Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2015, pp. 64-69.
Gabriel Herrera cobraba por aquellas
fechas la nada desdeñable suma de 6.000 reales anuales de sueldo a los que se
añadirían las cuantías como rector de la Universidad de Salamanca desde 1846.
En efecto, una vez que la reina Isabel II alcanzó la mayoría de edad, el
régimen se agarró a la tabla de salvación de los liberales moderados a la vez
que las carreras políticas de Herrera y Sánchez Ocaña se ven catapultadas. Tras
el breve mandato del rector accidental Mariano Herrero[1],
cuñado de José Sánchez Ocaña, Gabriel Herrera ocupa el rectorado de la
universidad salmantina, concluidas sus labores como diputado y fiscal del
Consejo Real. Es muy posible que en tales manejos se vislumbre la sombra
alargada del futuro ministro de Hacienda Sánchez Ocaña planeando por encima de
los designios de la política salmantina, en un ejemplo claro de nepotismo favorecedor
de familiares y amigos. El Real Decreto de 3 de junio reza así:
Patio y fachada principal de las Escuelas Mayores
Salamanca. Foto sacada de aquí
“Su Majestad se ha
dignado expedir con fecha de 3 del corriente el Real Decreto que sigue:
Atendiendo a los méritos
particulares, circunstancias de don Gabriel Herrera, magistrado de la Audiencia de Zaragoza,
vengo en nombrarle rector de la universidad de Salamanca.
Lo que traslado a VE de orden de SM
para los efectos correspondientes.
Dios guarde a VE muchos años
Madrid, 5 de junio de 1846-
Pidal-Sr. Presidente del Consejo de Instrucción Pública, dirigido por Javier de
Quinto.
Madrid, Imprenta de la viuda de Jordán e hijos, 1846.”
Durante su rectorado pasaba largas temporadas en Madrid[2]
y gestionaba desde la corte en beneficio de la universidad dentro de las
camarillas políticas. En las cartas escritas de su puño y letra, Herrera
afirmaba que la Universidad de Salamanca era la más respetada del país, aunque
la institución atravesase por un periodo de grave crisis que la había trocado
en provinciana y pequeña, desposeída por el poder central de sus rentas
históricas, con escaso poder económico y anulada su autonomía, reducida a unos
pocos catedráticos y juristas[3].
La labor de Gabriel
como rector se interrumpió a los dos años y continuó, tras un breve parón de
actividad como fiscal en el Consejo Real, en 1849 por obra y gracia del
ministro Bravo Murillo[4],
gran mentor y amigo de José Sánchez Ocaña, alegando de Gabriel Herrera haber
desempeñado su destino “con acierto
anteriormente”. Ambos bejaranos obtenían beneficios en forma de puestos
políticos cuando las riendas del moderantismo eran conducidas por Bravo Murillo
o Istúriz, es decir, el ala civil del partido moderado, y no así con el general
Narváez en el poder. Durante su estrenado mandato Herrera procuró ser ecuánime
políticamente al nombrar como vicerrectores a Tomás Belestá (ultramontano,
luego obispo de Zamora), Santiago Diego Madrazo (progresista) y Juan González
Jiménez (independiente), repartiendo una de cal y otra de arena, aunque luego
acabara sucediéndole Belestá. Reunía de manera habitual el Claustro de Profesores
y la Junta de
Decanos, y fomentaba la marcha del estudio.
Biblioteca histórica de la universidad de Salamanca
Foto sacada de aquí
El 27 de mayo de 1850 Isabel II otorgó el título deCiudad a Béjar. El artífice de las gestiones no fue otro que Sánchez Ocaña y su
intercesión ante Bravo Murillo, entonces ministro de Hacienda. Hasta junio no
se celebraron con pompa y boato los festejos apropiados a tan fausta noticia y
desde el Ayuntamiento se cursaron invitaciones a los bejaranos más ilustres.
