Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.848 (5/06/2020), p. 4.
Para responder a la
pregunta del origen de la fiesta de los Arcos de San Juanito de Béjar debemos
remontarnos a 1871 y viajar con la imaginación hasta Sigüenza (Guadalajara). El
28 de mayo de ese año nace un infante del matrimonio formado por Raimundo
Santamera y Petra Tejedor, a quien bautizaron con el nombre de José María. La
familia podía considerarse de mediana posición para la época por regentar una
carpintería y muy devota. No en vano el primo de Raimundo era don Eladio Mozas
Santamera[1],
sacerdote al que el papa Francisco ha declarado no hace mucho “venerable”. La
educación cristiana recibida de sus padres y el contacto con otros sacerdotes
de la familia hicieron que la vocación religiosa surgiera pronto en José María.
Eladio Mozas Santamera
Conocida su inclinación sacerdotal por don Eladio,
canónigo entonces de la catedral de Plasencia, no esperó a que su sobrino se
echara atrás en sus sanas intenciones y le invitó a viajar a la ciudad
extremeña para que cursase sus estudios en el seminario.
Detengámonos por
breves líneas en la figura de Mozas Santamera. Nacido en un pueblo de
Guadalajara, Miedes de Atienza en 1837, tras la muerte prematura de su
progenitor se trasladó con su madre a Sigüenza donde vivió la infancia junto a
un tío suyo también sacerdote. Estudió teología en Sigüenza y Madrid, para reubicarse
después en Plasencia. En los pueblos de su obispado desarrolló una intensa
campaña de misiones populares junto a un sacerdote bejarano, por cierto,
Leandro Muñoz de la Peña. En el momento en que su sobrino José María llega
desde Sigüenza ejercía de profesor en el seminario y escribía asiduamente correspondencia
de gran contenido místico a las religiosas de Serradilla, de cuyo convento era
capellán y director espiritual. En 1886 fundó el Instituto de las Hermanas
Josefinas de la Santísima Trinidad con el objetivo de fomentar las obras de
caridad en la ciudad, para luego crear otras sedes en Ceclavín y Hervás.
Iglesia de El Salvador (Plasencia).
Foto sacada de aquí
José María Santamera Tejedor llegó, pues, a la ciudad placentina a la
tierna de edad de 11 años, a la vera de su idolatrado tío Eladio, a quien
idolatraba. En 1894 es ordenado sacerdote a los 23 años y se le concede la
coadjutoría de la parroquia de El Salvador de Plasencia pasando después a
Navalmoral de la Mata y Navaconcejo. En 1897, y ante la grave enfermedad de su
tío, fija su residencia en Plasencia para permanecer junto a su lecho de muerte
hasta su fin en 1898. Varios años después, tras recorrer distintas sedes
parroquiales y pueblos del obispado, por fin consiguió un destino fijo.
Y es aquí cuando hago un parón en la vida de José María
Santamera Tejedor[2].
Quizá muchos deduzcan por dónde quiero encaminar mis pasos investigadores una
vez leídos el nombre y los apellidos de este sacerdote, o quizá no. Sigamos.
Iglesia de San Juan Bautista. Béjar
Foto de aquí
El
seguntino es nombrado en 1909 cura párroco de la iglesia de San Juan Bautista
de Béjar. En su larga estancia en nuestra ciudad sus inquietudes le llevaron a
granjearse una gran popularidad tanto por sus dotes religiosas como por sus
ansias de hacer cosas nuevas. Así le debemos la fundación de la cofradía de
Nuestra Señora de Lourdes y la construcción del Monumento al Sagrado Corazón de
Jesús. En una fotografía de 1929 podemos ver a don José María sentado en una
silla a la vera del notario Felipe Gómez Moñibas en una reunión de la Comisión
encargada de su construcción[3]. En
1915 se le nombra capellán castrense del regimiento militar asentado en Béjar con
sede en el palacio ducal y en 1917 arcipreste de la ciudad.
Comisión de la construcción del Sagrado Corazón de Jesús de Béjar.
José María Santamera Tejedor se sienta a la izquierda del notario Felipe Gómez Moñibas, que está leyendo un papel de pie en el centro. Foto sacada de aquí
Monumento al Sagrado Corazón de Jesús. Béjar.
El 5 de marzo de
1934 murió a los 62 años el ilustre párroco de San Juan Bautista,
enterrándosele en el cementerio de San Miguel de Béjar. Decía de él su
coadjutor don Segundo Yuste Matas:
D. José María fue muy querido y respetado de
todos, pues era de mucho trato social y complaciente, aunque fiel y exacto en
el cumplimiento de su deber. Hizo mucho por defender y ayudar a la gente pobre
y, sobre todo, en los tiempos difíciles en le tocó vivir. Era intensa y
profunda su devoción a la Santísima Virgen, señalándose su tiempo por la
solemnidad con que se celebra las Novenas de la Inmaculada y del Carmen, en su
parroquia.
Añadiremos
que a su mano debemos la festividad de los Arcos de San Juanito tal y como se
celebraban, y celebran, en su Sigüenza natal. Esta afirmación, que no consta en
parte alguna, me arriesgo a hacerla aún a costa de equivocarme porque son
demasiados los puntos comunes que enlazan ambas tradiciones y porque no la hay
igual en España ni en parte alguna. Además en Béjar comienzan a organizarse y a
constar en la prensa precisamente en la década de 1910/1920, no antes. Sí venía de más atrás en el tiempo la construcción de un arco en la plaza de San Juan a modo de altar, una costumbre que podemos encontrarla en casi todos los pueblos de España y alrededores, pero no vinculada a la fiesta infantil celebrada en Sigüenza. Quizá
don José María Santamera aprovechó su parroquia vinculada a la advocación,
precisamente, de San Juan Bautista para recordar sus once años de infancia en
Sigüenza, cuando participaba en la construcción, junto a sus pequeños amigos,
en los arcos de San Juanito, asaltando al viandante con el platillo y tomando
chocolate al finalizar el día.
