Autor: Ignacio Coll Tellechea
Discurso prounciado el 28 de septiembre de 2012
La tarde del 28
de septiembre tiene lugar en Béjar un recuerdo ciudadano de los hechos que aquí
sucedieron, hace casi un siglo y medio. Se conmemora un combate militar, pero
es mucho más que eso. Se celebra la heroicidad de quienes ganaron, y se evoca a
los que murieron. Estamos rememorando un hecho histórico, que no es lo mismo
que una historia, aunque en ambos casos los protagonistas son personas a quienes
sus actos convierten en personajes.
Voy a dedicar
los próximos minutos a hablarles de uno de esos personajes. Un tipo con nombre
propio, uno de quienes protagonizaron el acto heroico que nos reúne y cuyo
mérito va mucho más allá que organizar la defensa de esta ciudad. Alguien lo
suficientemente valiente y generoso como para olvidarse de sí mismo y poner su
vida al servicio de la de los demás. Su nombre aparece en cuarto lugar en la
placa mármol que recuerda a la Junta Revolucionaria que durante unos días hizo
de Béjar una ciudad libre, en un país y en un tiempo en que la libertad era un
sueño por el que se vivía y se moría.
Que me perdonen
Domingo Guijo, Vicente Valle y el resto de revolucionarios, pero yo vengo esta
tarde a hablarles del único héroe del que conozco su vida. Casi un siglo y
medio después de que comandara las tropas bejaranas que vencieron al Ejército
de Isabel II, tengo el honor de contarles la historia de Fronsky, el polaco.
José Fronsky |
Las crónicas
oficiales son parcas en palabras sobre quien fuera designado para organizar la
defensa de la ciudad de Béjar en la última semana del mes de septiembre de
1868. José Fronsky se llamaba, y era natural de la ciudad de Vilna. Su vida es
un perfecto resumen del siglo XIX, una época convulsa en el que se vivieron los
cambios más significativos de la historia contemporánea. Para empezar, y en
consonancia con lo rocambolesco de su vida, Polonia no existía como Estado
cuando él nació, en enero de 1831, ya que el país había sido desmembrado y
repartido entre Prusia, Rusia y Austria 40 años antes de que nuestro héroe viniera
a este mundo. Durante su infancia y juventud, coincidiendo con levantamientos
revolucionarios en otros puntos de Europa, el joven Fronsky vio cómo se iban
sucediendo varios intentos armados por recobrar la libertad de su país. Ninguno
con éxito.
Así que José
Fronsky nace en un país que no existe en un momento en que nada es lo que
parece. Pasa los primeros 30 años de vida en su tierra natal, donde cursa
estudios de ingeniero textil, y donde sirve también en el Ejército Ruso, en el que alcanza el
grado de capitán. Era un hombre inquieto, como demostró poco después, y
valiente, aunque desde nuestra perspectiva actual muchos dirían de él que era
un imprudente, de los que a menudo actúan primero y van pensando por el
camino lo que están haciendo. Podemos hacer esta afirmación porque siendo
oficial del Ejército y teniendo una formación técnica en ingeniería, Fronsky se
unió al levantamiento revolucionario que tuvo lugar en su país en la primavera
de 1863 y que buscaba la independencia de Polonia.
Perdieron.
Básicamente porque ninguna otra nación europea les ayudó en su intento de
obtener la libertad, y Fronsky marchó al exilio por caminos que sólo él conoce,
y que le llevaron a la ciudad más deslumbrante del siglo XIX, a la capital de
un imperio económico y político que abría los brazos a quienes llegaban a ella
con intención de trabajar y de contribuir a la prosperidad general. En 1865
tenemos constancia de que Fronsky trabaja como encargado de un taller de
tejidos en Londres, en el barrio de Paddington, donde conoce a la que será su
mujer, Lydia Cayford.