Aunque Sánchez Ocaña no acudió por las obligaciones de su cargo, el rector de
la universidad Gabriel Herrera participó en el solemne desfile que recorrió las
calles aquel 17 de junio[5].
Al año siguiente Herrera volvió a ocupar su sillón de diputado
sin abandonar su rectorado en Salamanca. En una carta fechada en 1852 informó
al vicerrector Belestá su intención de promover una nueva ley de Instrucción
Pública, aprovechando su cargo de vocal de la Comisión creada para reformar la Ley Pidal de Educación[6].
La institución estaba formada por los rectores de las universidades españolas y
antiguos ministros de Instrucción Pública, por ejemplo Claudio Moyano. Me
pregunto si le sería posible interceder en 1852 ante el ministro de Fomento,
Miguel de Reinoso, para conseguir la implantación de la Escuela Industrial
en Béjar o si fue de nuevo Sánchez Ocaña. En todo caso es una idea sugerente si
tenemos en cuenta que en ese año Isabel II concedió a Béjar la Medalla de Oro por la
creación de la Escuela
de Primaria, solicitud promovida por la Comisión Provincial de Instrucción
Pública[7].
¿Casualidad?
Juan Bravo Murillo
En el verano de 1853 Gabriel Herrera, diputado a la sazón,
acompañó a Bravo Murillo, Cristóbal Bordiú y Sánchez Ocaña en su visita a Béjar
y otras localidades, una estancia plagada de divertidas anécdotas narradas en
una carta del primero a unos amigos[8].
Bravo Murillo definía en ella a Herrera como “soltero y rico”, a lo que añadía que “tenía una buena casa, en la cual con mucha holgura fuimos alojados
Bordiú y yo, y teníamos el pesebre lujoso y abundante los tres. Para evitar las
indigestiones que nos amenazaban de la numerosa familia de Herrera y Ocaña, fue
necesario un acuerdo formal que se tomó ipso facto de no admitir ninguno”.
La casa se hallaba en el actual solar de la residencia de las Hermanitas y ocupa,
en la actualidad, la parcela entre La Corredera, el frente del Parque Municipal, la carretera
y la plaza José Lidón, más o menos. Disponía de un amplio jardín y vivienda con
las comodidades propias de una persona de su fuste y cargo, y después pasó a la
familia Gosálvez Faure.
En mayo de 1853 y con 63 años, a Gabriel Herrera se le
concedió la jubilación “por su avanzada
edad y quebrantada salud”[9]
y no duda en retirarse a su querida Béjar. Dinero no le va a faltar en su
exilio dorado con unos honorarios de 72.000 reales anuales por un servicio de
36 años al Estado. De ese momento se conserva una carta escrita por Herrera
desde Madrid, con fecha de 4 de junio, a su vicerrector Tomás Belestá:
Béjar
“Muy
señor mío y apreciable amigo:
Por Real decreto de 27 de Mayo próximo
anterior se ha dignado la Reina
nuestra señora, Q. D. G., concederme la jubilación, fundada en mi avanzada edad
y quebrantada salud, con cuyo motivo ceso en el gobierno de esa Universidad,
que me ha estado confiado por espacio de seis años, periodo el más grato de mi vida pública, porque empleaba mis afanes
y servicios en la Escuela donde recibí mi
educación literaria, incorporándome á su gremio. Con harto dolor me separo, Sr.
Vice-Rector, de una corporación donde en vez de súbditos encontré compañeros
y amigos afectuosos que á porfía me ayudaban á levantar el crédito de una de las escuelas más célebres del Orbe, donde la enseñanza se da con más aprovechamiento
y puntualidad,
donde la disciplina es ejemplar, como lo prueba la circunstancia de no haber tenido aplicación los consejos que para conservarla establece el título 3° del Reglamento.
