Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
Dice una investigadora que "las construcciones más interesantes realizadas en Salamanca en el siglo XVII son los conjuntos monumentales del Colegio Real de la Compañía de Jesús y de las Agustinas de Monterrey… fundado el uno para la vida eminentemente activa, y el otro con un fin absolutamente contemplativo". Con toques de realismo mágico, la vida de Inés de Zúñiga estuvo precedida por acontecimientos extraordinarios como la gran riada del río Tormes, que con parte de la ciudad se llevó un convento de agustinas bajo la advocación de san Roque; el viaje de una monja limosnera superviviente guiada por sueños; y la obsesión constructora de un conde, entonces virrey, despertada por el estallido de un volcán a dos mil kilómetros de Salamanca.
Salamanca, poco antes de estos acontecimientos. Guiaarqueologicaciudadespatrimonio.org
Es nuestro personaje hija de madre desconocida, pues en torno a la identificación de esta se lee: "…notoria dama de la corte, que por lo mismo se oculta el nombre". Su padre, el poderoso conde de Monterrey, cuarto de su linaje y apellido, que aparte de poseer el fastuoso palacio que su abuelo había hecho edificar en Salamanca y un castillo en Orense, mandó construir otro palacio para su residencia en Madrid frente al del rey.
Manuel de Zúñiga, IV conde de Monterrey. Barnebys.es
Que hubiera nacido el día de santa Inés, el 21 de enero de 1640, fue sólo una coincidencia, porque su nombre estaba determinado por el de su tía paterna y madrina de bautismo Inés de Zúñiga, esposa del conde-duque de Olivares Gaspar de Guzmán, ministro de Felipe IV. Leonor de Guzmán, hermana de Gaspar y esposa de Manuel (los cuatro eran primos hermanos) no había concebido tras años de matrimonio, por lo que el adulterio de su marido vino más bien a satisfacer su naturaleza maternal: "Hasta la edad de cuatro años se crió y educó la niña Inés en la corte (Madrid) en casa de los señores condes con todo aquel regalo y atenciones propias de aquella ilustre familia, como si fuera hija de ambos… Doña Leonor hizo con Inés todos los oficios de una verdadera madre…"
Leonor de Guzmán, madrastra de Inés de Zúñiga.
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Antes de la edad señalada , "fue llevada a Salamanca" -el convento fundado por su padre estaba casi terminado y mientras tanto las monjas vivían en el palacio de Monterrey- "y entregada en manos de las religiosas encargadas de su instrucción y educación, donde fue recibida con grande alegría y el respeto y veneración que se merecía debido a los señores condes y fundadores. Al poco tiempo…la vistieron el santo hábito… a la edad de cuatro años no cumplidos… Para demostrar el gozo que experimentó la señora condesa al ver a la pequeña Inés con la santa librea agustiniana, la mandó sentar y quiso que todos los de la familia y la servidumbre de la casa, allí presentes a la ceremonia, la besasen la mano…, y para que la niña no extrañase el nuevo género de vida, tan distinto al que entonces había llevado, permitieron los señores condes y fundadores que ingresaran en su compañía dos amigas suyas, de poca más edad que ella, y que pasando el tiempo vinieron a formar parte también de la comunidad. Fueron estas jóvenes… ambas de la muy ilustre familia de los Manrique, tan conocidos y estimados en Salamanca", parientas además de la niña Inés.
Convento e iglesia de las agustinas frente al palacio de Monterrey en Salamanca. Viajarconelarte.blogspot.com
"Cumplido el año del noviciado (y dieciséis de edad) fue admitida por unanimidad a la profesión religiosa, y agradecida la comunidad a la piadosa memoria de su fundador y patrono el señor conde de Monterrey (fallecido en 1653) determinó que su hija llevase la antigüedad a todas las religiosas del convento, excepto a las madres fundadoras. Los condes de Ayala, administradores de los estados de Monterrey por parte de su hija doña Inés de Zúñiga y Fonseca, sobrina segunda y única sucesora legítima de los señores condes y prima carnal de Inés, tenían en grande estima y aprecio a la religiosa como se deduce de las cartas que la escribían…; y así, con la liberalidad y celo de sus antepasados, contribuyeron al mayor esplendor y pompa de la profesión de su amada prima. Hubo misa de pontifical y después se verificó la profesión que hizo Inés en manos del señor obispo de Salamanca", llamándose en adelante Inés Francisca de la Visitación.
Inés de Zúñiga, prima de la religiosa y sucesora en el condado de Monterrey. Elpoderdelarte1.blogspot.com
La vida de Inés transcurrió en el convento fundado por su padre "no exenta de fuertes pruebas, sequedades espirituales y violentos ataques del demonio, que la golpeaba físicamente y la hacía sangrar por las narices", como ella misma lo manifiesta en sus escritos, redactados por orden de un confesor (…"la veíamos muchas veces con un ojo muy encarnizado y la ceja muy hinchada y que andaba sin hacerse ningún remedio, y nos causaba lástima porque ignorábamos la causa"). Hubo también enfermedades naturales, estigmas, visiones, visitas y diálogos celestiales, más uno que otro milagro que Inés guardó en la intimidad "para no faltar a la modestia". Cuando cumplió cuarenta y dos años fue elegida priora por primera vez -antes había sido subpriora y maestra de novicias-, y al ser reelecta por tercera vez, sucedió que "Al conocer el obispo esta elección no quiso confirmarla, diciendo que siendo hija ilegitima no podía ser priora, y marchando él mismo al convento, en presencia de toda la comunidad, dijo no pocas palabras hirientes y de desprecio contra ella, escuchándolo todo la madre Inés de rodillas, en silencio y con gran serenidad de ánimo". Por intercesión del nuncio, el asunto se definió finalmente a favor de la reelección de Inés.