Fábrica textil de algodón en Manchester |
Cómo sabe Fronsky
de la existencia de nuestra ciudad y de qué forma se decide a venir a vivir
aquí es por ahora desconocido. Lo más probable es que tomase contacto con algún
fabricante bejarano que viajara a Londres a comprar maquinaria. Lo que sí
sabemos es que a comienzos de marzo de 1866 ya está en Béjar, como puede
constatarse en el archivo de la parroquia de Santa María la Mayor. En este
templo bautiza a su única hija, Luisa Lydia, y también sabemos por otros
testimonios que trabaja en la empresa de
Rodríguez y Hermano, que tenía su sede frente a dicha iglesia.
Pasará aquí casi
tres años que le cambiarán por completo la vida. Pero eso no lo sabe todavía.
Un polaco casado
con una inglesa que viene de Londres a trabajar a Béjar en el segundo tercio
del siglo XIX puede parecer exótico, pero no lo es tanto. En ese momento la
ciudad ronda los 10.000 habitantes y vive su mejor momento como centro lanero
de referencia en toda España. Llegan franceses, portugueses, británicos y
alemanes como dos siglos antes habían venido los flamencos. Gente de todo
origen que busca un lugar donde vivir y prosperar y que lo encuentra en una
esquina de Castilla. Hombres y mujeres que vienen a trabajar y a hacer de Béjar
una ciudad mejor.
Fábricas textiles de Béjar |
Fronsky se
instala en Béjar en un momento convulso, con una parte importante de los
ciudadanos reclamando cambios al Gobierno de Isabel II. Durante los años
previos a 1868 se suceden los alzamientos.
Y el polaco, que ya venía “rodado” de su país natal, poco tarda en
participar en los movimientos ciudadanos a favor de la libertad. De hecho, algunos
historiadores le identifican formando parte de la revuelta que tiene lugar en
el mes de junio de 1866 en Béjar.
A esas alturas
parece claro que Fronsky es un hombre de acción, y que le tiene cogido el gusto
a lo de sublevarse contra el poder establecido, porque en agosto de 1867 hay
constancia de que participa en otro movimiento subversivo que encabezan Domingo
Guijo y Aniano Gómez. Y, fiel a su particular calendario revolucionario,
forma parte del alzamiento fallido del verano del 68, lo que le vale su ingreso
en la prisión provincial de Salamanca. Pero ni la derrota ni, cabe pensar, los
intentos de su familia por evitar que se involucre en los problemas de un país
que no es el suyo, evitan que un mes después esté en la primera fila de los
sucesos revolucionarios que esta tarde conmemoramos.
Y llegamos a
septiembre de 1868. En este momento es cuando se escribe el capítulo que cambia
la historia de España y la del propio Fronsky. Tras la marcha del destacamento
militar que controlaba Béjar en la mañana del día 22, la Junta Revolucionaria
que tomó el poder designa al polaco como responsable máximo de la defensa por
su experiencia militar. Durante cinco días prepara la batalla, consciente de
que defender la ciudad de las tropas del brigadier Nanetti va a ser muy
difícil.
El grueso de las
tropas realistas que trata de tomar Béjar son las mismas que hasta días antes
han permanecido guardando el orden en la ciudad. Por lo tanto es este un
enfrentamiento entre conocidos, entre civiles y militares que saben sus nombres
y que han compartido sus vidas a diario durante el último año en lo estrecho de
estas calles. Pero es también una batalla desigual, porque se baten un ejército
regular contra unos centenares de paisanos mal armados y con escasa o nula
formación militar. En su relato de los hechos Juan Muñoz Peña, que participó en
la batalla, explica que de las trescientas armas con que contaban los bejaranos
la mitad no estaban en condiciones de ser usadas, por lo que los herreros tuvieron
que trabajar varios días para recuperarlas.
Puerta de la Villa defendida por los cañones bejaranos en 1868 |
Esta es la tropa
a la que manda Fronsky: tres centenares de paisanos que sostienen fusiles algo
destartalados, muchos por primera vez en su vida, y una veintena de artilleros manejando los cuatro
rudimentarios cañones fabricados por Víctor Gorzo: los del calibre 16, situados
uno en La Corredera y el otro en Campopardo, y los más pequeños dotados de
ruedas para poder ser transportados.
