Autor: Roberto Domínguez Blanca
Guijo de Ávila es uno de esos pueblos que por azares del destino y por
caprichos de la administración decimonónica ha visto cómo el apellido de su
toponímico entra en contradicción con su situación administrativa actual, pues
permanece dentro de la provincia de Salamanca. Un caso similar pero en sentido
contario a los de San Bartolomé de Béjar y La Solana de Béjar, que hoy forman parte de la provincia
de Ávila, si bien el último pueblo cambió su “apellido” rompiendo amarras con
la historia, pasando a denominarse La
Solana de Ávila. El caso es que Guijo pertenece a la
actual comarca de Béjar desde 1833, aunque su vinculación secular con Ávila y
con otros pueblos salmantinos (Guijuelo, Cespedosa de Tormes, Santibáñez de
Béjar…) es más fuerte que con la ciudad textil. Sin embargo, en cuestiones de
historia del arte, como vamos a ver, hay mayores afinidades.
Retablo mayor de la iglesia de Guijo de Ávila
El
pueblo, o parte del mismo, se encuentra en un lugar elevado como corresponde a
una población que contó con castillo (desaparecido durante el reinado de los
Reyes Católicos, si bien su emplazamiento es recordado en el callejero del
pueblo). Las vistas de Guijo son espectacularmente bellas desde Guijuelo y
sobretodo en primavera, rodeado de praderas, colinas con el telón de fondo de
la sierra nevada. Destacando entre el caserío su iglesia gótica del siglo XVI, de la que emerge poderosa su capilla mayor. Fue para esta
capilla para la que se ideó el retablo mayor objeto de este texto, un retablo
que Casaseca Casaseca[1]
lo calificó como barroco y de mediados del siglo XVIII. Hoy podemos refrendar
esa cronología y que además fue construido por uno de los arquitectos de
retablos más importantes de la
Salamanca barroca, Miguel Martínez de la Quintana, artista
prolífico y de notable calidad, necesitado de una monografía que pondere su
aportación al arte en Salamanca y otras provincias cercanas.
Vista exterior de la capilla mayor de la iglesia
El
retablo de Guijo de Ávila es una pieza de tamaño mediano y con una morfología
sencilla similar a la de otros de la zona, como por caso el de la iglesia de La Cabeza de Béjar, anónimo.
Estamos ante un retablo tetrástilo con tres calles, de un solo cuerpo y gran
ático semicircular, si bien la calle central se subdivide en tres cuerpos, lo
que no sucede en las laterales. Los soportes son cuatro columnas corintias de
marcado éntasis y fuste liso, aunque con decoración rococó tallada sobre el
mismo y partir de un anillo colocado en el tercio inferior del mismo. Esta tipo
de columna es la más característica de la retablística rococó salmantina. En la
calle central se agolpan de abajo a arriba el sagrario, la hornacina para la
escultura del titular de la parroquia, Santiago Matamoros y en el
ático otra hornacina para la escultura de San Antonio abad con el cerdo. El
sagrario está muy bien resuelto como es habitual en la retablística
salmantina. De tipo templete, cuatro columnas idénticas a las del retablo pero
en miniatura enmarcan el sagrario para la reserva eucarística y el relicario de
tipo cascarón (un estuche cilíndrico
con portezuelas correderas que permitían descubrir u ocultar al fiel la
custodia) para la contemplación del Santísimo en su custodia. Repite modelos como
los de Piedrahíta o Puente del Congosto. El Santiago a caballo copia la
iconografía de otros tantos de la época que describen el milagro de su
aparición triunfal en la
Batalla de Clavijo: con vestiduras militares dieciochescas,
alza contra los enemigos de la fe su espada (de la que sólo resta la
empuñadura). Dos cabezas decapitadas de sarracenos yacen en el suelo. Más
amable es la imagen de San Antón, un santo de gran devoción en nuestra comarca,
con su cayado en tau y el libro abierto, acompañado por el cerdo.
Sagrario tipo cascarón
Sagrario de la iglesia de Puente del Congosto
Las
calles laterales sólo tienen un cuerpo con su hornacina. La del Evangelio ha
perdido la imagen original (ahora aloja una Inmaculada moderna) y la de la Epístola muestra a San
José portando al Niño con la mano izquierda y la vara florida con la derecha.
Sobre el ático descolla una cartela circular con el emblema de Santiago, la
espada y dos conchas, que se repite en el frente de la mesa altar de tipo
romano. La decoración menuda, básicamente rocalla, entelados y de tipo
vegetal/floral, recorre ordenadamente en paneles todo el retablo jugando con
los vacíos, colonizando elementos estructurales (ménsulas, fustes…), o
adoptando forma de crestería sobre elementos curvos y en torno a tarjetones
(sobre las hornacinas, sobre la parte superior del retablo). Los paneles curvos
en cuña del ático en las calles laterales se decoran con el sol y la luna,
temas recurrentes en el rococó salmantino y en esta misma disposición
(Navacarros, paneles laterales del Santuario de Nuestra Señora del Castañar).
