Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
Eugenio de
Torralba nació en Cuenca en 1485 y se le recuerda como el mago más célebre de todo el Renacimiento español (Joaquín
Moreno Pedrosa, Universidad de Sevilla). De sus andanzas
por Europa y de los hechos extraordinarios que realizó, dan cuenta varios
autores (Luis
Zapata de Chaves en Carlo Famoso,
1566; Ramón de Campoamor en El Licenciado
Torralba, poema, 1887; Julio Caro Baroja en Vidas Mágicas e Inquisición, 1992) fundamentándose
en lo que él mismo declaró al Santo
Oficio en el proceso que se le siguió entre 1527 y 1531 en su ciudad natal.

Cuenca (foto hotelexecuenca.com)
A Torralba lo
evoca Miguel de Cervantes en el capítulo 41 de la segunda parte de El Quijote, con motivo de la aventura
del caballero y su escudero sobre Clavileño,
el fantástico caballo de madera: -No hagas tal, respondió
don Quijote, y acuérdate del verdadero cuento del licenciado Torralba, a quien
llevaron los diablos en volandas por el aire caballero en una caña, cerrados
los ojos, y en doce horas (la mayoría de los relatos fija el trayecto en una hora) llegó a Roma, y se apeó en Torre de Nona, que es una calle
de la ciudad, y vio todo el fracaso y asalto y muerte de Borbón, y por la
mañana ya estaba de vuelta en Madrid, donde dio cuenta de todo lo que había
visto; el cual asimismo dijo que cuando iba por el aire le mandó el diablo que
abriese los ojos, y los abrió y se vio tan cerca, a su parecer, del cuerno de
la luna, que la pudiera asir con la mano, y que no osó mirar a la tierra por no
desvanecerse (ed.
Silvia Iriso y Gonzalo Pontón, 1998.