Hemos visto a
estos valientes en las fotos de Requena que se conservan de aquellos días. En
una de ellas se observa a uno de los
responsables de las milicias bejaranas montado a caballo. Luce barba
cerrada y sostiene un bastón de mando en la derecha. En el Béjar en Madrid se le ha identificado como Domingo Guijo, pero yo
creo que es Fronsky, que en su condición de jefe militar de la plaza pasa
revista a las tropas que van a defender
la parte amurallada de Béjar, dejando sin protección toda la zona que va desde la
Puerta de la Villa hasta el Puente Viejo, que considera indefendible.
Grabado de "El Museo Universal" |
Muñoz Peña habla
de él en el relato que editó unos meses más tarde sobre lo acontecido. En la descripción de la batalla dice que “el
genio de Polonia, el invicto Fronsky se encontraba en todas partes, a todos
fortalecía con su ejemplo y con sus palabras”. Recibió, si nos atenemos al
relato que el propio Fronsky hizo años después por escrito, catorce heridas, y
contribuyó decisivamente a que las tropas de la reina no fueran capaces de
tomar la ciudad.
No me voy a
entretener con los pormenores de aquel día porque ya los conocéis. Vencieron
los bejaranos y el ejército realista, que sufrió 200 bajas, se ensañó en su
retirada con los civiles que permanecían en sus casas en el barrio de La
Corredera y en lo que ahora es la Calle Libertad, matando a una treintena de
ellos y robando en numerosas viviendas. Los nombres de estos ciudadanos que
murieron indefensos al final de aquel 28 de septiembre están recogidos en la placa
de mármol de la derecha.
Palacio Ducal en el siglo XIX |
Aquella sonada
victoria de las fuerzas bejaranas contribuyó al inicio de una nueva época de
libertad en España, pero también abría las puertas de una nueva vida para el polaco, que fue recibido en Madrid por
el general Prim en persona en octubre de ese año y a quien, como reconocimiento
por su participación en los sucesos revolucionarios, se premió con el cargo de
Vicecónsul de España en la ciudad canadiense de Quebec.
Ahí se inicia
para él otra aventura. Treinta años pasa representando a España como
diplomático en los más singulares destinos:
de Quebec marcha a la también canadiense San Juan de Terranova, de donde se
desplazará hasta Florida, en los Estados Unidos. Posteriormente es destinado a
Belize, el país más pobre de América Latina, y en los años siguientes
vuelve a Canadá, pasa por Venezuela, Cabo Verde y termina su periplo consular
en la colonia portuguesa de Angola. Desde allí, con 68 años, enfermo y solo,
solicita al Ministerio de Asuntos Exteriores la jubilación, o al menos un
destino más cómodo en Europa. No lo consigue, y en un último arranque de rebeldía
abandona su puesto y se presenta en Madrid sin autorización. Es expedientado
por dejación de sus funciones, pero en el verano de 1899 logra su propósito y se retira a Inglaterra con una pensión del
Estado Español.
Murió en
Londres, a la edad de 79 años, y está enterrado en el cementerio de Candem.
He comenzado
diciéndoles que la historia la hacen personas a quienes sus actos convierten en
personajes. Esta, a grandes rasgos, es la de uno de esos a quienes hoy
conmemoramos. Un extranjero, un ciudadano desconocido llegado de otras tierras
para buscarse el pan que se encontró con la Historia, con mayúsculas, y que dio
en los casi tres años que pasó en esta ciudad muestras sobradas de valentía, pero también de compromiso.
Ahora no vivimos tiempos de revoluciones. O sí, quién
sabe, pero como hace un siglo y medio hoy Béjar sigue creciendo con la
aportación de otros que, como Fronsky, han dejado su casa y su vida atrás y se ponen
delante en la batalla del trabajo, de la sanidad, de la enseñanza, de la solidaridad,
de muchos de los derechos que nacieron al abrigo de revoluciones como la de
1868 en lugares como éste.
