Nuestro
compañero del Centro de Estudios Bejaranos, Pablo Puente Aparicio, presentó su
discurso de ingreso como miembro numerario del mismo el pasado sábado en el
salón de plenos del Ayuntamiento de Béjar. Asistieron al evento, presidido por
el alcalde de Béjar y el presidente del CEB, Antonio Avilés Amat , varios
concejales, los miembros del CEB y todo aquel que quiso asistir atraído, sin
duda, por el tema expuesto y por el interés que en general se tiene por los
temas locales.
El
acto fue iniciado por Antonio Avilés Amat, quien dio paso al interviniente.
Pablo aderezó la lectura de su trabajo con una proyección de fotografías, muy
apropiado al tratarse de un tema de carácter artístico y, en concreto,
escultórico. Una vez concluida su exposición, leyó la contestación del discurso
Lola González Canalejo al no poder hacerlo su autor, José Muñoz Domínguez. Cerró el acto el señor
alcalde de Béjar.
"El Ahorro", obra del escultor bejarano Francisco González Macías
(está fechada en un perido posterior al estudiado en este discurso)
(está fechada en un perido posterior al estudiado en este discurso)
El
discurso nº 25 de Pablo Puente Aparicio consta de 70 páginas y lleva el, por
principio, atrayente título de La piedra
profanada. Escultura en Béjar en el primer tercio del siglo XX. Se inicia
con una breve presentación de Antonio Avilés Amat, presidente de la
institución, continúa el discurso propiamente dicho durante las 49 páginas
siguientes y concluye con la contestación realizada por José Muñoz Domínguez. A
su vez el texto de Pablo Puente se divide en una serie de subcapítulos, titulados
“Del Cristo de la Alameda a la Virgen del Hospital”, “De la Exposición Regional
de 1903”, “De los cristos del cementerio”, “De los hijos de la tierra”, “De la
industria imaginera” y “Y de los
monumentos conmemorativos”.
El
autor ha plasmado en este trabajo la enorme labor de rastrear y resumir en
papel la huella de la piedra, investigando en las hemerotecas y Archivos
Municipales de Béjar, Salamanca y Valladolid los aconteceres de una ciudad
textil como Béjar a principios del siglo XX y de otros pueblos cercanos, como
Candelario o Fuentes de Béjar, y su devenir histórico en relación a los
trabajos ejecutados en la piedra sobre al cual se asienta y vive. Indagar y
perseguir las obras escultóricas durante ese periodo viene a ahondar en la
comprensión de lo que fue y es la “Ciudad estrecha”. Porque si el arte se
expande y desarrolla precisamente entonces es a causa de la coexistencia de
varios factores que lo hacen posible, tales como la trayectoria de una potente
economía fabril, el auge de una Escuela de Artes e Industrias de la cual salió
una cantera de escultores –de hijos de la
tierra, como les denomina el autor- de importante proyección artística –
alguno, como Mateo Hernández, de reconocimiento internacional- y una sociedad
ávida de perpetuar en piedra su paso por la vida, de homenajear a personajes
ilustres o de glorificar a dios en la tierra. Sólo hay que fijarse en los
periódicos locales y provinciales manejados por Pablo y coetáneos de los hechos
durante el periodo estudiado para darse cuenta de las inmensas inquietudes
intelectuales de nuestra ciudad a principios del siglo XX. Existían entonces el
Béjar en Madrid, La Victoria, El Adelanto
(provincial), El Abejar, La Dinamita, República, El Salmantino (provincial), El Avance, Cultura y
Tolerancia, La Gaceta de Salamanca
(provincial). Ni en estos tiempos podemos presumir de tanto.