Detalle del retablo mayor
En
cuanto a la policromía, en su conjunto parece modificada, es pálida y los
dorados carecen de brillantez; la imitación de jaspeados que se adivina parece
indicar su modificación en época neoclásica, a finales del siglo XVIII o
principios del XIX.
Santiago Matamoros
La
documentación parroquial[2]
es la que nos saca de dudas respecto a la participación de Miguel Martínez,
aunque el estilo del retablo delata claramente su presencia. Se ejecutó entre
1764 y 1766 (algunos años después de que trabajara en los paneles laterales del
santuario del Castañar de Béjar), pues en esa mayordomía se habían descargado “beintte rreales de vellón pagados al
maestro que vino de la ziudad de Salamanca a tomar la medida del retablo para
azer la traza del nuevo que se solizita azer para el alttar maior de esta
Yglesia”. Las obras irían despacio, pues hasta la mayordomía siguiente,
1766-1768, no se desmontan el retablo viejo ni las gradas viejas, para después
hacer las nuevas que costaron 249 reales. Se hizo entonces la efigie de
Santiago a caballo con sus andas para procesionar a cambio de 500 reales. Otra
anotación de ese bienio nos dice que se pagaron 75 reales más por terminar esta
obra al escultor salmantino Manuel Benito, en concreto por la espada del santo,
los peñascos y dos cabezas de “moros”. La policromía corrió a cargo de Juan de
Sosa, salmantino también, por 70 reales. El sagrario fue dorado por 60. La
única referencia documental a Miguel Martínez es la que asegura que se le
asignaron 1.100 reales por la hechura de la mesa de altar y del tabernáculo del
altar mayor. Es idéntico al de la iglesia de Puente del Congosto (1754-1756),
que defendimos como obra suya[3].
Con estos datos en la mano, cabe suponer que la arquitectura del retablo la
hizo Miguel Martínez y la estatuaria, o al menos el Santiago a caballo, Manuel
Benito. De Benito no se conoce mucha obra. Tan sólo podemos citar las
esculturas de San Julián y Santa Basilisa en Salamanca que había entregado a la
iglesia poco antes, en 1765[4].
Su estilo en opinión de Albarrán Martín recuerda al de Alejandro Carnicero[5].
Concluido el retablo, el coste de traer el retablo desmontado desde Salamanca al Guijo en cuatro carros supuso un desembolso de 200 reales.
Retablo mayor de la iglesia de Puente del Congosto
Fue Miguel Martínez de la Quintana[6]
maestro arquitecto y tallista salmantino iniciado en el barroco de los
Churriguera, que terminó por definir su trayectoria profesional en el rococó. Cuenta
con numerosa obra dispersa, no sólo por la provincia de Salamanca, sino por
otras limítrofes como Ávila, Cáceres o Zamora. Entre sus méritos destaca su
intervención en la talla de la fachada del Ayuntamiento de Salamanca, el
Monumento para el Jueves Santo de la catedral de Plasencia, el sagrario del
retablo mayor de las iglesias de Puente del Congosto y Piedrahíta (Ávila),
y el altar del Bendito Cristo de La
Alberca (Salamanca). En Béjar, ejecutó entre 1761 y 1764 los
paneles laterales del altar mayor del santuario de Nuestra Señora del Castañar, trabajo que fue sufragado con 6.277 reales [7],
rehechos entre 1959 y 1961 por el artista bejarano Gil Laso Fraile. Su relación
con Béjar no se limita a esta intervención, pues había materializado con
anterioridad el desaparecido retablo mayor de la iglesia de El Salvador y el de la cofradía de santa Lucía de San Juan Bautista, éste en 1753, también
perdido. Díez Elcuaz y Sánchez Sancho sospechan que de su mano podría ser el
retablo de San José de la iglesia de Valdesangil[8].
Panel lateral de lado del Evangelio de la capilla mayor del
santuario del Castañar (Béjar)
[1] CASASECA CASASECA, Antonio. La
provincia de Salamanca, Ed. Lancia, León, p. 33.
[2] Los datos documentales ofrecidos a continuación están tomados de
Archivo Diocesano de Salamanca. Sign.
228-19, ff. 121 vº-134.
[3] DOMÍNGUEZ BLANCA, Roberto: “La iglesia de Puente del Congosto, el
proceso de barroquización de un edifico tardogótico II” en Estudios Bejaranos, nº 17. CEB, Béjar, 2013, pp. 35-36.
