21 de septiembre de 2012

Con los huesos en el calabozo



Autora: Carmen Cascón Matas
    

     El actual edificio que alberga el ayuntamiento, levantado en el siglo XVI, aglutinó en su primer momento constructivo y hasta mediados del siglo XIX diversas funciones, tales como la sala de reuniones del concejo, el pósito o almacén de granos para repartir entre los vecinos en tiempos de escasez, el archivo concejil o la Cárcel Real. Bien es verdad que la sede del poder civil ha danzado a lo largo de los siglos, posándose en construcciones no carentes de significado. Así ha residido en la crujía baja del mediodía del Palacio Ducal a partir de 1869 o en el antiguo Hospital de San Gil, para regresar a su lugar de origen allá por los años 80 del pasado siglo. Sin embargo, y a pesar de que la sala de reuniones y archivo municipal se han mudado de tiempo en tiempo, la Cárcel Real ha permanecido inamovible en los oscuros y húmedos subterráneos del edificio consistorial primigenio. Los calabozos se situaban en el piso inferior por debajo del nivel del suelo si miramos a la construcción desde su fachada principal, es decir, desde la Plaza Mayor, abriéndose al exterior por su parte posterior debido al desnivel del solar. 


Constantin Flavitsky. La princesa Tarakanova en su celda.



            Numerosos bejaranos -habitantes de Villa y Tierra o estantes en ella- acabaron con los huesos en la cárcel por asuntos más o menos graves dirimidos por el corregidor, personaje nombrado a dedo por el duque de Béjar a golpe de carta remitida al concejo. Quien ostentase tal cargo poseía la delicada tarea de ejercer el poder jurisdiccional en asuntos relativos a cuestiones civiles. En general, y por lo que hemos podido apreciar en los Libros de Actas consistoriales, los nombramientos se realizaban por un periodo de unos cuatro años prorrogables y el cargo solía recaer en miembros de la baja nobleza e hidalgos con titulación en derecho (licenciados y abogados de los Reales Consejos) y de procedencia externa a la villa

            Si nos atenemos a los documentos relativos a las fianzas pagadas por familiares y conocidos de los reos para que estos fuesen puestos en libertad, podemos darnos cuenta de los motivos, a veces triviales, por los cuales uno podía acabar viviendo unos cuantos días, meses o años sin ver la luz del sol y comiendo bazofias de lo más sabrosas. Vamos a fijarnos hoy en las fianzas del año 1760 escrituradas por el notario y escribano Manuel Pérez




            En mayo de ese año Francisco Garrido, vecino de Puerto de Béjar, salió de la cárcel real de la villa gracias a la fianza pagada por Francisco Martín Pérez. Su delito: dejar embarazada a una muchacha, moza soltera, Josepha Hinjes, vecina de Hervás. Lo curioso es que más adelante se cita a un tal Bernardo Hernández de Madrid, imputado y encarcelado por los idénticos motivos acontecidos en el cuerpo de ¡la misma muchacha!. Se ve que no se sabía quién de los dos había dado en el clavo…

            Y en Hervás, villa ahora perteneciente a la provincia de Cáceres pero entonces dentro de los señoríos del duque de Béjar, parecía que la situación estaba más que revuelta pues, embarazos aparte, el organista había sido apresado por escándalo público. En junio de 1760 se presentó en la Cárcel Real Juan Maíllo, “alias Cordones”, para hacer fianza de Joseph Blázquez porque “hizo causa, nota y escandalo en la prozesion que se celebro de Su Magestad Sacramentado a la funzion de Octaba que se zelebro en el”. Nos quedamos sin saber el motivo del zipizape. 

            Sin salirnos de esta localidad, Pablos Garrido, natural de Lagunilla, había decidido un día hacer obras, no sabemos si su casa o en algún otro lado, y suprimió un “muro carguero” que, por lo visto, pertenecía a su vecino Bernardo Varvero, hervasense, quien le denunció por ello. Y es que, antes de hacer chapuzas, es mejor consultar a quien sabe de tales menesteres más que nada para que no acabe el cielo cayéndose sobre nuestras cabezas.