Hoy las mayores
batallas no se libran con armas de fuego, y la lucha por la libertad no la
encabezan héroes románticos montados a caballo. No es el tiempo de los
personajes sino de las personas. De quienes todavía son capaces de anteponer el
interés común al propio, y de fabricar cañones imaginarios con los que defender
la dignidad de todos, nacionales y extranjeros. A ellos les dedica el filósofo
alemán Johann von Herder la cita con la que me despido:
“Es un noble
héroe el que lucha por la patria; más noble aún, quien lucha por el bienestar
de su país natal, pero el más noble de todos es el que lucha por la humanidad”.
Todo un personaje este polaco. Y cero a pie juntillas la frase con la que te despides.
ResponderEliminar“Es un noble héroe el que lucha por la patria; más noble aún, quien lucha por el bienestar de su país natal, pero el más noble de todos es el que lucha por la humanidad”.
Y creo que hay muchas formas de lucha que no es precisamente matándonos entre nosotros.
Vaya un post trabajado. Me parece que a este paso Béjar va a ser el epicentro.
Bss y buen finde
Un personaje desconocido para mi. Mostró valentía al defender sus principios, además de compromiso.
ResponderEliminarPudo haberse regresado a Londres o a su Polonia natal, sin embargo preferió luchar, Eso lo hace grande.
Muy interesante Carmen
Besos
En memoria a esas personas que lucharon por la libertad.
ResponderEliminarMuy buen post Carmen, como siempre eres sensacional!!!
No tenía el gusto de conocer este personaje de la historia de Bejar, es curioso darse cuenta lo grande que ha sido
ResponderEliminarUn placer volver a tu casa a respirar aires de tu tierra esa que a mi me encanta, siento tardar tanto
Un besote cielo
Ingeniero textil en su Polonia natal, encargado de una fábrica textil en Londres, no es raro que cayese por Béjar con sus antecedentes. Curioso personaje, no conocía nada de él, ni de esta historia por la libertad.
ResponderEliminarSaludos.
Sin duda un personaje curioso, de esos que nos ofrece la historia de vez en cuando y con cuentagotas. Una especie de Lord Byron, de Garibaldi o de Che, un luchador romántico que se sacrifica por una causa que considera justa.
ResponderEliminarUn saludo.
Me gusta Fronsky, un polaco que o dudo en implicarse en una revolución defendiendo la libertad de unoas personas y de un país que no era el suyo, admiro su valor y la dicotomía de su vida, tuvo éxito tanto como ingeniero como militar, me quiero imaginar el valor y la convicción que tuvieron que tener para enfrentarse a un ejercito tan mal pertrechados.
ResponderEliminarEs cierto que ya no tenemos héroes románticos y me gustaría que así fuera puesto que tendríamos referentes, quizás sea que hoy los héroes son anónimos.
Un beso, Carmen.
Un polaco en Londres e inmerso en conspiraciones. A su manera recuerda algunos aspectos de Joseph Conrad.
ResponderEliminarSaludos.
Fascinante vida la de Fronsky. Unos cuantos como él en estos momentos no nos vendrían mal.
ResponderEliminarFascinante la historia de este Fronsky, persona convertida en personaje. Y siempre fascinante la historia del S.XIX español, tan olvidada y que tantos ejemplos nos podría dar para momentos como el actual.
ResponderEliminarSaludos, Carmen
Y noble fue sin dudas don Jose Fronsky, cuya dignidad, empuje y lucha por la libertad me han encantado.
ResponderEliminarUn beso.
Qué magnífico discurso el del Sr. Coll y que acertado Carmen traerlo en estos días aquí. No conocía nada de este personaje, un auténtico ciudadano del mundo.
ResponderEliminarBesos.