[4] ALBARRÁN MARTÍN, Virginia: El
escultor Alejandro Carnicero entre Valladolid y la Corte (1693-1756), Diputación
de Valladolid, Valladolid, 2012, p. 545, nota 49.
[5] Ibidem, p. 545.
[6] Sobre este artista ver MÉNDEZ HERNÁN, Vicente. El retablo en la diócesis de Plasencia, siglos XVII y XVIII, Cáceres,
Universidad de Extremadura, 2004, pp. 790-792; y GÓMEZ GONZÁLEZ, Mª de la Vega. Retablos
Barrocos del Valle del Corneja, Ávila, Diputación Provincial de Ávila e
Institución Gran Duque de Alba, 2009, pp. 165-170; CASASECA CASASECA, Antonio.
“Las trazas de los retablos de la capilla de la V.O.T. del Carmen de Salamanca, en Boletín de la Sociedad de Arte y
Arqueología, Valladolid, 1977; NIETO GONZÁLEZ, José Ramón y PAREDES
GIRALTO, Mª del Camino: “Contribución al estudio del retablista Miguel Martínez
(1700-C. 1783)” en Cuadernos abulenses, Nº
8, Ávila, 1987; ALBARRÁN MARTÍN, Virginia. “Aproximación al desarrollo
artístico en Salamanca durante la primera mitad del siglo XVIII” en Boletín de la Sociedad de Arte y
Arqueología, LXXVIII, 2012, p. 191-192; ALBARRÁN MARTÍN, Virginia. El escultor… ob.cit., pp. 40, 44, 99,
156, 157, 355, 357, 358, 360 y 467.
[7] Sin embargo, desde 1959 hasta 1961 estos paneles laterales se rehacen,
encargándose la tarea al artista bejarano Gil Laso Fraile, con la condición de
que debía copiar la obra original (GÓMEZ GONZÁLEZ, Eugenio-Julio. Presencia teatina en el Castañar, PP.
Teatinos, Béjar, 1996, f.
60; RIVADENEYRA PRIETO, Óscar. “Gil Laso Fraile”, en Catálogo de la exposición Béjar, artistas del ayer, Ayuntamiento de
Béjar y Concejalía de Cultura Diputación Provincial de Salamanca, Béjar, 2003).
Archivo Parroquial de San Juan Bautista (Béjar). Libro de la Cofradía
de la Virgen
del Castañar (1708- 1863), f. 144 vº.
[8] DÍEZ ELCUAZ, José Ignacio y SÁNCHEZ SANCHO, Juan Félix: “El conjunto
barroco de Valdesangil”, Revista de
Estudios Bejaranos, nº 12, Ayuntamiento
de Béjar y CEB, Béjar, 2008, pp. 23-24.
Interesante trabajo que espero sirva para concienciar sobre la necesidad de mantener sin deterioros estas obras de arte.
ResponderEliminarUn abrazo,
Como siempre Carmen una interesante entrada sobre estos retablos. No conozco más que la del Castañar. Es sorprendente que aún se conserven en este buen estado. Lo que hace falta es que no se deje deteriorar más. Bss
ResponderEliminarMuy interesantes tus aportaciones Carmen. Sólo comentarte que el topónimo exacto no es "El Guijo" sino Guijo de Ávila. Un saludo. Fernando.
ResponderEliminarCorregido. Muchas gracias por la aclaración, Vicente. Un saludo
EliminarUn retablo, por otra parte, muy similar al de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Lagunilla (mi pueblo). Un día tengo que dedicar algún artículo al mismo. Este artículo habla de lugares que me son muy conocidos y familiares, me ha encantado leerlo y aprender más sobre el arte de la comarca, sin duda, hay que realizar una investigación profunda de la obra de Martñinez de la Quintana.
ResponderEliminarUn beso Carmen
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstupenda entrada de tu colaborador Roberto.
ResponderEliminarBuen lugar aquel para curar jamones, con ese bello retablo, aunque algo similar tal vez a otros de la península, tal y como comenta el amigo Carolvs.
Por cierto, con la que está cayendo, me resulta cuanto menos "chocante" la figura de "Santiago matamoros" y esa cabeza a los pies del caballo, una "técnica" macabra que ojalá formara parte solo del pasado, pero que por desgracia se convierte hoy en materia de actualidad, con los papeles cambiados.
Un saludo.
Bueno, en esta época la figura del "Santiago matamoros" tiene otro significado; se recupera esta iconografía a partir del siglo XVI en el contexto de las Guerras de Religión y su significado es el de lucha contra el infiel (también muy de actualidad). Realmente se utilizó esta iconografía en este momento para atacar a los Protestantes europeos, y en Guijo de Ávila en pleno siglo XVIII, como el patrón era Santiago, pues se le representaría escultóricamente en una de sus iconografías más populares sin ningún tipo de acritud.
