Autor: Roberto Domínguez Blanca
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4627.
La decoración del camarín del santuario tiene dos momentos clave: el primero en el siglo XVIII tras su construcción, y el segundo a finales del siglo XIX y principios del XX, al que pertenecen la mayoría de los vestigios.
Respecto al exterior del mismo, en las cuentas de 1731 a 1736[1] se aclara que en su parte superior se hizo el adorno de hierro rematado en una cruz, así como las primitivas vidrieras con sus redes y herrajes para los vanos. Éstas se encargaron al maestro rejero bejarano Juan Pérez por 208 reales. Al parecer el coste fue superior, pero Pérez terminaría por rebajar el precio final.
Cúpula del camarín
El interior del camarín ha sufrido muchas reformas. De la decoración arquitectónica son originales las formas geométricas que articulan la cúpula (no así su pintura), y la pequeña escultura de la paloma del Espíritu Santo. Ésta, rodeada de una corona de nubes y de haces de rayos biselados, es muy característica del siglo XVIII. Su autoría pudiera corresponder a Agustín Pérez Monroy, pues ejecutó una idéntica a ésta para el baptisterio de la iglesia de Navacarros[2].
De los objetos que se muestran en el camarín, originales prácticamente sólo se conservan los cuatro cuadros con temática mariana acomodados en las pechinas[3]. Como ya explicamos, sus ricos marcos de estilo rococó son de Agustín Pérez Monroy, maestro que elaboró para Navacarros el retablo mayor de su iglesia[4]. Estas pinturas representan la Anunciación, Adoración de los Pastores, Descanso en la Huida a Egipto y la Piedad. Se trata de obras barrocas pintadas sobre láminas de cobre y de autor desconocido, pues no se aprecian firmas en ninguna de ellas. Aunque dieciochescas, reciben un tratamiento pictórico similar en la línea del tenebrismo tan del gusto del siglo XVII. Por ejemplo, se recurre a fondos imprecisos y muy oscurecidos con escasos detalles de ambientación, pero suficientes para localizar la escena (la cortina en la Anunciación remite a un interior, unas vigas al establo en la Adoración de los Pastores, etc.). Asimismo, la limitada gama cromática, cálida y dominada por un colorido terroso de pardos y rojizos, sirve al artista para destacar del resto el asunto principal, mediante un haz de luz blanquecino y brillante, que parece emerger de las propias figuras (véase el Niño Jesús en la Adoración de los Pastores).
Vista del interior del camarín
Estas cuatro láminas fueron estudiadas por la profesora Montaner López[5], quien las cataloga como anónimas del siglo XVIII. Guiándose por los datos del libro de cuentas de la cofradía del Castañar, supone que se trajeron de Salamanca entre 1767 y 1773, pudiendo ser su autor Juan de Sande o Ramón Pérez Monroy, quienes habían recibido otros encargos del santuario[6]. Costaron 308 reales, incluidos los 8 de su transporte.[7] La autoría de Ramón Pérez Monroy podría ser factible, teniendo en cuenta que otro Pérez Monroy hizo los marcos. Apenas sabemos nada de la trayectoria profesional de Ramón, salvo que para el santuario trabajó en un dibujo de Nuestra Señora entre 1765 y 1766, por el que cobró 60 reales[8]. Conocemos a un Ramón Pérez Monroy, padre de Agustín, que era carpintero, aunque por las fechas se trataría de un hijo de Agustín también llamado así[9].
Lámina de la Anunciación
Considera Montaner[10] que el artista se inspiró en estampas romanas y que el estilo apunta al rococó, pues las formas de las figuras son gráciles y menudas, y las tonalidades abundan en las gamas pastel. En cuanto al cuadro de la Piedad, esta investigadora[11] señala que repite la conocida pintura de Annibale Carracci en el Museo de Nápoles o en la Galería Doria, y difundida a través de estampas. Respecto a la pericia del artista, opina que “aunque el dibujo es aceptable, el estudio anatómico o modelado de los cuerpos se resiente de rigidez y esquematismo”[12]. Si comparamos la pintura del camarín con la de la Galería Nacional de Capodimonte de Nápoles fechada hacia 1600, se aprecia una gran similitud en la composición, aunque la disposición en la secuencia de personajes y objetos del lienzo de Carracci es la contraria a la que muestra la lámina bejarana. Existen algunas diferencias en lo secundario, pues en ésta se ha eliminado el ángel más apartado del grupo principal y se ha completado el fondo con más elementos.