 Vicente Carducho. Muerte de Landuino en los calabozos.  Museo del Prado


            Si seguimos con los asuntos de faldas, la tensión no acaba con los embarazos. A Manuel de Abel, natural de Navarrete “en las Montañas de Burgos”, se le encerró por haber dado palabra de casamiento a Ana Bartolomé, viuda de Simón Blanco, natural de Zamora, y desdecirse a la hora de la verdad. Parece ser que la denunciante acabó por pagar la fianza con el loable propósito de sacar al novio de la cárcel para así casarse con él… ¡pobre Manuel y pobre Ana!. 

            Los asuntos económicos suelen ser los más habituales en estos casos y las deudas más aún. Por ello Thomas de Yuste, maestro calderero, fue apresado por la denuncia que había presentado contra él un mercader de Medina de Rioseco por no pagar cierta cantidad de maravedíes no especificada en el documento. Aún con todo, el deudor ya tenía los bienes embargados y es que con un mercader de tal calibre y procedencia era mejor estar en paz. 

            Por hoy creo que es suficiente, aunque, quién sabe, quizás encuentre más causas curiosas que bien merezcan ser desempolvadas para que conozcamos mejor la vida de nuestros ancestros.

24 comentarios:

  1. Muy entretenido Carmen, deja con gana de más detalles. Manuel de Abel no pudo hacer de Juan Tenorio, menuda la viuda Ana, jajaja, atado y bien atado le sacaría de la cárcel.

    Un saludo.

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  2. jajajajajajajaja!!! Que bueno.

    Te metían preso por dar "promesa" de matrimonio.

    Hoy en día no quedaría ni un político libre.

    Un abrazo.

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  3. jejej, muy curiosas las causas. Manuel de Abel y Ana Bartolomé, dos pioneros del culebrón en aquellos tiempos. Qué grandes. Saludos!

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  4. El drama de otro tiempo nos puede parecer nimio en el momento actual, pero hay que imaginarse a esas personas sufriendo arrestos que no merecían, algo a lo que me siento muy sensibilizado por una vieja historia familiar.
    Besos

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  5. Cuántas historias oscuras y ocultas se esconderán detrás de todos esos casos de privación de libertad, y que no han sido reflejados en esas actas... Los intereses políticos, religiosos y económicos siempre le han ganado el pulso a la justicia.

    Muy buen artículo, Carmen. Sería muy interesante visitar esa antigua cárcel bejarana. Actualmente, ¿es posible?

    Un beso.

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  6. La verdad es que en aquellos tiempos casi cualquiera podía acabar "con sus huesos en la cárcel". Las deudas y los delitos económicos eran un motivo harto frecuente. Hoy, los que más roban, estafan o defraudan, se van siempre de rositas.
    Un saludo.

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  7. Entre el tocayo manuel y ana... ;D

    Mira que si le metieran preso hoy días por promesas de matrimonio....No llegarían las carceles ;D

    Besos

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  8. Me he quedado un tanto pensativo con el caso de la muchacha embarazada no se sabe de quien.
    En fin, menos mal que a ella no la encerraron también ¿no?
    Un abrazo Carmen.

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  9. Pues a mí me ha dejado más pensativa lo del tal Joseph Blazquez, porque mire que debió de armar una buena! A saber en qué estado se presentaría en la procesión.