Sin ser español, se sintió mas español que otros, y tenía las ideas muy claras, además de un compromiso absoluto en defensa de sus ideales. Gran discurso de Ignacio Coll. Un abrazo, Carmen.
ResponderEliminarUn personaje muy interesante al que desconocía. Siempre resulta muy grato leer tus entradas.
ResponderEliminarSaludos
Cuando leo la historia de un héroe, siempre tengo en cuenta que ha sido contada por los vencedores, lo que me lleva de inmediato a pensar, ¿cómo será lo que de esta misma persona cuenten los vencidos, los que no pueden contar la historia. Sin duda un personaje singular.
ResponderEliminar¡Yo quiero mil froskys imprudentes antes que cualquier politico de los que hay ahora gobernando entre comillas a España!... No, no es tiempo de personajes sino de personas, pero es que no es tiempo de monigotes y es lo único que vemos en estos días... terribles días de abandono social!! Bss amiga
ResponderEliminarAy, Carmen, que pedazo de entrada :) no sólo por la historia que cuenta, aunque ese colofón del viejo empecinado que desobedece y abandona su destino para volver a Madrid y reclamar lo que tan duramente se ha ganado, es soberbio, sino por la manera en que lo has contado...Es una maravilla. Un beso, guapa
ResponderEliminarEs admirable la vida de este polaco en la ciudad de Béjar con un espíritu indomable, luchando por la causa de la libertad.
ResponderEliminarUn saludo.
Su carácter inquieto lo llevó a conocer mucho mundo y como personaje valiente lo llevó al mando de una tropa protegiendo a la ciudad de Béjar con buenos resultados.
ResponderEliminarEncontré un poco triste su final, toda su solicitud de pensión, sin familia y sin salud, afortunadamente que al final pudo retirarse a Inglaterra con una pensión.
Un abrazo
Saludos a todos.
ResponderEliminarFue emocionante compartir con los que se acercaron a la Puerta de la Villa el día 28 la vida de Fronsky, y publicar el post en el blog de Carmen es otra gran noticia para mi.
Cayetano y Retablo aciertan al nombrar a otro ilustre polaco que se exilió y tuvo una vida azarosa como fue Joseph Conrad (Józef Teodor Konrad Korzeniowsk).
El cómo llegó Fronsky a Béjar admite varias teorías, pero no descarto que lo hiciera en parte impulsado por los españoles exiliados en Londres para contribuir a encender la mecha revolucionaria contra Isabel II.
Francisco Espada, no te preocupes que la historia de los perdedores también está siendo investigada, y tiene mucha chicha. Ya aparecerá por aquí en el futuro.
Mari-Pi, Fronsky estuvo solo en sus últimos destinos porque su familia no quiso acompañarle a según qué lugares, pero se reencontró con su mujer y su hija en Londres y con ellas vivió sus últimos años.
Gracias a Carmen pro abrirme este espacio en su blog y a los interesados en Fronsky os anuncio que en el futuro habrá una publicación monográfica sobre su vida bastante más completa, incluyendo algunos elementos aportados por sus descendientes ;)
Un saludo a todos y me despido con el grito revolucionario de los Héroes del 68: "¡Abajo lo existente!"
Hola!
ResponderEliminarTu blog está genial, me encantaria afiliarlo en mis sitios webs de Turismo y por mi parte te pediría un enlace hacia mis web y asi beneficiarnos ambos con mas visitas.
me respondes a munekitacat@gmail.com
besoss!
Emilia
Un discurso espectacular el del Sr. Coll, no conocía al personaje pero el polaco demostró su valentía al caer por una causa en Bejar.
ResponderEliminarsiempre un placer leer tus magníficas historias.
que tengas una buena semana.
recibe un saludo.
"Abajo lo existente". Estamos en el 68 y necesitamos un Fronsky como el comer,... aunque sea al ritmo de "Los 3 Carino". Bromas aparte, enhorabuena por esta demo de la investigación que estás haciendo. Queremos más!
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