Arco de San Juanito. Béjar.
Foto sacada de https://sites.google.com/site/arcossanjuanitobejar/
Vinculemos
la fiesta a don José María Santamera Tejedor y a Evelio Rodríguez, sus dos
mecenas, el fundador y el restaurador de esta celebración surgida en Sigüenza y
trasplantada a Béjar por obra y gracia de un párroco que quería con ella
revivir su infancia.
[1]
Su biografía está trazada
en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia. BROCOS
FERNÁNDEZ, José Martín.
http://dbe.rah.es/biografias/110702/eladio-mozas-santamera
[2] Para trazar su
biografía he utilizado BERMEJO JIMÉNEZ, José María: “Don José María Santamera
Tejedor, sacerdote arcipreste y biógrafo en Extremadura” (1981). https://chdetrujillo.com/tag/don-jose-maria-santamera-tejedor-sacerdote-arcipreste-y-biografo-en-extremadura/.
[3] La
fotografía aparece en Béjar en Madrid. 75
años al servicio de una ciudad (1917-1992), p.335.
Prolijos los datos históricos para llevarnos a descubrir la influencia del sacerdote en el origen de esos arcos tan genuinos. Me admira y complace los detalles y datos históricos que dan verosimilitud a tus palabras, Carmen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dentro de poco los van a llamar Arcos de san Juanito de de santa Carmencita, por la dedicación que tienes hacia ellos.
ResponderEliminarLas costumbres, los festejos y las modas, como les pasa también -por desgracia- a los virus, tienen la costumbre de moverse de un lugar a otro con las personas que se desplazan. Y esta festividad es un claro ejemplo de ello.
ResponderEliminarSaludos.
Es muy normal sacar esa deducción. La había vivido desde pequeño y pensó que era una buen idea que se hiciera allí. Una idea así, era lo que yo ya me sospechaba.
ResponderEliminarBesos
Fue como en la conquista: Llevó su tradiciones... y persiste.
ResponderEliminarBesos Carmen
Bien podía ser ya que algunos les gusta traer gustos a sus parroquias.
ResponderEliminarSaludos.
Os felicito a los autores de los arcos de San Juanito y a ti, por hacer visibles los altares y deseando que no se pierda la tradición. Como tu trabajo me ha recordado la fiesta similar que se celebraba en Palencia capital, y quizá alguna otra localidad de la zona, he investigado para saber si aún se celebraba. Mientras esperaba la información ha dado tiempo a que publicaras la 2ª entrega.
ResponderEliminarLos datos que me llegan van aumentando y servirán para que, gracias a tu trabajo en Béjar, pronto haré una entrada contando qué ha pasado en Palencia con los arcos.
Ya sabía que todo era similar a lo que cuentas, incluidas las preguntas y respuestas de los niños y los adultos, con algunas variaciones a la hora de levantar los altarcillos, actividad que en Palencia era exclusiva de los niños. Y también sobre el destino de las "perrillas". Por el momento parece ser que han ido decayendo hasta llegar a 2014 y 2015, donde sólo se levantó uno. Qué buena labor la tuya preservando la cultura, nuestra auténtica identidad. Un beso, Carmen.
Qué curioso. No sabeía que en Palencia se celebraban también. Es una exclusiva porque en Sigüenza se pensaba que sólo lo celebraban ellos de esa forma e igualmente creíamos en Béjar hasta que nos pusimos en contacto Amparo Donderis, de allí, y esta servidora de aquí, y vimos el paralelismo entre ambas fiestas. Estoy expectante por saber de tus pesquisas. Se las haré llegar a Amparo y a Sigüenza.
Eliminar¿Habría algún seguntino en Palencia que lo llevase? ¿O empezarían en Palencia? ¡Vaya lío! Habrá que reconfigurarlo todo.
Un beso
Hay cosas, Carmen, que no precisan ser documentadas sino que, «blanco y en botella, leche».
ResponderEliminarUn abrazo,
Llevo muchos años siguiendo tu blog, y recuerdo una entrada sobre los Arcos de San Juanito, aunque no podría precisar hace cuánto tiempo. Estas tradiciones, aunque no sean tan antiquísimas como otras, son bonitas, dan vida a los pueblos, y es justo dar reconocimiento a quién el destino llevó de un lugar a otro, llevando consigo manifestaciones bonitas.
ResponderEliminarUn saludo.
Carmen, felicidades por el trabajo tan bien documentado que has hecho para relacionar una misma fiesta de niños, en dos lugares diferentes, aunque acabo de leer el comentarios de Ana María, y por lo que se ve los arcos de San Juanito estaban más extendido de lo que parecía en un principio. Así que imagino, que ya nos tendrás informados.
ResponderEliminarSaludos.
Me encantan las tradiciones y ojalá que nunca se pierdan, como ya ha sucedido en algunos lugares. Buenísima documentación. Gracias Carmen.
ResponderEliminarBesos.
Muy buen trabajo de investigación, Carmen. Recordar e investigar la historia de Béjar, es la mayor aportación a la que puedes contribuir, a todos los niveles de riqueza cultural e histórica, que de alguna manera, los bejaranos y los estudiosos de la historia y costumbres, te van a agradecer..
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