Mis ojos se bañan de lágrimas al recordar
este bello cuadro; mi esperanza en el grato porvenir de la Academia salmantina
aumenta en proporción del renombre que se va ganando, pues observo con singular
placer que los hombres eminentes de la Monarquía forman ya votos por su conservación y
creciente prosperidad. Persevere Ud. auxiliado de esos celosos profesores en la
obra de regeneración emprendida con satisfactorios resultados, y cuente siempre
la Universidad
para ello con mi cooperación, en lo que valga y pueda, desde el retiro de mi
hogar doméstico.
Tengo el deber de rendir á Ud., á los
dignos profesores y á los empleados de la Universidad las más
sentidas gracias por su comportamiento durante mi administración: dígnese Ud.
ser el conducto para que llegue á noticia de todos mi reconocimiento,
valiéndose al efecto del medio que estime más conveniente, rogándoles que
olviden generosos las faltas en que haya podido incurrir á pesar de mi recta intención y voluntad.
Con este motivo tiene el honor de
repetirse suyo afectísimo amigo S. S. Q. S. M. B., Gabriel Herrera— Rubricado[10]”.
Gabriel Herrera según un dibujo de Óscar Rivadeneyra, inspirado en el retrato que luce en el Rectorado de la Universidad de Salamanca
No menos efusivo es el testimonio del
decano de la Facultad de Medicina, Cristóbal Dámaso García, plasmado en un
despacho fechado en Salamanca el 4 de junio y remitido al vicerrector Belestá.
Con detallismo describe que convocó a sus colegas en su casa a las cinco de la
tarde para comunicar el cese de Gabriel Herrera por jubilación y “desde luego se
vieron en los semblantes de los asistentes las
emociones de la gratitud, á la par que se manifestaban los sentimientos de que
el benemérito Rector hubiera ya dejado de serlo”. Y todo ello porque “son
tantos y tan grandes los servicios que el limo. Sr. D. Gabriel Herrera ha
prestado á la Universidad,
que es imposible enumerarlos: creación de gabinetes de Historia natural,
de Física, de Química y de Materia médica, medidas higiénicas en las aulas en
bien de los profesores y de los alumnos,
aumento considerable en la biblioteca, gabinete de instrumentos anatómicos y
quirúrgicos, todo, en fin, de cuanto ha juzgado ventajoso á los progresos de
las ciencias y á que éstas se graben en el ánimo de los alumnos, todo lo ha
practicado y en todo ha influido nuestro digno
Rector; pero aunque el Instituto y las
Facultades de Filosofía y Jurisprudencia le deban mucho, ¿qué pueden decir los que componen el profesorado de la de
Medicina? Es evidente, lo más evidente, que la
instalación, la resurrección, por decirlo así,
de esta filantrópica Facultad, se debe á nuestro digno Rector”. Hasta llega a
admitir que “existe la Facultad Médica en Salamanca,
porque el Sr. Herrera, empleando su merecido influjo cerca del poder, quiso,
pudo hacer é hizo que renaciera de sus cenizas”[11].
Tras su
jubilación disponemos de indicios que nos confirman su permanencia en las altas
esferas de poder, abogando por Béjar y la Universidad junto a Sánchez Ocaña,
por ejemplo en ocasión de una carestía de subsistencias en 1857[12].
Desconocemos la fecha exacta de su muerte, aunque tenemos certeza de que sus
restos reposan en el cementerio de San Miguel de Béjar, en la capilla de los García
Herrera[13].
Los descendientes actuales de la hermana de Gabriel Herrera, Marcelina,
residentes en Béjar son las familias Gosálvez e Izard Gosálvez[14].
[1] VIDAL y DIAZ, Alejandro. Memoria histórica de la
Universidad de Salamanca. Salamanca, Imp. Oliva y
hermano, 1869. De este personaje escribió una breve biografía GARCÍA MARTÍNEZ,
Ceferino. “El Alcalde Mayor de Béjar y Don
José Sánchez Ocaña”, pp. 4-15 en Especial
de Béjar en Madrid, 2006.
[2] ESPERABÉ ARTEAGA, Enrique. Historia
pragmática e interna… Ob. Cit, pp. 69-72.
