Autores: Alberto Bravo Martín y Carmen Cascón Matas
En cuanto a su preponderancia económica, el Duque de Béjar
poseía grandes rebaños de ganado lanar (20.000 cabezas) en Segovia cuya lana
era vendida en todos los lugares de la geografía española.
No lejos de su idea de la prosperidad de sus estados, el
Duque de Béjar sostenía con sus rentas tres colegios de niñas huérfanas en
Béjar y en 1725 se redactó el reglamento para organizarlos. El primero de los
edificios, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción, Santa Isabel
de Hungría y Santa Isabel de Portugal, se situaba en la Plaza Mayor de Béjar,
en unos terrenos pertenecientes al Duque y muy próximos a su palacio, en la
llamada “Casa de las Beatas”. Don Juan Manuel se comprometía a mantener
a 12 niñas pobres o huérfanas de entre 6 y 9 años elegidas por los
eclesiásticos de la Villa por su conocida necesidad. El segundo se encontraba
en Navalmoral de Béjar y, bajo la protección de Nuestra Señora de la Soledad y
varios santos más, acogía a otra docena de niñas del lugar y alrededores. El
último, el Colegio de Niñas Pobres de Nuestra Señora de la Asunción, se alzaba
en Neila. En las disposiciones redactadas por el Duque de Béjar se especificaba
de manera minuciosa la vida, costumbres, horarios, vestidos y educación que
debían seguir estas niñas acogidas bajo el amparo señorial, desglosando
pertinentemente los presupuestos anuales en concepto de manutención de casa uno
de estos colegios.

Soportales de las "Casas de Su Excelencia". Plaza Mayor de Béjar.
La obsesión por el embellecimiento de sus estados llevó a
don Juan Manuel II a encargar al economista francés Manuel Jovin una serie de
estudios para embellecer la villa. En su informe hacía imprescindible construir
en la Plaza Mayor casas de piedra de cantería, portales y arcos para el
comercio (como luego se llevó a cabo) para obtener un espacio más simétrico y
acorde con la importancia de la villa, así como la edificación de casas al
estilo de la existentes en San Juan de Luz (Francia) entre la iglesia de Santa
María la Mayor y Santiago por encontrarse en ruinas.
Además permitió que se construyera en el monte de Béjar una plaza de toros de
cantería para sustituir la antigua de madera que se alzaba con los peculios de
la cofradía de la Virgen del Castañar con el fin de celebrar corridas de toros el
día de la fiesta de la patrona, proceso constructivo que se llevó a cabo entre
1706 y 1711. El Duque venía así a oponerse a la famosa prohibición de correr
toros expedida por su abuela doña Teresa Sarmiento de la Cerda en 1667.
En 1707, con motivo del nacimiento del Príncipe de Asturias, luego Luis I, se
celebraron toros en la Plaza de Toros del Castañar. Según algunos indicios
tomados por Juan Muñoz García soldados que se hallaban en la villa debido a la
Guerra de Sucesión fueron obligados a trabajar en la edificación del coso
bejarano.