Amigos de Béjar y sus historias

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5/30/2025

Pueblos sin gente / 3 (3ª parte). Las Casas del Robledo junto a San Bartolomé (ca. 1479-1667)

Autor: José Muñoz Domínguez

2. Localización del despoblado y su término 

Los datos históricos y de tradición oral acerca de las Casas del Robledo y la permanencia de algunos topónimos asociados, junto con las propuestas de Martínez Díez y González Calle, permiten establecer con certeza su localización al noroeste de San Bartolomé de Béjar, como adelanté en la primera parte (vid. figs. 1, 4 y 5). Este último investigador propuso una ubicación mixta y dispersa para el pequeño conjunto urbano, que suponía repartido en tres o cuatro barrios entre la vega del arroyo de San Bartolomé y la ladera noreste del cerro inmediato:

[El despoblado] Se halla situado a una altitud de 1110-1145 m, en un terreno de cierta pendiente en la vega del pequeño arroyo de San Bartolomé, afluente del Becedillas, con posición de umbría (orientada hacia el noreste). (1)

La hipótesis de un poblamiento disperso es compartida por Ridruejo Cabezas, quien, en un comentario reciente (2), la consideraba de interés bajo la premisa de una economía ligada a la explotación forestal del robledo de su término, tan notorio como para incluirlo en el topónimo, y teniendo en cuenta que, a diferencia de las economías agro-ganaderas, las explotaciones forestales suelen generar hábitats diseminados. Dejando abierta esta cuestión hasta disponer de nuevos datos, cabe traer aquí ejemplos de nuestra zona o poco distantes en los que el distintivo forestal asociado al topónimo del asentamiento no impidió la generación de un núcleo concentrado: en la Sierra de Francia se encuentran los casos de Miranda del Castañar y San Martín del Castañar; en el alfoz de Béjar, Santibáñez del Castañar e incluso Béjar del Castañar (3), sus apelativos entre las décadas finales del siglo XV y las primeras del XVI, antes de que ambas localidades perdieran tal complemento toponímico, como igualmente sucedió con las Casas del Robledo. Las Ordenanzas de Béjar promulgadas en 1577, pero con antecedentes bajomedievales y reformas de 1562, ofrecen una posible explicación a este fenómeno: ni los castañares ni los rebollares de la zona se explotaban exclusivamente por su valor forestal o maderero, sino, de forma complementaria, por su importancia en la alimentación de los puercos en la montanera, a base de la «castaña y lande» (glande o bellota) de aquellos árboles, entre otras utilidades auxiliares de la agricultura, como el corte de varas o támbaras (4). Posiblemente es lo que ocurrió en las Casas del Robledo. 



Fig. 1. Hipótesis gráfica ideal sobre el aspecto del conjunto urbano de las Casas del Robledo en su etapa de mayor crecimiento (elaboración propia, 2025).

En mi opinión, los testimonios orales alusivos a las parcelas de las Puertas (un desconocido cenobio que cabe suponer en paraje solitario) y San Juan (sin relación alguna con su ermita y oratorio por pertenecer a la parroquia bejarana homónima), se refieren a partes del término perteneciente al despoblado, pero no a su núcleo urbano, al que sí corresponderían los topónimos de «las Casas» y «los Corrales», el primero bien explícito sobre un asentamiento de reducido desarrollo y el segundo de carácter periférico a oriente y mediodía respecto de tal núcleo. Así, las condiciones indispensables en cuanto a recursos naturales, necesarias para una economía de subsistencia en este lugarejo, se concentran en un área muy concreta, situada a la conocida distancia de apenas dos tiros de arcabuz (ca. 695 m) respecto del asentamiento más cercano, y serían las siguientes:

-Acceso al agua gracias al arroyo de San Bartolomé cerca de la confluencia con el arroyo Rarajón, aptos para el consumo humano y el riego de prados de uso pecuario y de huertas ribereñas, ya perdidas.

-Proximidad a un cerro con aprovechamiento forestal y ganadero de roble rebollo o melojo, el robledo que desde antiguo se incorporó al topónimo como hecho distintivo.

-Topografía preferiblemente neutra (llana) entre la vega y el cerro arbolado.

-Vías de comunicación con otros asentamientos cercanos (San Bartolomé, Neila de San Miguel y Béjar).

