10 de abril de 2020

Apuntes de la desamortización en Béjar (1836)


Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Semanario Béjar en Madrid, 2019.

    Apenas han llegado hasta nosotros noticias de la desamortización de los tres conventos bejaranos y del trauma que tal decisión gubernamental provocó en cuanto a la pérdida de patrimonio artístico, material y espiritual[1], al margen de las consecuencias vitales en las vidas de los antiguos religiosos y religiosas, desalojados de la clausura. Sus propiedades fueron vendidas en pública subasta, los objetos del culto se repartieron entre las iglesias de Béjar y de los pueblos cercanos, y sus moradores se vieron obligados a mudarse. Porque una vez clausurados las autoridades eclesiásticas y provinciales designadas al efecto instaron a cada uno de ellos a tomar la segunda decisión más importante de sus vidas: si eran frailes ordenados se les daba la opción de trasladarse a otra ciudad y seguir la vida conventual en cualquiera de los monasterios de su orden monástica repartidos por España, preferentemente de su diócesis, o pasar a formar parte del clero secular de las distintas parroquias bejaranas dependiendo a partir de ese momento de la autoridad episcopal; en el caso de su condición femenina, se les ofrecía la opción primera, única y exclusivamente

 
 Claustro del convento de San Francisco


Sin embargo, se produjeron casos intermedios, la de aquellos que no quisieron mudarse lejos y escogieron permanecer en su villa de origen, enclaustrados en las casas familiares o alquilando por unos reales viviendas míseras, intentando reproducir al máximo la vida monástica, unos atados por los recuerdos, con miedo a comenzar desde cero una vida alejada de su Béjar natal y sin amistades dentro de los muros monacales, otros anclados al terruño por los muchos años y los achaques, sin ganas de traslados y mudanzas. Su situación se hacía tan precaria que se abrió una suscripción para recaudar fondos en su beneficio en Plasencia[2].


El fraile franciscano Blas Zamarreño. Cuadro donado al Museo Valeriano Salas


          El 12 de mayo de 1836[3], dentro de las políticas del gobierno de desamortización iniciadas por el ministro Mendizábal, se recibió en el Ayuntamiento de Béjar la orden definitiva de clausura del convento de monjas franciscanas de la Anunciación, también llamadas Isabeles, situado en un solar amplio que comprendía, entre otros, el edificio del Casino Obrero[4]. Partía de la Comisión Principal de Arbitrios de Amortización de la provincia de Salamanca y la enviaban a la comisión subalterna de Béjar. Se exigía el inventario de sus bienes para formalizar la exclaustración de las monjas y su traslado a otro convento de la misma orden regular dentro del obispado de Plasencia. 

            Tiempo después un clérigo describía en una carta enviada al párroco de la iglesia de San Juan Bautista el total abandono en el que se encontraba el antiguo y desvencijado edificio que un día albergó las vidas de tantas mujeres alejadas del mundo desde época medieval. Prefiero transcribir sus palabras por provenir de un testigo directo de los hechos: 

 Virgen de las Angustias, procedente del desaparecido convento de la Piedad. Foto Manuel Álvarez-Monteserín

            «Diariamente llegan a mí quejas y clamores de los fieles de esta Villa manifestando el doloroso estado en que se hallan los templos de los Conventos desposeídos, entregados a la profanación más terrible y escandalosa y para asegurarme de la verdad entré de plano en la iglesia del Convento de la Anunciación y vi con profundo dolor muchos objetos del culto divino manchados con tocino que ai almacenado en los despojados altares de las imágenes y acinados estos con madera y leña. En el corto espacio de la Sacristía entre las cuales se hallan unas imágenes de Nuestro Redentor Crucificado con el título del Perdon que ha sido objeto de particular devoción desta villa y que duda haya podido merterle por la puerta sin tal vez estropearle. Poco más o menos ocurre, según me han informado, sucede en el de San Francisco, así el de la Piedad […]. Y habiendo sacado unos devotos a San Francisco y San Antonio para la procesión de Corpus después an permanecido en la Parroquia del Salvador a instancias de algunos feligreses de las mismas con el fin de hacer la novena de San Antonio y necesitan también el que no fuesen y con más tiempo el oprobio del más refinado ateísmo, razones que me obligan a manifestar a Ustedes la necesidad que ai de extraer de dichos templos las cosas concurrentes al culto[5]».

 Postal antigua de la talla desaparecida de San Antonio de Padua. Foto sacada de Todocolección

            Y añade que es preciso trasladar a la iglesia de Santa María las imágenes de la Dolorosa y del Nazareno que se le tenían concedidas. ¿Se refiere con estas advocaciones a las dos tallas que hoy se custodian en este templo? Así lo creemos porque en uno de los libros de fábrica de la iglesia de Santa María la Mayor, en las anotaciones de gastos correspondientes a los años 1838-1841, se recogen «711 Reales y 28 maravedíes gastados en la traslación y colocación en la Iglesia de Santa Maria de las dos imágenes de la Dolorosa y Jesús Nazareno del orden del señor. Gobernador Eclesiástico del Obispado según consta de recibos»[6]. Coincide en fechas con la carta transcrita y de ella deducimos que el traslado de bienes, es decir tallas y cuadros devocionales de los antiguos conventos, a las iglesias parroquiales se produjo mucho después y en medio de un abandono total y absoluto. Las tallas de san Antonio de Padua y san Francisco veneradas en el convento de San Francisco, de las cuales se conservan dos fotografías de Requena[7], fueron pasto de las llamas en el incendio de la iglesia de El Salvador. Ambas estaban destinadas a desaparecer por los azares del destino.
           