En las hornacinas de los cuatro machones se hallan unas sobresalientes esculturas que no son de esta época, y que estudiaremos más adelante en otro capítulo. En un principio se encargaron unas primitivas con la misma temática y que debieron resultar muy pobres, lo que obligaría más tarde a sustituirlas por las actuales. Y decimos esto, porque entre 1774 y 1778 apenas se pagan 180 reales al “Negro” que hizo los Evangelistas[13]. El adorno de las hornacinas fue de Lucas Martín, quien cobró la suma de 400 reales[14]. El dorado del conjunto fue labor encomendada a Andrés de San Juan [15].
Lámina de La Preparación del Pesebre?
Para lustrar el camarín, en la mayordomía de 1789 a 1798 se anotan los 4.040 reales y 6 maravedíes que recibieron Juan de Sande y Andrés de San Juan por pintarlo y dorarlo por dentro, labor que se extendió a la capilla mayor de la iglesia[16]. Además, entre 1774 y 1778 se habían adquirido 16 varas y tres cuartas de tela de “esparragón” destinadas a la confección de cortinas para las puertas del camarín[17].
Lámina de La Adoración de los Pastores
En 1774 sucede un hecho llamativo para la historia de la arquitectura bejarana y del que se informa en el libro de la cofradía: la desaparición de la ermita de San Lázaro[18]. Como sabemos, el edificio se localizaba a extramuros cerca de la puerta del Pico, y así aparece representado en la Vista de Béjar de Ventura Lirios. En el año mencionado, desde el obispado se ordena su demolición. Lo interesante de este dato en lo que nos concierne, es que los materiales del desmonte se reutilizaron en reconstrucciones y reparos de otros templos bejaranos (principalmente de Santa María y Santiago, pues San Lázaro era aneja a la primera) y del santuario mariano, sobre todo tejas y maderas para vigas soleras y andamios.
(Continuará)
[1] Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Béjar. Libro de la Cofradía de la Virgen del Castañar (1708- 1863), f. 71-72.
[2] DOMÍNGUEZ BLANCA, R. y CASCÓN MATAS, Mª del C.: “El proceso constructivo de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Navacarros y su patrimonio artístico”, en Revista del Centro de Estudios Bejaranos, nº 19, 2009, p. 78.
[3] Por pechinas entendemos cada una de las superficies en forma de trapecio de lados incurvados que, bajo la cúpula semiesférica y entre dos arcos, permite pasar de la planta cuadrada del camarín a la circular de su cúpula.
[4] Ver DOMÍNGUEZ BLANCA, R. y CASCÓN MATAS, Mª del C.: “El proceso constructivo…” ob. cit.
[5] MONTANER LÓPEZ, E.: La pintura barroca en Salamanca, Universidad de Salamanca – Centro de Estudios Salmantinos, Salamanca, 1987, p. 146.
[6] Ibidem.
[7] Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Béjar. Libro de la Cofradía de la Virgen del Castañar (1708- 1863), f. 185 vº.
[8] Ibidem, f. 175 vº.
[9] Sobre los Pérez Monroy ver DOMÍNGUEZ BLANCA, R.: “Tomás Pérez Monroy y el retablo mayor de la iglesia de San Juan de Béjar”, en Especial Béjar en Madrid 2010.
[10] MONTANER LÓPEZ, E.: La pintura barroca… ob. cit., p. 146.
[11] Ibidem.
[12] Ibidem.
[13] Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Béjar. Libro de la Cofradía de la Virgen del Castañar (1708- 1863), f. 199.
[14] Ibidem, f. 198 vº.
[15] Ibidem, f. 199 vº.
[16] Ibidem, f. 219.
[17] Ibidem, f. 197 vº.
[18] Ibidem, f. 193-193 vº.
Me he paseado por la cúpula y el camerín disfrutando de su belleza, resulta curioso que las láminas sean anónimas pero imagino que no será tan raro puesto que el tenebrismo fué muy caracteristico de una época y que gozaría de muchos adeptos, el hecho de ser una profana en la tiene sus ventajas porque te permite sorprenderte con cada descubrimiento.