Monumento al Sagrado Corazón de Jesús
A
veces el pesado bloque de piedra caía víctima de la impericia de los
trabajadores municipales, como es el caso del Cristo del Cementerio, al que
bien podría habérsele apodado como el Cristo viajero a causa de los numerosos traslados
que sufrió. O las delicadas obras artísticas presentadas a la Exposición
Regional de 1903 se trocaban en asunto de
polémica e insulto público al no ponerse de acuerdo los miembros del
jurado, a los que se les acusó (e incluso lo hicieron entre ellos) de estafa y
chanchullo al trocar su dictamen de manera poco limpia. Había materiales dignos
de ser convertidos en objetos religiosos, en esculturas procesionables, en
imágenes aptas para el culto, como los pasos y las figuras de altar compradas
por cofradías e iglesias. Y, cómo no, la piedra servía, sirve y servirá, por
ser un material extraído de la naturaleza, duro y noble, para recordar, para
que la ingrata memoria perdure aún cuando el paso del tiempo intente borrar las
huellas del pasado. Bajo esta premisa se encargaron lápidas conmemorativas y
monumentos que quedaron en mero proyecto ante la falta de entusiasmo de las
gentes o que perduran aún con el fin para los cuales se esculpieron.
Pablo
Puente concluye su trabajo con esta frase “Decida pues cada cual si, al igual
que lo que sucede con el cuerpo humano, han de ser ayudadas a vivir o a morir,
como decía el Filarete, el amante de la virtud, refiriéndose a los edificios”.
Su trabajo, cual memoria en piedra aunque en efímero papel, sobrevivirá.
*El discurso puede comprarse ya on-line, como el resto de las publicaciones del Centro de Estudios Bejaranos en Béjar.biz.
Que barbaridad, me has dejado alucinado con tanto periódico que existía.
ResponderEliminarSaludos.
Un día tendré que hacer una entrada sobre el periodismo en Béjar porque veo que el tema puede resultar de interés.
EliminarSaludos
No parece una publicación demasiado interesante.
ResponderEliminarArdua investigación la qe ha tenido lugar para realizar el ingreso. Definitivamente una ciudad pujante, desarroolla el arte ampliamente. En Venezuela también había un "Cristo Viajero". Estaba en Caracas y lo movieron al menos 10 veces. Fue durate el gobierno de Guzman Blanco (siglo XIX, a finales) cuando decidió demoler la escultura que estaba entonces frente a la Capilla de San Pablo ermitaño, tamién derribada, para construir el actual Teatro municipal.
ResponderEliminarBesos Carmen
En el caso del Cristo del Cementerio de Béjar, además de viajero tuvo poca fortuna porque de tanto trasladarlo acabaron rompiéndolo y después de muchos dimes y diretes, de encargos fustrados y piezas rotas, acabó el ayuntamiento por no sustituirlo. El asunto da para un capítulo entero del libro.
EliminarCuriosa historia la que me cuentas,Manuel.
Saludos
Muchas veces para los investigadores del arte, lo más difícil es encontrar datos en las fuentes, libros administrativos y archivos de variada procedencia, contrastar las fuentes e interpretarlas. Veo que la labor de Pedro Puente Aparicio ha sido minuciosa y detallista, y ese es el gran fruto de su trabajo, para él y para todos los que aman la esculutura y el arte. Mis felicitaciones. Un abrazo, Carmen.
ResponderEliminarComo historiador del Arte se nota que valoras trabajos de investigación como éste, querido Paco. En tu caso la labor pedágogica imagino que puede más que el deseo investigador, aunque ambos no tienen que ser incompatiibles como muchos creen.
EliminarUn abrazo
Imagino que para un bejarano profanar el templo de la cultura de la ciudad, marcando en él su huella, debe ser algo inenarrable. Gracias Carmen por todos los detalle de tan solemne acto y por hacerme amar a una ciudad que no conozco.
ResponderEliminarBesos
Sí, y espero que un día nos visites. Ya sabes dónde encontrarme...
EliminarSaludos
Con la investigación de las obras las hace valorar y con el paso del tiempo la información queda y no se borran las huellas del pasado.
ResponderEliminarUn abrazo
Los libros también pueden desaparecer, pero es imposible que todos sean sumidos en el cráter del silencio y el olvido. Tines razón, Mari-Pi-R.
EliminarUn beso
Ya sólamente el título del discurso es de lo más sugestivo. ¡Cuántas profanaciones se siguen haciendo a diario sobre nuestro patrimonio...! En cuanto a ese Cristo del cementerio al que podría llamarse "viajero", seguramente tendría muchísimos acompañantes que, como él, iban (y van) de lado a lado, de calles a almacenes, a la calle otra vez y luego a otro almacén, sin que nadie se apiade de ellos. Muy encomiable la labor de tu compañero Pablo Puente al hacer una investigación tan exhaustiva de un periodo brillante de vuestra Béjar, siempre soprendente. Un abrazo.