Al margen de estas consideraciones, cabe preguntarse qué extraño aspecto tendría un asentamiento de 248 habitantes con sus edificaciones esparcidas, o más bien agrupadas en pequeños barrios distantes, más allá del área en el que se ha podido localizar el despoblado, algo completamente anómalo frente al esquema compacto de los demás asentamientos rurales de la tierra de Béjar. Por todo ello, parece más acertado suponer estas Casas del Robledo como un núcleo de población en hábitat concentrado de hasta 64 viviendas, situadas mayoritariamente en la margen derecha o sur del arroyo de San Bartolomé, y estructurado en torno a dos calles principales correspondientes al cruce de los caminos hacia Béjar, San Bartolomé y Neila, con parte de sus corrales, huertas y prados al oriente, en la margen izquierda del arroyo, y su monte de roble a poniente, sobre el mismo cerro cercano, pero sin llegar a colonizarlo con edificaciones (una hipótesis gráfica sobre todo ello en fig. 1). 

Fig. 2. Término hipotético de las Casas del Robledo a partir de la información catastral proporcionada por la Sede Electrónica del Catastro. En amarillo, la posible localización del Prado de las Puertas; en verde, parcelas que conservan el topónimo de «las Casas»; en azul, las nombradas como «los Corrales»; y en gris, las nombradas como «Cardos» y «Reguerillo», pero coincidentes con la localización precisa del despoblado. Parte del núcleo urbano de San Bartolomé aparece en el ángulo inferior derecho de la imagen (el color aplicado a las parcelas es mío).



En cuanto a su término, se puede establecer de forma aproximada a partir de la toponimia menor de las 70 parcelas que aún conservan los nombres de «las Casas» y «los Corrales», junto con otras nada explícitas («Cardos», «Reguerillo»), pero situadas entre medias, coincidiendo con el espacio donde propongo el asentamiento, según se puede apreciar en la fig. 2. La parcela del «Prado de las Puertas» no consta con tal nombre en la cartografía catastral hodierna, pero por las indicaciones proporcionadas por González Calle estaría situado a unos 350 m de San Bartolomé entre la carretera y el arroyo (¿coincidente con el topónimo actual de Carreras o bien de Carravillas?), el paraje de San Juan 400 m al oeste y los Corrales a 100-200 m al sur de la misma carretera (5). 


3. ¿Nuevos despoblados?

El archivero de la Casa de Osuna, Fray Liciniano Sáez, solía incorporar interesantes extractos y comentarios a los documentos que iba transcribiendo, cotejando y ordenando. Su completo conocimiento de tan vasto archivo –más bien conjunto de archivos– le permitía aportar noticias y consideraciones complementarias de gran interés para el investigador, y eso es exactamente lo que ocurre con sus notas al documento de 1664 en relación con otros despoblados del antiguo territorio ducal, coincidente con la comunidad de villa y tierra de Béjar. Merece la pena mostrar aquí ese comentario (fig. 3), aunque el archivero dejase incompleta la relación de despoblados de los que tuvo conocimiento hasta el período de 1790 a 1793, el tiempo que invirtió en ordenar la documentación del ducado de Béjar: 

 

 Fig. 3. Página del documento de 1664 con las anotaciones del archivero sobre varios despoblados conocidos hasta 1790-1793 (disponible en https://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/description/5026632?nm).

 

Las Casas del Robledo aldea de Bejar perdida ya. Estava situado dos tiros de escopeta de San Bartholome.

Se han despoblado tambien Espiga Trigo en el Alvarraçin entre los Palomares y Vallixera, y los que constan en ynformacion que se hizo el año de 1485 ante Pedro Martinez de Quacos escribano que fue de Bejar que para en el archibo de la villa.

Gulloria, Santa Lucia, y la Carrera de Bejar zerca de Gilbuena Junciana y Palacios.

San Antón cerca de Medinilla.

Ojeda, y Valvanera entre Medinilla, Santivañez, y Caveza.

La Pasadilla cerca de Valdesangil.

La [frase interrumpida]. (6)

Seis de esos despoblados ya eran conocidos y los incluí en el planteamiento de este trabajo –concretamente Espigatrigo, Albarracín, Gulloría, Santa Lucía, San Antón y la Pasadilla­–, pero el archivero, de forma genérica, añade los casos recogidos en un documento tan temprano como 1485 (que sería necesario localizar) y otros tres desconocidos que ofrecen serias dudas: la Carrera de Béjar, Ojeda y Valvanera, además de expresar con diferente connotación el término Albarracín, más referido a un área entre asentamientos que propiamente a un despoblado. El topónimo la Carrera difícilmente puede corresponder al municipio homónimo situado a menos de 4 km de El Barco de Ávila porque nunca perteneció a la comunidad de villa y tierra bejarana, sino a la jurisdicción barcense: ¿hubo otro lugar llamado la Carrera en nuestro alfoz? En cuanto a Ojeda y Valvanera, coinciden en el nombre con dos sexmos o cuartos, pero desconozco si, además, se corresponden con sendos despoblados. 