ResponderEliminarVoy a estar fuera un par de semanas, nos leemos a la vuelta.
Un beso Carmen.
Me ha dejado usted intrigada con las esculturas que no son de la epoca, madame. Veremos que secretos encierran.
ResponderEliminarEse camarín con su cúpula es un autentico primor.
Buenas noches
Bisous
Que belleza de cùpula.
ResponderEliminarRealmente impactante.
Un abrazo.
Wendy: sí, la verdad es que es una pena que no se conozca su autor, porque las láminas son una auténtica maravilla.
ResponderEliminarEspero que te lo pases bien en estos días de descanso.
Un abrazo y hasta la vuelta
Dame Masquée: sí, el asunto de las esculturas lo dejamos para una entrada posterior. Son también muy bonitas, ya verá. No sé si se ha fijado que las primitivas esculturas las hizo un tallista apodado el Negro. Curioso también.
ResponderEliminarBesos
El Gaucho Santillán: gracias por tu comentario.
ResponderEliminarSaludos
Como siempre Cármen te felicito por esta maravillosa documentación. Tendré que volver más despacio.
ResponderEliminarUn ataque de asma agudo me tiene alejada del ordenador. Así que perdona que no venga a verte, me han mandado reposo, y salir el finde de Madrid.
Cuando vuelva te seguiré visitando.
Besos
Es preciosa, entrando por la cúpula del camarín,con una luz perfecta para hacer fotografías sin flash, como las láminas embebidas en esos marcos de Monroy, exagerados para mi gusto.
ResponderEliminarVeo que la historia de Bejar supera a la de mi tierra en arte por donde lo mires.
De verdad, excelente.
Besos¡
Y continúan los trabajos y construcciones bajo los ducados del XI y el XII Duque, la época de esplendor de Béjar...período durante el cual sus señores ocuparon destacados puestos palatinos. Una pena que apenas se conserve nada del trazado y decoración original...el estilo del siglo XIX que ya nos mostrastes en una anterior entrada no es muy de mi gusto.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Carmen por compartir tu conocimiento en tu Blog. Casi he podido pasearme por el Santuario y me he visto alzando la vista a la cúpula. Precioso.
ResponderEliminarUn saludo. Antonio
Me quedo intrigada con lo de las esculturas ;-)
ResponderEliminarUn beso
La cupula es preciosa y parecen magnificas, gracias por mostrarnoslo y contarlo como tu lo haces, de este modo todos podemos disfrutar un poquito de la belleza del lugar.
ResponderEliminarBesos
Un camarín muy coquetón. Casí parece un salóncito. Por cierto creo que hace unos meses ya nos hablaste de las pinturas restauradas del interior ¿no?
ResponderEliminarEstaré atento a la continuación
Un abrazo, Carmen.
Nuevamente chapeau a Don Roberto. Gran trabajo de síntesis y análisis del camarín del Santuario, con esa magnífica cúpula, los excelsos dorados y los lienzos con esos marcos tan barrocos. Esperemos, pues, el tema de las esculturas en próximas entradas. Saludos a Roberto y, por supuesto, a tí, Carmen.
ResponderEliminarSigue el compañero y colaborador tuyo Roberto ofreciéndonos bellas estampas y sugerentes comentarios.
ResponderEliminarLa Piedad de Anibale Carraci es una joya. Me encanta.
Un saludo.
¿Es cierto que las pinturas sobre cobre relativamente escasas?.
ResponderEliminarSaludos.
Katy: las felicitaciones de tu parte se las pasaré a Roberto, el autor de estas entradas sobre el santuario del Castañar. Dichoso asma... y luego dicen que sólo ataca en primavera.
ResponderEliminarQue te lo pases bien este finde de semana.
Besos
Javier: veo que el barroco no es tu estilo favorito. Son unas láminas relativ,mente pequeñas para un marco tan exagerado, ¿verdad? Pues ni más ni menos que era el gusto de la época, como ahora tendemos quizás más hacie el minimalismo (aunque no siempre).
ResponderEliminarOye, oye: la historia de Béjar está muy bien, pero no es mejor ni peor que las de otras tierras de España, por ejemplo tu querido Albacete. Tú nos enseñas cada día algo sobre sus gentes y sus calles y, la verdad, no está nada mal.
