuenca o Frías (Burgos). Un paisaje urbanístico de gran valor, destrozado en gran medida hace pocas décadas a la altura de la vecina calle Víctor Gorzo.
Continuará
[1] MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J.: La Plaza Mayor de Béjar. Aproximación morfológica e histórica a un espacio público generador de la ciudad. Discurso de ingreso al C.E.B. nº 20. Béjar, 2003; MUÑOZ DOMÍNGUEZ, J.: “La Plaza Mayor de Béjar: en el origen de la ciudad nueva” en BONILLA J. A. (coord.): Plazas con encanto de la provincia de Salamanca. Salamanca, 2005.
[2] RIVADENEYRA PRIETO, O.: “Patrimonio y mayorazgo de Don Francés de Zúñiga y Narváez”, en Estudios Bejaranos, Nº 19, C.E.B., Béjar, 2015, pp. 67-92; RIVADENEYRA PRIETO, O.: “Plano del entorno de Santa María y El Salvador según el Catastro de Ensenada (1753)”, en Estudios Bejaranos, Nº 20, C.E.B., Béjar, 2016, pp. 63-70; RIVADENEYRA PRIETO, O.: “Reconstrucción histórica del ala oriental de la plaza mayor de Béjar”, en Estudios Bejaranos, Nº 21, C.E.B., Béjar, 2017, pp. 147-166; RIVADENEYRA PRIETO, O.: “Privilegio de armas al caballero francés de Zúñiga y nuevas conjeturas sobe su muerte” en Estudios Bejaranos, Nº 23, C.E.B., Béjar, 2019, pp. 89-98.
[3] RIVADENEYRA PRIETO, O.: “Patrimonio y mayorazgo de Don Francés de Zúñiga y Narváez”, en Estudios Bejaranos, Nº 19, C.E.B., Béjar, 2015, pp. 67-92; RIVADENEYRA PRIETO, O.: “Plano del entorno de Santa María y El Salvador según el Catastro de Ensenada (1753)”, en Estudios Bejaranos, Nº 20, C.E.B., Béjar, 2016, pp. 63-70; RIVADENEYRA PRIETO, O.: “Reconstrucción histórica del ala oriental de la plaza mayor de Béjar”, en Estudios Bejaranos, Nº 21, C.E.B., Béjar, 2017, pp. 147-166; RIVADENEYRA PRIETO, O.: “Privilegio de armas al caballero francés de Zúñiga y nuevas conjeturas sobe su muerte” en Estudios Bejaranos, Nº 23, C.E.B., Béjar, 2019, pp. 89-98.
Buenos comentarios a esos detalles que habrá que tener en cuenta la próxima vez que visite Béjar.
ResponderEliminarSaludos.
Es una pena que intereses no desvelados impidan una obra de conjunto que viniera a engrandecer en centro neurálgico de la ciudad, a imitación de otras señeras plazas mayores. Gracias, Carmen, por tan abundante y exquisita información.
ResponderEliminarUn abrazo.
-La ciudad antigua, que tanta personalidad le aporta a Béjar, se observa con esa arquitectura adusta y sumaria.La sillería, mamposteria y ladrillo.Los canteros de esa época supieron domesticar el granito .
ResponderEliminar-Esperando la continuación...
Feliz finde Carmen.
Besos
Tendría que mirar en mis archivos pero creo no me fije mucho en los soportales aunque si recuerdo que en mi primera visita en los soportales de la parte norte estuve hablando por teléfono con el bejarano que estuve haciendo la mili. En mi segunda visita estuve conversando con una persona mientras esperaba para visitar la cámara oscura pero no la pude ver al ser un día poco propicio.
ResponderEliminarSaludos.
Aunque inacabada es una bonita plaza, puedo dar fe de ello porque estuve ahí hace un par de años.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen.
Me ha gustado. Hace tiempo que estuve ahí y por desconocimiento, ni me enteré de la mitad de lo que describes.
ResponderEliminarBesos Carmen
Me encantaría conocer esta población, que sólo conozco por las fotos de amigos blogueros.
ResponderEliminarBesos
Una magnífica lección sobre algo de la historia del urbanismo de las plazas mayores.
ResponderEliminarMuy interesante.
Un saludo.
La vista desde el oeste tiene un equilibrio alegre y paseador, con la fachada de la iglesia y esos escalones en progresión que tan bien solucionan el variado desnivel del suelo.
ResponderEliminarBuenas vueltas con los peques por esa plaza. A ver si pronto volvemos a verla llena de vecinos charlando y disfrutando de un aperitivo.
Un abrazo, Carmen.
Hola Carmen, si algún día voy por Béjar tendré muy en cuenta los detalles que nos explicas, la plaza se ve muy hermosa. Espero la continuación.
ResponderEliminarAbrazos.
Me gusta pasear por esta plaza. Siempre nos da estupendas fotos y con tu entrada ahora conozco más de ella.
ResponderEliminarBuen fin de semana Carmen. Cuídate.
Un abrazo.
Felicitaciones Carmen, por el premio. JZR.
ResponderEliminarGracias, querido Jorge.
EliminarUn abrazo
Me ha gustado mucho este artículo. Cuando vuelva por Béjar, que es mi pueblo, me fijaré con más detenimiento
ResponderEliminar, gracias
Carmen muy interesant . que yo no sabía. y soy bejarano
ResponderEliminarSaludos desde Santiago de Chile. Llevo a bejar en el corazón soy la Tercera generación de bejarianos en el exilio familia Hernández Martín de fuente buena si pudieran realizar algún estudio de fuente buena sería genial
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