Sobre presidentes del gobierno que pasaron por Béjar

Autora: Carmen Cascón Matas

       Ayer nos visitó el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y en los medios de comunicación se afirmó que él era el primer presidente del gobierno que visitaba Béjar en el ejercicio de su cargo. Rajoy recorrió toda la calle Mayor desde La Corredera e hizo unas declaraciones oficiales en contra del proceso separatista catalán desde el salón de plenos de nuestro ayuntamiento (acto que recogieron todos los medios de comunicación).

       Hoy Jose Antonio Sánchez Paso nos saca de dudas: el 24 de agosto de 1935 vino a Béjar como presidente del gobierno de la Segunda República Alejandro Lerroux. El motivo no fue otro que el descanso: iba de camino hacia la localidad extremeña de Baños de Montemayor, famosa por su balneario. En el blog Nosabiasque.net de nuestro amigo Joaquín Sierra se cuenta que también pasó por Candelario

Lerroux y las candelarias

      "En Candelario, las autoridades y miembros destacados del Partido Radical obsequiaron al Jefe del Gobierno con un almuerzo. Y como era costumbre en Candelario, las Candelarias se pusieron sus mejores galas para recibir, acompañar y despedir al personaje ilustre.
         Cuando se despidió de las bellas muchachas de Candelario, no sabía que el destino le deparaba otra visita a esta hermosa villa."

      Sin embargo, otras grandes personalidades hicieron lo propio antes de ocupar dicho cargo. Es el caso de Juan Bravo Murillo en su papel de ministro de Hacienda y mucho antes de ser por dos veces presidente del consejo de ministros (un cargo que hoy podríamos equivaler al de presidente del gobierno). Lo hizo en el verano de 1853, acompañado por el bejarano José Sánchez Ocaña, el artífice del nombramiento como ciudad de su villa natal y después también ministro de Hacienda en dos ocasiones, y en su visita se alojaron en Béjar, pasearon por El Bosque y la Calle Mayor, y subieron a Candelario y a las Lagunas. De su experiencia por estos lares escribió una carta a un amigo que transcribimos en esta entrada. 

 Juan Bravo Murillo

       Posteriormente, en 1873, Francisco Silvela se dejó caer por aquí y dejó de su periplo un artículo que fue publicado el periódico "La Ilustración" de Madrid [1]. Parece ser que descubrió Béjar por la cercanía con respecto a la localidad de Baños de Montemayor, donde su madre recibía las aguas todos los años (un caso parecido al de Lerroux), y a Salamanca, lugar de residencia de su pariente Valeriano Casanueva. El relato, demasiado largo para transcribirlo aquí, se titulaba "Viva la constitución democrática. Anécdota económica, aunque cara". En el momento en que pasó por Béjar no era presidente del Consejo de Ministros, pues no ocuparía el cargo hasta mucho después, en 1902. Ni siquiera era aún presidente del Partido Conservador, puesto que ocupó tras el asesinato de Cánovas del Castillo. 

Francisco Silvela

     También el conde de Romanones, tres veces presidente del Consejo de Ministros, acudió a nuestra ciudad en 1903 para abrir el curso de la Escuela Superior de Industrias, siendo ministro de Instrucción Pública. En aquella jornada su discurso fue empañado por la brillantez de las palabras del rector de la Universidad de Salamanca, don Miguel de Unamuno. No podía ser de otra manera. En todo caso, sus tres presidencias no sobrevinieron hasta mucho después (1912, 1915 y 1918).

 Página del Nuevo Mundo dedicadas a la visita de Romanones y Unamuno a Béjar. 

Imagen sacada de aquí

        
          Los intentos infructuosos de visitas oficiales que se quedaron en humo los personificaron Franco y el general Prim. Sobre la del primero tenemos testimonios de que se iba a realizar, en efecto, e incluso se sabía la fecha y se dispuso que una comisión se organizara para tal efecto, como bien trató ya Gabriel Cusac en su blog en la entrada titulada "Bienvenido Mr. Franco". El general Prim, por su parte, el incono de la Gloriosa, prometió venir a Béjar, una de las ciudades que se habían significado más durante la revolución de 1868. Los trabucazos de la calle del Turco en aquel 27 de diciembre de 1870 lo impidieron.

[1] Lo recoge también Garci-Mar en en la revista de Ferias y Fiestas dela Cámara de Comercio 1988 en un trabajo dedicado a la literatura de viajes.