Saludos
Carolus: veo que te está apasionando el asunto del Béjar de la guerra de Sucesión, la casa ducal, el arte y el desarrollo del textil en la época. El Camarín, salvo su estructura exterior, y alguna muestra decorativa como los marcos de Monroy, las láminas de cobre y los adornos de la cúpula, es prácticamente del siglo XIX, como bien dices. Roberto ya nos deleitará explicándonos esas reparaciones que se hicieron en el siglo XIX en futuras entradas.
ResponderEliminarBesos
Markosy: el piropo va para todos los bejaranos que con su generosidad lograron construir y decorar este magnífico santuario.
ResponderEliminarSaludos y gracias por la visita
Alamalaire: ...todo se descubrirá a su debido tiempo, jejej
ResponderEliminarBesazos
Mª Ángeles y Jose: las graicas para Roberto, investigador y redactor de estas entradas.
ResponderEliminarBesos
Desde la terraza: efectivamente, buena memoria. Roberto nos ha traído aquí la historia de la construcción del santuario dela Virgen del Castañar y no podía faltar el camarín, centro y alma del templo. Hace poco se restauraron las pinturas que lo adornan que son ya del siglo XIX. Falta alguna entrada más sobre las restauraciones que se acometieron en ese siglo y en ellas se incluye una historia más detallada de las pinturas las Mujeres Fuertes de la Biblia que cité en un pasado artículo.
ResponderEliminarAbrazos también para ti
Paco: ya sabes que Roberto y yo somos seguidores tuyos vía blog y vía facebook, jejej Tus felicitaciones le llegarán no te quepa duda y estará muy orgulloso de que seas tú quien le des la enhorabuena.
ResponderEliminarAbrazos fuertes
Cayetano: era imprescindible traerla aquí para que se viese la importancia de la difusión de la obra de los grandes maestros a través de los grabados impresoso que circulaban por toda Europa. De Italia a España y Béjar.
ResponderEliminarSaludos
Retablo: seguro que en la actualidad más de uno intentaría robarlas, no por el valor artístico , sino por el valor del metal en sí, ¿no te parece?
ResponderEliminarEs broma. Con respecto a este asunto podemos esperar al comentario del propio Roberto, experto en Historia del Arte. Seguro que él, mejor que yo, te podrá aclarar tu pregunta.
Saludos
Aupado en las alturas del camerín, he sentido el vértigo de tanta belleza.
ResponderEliminarDivina la cúpula y qué decir de La Piedad de Carracci... maravillosa, así como las láminas.
ResponderEliminarCuántas cosas bonitas encierran la historia artística de Béjar Carmen y cómo resalta el dorado, casi ciega los ojos. Será un lujo admirarlo en vivo, todo llegará.
Gracias como siempre por tu impagable dedicación al mostrarnos tanta cultura.
Francisco espada: te animo a que vengas un día por Béjar. Así nos relatarías tus vivencias como sabes hacerlo.
ResponderEliminarSaludos
Carmensabes: el camarín se asemeja a una caja de muñecas, reluciente, coqueta y bella, casi un sueño, y esto se acentúa por el hecho de que no es fácil de entrar a él, pues su único acceso se encuentra en la sacristía que, la mayoría d ela veces, está cerrada. Espero que el día que vengas tengas ocasión de poder admirar esta maravilla.
ResponderEliminarBesos tocaya
Tengo muchas asignaturas pendientes, la visita a Béjar la acabo de colocar en línea preferente. Gracias Carmen.
ResponderEliminarFrancisco Espada: desde las tierras cálidas andaluzas a las frías estepas castellanas y al frío serrano de Gredos. La visita tiene muchos alicientes.
ResponderEliminarBesos
Una joya la cúpula gallonada del camarín. Me ha gustado mucho el cuadro de la piedad, pintura de contrastes propia del Barroco.
ResponderEliminarSaludos
Nunca he entrado en el camarín viendo las fotofrafías tiene que ser espectacular ver in situ ese reflejo dorado.
ResponderEliminarLa cúpula es una pasada.
Muy interesante Carmen y felicidades a Roberto por todo lo que nos está enseñando.
Un beso.
Antorelo: gracias por tu comentario.
