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5/09/2025

El obispo bejarano Miguel Sánchez Cerrudo, «prelado de gran sabiduría y acrisoladas virtudes» (Béjar, 1757- Santa Marta, Colombia, 1810)

Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Béjar en Madrid, abril de 2025.

Si son dos los beatos oriundos de Béjar declarados como tales por la Iglesia Católica (los sacerdotes Nicolás de la Torre Merino y Balbino Pérez Díaz) y una única persona Venerable (esto es, Aurora Calvo Hernández-Agero), exiguo es el número de obispos nacidos en nuestra ciudad, reducidos a uno: el mítico don Domingo I, que lo fue de Plasencia allá por el siglo XIII. No añadimos a esta nómina a Toribio López, obispo de Miranda do Douro, por ser natural de Candelario (Candelario, 1480?-Miranda do Douro, 1553)[1] o a Gonzalo de Zúñiga, obispo de Plasencia y de Jaén, hijo de Diego López de Zúñiga, señor de Béjar, que fue natural, aunque no se sabe con exactitud, de Valladolid o de Palencia. Si le citamos es porque recaló muchas veces en nuestra villa, oficiando misa en la iglesia de Santa María con la armadura puesta y viviendo en un palacio que se hizo construir frente a ella, en el mismo solar que ahora ocupa la Real Fábrica de Diego López*.

 Catedral de Santa Marta (Colombia)

            En esta entrada queremos desvelar la identidad de un segundo obispo bejarano: Miguel Sánchez-Cerrudo Castellano (Béjar, 1757- Santa Marta, Colombia, 1810), hasta ahora no descubierto por la historiografía local de nuestra ciudad y más reconocido allende los mares. Hace años que le persigo la pista y que incluso otro investigador local, Ignacio Coll Tellechea, me incitó a escribir sobre él, pero son tantos los temas que a veces se acumulan.

        Nació en Béjar el 7 de julio de 1757[2] en el seno de una familia dedicada a la manufactura textil. Su padre, Matías Sánchez Cerrudo, era tejedor de paños finos como así aparece en el Catastro del Marqués de la Ensenada[3]. Su madre, Rosa Castellano Sánchez de la Gallega, procedía de un linaje dedicado a la ganadería y también al textil. Su abuelo materno, Fernando Castellano, era un gran propietario de tierras y ganadero, además de poseer una prensa de paños y tendederos, y ser administrador de diferentes memorias[4]. Sin duda, Fernando era uno de los mayores detentadores de riqueza en aquella villa del Setecientos marcada por el precoz desarrollo del artesanado textil que tantas alegrías daría con posterioridad. 

Del convento de San Miguel de Plasencia solo queda este vestigio.  


            A Miguel se le destinó al clero, como a otros miembros de su familia: su tío Miguel Castellano Sánchez era párroco de Fuentes de Béjar y de San Juan Bautista de Béjar. En el Archivo Histórico Nacional de la Sección Nobleza se conserva la información genealógica que presentó Miguel Sánchez-Cerrudo en 1782 para optar a una beca de estudios en el Colegio de San Pedro y San Pablo de Alcalá de Henares[5]. No sabemos si fue entonces cuando ingresó en la Orden de San Francisco, pero en 1798 actúa de testigo en una boda en El Salvador donde ya es padre guardián del convento franciscano de San Miguel de Plasencia[6].

 Claustro del convento de San Francisco de Béjar

 

            Hasta que es nombrado obispo de Santa Marta (Colombia) por bula expedida por el papa Pío VII en Roma el 2 de agosto de 1804, ejerce como «lector jubilado, custodio y ministro Provincial de los franciscanos»[7]. Quizá influyó en el nombramiento la duquesa de Osuna y Béjar, doña Josefa Pimentel Téllez Girón, porque unos meses antes de recibir su episcopado le dirige Sánchez Cerrudo una carta en la que se disculpa por no haber podido intervenir para nombrar definidor de la provincia al Padre Yagüe[8], al que llama «condiscípulo y amigo»[9].

            La guerra anglo-española le obligó a permanecer en la península hasta que acabaron las hostilidades, no ocupando de manera efectiva su obispado en Santa Marta hasta 1808. Esta ciudad de casi 500 mil habitantes a día de hoy, es la capital del departamento de la Magdalena y se asoma al mar Caribe. 

Ciudad de Santa Marta (Colombia) en la actualidad.

 

Las labores del bejarano en aquellas tierras fueron fructíferas a pesar de que en el ambiente flotaban aires de independencia. En este contexto, Sánchez Cerrudo «procuró profesar en sus sermones el amor a la religión y al Rey, como si tuviera un presagio de lo que la historia se encargaría de revelar poco tiempo después con el derrumbe del dominio del imperio español en estos territorios[10]». El 21 de agosto de 1808 se celebró la llegada al trono de Fernando VII con una fiesta en la que Santa Marta mostró su fidelidad. El 3 de junio de 1809 escribía el obispo al rey una misiva que decía: «Fue para mí de singular consuelo, el ver animado a todos estos naturales del mismo espíritu de religión, de patriotismo y de amor a nuestro amado rey el señor don Fernando VII que el que reinaba en toda esa nuestra península al tiempo de mi salida. Ya se había proclamado con las formalidades de estilo, y con universal aplauso y regocijo en esta ciudad y provincia, formándose medallas de oro y plata con jeroglíficos del retrato de nuestro amado Fernando VII y un perro, palma y oliva, que demuestra la lealtad, victoria y fidelidad[11]». 