EliminarUn trabajo muy minucioso el que nos traes en esta entrada.Ciertamente la policromía se ve pálida y los dorados con poco brillo, sobre todo si lo comparamos con el retablo de la iglesia de Puente de Congosto pero, es un precioso retablo. No conozco Guijo de Ávila. Tendré que ir.
ResponderEliminarSaludos Carmen
Un trabajo de precisión y sobre todo la talla muy artística y con buen gusto porque es un estilo que se suele sobrecargar muchísimo pero aunque es así no sobresale mucho sino que parece todo un conjunto y eso es muy elegante.Estoy de acuerdo acerca del Santuario de Nuestra Señora del Castañar: se nota que no han empleado la mísma técnica y material por eso se deslucen los dorados.
ResponderEliminarUna entrada muy curiosa ver estas obras de Arte del tiempo que datan son una maravilla.
Un abrazo Carmen y felicitar a Roberto por esta lección de Historia del Arte.
Muy interesante como siempre,buen trabajo Carmen.
ResponderEliminarSaludos
Que maravillas Carmen, me gusta visitar siempre las iglesias, ya bien lo sabes, en ellas se encuentran la joyas del arte y uno se queda impresionado con ellas, me ha gustado mucho esta entrada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuantas obras de arte, hay escondidas por cada rincón de España. Este lúgar no lo conocía, gracias a ti no sólo lo he llegado a descubrir, pero además salgo de esta página con una buena y documentada información.
ResponderEliminarBesos
Qué belleza, madame! Y menos mal que se conserva perfectamente, según se aprecia. Es que dejar deteriorarse algo así hubiera sido un crimen. La laboriosidad es increíble.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Muchas gracias a todos por vuestros comentarios y por las aportaciones, que son siempre bien venidas.
ResponderEliminarGracias Carmen, de nuevo, por permitirme publicar.
Un saludo.
Excelente trabajo, una muestra más de nuestro admirable patrimonio artístico. Me ha gustado mucho tu trabajo.
ResponderEliminarUn abrazo
Os envío la imagen de uno de los sagrarios de tipo cascarón que hizo Josep Mª Jujol con bidones de sulfatar. No sabemos de dónde sacó la idea, ni si en algún momento tuvo conocimiento del que muestras, porque no es muy común. Veréis qué curioso y qué arte.
ResponderEliminarComo siempre, da gusto entrar en tu espacio y leerte.
ResponderEliminarMe he enterado de cantidad de cosas que desconocía por completo.
El retablo de esa iglesia, pese a no tener grandes proporciones, me parece precioso, está explicado con todo detalle.
Te dejo abrazos, cariños y te deseo un buen fin de semana.
kasioles
Queda uno asombrado. Qué riqueza histórica y monumental. Todo lo perdido y, sin embargo, todo lo que queda.
ResponderEliminarEl de Puente del Congosto y el de Béjar son más parecidos. Mucha riqueza hay por esos pueblos que debe de protegerse.
ResponderEliminarBuen trabajo Roberto.
Besos.
Un gran trabajo en este documento con las espectaculares imágenes de estos retablos llenos de belleza e historia.
ResponderEliminarTodo Castilla-León es un inmenso patrimonio y hasta los pueblos más pequeños guardan algunos Tesoros como estos que nos has descrito.
Abrazos y Besines.
Tan potente como la vista externa de la capilla principal de la iglesia, esta bella obra posee la originalidad de unos elementos poco usuales en este tipo de obras. A la vez, el gran trabajo de documentación, imprescindible para poder comprender aspectos desconocidos o simplemente atribuidos, es de una minuciosidad extrema. Carmen, una excelente publicación que nos acerca, cada vez más, a los aspectos históricos y artísticos que posee Béjar y toda la comarca de sus alrededores.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida Carmen.
Pues yo no logro ver la primera imagen con la vista general del retablo. Sí las dos siguientes con los detalles. No resta belleza a la obra su palidez, al contrario.
ResponderEliminarUn abrazo Carmen.
Interesante entrada que da valor a este retablo de bella factura.
ResponderEliminarUn saludo.
Estupendo y bien documentado artículo de Roberto.
ResponderEliminarDesconocido retablo para los que vivimos lejos de la zona. Pero muy interesante a pesar de su aparente sencillez. Y bonito, con una decoración que, a pesar de barroca, no recarga el conjunto.
Otro lugar para visitar.
Abrazos, Carmen!!!
De nuevo por tu casa, disfrutando de las cosas que nos dejas.
ResponderEliminarSaludos.