Retrato de la madre Inés de Zúñiga,
teniéndola de modelo después de su muerte por negarse a hacerlo en vida. Bibliotecadigital.jcyl.es
La fama de humildad y paciencia de la madre Inés tuvo recusación en testimonios de detractores en el siguiente episodio:
"Antes de tener ella el cargo, la comunidad tenía ciertas cuentas pendientes que sólo salieron a la luz un tiempo después de ser nombrada ella, y que tanto el patronato del monasterio como el obispo atribuyeron a la madre Inés, asegurando que su descuido junto con una insoportable dominación y soberbia de hacerse dueña de la casa, a título de hija del fundador, era la causa de la ruina espiritual y temporal del monasterio; ella no se defendió ni hizo comentario alguno con nadie, por lo que aún aumentaron más las sospechas, odios y persecuciones, no sólo de fuera sino entonces también de dentro, al creer un buen número de religiosas que ella debía defenderse y que ello perjudicaba a la comunidad y era contra la justicia".
Habitación donde murió la madre Inés de Zúñiga, convertida en oratorio y mantenida hasta mediado el siglo XX. Bibliotecadigital.jcyl.es
Cual fuera la actitud de Inés, "se entiende -a juicio de una historiadora- en una comunidad religiosa que había nacido casi con el carácter de propiedad privada de los Monterrey. Ellos construyen la magnífica iglesia y convento, dotan a las religiosas con rentas y donaciones más que suficientes para subsistir, y en contrapartida ellas estarán al servicio espiritual de sus patronos". Importante es el hecho de que, aparte de la infraestructura monumental, "el conde había provisto de estipendio perpetuo para siete sacerdotes (capellanes) y treinta y tres religiosas, de las que no se pedía más dote que su vocación".
Escudo de Monterrey en la portada de las agustinas de Salamanca. Viajarconelarte.blogspot.com
A fines del sexto y último priorato "su salud estaba ya muy quebrantada, y poco a poco, aun cuando ella nada decía, notaban cómo era grande la dificultad que tenía para poder seguir el ritmo de la comunidad; …la subpriora le rogó entonces acostarse, a lo que humildemente obedeció. Ese mismo día se llamaron a los dos médicos de la comunidad, ambos confirmaron la gravedad de su estado y se le administró la unción de enfermos y el viático; ella, con plena lucidez y manifiesto fervor, fue siguiendo todas las partes. Pronto se divulgó por Salamanca la noticia de su gravedad, y el mismo señor obispo se personó para darle su bendición, vivamente emocionado y diciendo a la comunidad al despedirse: pierde la comunidad y la religión una gran columna con la muerte de la madre Inés. Al día siguiente, 1 de septiembre y festividad de Ntra. Sra. de la Consolación, sacaron en procesión la imagen de Ntra. Sra. de Nazaret, e introduciéndola en su celda, ella, realizando un esfuerzo superior a sus posibilidades, se incorporó pidiéndole su bendición. Todas fueron testigos de la transformación de su semblante, que sin duda reflejaba cómo sus ojos, en esos momentos, veían más que el común de los mortales. A partir de ese momento su estado se fue agravando considerablemente. Al día siguiente empezó a echar sangre por la nariz, y poco a poco se fue apagando suavemente con la misma paz y serenidad que supo vivir toda su larga vida, dándose aviso de inmediato después de su muerte al duque de Alba, su primo. Era el 2 de septiembre de 1715, a los setenta y cinco años de edad".
Lecturas:
Abella Parra, Pedro. Una hija de los condes de Monterrey: la V. M. Inés Francisca de la Visitación. Establecimiento Tipográficos de Calatrava, 1922.
Gadea Solascasas, Sira. La iglesia de las agustinas de Monterrey de Salamanca. Artículo publicado en el blog Viajar con el Arte el 16/09/2013.
Madruga Real, Ángela. Arquitectura barroca salmantina. Las agustinas de Monterrey. Centro de Estudios Salmantinos, 1983.
Buen retrato de la naturaleza humana a través de estos personajes de la nobleza y de la iglesia que todavía se pueden encontrar. El tal don Manuel era primo de los de Béjar, y al fin la monja doña Inés se las traía...
ResponderEliminar¿Conservarán algo de ella las agustinas de Salamanca?
ResponderEliminarUna biografía interesante la de esta religiosa que fue como muchas en el medievo hijas de nobles fuera de su matrimonio y fueron dedicadas a ser monjas.
ResponderEliminarSaludos.
Muy interesante la vida de esta monja. saludos
ResponderEliminarInteresante .
ResponderEliminarFeliz Navidad para Todos.
Un abrazo.
Interesante historia no exenta de intrigas.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen, y Feliz Navidad para todos.
Interesante estudio biográfico de doña Inés de Zúñiga, como religiosa.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen.