*Conferencia pronunciada por el profesor de la Universidad de Huelva, Antonio Mira Toscano, en ocasión del Enterramiento de los Restos del Duque de Béjar y Marqués de Gibraleón,
Francisco III Diego López de Zúñiga Sotomayor y Mendoza el pasado día 29 de septiembre en la localidad de Gibraleón (Huelva). Durante los días 26, 27, 28 y 29 de septiembre se llevaron a cabo unas jornadas culturales de gran interés sobre este personaje tan ligado a Gibraléon a la vez que a Béjar y a otros pueblos vinculados a la Casa de Zúñiga organizadas por la Asociación "Gibraleón Cultural". Los restos del marqués y duque fueron trasladados desde el monasterio de dominicas de la Madre de Dios de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) hasta la iglesia de Santiago de Gibraleón. Podéis conocer más del acto pinchando aquí.
En la villa y corte de Madrid, como dicen los documentos, “estando enfermo en la cama de la enfermedad
que Dios nuestro señor fue servido de le dar, pero en su buen juicio y
entendimiento”, a las ocho de la mañana del día 9 de mayo de 1601, el V
duque de Béjar expiraba a la edad de 45 años. Le acompañaban en su último
trance algunos miembros de su Consejo de Cámara, su contador, tesorero y
secretario.
Gibraleón. Imagen extraída de aquí |
Francisco III Diego Zúñiga de Sotomayor y
Mendoza, caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro y Grande de España,
había llegado a ostentar, además del influyente título de duque de Béjar, los
de duque de Plasencia, marqués de Gibraleón, conde de Belalcázar y de Bañares y
vizconde de la Puebla de Alcocer; detentando también otros altos cargos en la
Corte, como el de justicia mayor o el de alguacil mayor hereditario del Reino
de Castilla.
General en el ejército de Felipe II, había participado
en la guerra de las Alpujarras y se había señalado en 1580 como uno de los
mayores apoyos militares del soberano en su pretensión de proclamarse rey de
Portugal. Durante esta campaña actuó en el sur del territorio luso utilizando
como base de operaciones su estratégico señorío de Gibraleón. Tal vez por eso
Felipe II lo nombraría años después “General
de los Algarves de Portugal”, en virtud de cuyo cargo aún pueden verse en
el archivo de la Casa Ducal los alardes que mandó hacer en sus villas y
lugares, como las revistas de
caballeros, arcabuceros, lanceros y mancebos realizadas en Los Castillejos y El
Granado. Aún resuena por las calles de ambos lugares el aviso proclamado en
1589 por el pregonero del concejo de Sanlúcar de Guadiana, Domingo
Rodríguez.
El escudo de Gibraleón es idéntico al de la Casa de los Zúñiga. |
Hombre culto, formado en la universidad de Salamanca,
Francisco III Diego fue mecenas de artistas, entre ellos el genio de la
literatura española, Miguel de Cervantes. Muy posiblemente la vinculación del
célebre literato con la Casa Ducal de Béjar se inició en vida de este duque,
aunque sería a su hijo a quien el Manco de Lepanto dedicaría en 1605 la primera
edición del Quijote.
El
duque Francisco casó una sola vez, en 1568, con su prima hermana María Andrea
Coronel de Guzmán Zúñiga de Sotomayor y Aragón, hija de los condes de Niebla y
hermana del duque de Medina Sidonia. De este matrimonio nacieron en Gibraleón
nueve hijos, de los cuales dos jugarían un destacado papel en la historia de
nuestra provincia: Alonso I Diego, que le sucedería en sus títulos; y Leonor
Ana de Zúñiga, que se convertiría por matrimonio en marquesa de Ayamonte. Hasta
la muerte de su esposa, ocurrida en Gibraleón en el mes de noviembre de 1589,
Francisco III Diego apenas salió de sus dominios olontenses, donde residía en
compañía de su mujer y sus hijos. Gibraleón había sido para él el lugar de su
vida, pues allí había instalado su pequeña corte, embelleciendo la villa y
dotándola de construcciones nobles acordes a su prestigio. Durante una veintena
de años el marqués se dedicó a ejecutar un amplio plan de transformación urbana
de la villa cabecera de su señorío, con el derribo parcial de su muralla
medieval y la apertura de nuevas calles y plazas. Testimonio de su afecto por
los parajes olontenses es su empeño en la creación junto al Odiel de una fresca
alameda, salpicada de rosales, que invitaba a dar largos paseos junto a la
orilla. Entre las muchas construcciones realizadas en su época ocupan lugar
destacado el palacio renacentista y las nuevas caballerizas que levantó junto
al viejo alcázar, así como la edificación de un nuevo y moderno baluarte
defensivo, y la fundación de los conventos dominicos de San Benito y de Nuestra
Señora del Vado.
Convento de la Madre de Dios del Vado |
En
tanto que hombre piadoso, en lo que contó siempre con el apoyo decidido de su
esposa, dedicó buena parte de sus bienes a la construcción y dotación de estos
cenobios. Al de San Benito legó la rica heredad llamada de “Pajarito”, en
término de la villa olontense, cuyas rentas en los primeros años debían
emplearse en la terminación de la iglesia conventual, además de la cesión a la capilla del Rosario de diversos
ornamentos de tela y plata procedentes del oratorio del palacio. Pero
fue en la fundación del Convento del Vado donde volcó toda su generosidad y
cariño, entre otras razones porque allí habrían de profesar sus hijas. Así, a
partir de 1587, fecha de la fundación del monasterio, muchas habrían de ser las
donaciones con que el duque Francisco beneficiaría a las monjas dominicas de
Nuestra Señora del Vado, a quienes dotaría de imágenes, alhajas, ornamentos,
reliquias, cuadros y otros objetos, como la célebre custodia de plata, obra del
insigne orfebre Francisco de Alfaro, que en la actualidad se conserva en el
tesoro catedralicio de Sevilla.
También fue muy destacable la apuesta del marqués
Francisco III Diego por modernizar ciertas infraestructuras urbanas de la villa
de Gibraleón. Así, ordenó la traída de aguas desde los cercanos manantiales del
Tejar hasta su recién construido palacio, beneficiando de paso al convento de
las monjas, mediante la construcción de una fuente en su claustro. Esta obra,
iniciada en 1599 vendría a favorecer al resto del vecindario por decisión de su
sucesor.
Castillo de Gibraleón en ruinas. Extraída del blog "Todo sobre Gibraleón" |
Otros ejemplos de su importante labor fueron las reformas
emprendidas en la parroquia de San Juan Bautista o en la reedificación de la
ermita del Espíritu Santo. Además el marqués supo conseguir la concesión en
1578 de la capilla llamada de los Cuatro Doctores en el convento del Carmen
para entierro de los nobles de su Casa, siendo por ello favorecido más tarde
este convento con la donación su heredad de Valdeubrique. También se vio
favorecido por el duque al quedar ordenado en su testamento la terminación del
retablo de una capilla titulada de San Gregorio. Todas estas actuaciones, que
como es norma en la época tenían por finalidad última la salvación de su alma,
eran al mismo tiempo expresión de su propio celo y del de su difunta esposa en
la protección de las órdenes religiosas implantadas en Gibraleón.
También
fuera de esta villa los marqueses de
Gibraleón impulsaron una serie de modernos proyectos como, en el caso de
Cartaya, la ampliación de la parroquial del Señor San Pedro, que en 1575
conocería el inicio de unas obras destinadas a transformar notablemente el
viejo templo medieval. La villa cartayera se vio igualmente favorecida por la
creación de una nueva plaza pública y por la fundación de un hospital, bajo el
patrocinio ducal, anejo a la ermita de Nuestra Señora de los Remedios.
(Continuará)
Los documentos que nos ofreces son siempre interesantísimas páginas de la historia de las que logro aprender muchas cosas. Por cierto, Carmen, me da cierto escalofrío esas muertes prematuras a pesar de tanto poder terreno.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Murió joven habiendo hecho una gran labor pasando por esta tierra dejando buena semilla.
ResponderEliminarComo siempre interesante, esperando la segunda parte, un abrazo
Loa marqueses debieron entrar por puente de oro en el reino de los cielos ya que no escatimaron esfuerzos para ello. Al margen de la broma resulta cierto que su carácter piadoso beneficio a las ordenes religiosas y también al pueblo.
ResponderEliminarNo estaría de más que los poderosos de hoy día dedicasen su riqueza a favorecer al pueblo y sus gentes.
Un beso.
Ya nos gustaria poder responder como lo hicieron nuestros antepasdos, pro hoy en dia no existen tales fortunas en l familia.
EliminarMarqués de Gibraleón
Hacían tanto en tan poco tiempo!!
ResponderEliminarComo era posible?
Un abrazo.
Eran la elite de la gran potencia que fue España.
ResponderEliminarHola, un blog interesantísimo, me uno con su permiso a sus magníficas historias para nutrir un poco más mi cultura...
ResponderEliminarSaludos
Hola Carmen:
ResponderEliminarEspero que todo haya ido a pedir de boca. Y que bueno que estes de vuelta.
Lastina que la muerte fue prematura. Quizás quedo mucho por hacer.
Besote
Hola Carmen, intersantisima reseña de este marques de gran personalidad y que elegante es el escudo!
ResponderEliminarBesos y que tengas un feliz dia.
Un conferencia interesantísima de la que espero su continuación. Un abrazo Carmen.
ResponderEliminarUn gran personaje, digno de su época.
ResponderEliminarSaludos.
Me ha extrañado la ausencia -que yo sepa- institucional de Béjar en estos actos.
ResponderEliminarPersonaje interesante, con una vida llena de acontecimientos importantes y cercano a la Corte.
ResponderEliminarUn saludo.
Estupenda aportación la del profesor onubense sobre este personaje.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Carmen. Gracias por seguirme.
ResponderEliminarEs una coincidencia pero mi madre es de Ciudad Rodrigo y siempre he sentido un especial cariño por tu tierra.
Saludos Arocenablow
Excelente conferencia de este profesor al que le he escuchado en algún simposium. Bienvenida de nuevo, Carmen. Abrazos.
ResponderEliminarComo la historia, nos marca el camino, hacia donde podemos conocer, los pasados de tantas personas importantes, que un dìa escribieron su propia historia.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Me alegra tu vuelta con ella tengo asegurada interesantísimas entradas como esta
ResponderEliminarUn besote cielo
Interesantísimo. Así que mecenas del propio Cervantes... Lo que te repito siempre, hija mía, que los berejanos (y ente caso el duque de Béjar) sois la repera. Un artículo estupendo. Espero la continuación. Besos.
ResponderEliminarHola Carmen, soy nueva por aquí y enhorabuena, tienes un blog para no perderlo de vista.
ResponderEliminarLa dedicatoria al duque de Béjar en el Quijote me impactó la primera vez que la leí siendo una adolescente, me pareció un elogio que rozaba lo servil.
Al acabar el libro aún me quedé más atónita, porque si Cervantes siendo Cervantes y escribiendo en estado de gracia algo así, aún se veía obligado a la lisonja para poder publicar, mal íbamos los que -aunque fuese a años luz- teníamos su mismo proyecto.
La experiencia me ha enseñado que sólo fue un intercambio de agradecimientos, Cervantes por encontrar un mecenas tan comprensivo como generoso y el duque por dar con un genio que ha llevado el nombre de Béjar hasta el último rincón del planeta, haciéndolo también universal. Más o menos lo que sucedió con Antonio Gaudí y Eusebio Güell. Saludos desde Barcelona.
Cuando se quiere (y se puede), las de cosas que puede hacer un hombre en su corta Vida.
ResponderEliminarY que me ha gustado ese hermanamiento de Andalucia con Bejar
DUQUE DE BEJAR Y MARQUES DE GIBRALEON
Me llena de orgullo de tener algo en común.
Saludos, manolo
Es tan interesante e importante que espero su continuación.
ResponderEliminarMientras llega, amiga Carmen, comienzo la lectura pausada de todo tu blog, artículo tras artículo.
un abrazo.
Hola Carmen, como tu amiga dominica soy yo, tal como me ves, campechana !jaja!
ResponderEliminarMe ha gustado enterarme de muchas cosas que desconocía.
El convento de la Madre de Dios en su fundación fue un beaterio .Fue el tercer duque de Medina Sidonia, don Juan de Guzmán, el que elevaría en 1506 esta comunidad a la categoría de convento, dándosele el nombre de Santa María de la Encarnación, aunque siempre se le conocería por el nombre de Madre de Dios.La Orden de predicadores está muy extendida por la provincia Bética, aunque cada vez hay menos vocaciones y conventos que tenemos que cerrar.
Veo que algunos se extrañan de morir tan joven,era normal fallecer a edad temprana, pocos llegaban a los 60 años.
Lo que sí me llama la atención es que el Duque Béjar, no tuviese a su familia en la hora de su muerte.
Gracias por tu simpático comentario, me has hecho feliz.
Con ternura te dejo un beso
Sor.Cecilia.
!Ah! ya sabes que vuelvo a España?
Espero que puedas leer mi libro, sé que te gustará
Como nos tienes acostumbrados magnifico relato y reportaje. Perfectamente documentado, ameno, interesante y diría yo apasionante. Esperando la segunda parte con interés.
ResponderEliminarUn beso.
Hola, ya ando de vuelta por aquí!!
ResponderEliminarUna interesantísima historia, como siempre, lo que pasa es que con tanta informacion nunca suelo retenerlo todo, jejejeje.
Coincido con otros comentarios: fallecido tan joven ¡y cuántas obras en marcha!
ResponderEliminarUn interesante personaje, Carmen.
Saludos
Un blog muy agradable con buenos relatos. Saludos desde Conil ( Cadiz). visita mi blog
ResponderEliminarEn el Convento Nuestra Señora del Vado, ingresaron las dos hijas del Marqués de Gibraleón. Tal ocasión se celebró con danza/s entre otras diversiones. ¿Conoce alguna referencia bibliográfica o historiográfica donde se pueda obtener información sobre esta/s danza/s? Muchas gracias de antemano por su ayuda.
ResponderEliminarUn saludo cordial, Matías Lorenzo.