7 de enero de 2019

Béjar, o el afán de llamarse Zúñiga

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

      Tomándolo de una villa de Navarra que se llamaba Stúñiga (hoy Zúñiga), el primero en apellidarse con este nombre en 1080 y transmitirlo a su posteridad fue Íñigo Ortiz (por ser hijo de Ortún, según Koldo Mitxelena, cuando aún no existían los apellidos en la península) de Stúñiga, descendiente del primer rey de Pamplona Íñigo Arista, y señor y duque de la villa

      En 1274 el apellido pasó a Castilla con otro Íñigo del mismo linaje, cuyo nieto Diego López de Estúñiga (primera castellanización del apellido; Diego López era nombre de pila), primer señor de Béjar, se convirtió en el patriarca de la Casa de Zúñiga (segunda y definitiva castellanización).

 

Escudo de la Casa de Zúñiga, con historia desde el siglo XI, y de los duques de Béjar con la corona ducal 

       En 1485 los Reyes Católicos elevaron a ducado el estratégico señorío de Béjar en favor de Álvaro de Zúñiga y Guzmán, nieto de Diego López de Estúñiga, y los sucesores, del mismo linaje y apellido, fueron doce hasta 1777 (trece si se considera el período en que gobernó la duquesa viuda doña María de Zúñiga). La Casa de Zúñiga se diversificó en muchas ramas con títulos de nobleza (duques, marqueses, condes) que reconocían a los duques de Béjar como Parientes Mayores (de hecho la castellanización definitiva del apellido la hizo Álvaro de Zúñiga y todos la acataron), y la de estos y la de los condes de Miranda del Castañar, recibieron en 1520 la Grandeza de España instituida por el emperador Carlos V (del conjunto surgieron virreyes, diplomáticos y gobernadores, que representaron al poder central por todo lo ancho del Imperio Español) 


 Palacio Ducal o de los Zúñiga en Béjar en la actualidad. Commons.wikimedia.org 

       Grande fue el prestigio de esta familia considerada una de las más poderosas de la historia moderna de España (Menéndez Pidal: Historia de España), y hubo casos en que su apellido fue utilizado por cercanos o ajenos a su círculo para beneficiarse. Uno de ellos fue Alonso Francisco de Sotomayor y Portugal, conde de Belalcázar, que al casarse con doña Teresa de Zúñiga y Manrique de Lara, III duquesa de Béjar, pasó a llamarse Alonso Francisco de Zúñiga y Sotomayor, pretextando ser bisnieto (de hecho lo era) de Elvira de Zúñiga, hija del I duque de Béjar Álvaro de Zúñiga, tío abuelo este de doña Teresa. En su calidad de duque consorte Alonso Francisco resultó un desastre, porque se dedicó a dilapidar los bienes del mayorazgo que la duquesa, con astucia y mucho esfuerzo, finalmente a la muerte de su marido pudo salvar

 Dintel en el palacio ducal de verano El Bosque de Béjar, con los escudos Zúñiga y Sotomayor y las iniciales de Francisco de Zúñiga, IV duque de Béjar, y de su primera esposa Guiomar de Mendoza

      Otro caso fue el de Juan Domingo Méndez de Haro y Sotomayor, hijo del marqués del Carpio, que casó con doña Inés Francisca de Zúñiga y Fonseca, condesa de Monterrey y Grande de España, del mismo linaje de los duques de Béjar. Cambió el nombre a Juan Domingo de Zúñiga y Fonseca, adoptó el título de conde de Monterrey y llegó a ser gobernador de los Países Bajos, virrey de Cataluña y miembro del Consejo de Estado de Carlos II. Tras quedar viudo y sin descendencia, se hizo sacerdote. 

 Inés Francisca de Zúñiga y Fonseca pintada por Juan Carreño de Miranda. Museo Fundación Lázaro Galdiano, Madrid

      Diego Arias Solís, o Diego Rodríguez Arévalo, fue un estudioso salmantino que con el nombre de Diego de Zúñiga logró favorable acogida para su obra (el filósofo escolástico agustino más importante en la segunda mitad del siglo XVI, según algunos). No están muy claras las razones de esta impostura y su impunidad (tal vez por algún grado de parentesco), que le permitieron imprimir y publicar con el escudo familiar y librarse, al menos en España, del brazo de la Inquisición al adherir en sus escritos a la teoría heliocéntrica copernicana (el papa Pablo V incluyó su In Job Commentaria en el Index Librorum Prohibitorum). Su maestro, y luego contendor, fray Luis de León, se hizo cargo de refutar su pertenencia al linaje, sin lograr disminuir su fama

 In Job Commentaria de Diego de Zúñiga (Didacus a Stunica en latín) 1541. Galileo.ou.edu 

       Al contrario de los anteriores, Íñigo de Zúñiga Avellaneda y Velasco, hermano de Francisco, conde de Miranda del Castañar, y de Juan, jefe de la casa imperial, y tataranietos los tres de Diego López de Estúñiga, I señor de Béjar, cambió sus apellidos a López de Mendoza y Zúñiga al ser nombrado cardenal, en honor a su bisabuelo materno Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, y su tío abuelo Pedro González de Mendoza, el Gran Cardenal de España. En su escudo cardenalicio, no obstante, hizo figurar el de la Casa de Zúñiga y de los duques de Béjar en el primer cuartel. 