Imagen desaparecida de San Antonio de Padua, existente en El Salvador aunque trasladada, muy probablemente, del convento de San Francisco. Imagen sacada de Todocolección.net.


[1] Algo se comentó en CASCÓN MATAS, Carmen. “De cuando en Béjar llovieron campanas”, en Béjar en Madrid, 2017.
[2] Archivo Parroquial de San Juan Bautista (APSJB). Carta de Francisco Pacheco de Ceballos a Juan Alonso Rodríguez. Plasencia, 19 de marzo de 1841. Documentación suelta.
[3] Archivo Histórico Municipal de Béjar. Correspondencia de 1836. Sign. 092.
[4] FRÍAS CORSINO, Juan Antonio. Breves notas históricas del Casino Obrero de Béjar”, en Publicación conmemorativa XXXV Concurso Literario. Béjar, 2002, pp. 7 y ss.
[5] APSJB. Documentación suelta.
[6] DOMÍNGUEZ BLANCA, Roberto, y CASCÓN MATAS, Carmen. “Retablística, escultura, pintura y artes industriales en Béjar desde el siglo XV al 1900”. HERNÁNDEZ DÍAZ, José Mª, y AVILÉS AMAT, Antonio (Coords.) Historia de Béjar Volumen II. Dip. Salamanca, Centro de Estudios Bejaranos y Ayunt. Salamanca, 2013, p. 517.
[7] Ibídem, p. 502.

11 comentarios:

  1. Muy interesante esta visión local de un tema que se dio a escala nacional durante mucho tiempo.
    Si al menos las desamortizaciones hubieran servido para mejorar las condiciones materiales de vida de los menos favorecidos... el sacrificio de los perjudicados por las incautaciones habría tenido algún sentido; pero ya sabemos que vinieron a ser simple y llanamente operaciones de saneamiento de las arcas del estado. Subastando los bienes al mejor postor se convirtió aquello en una manera de obtener fondos para otros menesteres. Y no hubo ni mejoras para los campesinos ni otras medidas similares encaminadas al bien común sino tan solo un cambio de propietarios y una eficaz propaganda para los beneficiarios del sistema liberal de entonces.
    Un saludo, Carmen.

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  2. Uno de los episodios más negros para el arte y la cultura de nuestro país. Cada vez que veo las ruinas de algunos monasterios no puedo por menos que acordarme del tal Méndez que tan avergonzado estaba de su madre que hasta se cambió el apellido para no llevar el de ella, cuando en realidad debía ser ella la que estuviese avergonzada de haber parido a un hijo ladrón que utilizó la desamortización en beneficio propio (estaba comido por las deudas y había que sanearlas) y, cómo no, de sus acomodados amigotes. Al pueblo no le llegó nada, ya se ocupó él de que los lotes de las subastas no estuvieran al alcance del pueblo.
    Perdona, Carmen, pero este personaje me saca de quicio.
    Cuidense mucho

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  3. Ciertamente la desamortización tubo unos efectos muy perjudiciales para el patrimonio que tenían estos conventos.

    Saludos.

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  4. La injusticia, no es cosa tan sólo de nuestros tiempos. Siempre ha habido personajes, que justifican la expropiación de bienes, para el beneficio de una sociedad, a la que no le llega ni siquiera las migajas.

    He visto Monasterios abandonados, con mucho interés artístico, que le ha faltado el techo a la iglesia y que ha sido saqueado, sin que nadie interviniera , para que esto no pasara.

    Besos

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  5. La expropiación ha existido siempre y más en los conventos para beneficio de algunos, en vez de mejoras para todos. Me encante ese claustro.
    Cudaros Carmen.
    Desde casa te mando este abrazo 🙅

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  6. Nunca he tenido tiempo de adentrarme en el episodio de la desamortización, del que sólo conozco pocos hechos aislados de los que dejan un sentido amargo. A ver si me informo en condiciones, tengo la sensación de que voy a entrar en uno de esos agujeros negros de la Historia.
    Un beso, Carmen.

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  7. La de Mendizabal, y luego la de Madoz, aunque pudieran tener el fin del bien común: salvar una Hacienda Pública quebrada, casi un sino constante durante nuestro siglo XIX, al fin parece que trajo la perdida de muchos tesoros artísticos, la destrucción de muchos conventos e iglesias, cuyos sillares acabaron siendo usados para la construcción y la venta, con la formación de mayores latifundios aun.
    Saludos.

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  8. Hola Carmen, la desamortización de Mendizabal contra la iglesia, o la de Madoz contra los ayuntamientos fue un verdadero desastre. Muy buena entrada amiga, gracias.

    Abrazos.

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  9. De la desamortización, tenemos en Sevilla muchos palacios repletos, de Imágenes y objetos de culto.
    Estupenda información, y felicidades por conseguir esa carta del clérigo, que tanto aporta a la misma.
    Saludos.

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  10. ·.
    Realmente es muy interesante. Me ha sorprendido la diferencia de trato entre hombre y mujeres enclaustrados, ellas siempre con menos opciones.

    Un abrazo... y a cuidarse !

    LaMiradaAusente · & · CristalRasgado

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  11. Fue una desarmotización desafortunada, al final los bienes acabaronn en manos de los que siempre los han poseído, no sirvió para mejorar la vida del pueblo llano. Un saludo.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.