ResponderEliminarEn el caso de este cristo la fatalidad pudo más que otra cosa, porque sí, querían trasladarlo de nuevo y con tan mala fortuna que fue roto por varias partes y le dejaron ahí abandonado durante tres años. El asunto no tenía que ver con lo político, aunque algunos medios de comunicación así lo interpretaron.
EliminarUn abrazo
Mis felicitaciones al ponente y a ti por divulgar actos de interés como éste.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias a ti por seguirnos.
EliminarSaludos
Precioso discurso y felicidades a todos los que habéis tenido la suerte de escucharlo.
ResponderEliminarCreo que todo trabajo sea de pintura, pintura o de música y que en su día fue reconocido por tal. debe cuidarse y mantenerse. ¿Acaso no lamentamos las pérdidas del mundo antiguo?
Y gracias a esta labor se sabe mucho acerca de toda la cultura y modo de vida que concierne a una época concreta.
Bss
Suscribo todo lo que dices, Katy.
EliminarUn besazo
Me gusta sobre todo esa referencia a la dignidad de la piedra que comparto totalmente aunque no habría sabido expresarlo así. Un beso, Carmen
ResponderEliminarLa piedra es dura, pero puede transformarse en carne y sangre mediante el arte de los buenos escultores, muchos de ellos nacidos en Béjar.
EliminarUn beso
Me gusta este Monumento al Sagrado Corazón de Jesús. Supongo que está ya en la ubicación definitiva y no sufra más traslados.
ResponderEliminarTe deseo una Feliz navidad, disfrutando del cariño de tu familia.
Besos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
No, si al Sagrado Corazón no le trasladaron a ninguna parte. Si acaso sufrió las venganzas políticas propias de tu tiempo durante la 2ª República, pero ahí sigue, en el mismo lugar en el que le colocaron a principios de siglo.
EliminarMuchas gracias y mis mejores deseos también para ti.
Un beso
La piedra es la nobleza, la clave que otorga al artista plástico su ciudadanía como tal. Ahí sólo están los que más saben, porque a diferencia de otras disciplinas en las que se puede crear arte a base de adición o sustracción, a la piedra sólo le vale el golpe justo, jugándose el artista la obra con cada golpe de cincel y siempre a merced de que aparezca algún hueco, o una veta triste que le obligue a variar la idea inicial. Enhorabuena por el trabajo de seguir las huellas. Bsazos.
ResponderEliminarQué sabias palabras, querida Ana María. Cuando las leamos debemos darnos cuenta de la dificultad de la labor del escultor cuando, a base de maza y cincel, moldea la materia a su antojo para hacerla asemejar a los objetos cotidianos y reconocibles, o a los que salen de su imaginación, sin que hagan referencia a algo conocido. Nuestro más conocido artista, Mateo Hernández, hijo de la tierra, trabajaba del modo que comentas, arriesgando al máximo a la hora de esculpir las rocas más duras y complicadas.
EliminarMuchas gracias por tu comentario, amiga.
Un beso
Si que leían en aquellos años.Y buen rastreo de la piedra, esa perdurará más que los periódicos y seguiran ahí con el paso del tiempo.
ResponderEliminarEl Sagrado Corazón de noche, te indica siempre donde está:))
Un beso.
¿Se ve desde tu casa, Laura? Hace un tiempo, cuando los árboles estaban crecidos era imposible verlo, ni de día ni de noche, pero ahora sí que sirve de referencia.
EliminarUn besazo
La piedra material noble pero...hay que saber dónde hay que cincelarla porque es muy señora y puede echar por tierra el proyecto.Gracias al celo de estas personas hoy se puede disfrutrar de actos de esta envergadura.Porque tal cómo se esta disgregando el mundo de la cultura mal vamos y, sobre todo las artes.
ResponderEliminarun abrazo Carmen.
La cultura, al igual que otras cuestiones valiosas de nuestra sociedad, es una de las grandes perjudicadas en estos tiempos oscuros. Pero, ya sabes que en las más duras épocas es cuando verdaderamente se crece culturalmente hablando. Mira el Siglo de Oro...
EliminarUn abrazo también para ti