[3] Hernández Díaz, José María: “Del Decreto Pidal al
primer rectorado de Unamuno, 1845- 1900” en RODRÍGUEZ SAN PEDRO BEZARES (coord). Historia de la Universidad de
Salamanca. Trayectoria y vinculaciones, I. Universidad de Salamanca, p.
250.
[4] Boletín Oficial
del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas. T. VIII.
Madrid, Imp. de La
Publicidad, 1849.
[5] La descripción de los festejos se encuentra en AMB. Expediente de la concesión del título de
ciudad a Béjar. Sign.I.E. 0004.12, que ya estudié en CASCÓN MATAS, Carmen.
“Béjar, de villa a ciudad (1850)”. Revista
de Ferias y Fiestas de la
Cámara de Comercio de Béjar, 2013.
[6] ESPERABÉ ARTEAGA, Enrique. Historia
pragmática e interna… Ob. Cit., pp. 69-72.
[7] AMB. Libro de
actas de sesiones de 1852. Sig. 1621, f. 80.
[8] La carta, publicada por Alfonso Bullón de Mendoza en
su biografía sobre Bravo Murillo, está fechada el 14 de agosto de 1853 y relata
un viaje por Talavera de la
Reina, Arenas de San Pedro, Piedrahíta y Béjar. Fue luego
recogida en Béjar en Madrid (20/10/1953),
nº 1.544 y la reproduje íntegramente en CASCÓN MATAS, Mª Carmen: “Pequeña biografía de un Ministro de Hacienda nacido en
Béjar: José Sánchez Ocaña…” Ob. Cit. En realidad se encuentra en la
Biblioteca Nacional, MSS/12976/5. De esta visita existe una anotación en las
actas del consistorio de 22 de julio de 1853. AMB. Libro de actas de sesiones del ayuntamiento, Sign. 1.621 f. 127.
[9] AHN.
Expediente
personal del Magistrado Gabriel Herrera.
Fuente Cit.
[10] ESPERABÉ ARTEAGA, Enrique. Historia
pragmática e interna…, Ob. Cit., p.71.
[11] Ibídem, p.72.
[12] AMB. Libro de
actas de sesiones de 1857. Acta de la sesión de 27 de enero, f. 14v.
[13] Así me lo comunicó oralmente Mariano Gosálvez. Dicho
panteón se encuentra al entrar en el cementerio, contiguo a la entrada. DÍEZ ELCUAZ,
José Ignacio. “El cementerio de Béjar. Arquitectura funeraria para una
burguesía industrial (II)” en Estudios
Bejaranos nº 16, CEB, dic. 2012.
[14] Agradezco a Mariano Gosálvez algunos datos vertidos en
este artículo sobre su tío tatarabuelo Gabriel Herrera.
Es decir que la situación política española del momento, con esa necesidad imperiosa que tenía el sistema isabelino de parapetarse tras el liberalismo más moderado, le vino de perlas al que fue rector de la Universidad de Salamanca, pudiendo medrar en distintos cargos y retirarse luego con una nada despreciable jubilación.
ResponderEliminarUn saludo.
Bien se pudo jubilar en su amada ciudad y parece que el dinero no le iba a faltar, aunque no tengo mucha idea de lo que representaba la suma anual.
ResponderEliminarUn abrazo.
Loable tu empeño en desempolvar la historia y sacar a la luz a aquellos bejaranos que ocuparon puestos señeros en la sociedad de su tiempo. Sin dudas esta página bien mereció la pena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo dicho anteriormente; era un hombre ilustrado, pero sobre todo, con una astucia innata.Sabía equilibrar la balanza.-Su forzada retirada más por asuntos de salud que por la edad...?-Se deduce que era feliz ejerciendo sus responsabilidades Académicas.-Cuanta falta nos hace tener personas de esta talla en las Institución Académicas.
ResponderEliminar-El nombre de Cristobal Bordíu:¿No tendrá que ver; con el yernísimo de Franco?.Algún pariente o simple casualidad...
Un beso feliz día.