ResponderEliminarUn abrazo
Laura M.: la verdad es que, como decía ahí arriba, no es fácil entrar porque hay que hacerlo por la sacristía y tienes que pedírselo a algún teatino que esté por allí.
ResponderEliminarLas felicitaciones le llegarán no te preocupes.
Besazos
Gracias a todos vosotros por vuestros comentarios.
ResponderEliminarLa verdad es que el camarín es la parte más desconocida del santuario, y como dice Carmen, es pequeño y coqueto.
Sobre la esculturas, ya os adelanto que las conservadas son de principios del siglo XX pero muy buenas y de una autor valenciano. Y hasta ahí puedo leer...
Y sí, las pinturas sobre cobre no son tan numerosas que las ejecutadas sobre lienzo, pero sí que hubo producción. Su origen está en la Italia del siglo XVI, aunque su técnica la desarrollaron principalmente pintores flamencos. De ahí vendría a España y a Hispano-américa.
Para los que seáis de Béjar, un buen ejemplo de esta técnica lo tenéis en un cuadrito de Juan Griffier el Viejo en el museo Valerianos Salas que representa un paisaje con náufragos. De lo mejor que tiene el museo por la perfección de su técnica miniaturista.
Algún día le dedicaremos algún artículo a las obras de este interesante y desconocido museo.
Saludos.
Es un Camarín muy bonito, me ha recordado muchísimo al de la Virgen de Guadalupe en el Real Monasterio... ¿Lo conoces?
ResponderEliminarQué maravilloso lugar me entran unas ganas de ir a verlas...
La narración, muy documentada como siempre... un placer leerte... tus preparativos... son grandes, morena!!
Bss...
Muy interesante Roberto lo de los Pérez Monroy. Menuda saga!hacían a todas las artes.
ResponderEliminarPor cierto, en la otra entrada no me respondisteis a si el abad de la cofraía podía casarse y... otra pregunta: hay algún exvoto en el camarín?
Un saludo
Agev, Carmen ya te había contestado literalmente lo siguiente:
ResponderEliminar"Actualmente, el abad de la cofradía del Castañar se elige anualmente por propuesta del interesado habiendo ostentado el año anterior el título de viceabad, pudiendo ser hombre o mujer, cofrade (es algo que se presupone) y seglar. En el siglo XVIII sólo eran hombres y su número variaba entre dos y cuatro, pudiendo ser seglares o clérigos".
Además, no se hizo cargo del santuario ninguna orden religiosa hasta la tardía fecha de 1899 cuando llegaron los franciscanos.
Y en cuanto a los exvotos no hemos visto ninguno, salvo que estén guardados en algún lugar. Buena idea, lo preguntaré. Los más antiguos suelen ser pequeñas pinturas artesanales.
Saludos.
Sigo disfrutando de esta serie de entradas dedicadas al santuario de la Virgen del Castañar.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Roberto: muchas gracias por tus aclaraciones (ya te dije que era necesaria alguna puntualización por tu parte)
ResponderEliminarSaludos
MariCari: sí, sí que lo conozco, pero lo visité hace muchos años, creo que en el año 99 o 2000, así que necestio volver por allí un día a refrescar la memoria.
ResponderEliminarBesos y gracias por tu comentario
Agev: creo que sí que contesté a tu pregunta, Vega. Y, por cierto, era un explicación larga. Voy a comprobarlo no sea que me lo haya borrado o algo por el estilo.
ResponderEliminarBesetes
Roberto: muchas gracias por el capote (cómo estoy yo con los toros, hasta expresiones taurinas utilizo, jeej).
ResponderEliminarSaludos
Dissortat: más que mías de mi colaborador, Roberto.
ResponderEliminarGracias por tener un ratito para pasear por aquí.
Abrazos también para ti
Interesantísimo. Me ha llamado la atención que a esos óleos pintados sobre cobre se les denomine "láminas". Aunque es obvio que La Piedad no alcanza el nivel de la de Carracci, tiene un aspecto muy digno. Me parece recordar que hace un tiempo pusiste un posto sobre las pinturas verticales que se ven junto a la ventana y se habían restaurado ¿no? Igual es confusión mía. El camarín resulta muy atractivo e interesante. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarVaya la Piedad, es realmente impresionante...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
A Carmen y Roberto, pero sobre todo a Carmen:
ResponderEliminarperdón mil veces por no haber leido tu respuesta sobre el abad de la cofradía del Castañar y haber vuelto a preguntar, pero es que no la vi cuando miré.