El primer topónimo pertenecía al alfoz de Montemayor del Río y queda fuera del campo de estudio de este trabajo (no obstante, Fray Liciniano lo sitúa en el área entre Medinilla, Santibáñez y la Cabeza de Béjar, donde convendría indagar); el segundo formaba parte de la propia tierra de Béjar, también conocido por la variante Valvaneda, con su homónimo de origen riojano en el monasterio de Santa María de Valvanera junto al cercano río o arroyo del mismo nombre (ambos en el término municipal de Anguiano), y con cuatro topónimos en el alfoz de Béjar: el que designaba uno de los cuartos de la tierra, ya mencionado; el hidrónimo arroyo Valvanera, que atraviesa los términos de Sorihuela y Santibáñez de Béjar antes de entregar sus aguas al río Tormes; la ermita del Santo Cristo de Valvanera en Sorihuela; y el Molino de Valvanera en la ribera del mismo arroyo, también en término de Sorihuela, donde se conservan varias edificaciones antiguas, una posible necrópolis medieval con un par de enterramientos excavados en la roca (7) y, no lejos, hacia levante, la Venta de la Dehesilla y otra necrópolis altomedieval conocida con el nombre de El Maguillo (8). Retomaremos el estudio de estos posibles despoblados en próximas entregas.

 

4. Recapitulación y conclusiones

Regresando a las Casas del Robledo, y para concluir, resulta paradójico que de un caso tan estudiado y razonablemente documentado no se conozca ningún resto material significativo. También sorprende que se trate de un despoblado tan poblado, caso único de los descritos por González Calle, que mostraba su perplejidad por tal motivo aun sin conocer el máximo demográfico que he documentado aquí, sino sólo a partir de los datos del Censo de 1534 (9). Como mejor evidencia del importante número de habitantes que suponía ese máximo demográfico de 1632, cuando aquel lugar alcanzó las 248 almas, basta cotejar esa cifra con las del censo actual de los 36 municipios conservados de la antigua tierra de Béjar: descontando la ciudad, que siempre tuvo una población muy superior a la de sus aldeas y lugares, sólo diez presentan cifras superiores a la de las Casas del Robledo en esa fecha (el 28,5 %), mientras que la mayoría, 25 municipios (el 71,5 %), muestran cifras inferiores o incluso muy inferiores, rozando o cumpliendo ya la condición crítica de despoblado que expuse en la presentación de este estudio. (10)

La temprana y forzada desaparición de este lugarejo, provocada por factores diversos como los documentados en 1664-1667, es buen ejemplo del vigor poblacional de los núcleos rurales del área de Béjar en las décadas finales del siglo XVI y primeras del XVII, pero también de sus debilidades. Buena parte de ellos lograron sobrevivir a la crisis de este último siglo y recuperarse durante el XVIII e incluso alcanzar el XX, aunque algunos resultaron ya inviables como poblaciones con entidad jurídica propia.

 

Próxima parada: la «villa» de Navarredonda, falso despoblado en el término de Béjar.

 

NOTAS

1. González Calle, Despoblados en la Comarca de El Barco de Ávila..., p. 361.

2. Comentario de Ángel María Ridruejo Cabezas, del 18 de mayo de 2025, a la segunda parte de esta entrega (vid. https://ccasconm.blogspot.com/2025/05/pueblos-sin-gente-3-1-parte-las-casas.html - comment-form).

3. Prescindo del ejemplo casi homónimo de San Miguel de Robledo por ser nombre muy reciente, acordado en 1982 para hacer olvidar el topónimo original de Arroyomuerto. Las frecuentes referencias a «Béjar del Castañar» en documentos de ese período permiten dedicarle al menos un artículo en el que llevo algún tiempo trabajando.

