11 de febrero de 2009

Los bustos de La Dolorosa y Ecce Homo de la iglesia de San Juan



Autores: Roberto Domínguez Blanca
Mª del Carmen Cascón Matas
Oscar González Hoya

Publicado: Béjar en Madrid nº 4493. 25 de Abril de 2008





Esta Semana Santa hemos podido contemplar ya restauradas las imágenes de La Dolorosa y el Ecce Homo de la Iglesia de San Juan Bautista. Ambas se han colocado actualmente en el arcosolio del lado sur de la nave. Nuestros lectores quizás tengan idea de qué piezas nos estamos refiriendo, sobre todo en el caso de La Dolorosa, que sigue ocupando el mismo lugar. Menos conocida es la excelente talla del Ecce Homo, pues esta estaba retirada del culto por su lamentable estado de conservación, como se puede ver en las fotografías.

Ambas piezas son bustos alargados de medio cuerpo realizados en madera policromada, y concebidos como una unidad escultórica e iconográfica. Ante la ausencia de documentación sobre el origen de estas piezas, nos remitimos a la tradición, que supone el traslado a la iglesia de San Juan desde el convento de San Francisco tras su desamortización, a mediados del siglo XIX.




Aunque estas piezas hay que analizarlas con más detalle, seguramente se realizaron en la primera mitad del siglo XVIII, como atestigua el tipo de policromía empleada. A priori los bustos no parecen salidos de talleres castellanos, ya que la realización de imágenes devocionales no de cuerpo entero es más propia de la plástica andaluza. Esta tipología fue muy fecunda en el centro escultórico Granadino, a través de la obra del gran Pedro de Mena y de seguidores suyos como José de Mora. Muy andaluz es la carencia de exacerbado dramatismo en las expresiones de los rostros; lleno de melancolía en el caso de la Virgen, y de agotamiento y resignación tras los suplicios de la Pasión, en el caso de Cristo. Era habitual la aparición de este tipo de imágenes en oratorios privados y conventos, bien en retablos, bien dentro de urnas de cristal.

Ha sorprendido a especialistas en este campo artístico la excelente calidad y originalidad de las tallas. Su restauración ha sido llevada a cabo por el taller de la Fundación de las Edades del Hombre (el mismo que ya intervino en el Cristo yacente de la iglesia de Santiago), con un precio de unos 3000 euros por cada escultura, por lo que es de agradecer la colaboración de los bejaranos para con su ayuda sufragar el coste que ha tenido esta plausible iniciativa.

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