Retrato del cardenal Íñigo de Zúñiga, post Íñigo López de Mendoza y Zúñiga, de autor desconocido. Agustinos-es.org 

      Caso de interés fue el de la familia que Juan de Zúñiga Avellaneda y Velasco formó con la noble catalana Estefanía de Requeséns. Se conocieron durante la visita de Carlos V a Barcelona en 1519, en el contexto de tensiones con la nobleza local, que el emperador pretendió calmar con la celebración de un capítulo de la Orden del Toisón de Oro en la catedral barcelonesa (Álvaro de Zúñiga, duque de Béjar y sobrino de Juan, recibió allí su iniciación). Al redactarse después las capitulaciones matrimoniales y siendo Juan de Zúñiga miembro de la Orden de Santiago que presidía el monarca, quien debía autorizarlas, se estableció una cláusula por la que el primogénito de la pareja debía llevar como primero el apellido Requeséns, para proseguir este linaje por segunda varonía (Clopas Battle, Isidro: Luis de Requeséns, el gran olvidado de Lepanto. 1971). Así, de los once hijos que tuvieron Juan de Zúñiga y Estefanía de Requeséns, el primero se llamó Luis de Requeséns y Zúñiga, mientras que sus hermanos se apellidaron Zúñiga y Requeséns (Juan de Zúñiga y Requeséns fue embajador imperial en Roma, virrey de Nápoles, presidente del Consejo de Estado y tutor de Felipe III. Casó en Sicilia con Dorotea Barresi, hija del marqués de Pietraperzia. Diego fue capellán de la corte de Felipe III e Hipólita casó con el IV conde de Oliva. De los demás, casi todos murieron en la infancia. Los Pimentel de Zúñiga y Requeséns fueron una rama de la nobleza menorquina).

 
 Retrato de Luis Requeséns y Zúñiga. Biblioteca Nacional de España, Madrid

      Por ser Juan de Zúñiga Avellaneda y Velasco jefe de la casa imperial y tutor del príncipe Felipe, sus hijos se educaron junto con el futuro rey. En ese círculo también estaba otro pariente, el joven Alonso de Ercilla y Zúñiga. Cuando Luis de Requeséns y Zúñiga fue segundo jefe de la armada española en la batalla de Lepanto, Miguel de Cervantes, quien dedicaría la primera parte de El Quijote al VI duque de Béjar Alonso de Zúñiga, luchó bajo sus órdenes. Después de la batalla, Luis inició a sus expensas la construcción del Santuario de Nuestra Señora de la Victoria en Salvanés de Villarejo, Madrid. Fue gobernador de los Países Bajos, donde falleció, y había casado con Jerónima Gralla, noble catalana, con quien tuvo a Mencía y a Juan de Zúñiga.

11 comentarios:

  1. Felicidades a ti y al autor, por tan interesante y exhaustivo trabajo.
    Un abrazo, Carmen.

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  2. Una saga que casi nos obliga a llevar un listado para no perdernos entre tanto mar de nombres, como en Cien años de soledad.
    Feliz 2019 para Jorge y para Carmen.

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  3. Esta interesante lectura, por alguna razón que no alcanzo bien a comprender, a traido a mi mente aquello de "Arrimar el ascua a su sardina" y lo de "quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija".
    Un abrazo,

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  4. Hoy no solo entro para leer este artículo. No quiero pasar por alto como tu pueblo ha sido agraciado con uno de los premios de la lotería del Niño. si has sido una de las agraciadas te Felicito como también felicito a todos tus paisanos que han tenido la suerte de tenerlo.

    Besos

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    1. Gracias, Ventana de Foto. Por desgracia a mí no me ha tocado nada, entre otras cosas porque no juego... Pero por una vez hemos resultaod agraciados con un premio y de qué manera...
      Un beso

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  5. El que a buen árbol se arrima... lo utiliza precisamente Cervantes en mención del duque de Béjar en los versos de cabo roto introductorios del Quijote. Lo de arrimar el ascua a su sardina cae de su peso. Buen acierto Miguel. JZR.

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  6. Una búsqueda muy profunda de los linajes Zúñiga.
    Un saludo.

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  7. Ya se ve que el apellido da fama y honores a quien lo lleva.
    Un saludo.

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  8. Me vino a la mente Macondo y su saga Buendía. Me sucedió como a Cayetano, hay que anotar los nombres para no perderse.

    Besos

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  9. Enhorabuena por tan interesante articulo. Un abrazo.

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  10. El estudio de estos linajes puede ser un poco farragoso ya que suelen entrelazarse entre ellos.

    Saludos.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.