Amigos de Béjar y sus historias

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10/03/2025

¡¿El castillo de Burgos...?! ¡A los Zúñiga nunca más!

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez 

A mi nieto Adriano

  

          La historia relacionada con el título comienza en 1391, cuando el rey Enrique III entregó la autoridad sobre el castillo de Burgos a Diego López de Estúñiga, ricohombre y señor de varias villas en Castilla y Navarra, y miembro de su Consejo, que en 1396 obtuvo la villa de Béjar por intercambio de Frías con el rey. Desde el siglo anterior se consolidaba el linaje de Diego en la corte castellana, donde él mismo había sido compañero de juventud del padre de Enrique, el anterior monarca, y luego también su consejero, detentando ahora el título de Justicia Mayor del reino.    

 

Entrada al recinto del castillo de Burgos. Diariodeburgos.es

 

          La siguiente autoridad del castillo fue Pedro de Estúñiga, I conde de Plasencia, II señor de Béjar e hijo de Diego, de quien heredó el cargo de Justicia Mayor. Ejercía la tenencia de la fortaleza Íñigo de Estúñiga, primo de Pedro, cuando este y su primogénito Álvaro planificaban desde Plasencia la caída de Álvaro de Luna, poderoso valido del rey Juan II, que se albergaba en Burgos. Premunido de una orden de arresto proporcionada por la reina, Álvaro de Estúñiga reunió tropas en Curiel para dirigirse a Burgos, y con apoyo de las fuerzas del castillo a cargo de su tío, apresó al valido y lo llevó a Valladolid, donde fue decapitado.   

12/24/2021

La relación entre Felipe II y tres miembros del linaje Zúñiga a través del arte

 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

       Al entonces príncipe Felipe no le gustó el retrato que le hizo Tiziano en Augsburgo -el rostro pintado de prisa y mal acabado, dicen que dijo-, por lo que el pintor le envió otro en el que el rostro era el mismo, pero había ciertos cambios como la ausencia de la gran mesa cubierta de terciopelo rojo. No sucedió igual con la composición Venus y Adonis, que Felipe aceptó de inmediato y con agrado cuando ya era rey de Nápoles y Sicilia. La nueva obra de Tiziano, sin embargo, no era más que copia de otra suya anterior, pintada cuando Felipe aún no había nacido, en la que el artista reemplazó la cabeza de Adonis por la del monarca y la de Venus por la de su amante, la burgalesa Isabel Osorio.    

 

Venus y Adonis, por Tiziano. Museo del Prado

 

       Descendiente del rabino Shlomóh Haleví -Pablo de Santamaría y obispo de Burgos después de convertirse-, Isabel, algunos años mayor, fue dama de la madre de Felipe y luego de su hermana Juana. Los amantes se habrían conocido en la corte de Juana en Toro, donde se crio el primer hijo legítimo de Felipe, pero se dice también que la relación venía de cuando el príncipe tenía quince años y estaba aún en manos de su preceptor, Juan de Zúñiga, que la habría informado en sus cartas al emperador. Otra línea de investigación conduce a que el vínculo se habría consumado y hecho permanente en una finca cercana al palacio Magalia, Ávila, de Pedro de Ávila y Zúñiga, I marqués de Las Navas, contador mayor de Castilla, miembro del Consejo de Hacienda del emperador y nieto de Álvaro de Zúñiga, I duque de Béjar (el II duque de Béjar, nieto homónimo del I, era padrino de bautismo de Felipe).