Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
Teresa de Zúñiga (c.1502-1565) era hija única de Francisco de Zúñiga, I marqués de Ayamonte, y sobrina de Álvaro de Zúñiga, II duque de Béjar (el más rico señor que había en Castilla…), y de su esposa María de Zúñiga, duquesa viuda de Béjar, y de todos fue única heredera, acumulando una fabulosa fortuna.
Estatua orante y sepulcro del padre de Teresa de Zúñiga
en el monasterio de San Lorenzo de Trasouto,
Santiago de Compostela Wikipedia
Los sepulcros y del altar del monasterio proceden de Sevilla
Desde muy joven adquirió experiencia en litigios judiciales: casada a los dieciséis años con su primo Alonso Francisco de Sotomayor, conde de Belalcázar, a los veintitrés, al morir su padre, partió bienes con su madre, hija del duque de Nájera; a los veintinueve tuvo que disputar el título ducal de Béjar y otros estados con Pedro de Zúñiga, marqués de Aguilafuente, y con Diego López de Zúñiga, abad de Santa María la Real de Parraces, ambos hijos legitimados de su tío y de su padre respectivamente.
Y en adelante enfrentar procesos civiles que le presentaban los súbditos de sus señoríos. Entre 1555 y 1565, por ejemplo, los de Béjar presentaron a la Real Chancillería de Valladolid acusaciones sobre su inmiscuición en la elección y nombramiento de cargos públicos; y de gravámenes, cobros de nuevos derechos, obligación de hospedaje, imposiciones en contra de la voluntad de la villa, nombramiento por imposición de determinados cargos públicos, prohibición de cazar, apropiación de ingresos propios de la villa, ocupación de tierras, fuentes y aprovechamientos concejiles, y otros agravios que doña Teresa afrontó con gran determinación y acierto.
Murallas de Béjar, Salamanca. Clubrural.com
Su jugada maestra en materia judicial, no obstante, se develó a sólo dos días del fallecimiento de su esposo, cuando presentó protesta ante la Justicia Mayor de Belalcázar al testamento de su difunto marido por tener cláusulas en contra de su casa y mayorazgo (los de Béjar). Seis días después hizo que su hijo Alonso de Zúñiga (la primacía del apellido materno había quedado establecida en las cláusulas del matrimonio), marqués de Gibraleón y primogénito heredero del conde, renunciara a los bienes libres que le dejó su padre, reservándose el derecho a la sucesión del estado, casa y mayorazgo de Belalcázar…; y ella misma, como curadora de sus otros hijos menores de edad (renuncia) de los bienes libres que quedaron por la muerte de Alonso Francisco, V conde de Belalcázar.
Castillo de Belalcázar, Córdoba. Escapadarural.com
Más aún, por la misma escritura primera solicita la anulación de diversos contratos, obligaciones y ventas otorgadas por ella contra su voluntad y obligada por su difunto marido Alonso Francisco, V conde de Belalcázar, y por otra declara que firmó contratos, obligaciones y compraventas en contra su voluntad, bajo coacción y amenazas de su difunto marido. Antes de la muerte de su marido ya había presentado denuncia, ante escribano y notario público del rey, contra ciertas ventas que su marido Alonso Francisco, V conde de Belalcázar, había hecho de ciertos bienes del mayorazgo de la casa de Béjar, con licencia de la duquesa, pero contra su voluntad.
Armas de Zúñiga y Sotomayor en el castillo de Belalcázar. Pinterest.com
Con tal de poner a salvo lo que quedaba de su patrimonio propio, dilapidado en gran parte por su esposo, y asegurar las rentas de sus hijos, no dudó en acudir al Consejo Real, presentando sus demandas y documentación relativa a la testamentaría de Alonso Francisco de Zúñiga (asumió el apellido de su esposa) Sotomayor, V conde de Belalcázar, que contiene cartas de pago y finiquito, liquidación de cuentas, recibos, transacciones, inventario de bienes y deudas. El resultado fue que por provisión del emperador Carlos V, se ordenó la exención de las sentencias que los jueces árbitros habían dictado para que la III duquesa de Béjar, Teresa de Zúñiga, restituyese ciertos bienes (los propios) para el cumplimiento de las disposiciones testamentarias que había dejado su marido Alonso Francisco de Zúñiga y Sotomayor, V conde de Belalcázar. Es decir, quedaba a salvo el mayorazgo de Béjar. Incluso el nuncio del papa, solicitado por la duquesa, excomulgó a quienes han robado y ocupado bienes muebles, inmuebles y semovientes pertenecientes al condado de Belalcázar, con el fin de aliviar la carga de la solicitante.
Doña Teresa de Zúñiga, II duquesa de Béjar, falleció el 25 de noviembre de 1565, y a pesar de todo y por disposición suya, su cadáver fue enterrado junto al de su esposo en la Capilla Mayor del Convento Colegio Regina Angelorum de Sevilla, fundado por su madre, que de mi voluntad y por servir a Dios nuestro Señor lo voy haciendo y he hecho y edificado de mis bienes.
Azulejos del desaparecido convento Regina Angelorum de Sevilla.
Cofrades.sevilla.abc.es
No se renuncia a una herencia porque sí. Las actuales legislaciones lo contemplan cuando la aceptación puede llegar a ser inconveniente si los pasivos de la misma son superiores al activo. Al aceptar una herencia –salvo que se haga a beneficio del inventario- el heredero responde de todas las cargas y deudas, no sólo con los bienes de esta, sino también con los suyos propios. Valga como ilustración esta antigua viñeta, y una sacada de sombrero para la habilidad de la duquesa:
Religiondigital.org
Lecturas:
Rogel Vide, Carlos: Renuncia e impugnación de la herencia en el Código Civil. 2011
Rojo Vega, Anastasio: Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar. 2008
En las historia también nos encontramos con grandes mujeres que tuvieron que luchar mucho en un mundo gobernado por hombres y hoy se sabe poco de eso. Doña Teresa fue un ejemplo.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
No es el único caso, pero sí uno de los muy escaso de reconocimiento femenino en un mundo largamente machista. Que cunda el ejemplo y se multiplique hoy en el siglo XXI.
ResponderEliminarUn abrazo.
Indagando un poco en la historia de no estar borradas las huellas encontraríamos muchas mas mujeres influyentes de las que conocemos, que solo pueden ser la punta del iceberg. De esa forma entenderíamos mejor el dicho "detrás de todo gran hombre hay una gran mujer".
ResponderEliminarSaludos.
No cabe duda que era una mujer lista: nos remontamos a una época que se consideraba a la mujer incapaz de poseer convicciones firmes, hasta su sepelio lo decidió ella.
ResponderEliminarUn abrazo feliz semana Carmen.
Me parece un articulo muy Doña Teresa tuvo que luchar contra viento y marea por lo que era suyo algo que no es fácil ahora y menos hace 5 siglos mujer valiente. Un saludo.
ResponderEliminarHago de vez en cuando un recorrido desde Ayamonte, pasando por Gibraleón,
ResponderEliminarNiebla, Sevilla y Béjar...rutas muy vividas todas ellas por la familia Zúñiga que demuestran el tremendo poderío de esta influyente estirpe. Doña Teresa, digno miembro de esta.
Después de un descanso, vuelvo de nuevo a la actividad.
ResponderEliminarEse castillo de Belalcázar, lo he visto más de una vez desde la carretera, cuando me he desplazado fuera de la provincia de Córdoba. Nunca he tenido ocasión de verlo.
Besos
Es el castillo más alto de la península, con 47 m la torre de homenaje. JZR.
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