    Buenas noches, madame

    Bisous

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  10. La muchacha fue una fuente de ingresos inestimable, no parece que pusiese remilgos a la hora de dejarse embarazar y ¡Ala! más monedas a la bolsa.
    Tenían montado un buen negocio a base de naderías.
    Un beso,Carmen

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  11. Siempre es un gusto bucear en los viejos procedimientos... y es raro no acabar soltando alguna carcajada; aunque maldita la gracia que le haría a los reos acabar con los huesos en mazmorras como las de aquellos tiempos.
    Aquí la cárcel se ubicó durante largo tiempo en el castillo de Puebla y hoy todavía causa respeto visitar los calabozos.
    Saludos, Carmen

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  12. Eran los efectos del sistema procesal de la época.Por cualquier cosa se veían puestos a buen recaudo. No eran en la mayoría, sin embargo,estancias muy largas. En ese caso los mandaban a galeras o a servir en los presidios del norte de África.

    Es un estupendo artículo.

    Saludos.

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  13. No están nada mal los motivos. Si hoy esto fuera vigente no habría suficientes cárceles en España.
    En fien el caso es que cuando se tienen pelas para fianzas.... la cosa cambia entonces y ahora.
    Bss

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  14. Jijiji, vaya con Josepha, era un poquitín despistada...uys, si estoy embarazada, uys, mira, otra vez...uys... jajaja. Busca más, Carmen, por favor.

    Besos, guapa

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  15. Yo por eso esperé que me pidieran matrimonio, Carmen (es broma). Interesante y divertida entrada. Buena semana para tí.

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  16. Si que había que pensárselo mucho en aquellos tiempos, el "Pablo clavó un clavito" y más que no existía lo del ADN.

    Me ha gustado muy mucho esta Entrada, con su poquito de humor y lo ameno de su lectura.

    Saludos, manolo

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  17. Hay casos que provocan la carcajada o la sonrisa, pero imagino que habría también circunstancias que desconocemos y entre ellas seguramente no pocas injusticias.
    Un saludo.

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  18. Me gusta leer tus historias, son formidables.

    un abrazo

    fus

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  19. Ja, ja... no se sabía quién de los dos había dado en el clavo, ja ja... pues nada, nada... a esperar a que naciera la criatura a quien se pareciera, pues ea, a la cárcel, ja ja... y no como ahora que a la cárcel solo van los chorizos... y es que hay muchos, muchos, ja ja... Te imaginas que tuvieses que pagarte la merendola de la cárcel, ja ja... Bss amiga, qué historias nos cuestas, ja, ja...

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  20. Hola Carmen, muy interesante saber lo que pasó en esa Cárcel y cuántos fueron acusados y finalmente puestos en libertad por una fianza.
    Tu relato ha sido muy entretenido.
    Hoy, tendrían mejor suerte esos acusados. La justicia es una utopía.
    Con ternura
    Sor.Cecilia

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  21. Magnifica entrada.
    Una vez mas el dinero arregla conciencias y apoyos.
    Todos iguales ante la justicia, una hermosa frase para decorar.
    Un beso.

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  22. Voy a haceros un comentario general, dado que ahor amismo acabo de subir otra entrada y ya me parece algo tardío comentaros a cad auno vuestras cosillas. En general los historiadores nos ponemos serios a la hora de narrar acontecimientos históricos, plagados de fechas, acontecimientos rimbombantes y batallas. Pero también hay que tener en cuenta la otra historia, esa que protagonizan las personas de a pie, con sus dimes y diretes, pero que nos ofrece un retrato muy colorista de la época en que vivieron. Los protocolos notariales nos ofrecen eas piezas que necesitamos para completar el deslumbrante mosaico histórico compuesto por grandes personajes y hechos históricos, y las actividades cotidianas y las personas sencillas de las cuales apenas nos quedan si acaso sus nombres. Además si los hechos ocurridos tienen esa chispa de ironía, desde nuestro punto de vista actual que no entonces, es obvio que debemos sacarlos a luz para, al menos, pasar un buen rato con su lectura.
    Un saludo para todos

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  23. Más de uno se lo pensaría antes de dar la palabra, antes por nada te metian en la carcel... Ahora no entra ninguno.
    Un beso.

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  24. Muy muy agradable e interesante jajajajjaja, los barrotes de estar cárceles antigüas, están llenos de historias de injusticias de verdad !!

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.