No se pueden manadar correos a la página web del Castañar (si es que la tiene) para preguntar si tienen algún libro sobre el santuario a ver si se animan a publicarlo?les reportaría ganancias seguro.
Y luego se dona un exvoto y ya está!!
Un saludo,
Vega
Vengo tarde, muy tarde, pero vengo...
ResponderEliminarMe intrigan las estatuas Carmen.
Algo ocultaran...
Saludos
Agev: No es mala idea, siempre hemos hablado lo bien que se vendería una guía bien ilustrada con buenas fotografías y contando la historia del santuario.
ResponderEliminarUn día habrá que hacer una propuesta seria a la cofradía o a los PP. Teatinos. Estaría bien lo de las llamadas telefónicas, jejeje, toda ayuda es poca. Y luego, por supuesto, exvoto al canto.
Manuel: Como ya he explicado en otro comentario, las actuales son de principios del S. XX, valencianas y bastante interesantes a mi parecer. Ya les dedicaré su tiempo en su momento.
Saludos.
Saludos.
Maravillosos el camarín y la cúpula. ¿Cuántos secretos se esconden en aquél santuario? es por lo que veo una auténtica joya de la que me sorprende su inmejorable estado de conservación.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Isabel Romana: tienes muy buena memoria, Isabel, porque hace poco escribí un post sobre la reciente restauración de las pinturas de las Mujeres Fuertes de la Biblia que decoran el camarín. Sin embargo, Roberto no ha hablado aquí de ellos porque están datados a finales del siglo XIX cuando se realiza una rehabilitación concienzuda del templo. De todas formas no quiero adelantar acontecimientos, pues faltan algunas entradas más sobre el santuario.
ResponderEliminarBesos
Hiperión: como la de Carracci no es, pero se le parece mucho, ¿no te parece?
ResponderEliminarBesos
Vega: no hace falta que me perdones ni una, ni mil veces porque no es necesario, jejeje Pregunta todas las veces que haga falta.
ResponderEliminarComo dice Roberto no es mala idea, pero me temo que la cofradía no estará para editar libros con la que está cayendo. En fin, todo se andará.
Besazos
Manuel: creo que Roberto, el autor del texto, te lo ha dejado claro en su comentario. No adelantemos acontecimientos...
ResponderEliminarBesos
Roberto: gracias por los refuerzos.
ResponderEliminarSaludos
Pedro de Mingo: en Béjar hay mucho patrimonio que conservar y restaurar, patrimonio que por desgracia se va perdiendo a cuentagontas sin que nadie lo remedie. Sin embargo, el santuario es el corazón religioso de Béjar y es por ello que se mima y cuida como ningún otro espacios. No hace mucho la Junta de Castilla y León restauró por completo el retablo porque una mañana, al abrir la iglesia, los teatinos se encontraron el coronamiento en el suelo, roído por la carcoma. Ahora está en perfectas condiciones como las fotos demuestran.
ResponderEliminarSaludos
No tengo tiempo pa ná....Mi querida tocaya, ya veo que no estás sola.Tengo un correo tuyo sin ver. Sólo me asomo a tu ventana de historias bejaranas para saludarte y decirte que el mar siempre está a tu disposición.
ResponderEliminarBesicos.
Cabopá: y yo te lo agradezco enormemente mi querida Carmen. Lo mimso te digo de esta oasis de sierra y bosque en el que vivo.
ResponderEliminarBesazos
Cuanta belleza. Coincido con la mayoría de los comentaristas: El Camarín y la cúpula es una delicia.
ResponderEliminarY por supuesto las pinturas... cuanto arte recogido en la estacia.
Un abrazo
Babilonia: tenemos suerte de poder admirar una belleza artística tan bien conservada.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por dejar tu comentario
Un placer reencontrarme contigo... y con mi tierra.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Silvia: y yo más encantada aún de recibirte en este blog.
ResponderEliminarBesazos
Que tal..! después de un tiempo de ausencia paso a saludarte!
ResponderEliminarte dejo un fuerte abrazo!
Allek: bienvenido a este blog sobre Arte, Historia y tradiciones de Béjar (Salamanca).
ResponderEliminarSaludos