Si todos los Bejaranos que has mencionado a lo largo de tus entradas lograran leerte, estoy convencida de que te harían la ola y se emocionarían por recordar su papel y su paso para hacer historia.
ResponderEliminarCariños en abrazos.
kasioles
Jajaja. ¿Sabes que a veces pienso que, mientras escribo, sus espíritus están mirando por encima de mi hombro a la pantalla del ordenador a ver qué digo de ellos? Es un censura muy dura...
EliminarUn beso
Hombre inteligente que sabía estar el el momento oportuno en el lugar adecuado. Béjar es una ciudad sumamente interesante.
ResponderEliminarUn beso Carmen
Como siempre me me dejas anonada de todo lo que escribes y descubres de los ilustros personajes de Béjar. Ya casi una enciclopedia. Menudo trabajo de recuperación y documentación. Como dice Kasioles si viviesen ellos mismos se asombrarían. Bss
ResponderEliminarQuien nace con estrella...Es la impresión que he tenido con este caballero.
ResponderEliminarBéjar ha jugado y juega un gran papel en la historia.
Besos
Con 63 años, un sueldo de 72,000 reales en 1853 y con una casa esplendida según cuenta Bravo Murillo aunque estuviera delicado de salud Gabriel Herrera viviría una vida muy cómoda. Una vida muy interesante Carmen, gracias por traerla.
ResponderEliminarUn abrazo.
hola
ResponderEliminargracias por compartir!
feliz dia
Parece que uso sus influencias políticas en favor de una causa muy loable impulsando la universidad salmantina.
ResponderEliminarLa educación y la salud es algo en lo que se debería invertir mas.
Saludos.
No dejas de sorprenderme con todo lo que paso por Béjar,desconocía la importancia que tuvo en nuestra historia y como dicen por ahí arriba en los comentarios si tus compatriotas levantaran la cabeza te harían un monumento por traer sus vidas hasta nuestros días.
ResponderEliminarSaludos Carmen
Puri
Por este trabajo tuyo se han ido colando dos geniecillos de esos que trastean las bibliotecas. Son los del amor a vuestra Universidad y los descubrimos sobre vuestros hombros, mientras tú nos cuentas las andanzas del rector Herrera y vamos construyendo el personaje en nuestra imaginación. Ahí están, susurrando pasajes desconocidos para que su memoria no se pierda y quede constancia. Un beso.
ResponderEliminarCasi no puedo creer lo que me cuentas, nosotros estamos helándonos y vosotros ardiendo en la sierra, difícil es encontrarle una explicación.
ResponderEliminarComo tú bien dices, y yo te invito de corazón, mejor es que te comas una tosta de escalivada y te sentirás mucho mejor.
Cariños.
Kasioles
Te tenían que hacer un monumento en Béjar. La verdad es que por todo lo que nos vas contando allí han nacido diversos personajes ilustres de repercusión nacional, por ese motivo tu blog resulta mñas que interesante. Enhorabuena por tu trabajo Carmen.
ResponderEliminarP.D.: Perdona mi tardanza en venir, pero he estado ocupado preparando una serie de entradas hechas de forma distinta a la habitual (para que me conozcáis tod@s un poquito más) que ya he empezado a publicar. Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
…
ResponderEliminarPara los bejaranos toda tu documentación tiene que resultarles apasionante. Mira por donde me entero de que Béjar es ciudad desde hace tanto, desde 1850.
Tu labor es siempre encomiable.
un abrazo
http://ovnmphotos.blogspot.com ·LMA·
http://cristalrasgado.blogspot.com ·CR·
Aunque desde lejos y con alguna dificultad voy siguiendo tu trabajo y también las vicisitudes por las que ha pasado Béjar estos días con ese incendio que sólo tiene una explicación.
ResponderEliminarUn abrazo,
Me llevo la impresión de que fue una persona que supo moverse entre las camarillas políticas de la época y eso le reportó cargos y pingües beneficios.
ResponderEliminarUn saludo.