 Catedral de Santa Marta (Colombia)

 

          A mayores mostró preocupación por la formación de los sacerdotes y los jóvenes[12], consiguiendo terminar las obras del colegio-seminario iniciadas en 1797, a pesar de las dificultades económicas. Además mantuvo una excelente relación con el gobernador, de tal manera que creó varias cátedras impartidas por los mejores docentes, entre ellas de Latín, Teología y Filosofía. El 30 de mayo de 1810 Miguel Sánchez Cerrudo fijaba las armas reales sobre las puertas del edificio en una fiesta solemne a la que asistió todo Santa Marta, aunque en realidad su inauguración se documenta después de su muerte. 

            No solo las obras del seminario ocuparon su tiempo, sino también la conclusión del cementerio de San Miguel de la ciudad en 1808. De su cuenta fue la obra de la capilla principal, donde fue finalmente enterrado. No podemos dejar de notar que llevaba este camposanto su nombre y al mismo tiempo el del patrón de Béjar, que entonces tenía ermita en su ciudad natal. 

 Cementerio de Santa Marta (Colombia)

 

            El obispo bejarano murió el 4 de septiembre de 1810, según unas versiones de un resfriado; según otras, de la epidemia de vómito negro que asolaba Santa Marta. Sea lo que fuere su estado fue agravado por una sangría practicada por su médico. «Toda la población se conmovió al saber la triste posición de su amado prelado: cuando las campanas anunciaron su agonía, prorrumpieron sus feligreses en un amargo llanto».

«Pocos hombres nos presenta la historia, cuya falta haya sido mas sentida, ni su memoria mas respetada ; para perpetuar ésta se coloco su retrato de cuerpo entero frente á la silla episcopal del altar mayor, á fin de que sus sucesores le tuvieran siempre á la vista como un digno modelo de imitación[13]».



 *Agradezco a José Muñoz Domínguez la inclusión de este obispo en la nómina de esta entrada.

[1] Cascón Matas, Carmen. “Toribio López. Un obispo candelariense en tierras portuguesas (1480?-1553)”. Pinceladas de historia Bejarana (2007-2011). TGC Editorial, 2022, pp. 148-151.

[2] Archivo Parroquial de El Salvador de Béjar. Libro de bautismos de El Salvador n.º 7 (1757-1789).

[3] Béjar, 1753. Según las Respuestas generales del Catastro de Ensenada. García Martín, Pedro (introducción). Tabapress y Ayuntamiento de Béjar, p. 95.

[4] Ibídem, p.92.

[5] AHN,UNIVERSIDADES,379,Exp.72.

[6] APESB. Libro de casamientos de El Salvador n.º 4 (1765- 1814).

[7] https://chdetrujillo.com/obispos-extremenos-siglos-xix-y-xx/

[8] El padre Fray Francisco Yagüe escribió Historia de la imagen del Castañar que se venera en la Villa de Béjar, publicado en 1795, en la Imprenta de Toxar de Madrid. Hay dos reimpresiones recientes en papel de 2012 y otra de Tú librería de siempre.

[9] AHNOB,OSUNA,CT.273,D.80 Carta firmada el 28 de mayo de 1804.

 

[10] Ospino Valiente, Álvaro. Historia del Real seminario conciliar de Santa Marta, s/p. Tomado de https://www.academiadehistoriadelmagdalena.org/wp-content/uploads/2021/01/HISTORIA-DEL-REAL-SEMINARIO-CONCILIAR-DE-SANTA-MARTA.pdf

[11] Rey Sinning, Edgar. “El Pendón Real, símbolo del poder monárquico en la Santa Marta colonial”. Americanía. Revista de Estudios Latinoamericanos. Nueva Época (Sevilla), n. 7, p. 4-32, ene-jun, 2018.

[12] Datos de Vicisitudes económicas y políticas del Colegio Seminario de Santa Marta a finales del siglo XVIII. Fronteras de la Historia, vol. 26, n.º 2, pp. 314-334, 2021. Instituto Colombiano de Antropología e Historia https://www.redalyc.org/journal/833/83369244013/html/

[13] Ambas citas literales de Torrente, Mariano. Historia de la revolución  hispano americana. Madrid: Imprenta de don León Amarita, 1829, pp. 129 y 130.

4 comentarios:

  1. Por lo que nos cuentas debió ser un mandato episcopal importante el que realizo en tan solo dos años para dejar tan buen recuerdo.

    Saludos.

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  2. Hubo otro obispo, nacido en Peromingo, en el S. XIX, que estudió en Béjar y fue obispo de Santander y senador designado por el Arzobispado de Burgos. Tiene una biografía muy interesante.

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    1. Sí, cierto. Un día tendré que contar alguna cosa sobre él. En este caso me he ceñido a los obispos de raíces en la ciudad de Béjar.

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  3. Te felicito, Carmern, porque aunque estoy seguro de que el recorrido ha tenido que ser largo, al final ha dado sus frutos, y has conseguido poner a este hijo de Béjar en el lugar que le corresponde, recuperando su memoria.
    Un abrazo.

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