4. Vid. AHN, Nobleza, Osuna, Leg. 227, nº 18 (también en AMB, I. E. 0003. 04), Ordenanzas para la conservación del Monte Castañar de la villa de Béjar y para el buen gobierno de ella, Béjar, 10 de octubre de 1577 (el documento cuenta con dos ediciones, ambas a cargo de Juan Muñoz García a partir del ejemplar del AMB, la primera publicada por entregas en el semanario Béjar en Madrid a lo largo de 1935 y la segunda en un solo volumen en la Imprenta de J. Sierra, sucesor de Muñoz, Béjar, 1940). Las referencias al aprovechamiento de la «castaña y lande» en el capítulo XXXII (pp. 87 de la edición de 1940).

5. González Calle, Despoblados en la Comarca de El Barco de Ávila..., p. 361.

6. AHN, Fondo Osuna, C. 266, D. 17, Carta remitida por Tomé Hernández y Juan Barroso..., 1664, comentario inicial del archivero. En la referencia al despoblado de San Antón parece que se trata de una errata del archivero al confundir «Redondilla» con «Medinilla».

7. Acerca de las tumbas, vid. el blog de Enric Villanueva sobre Necrópolis medievales excavadas en la roca, https://enricvillanueva.wordpress.com/2019/08/14/tumbas-molino-de-valvanera-sorihuela-salamanca/. (publicado en 14 de agosto de 2019).

8. Sobre la necrópolis de El Maguillo, vid. el mismo blog en sus entradas del 13 de agosto de 2019 y del 4 de diciembre de 2023 (https://enricvillanueva.wordpress.com/2019/08/13/tumba-el-maguillo-sotihuela-salamanca/ y https://enricvillanueva.wordpress.com/2023/12/04/necropolis-del-maguillo-sorihuela-salamanca/, respectivamente).

9. González Calle, Despoblados en la Comarca de El Barco de Ávila..., p. 363, donde expresa: «Estamos ante un caso de aldea que [...] llegó a constituir posteriormente y durante algún tiempo un concejo autónomo, reconocido jurídicamente al menos en cierto censo de 1534, en el que consta con una población nada despreciable (43 vecinos y unos 175 habitantes); ningún otro despoblado de los incluidos en nuestro estudio llegó a contar con una autonomía administrativa semejante».

10. Datos del INE actualizados para el período 2021-2024. Los municipios con número mayor de habitantes son, en orden decreciente: Hervás, Candelario, Baños, Ledrada, Santibáñez de Béjar, la Garganta, Puerto de Béjar, Cantagallo, San Medel y Sorihuela; los asentamientos que no alcanzan los 20 habitantes y, por tanto, podrían integrar la nueva lista de despoblados, son: Tremedal, Mazalinos y la Zarza, todos ellos en el actual municipio de Solana de Béjar o de Ávila. Los porcentajes sólo incluyen las cifras de 35 de los 36 municipios, descontando Palacios de Becedas por no disponer de información actualizada.

 


6 comentarios:

  1. Vergüenza me produce constatar que mi hipótesis, con mis torpes palabras, ha podido ser manifiestamente mejorada con la redacción que les ha dado el amigo José Muñoz. Me da para replantearme muchas cosas, partiendo de aquella máxima de "zapatero, a tus zapatos"...

    No voy a insistir en un poblamiento necesariamente disperso, con la dificultad añadida de mi conocimiento somero y fugaz del paisaje bejarano; pero también he de poner en crisis que el apelativo de "Castañar" como paralelismo a "Robledo" esté bien traído, si asumimos que el castaño es especie alóctona y expresamente introducida en la Península (aunque en esto, como en todo, también hay discusiones) y, por consiguiente, caracterizado casi como cultivo y pudiendo ser suficientemente significativo como para calificar a un paisaje semi-domesticado en medio del bosque primigenio. En el Libro de la Montería de Alfonso XI, en el extenso capítulo dedicado a la "Tierra de Salamanca et de Miranda et de Montemayor et de Bejar et de Granadiella", a San Martín ya se le apellida "del Castañar" y habla de "los castaños de Miranda", de Garcibuey "fasta los castaños" y de un "Val de Castañar" cercano a Valdelageve... todo en un entorno muy concentrado de la Sierra de Francia como para no pensar que fuese significativo por ello mismo... de hecho, en todo el resto del territorio descrito, el Libro tan sólo alude, además, a un pequeño "Castañedelo" en la solana de Baños. (Arriesgaría , incluso, a pensar que el castaño fuese algo relativamente novedoso en la zona por aquellos años, pero sería meterme en aguas cenagosas... ¿se encuentran restos de castañas en yacimientos anteriores al Medievo?)

    Pero digo que no quiero insistir. Es bien cierto que la medición descrita en tiro de bala no sería ajustada para referirse a un asentamiento disperso y a diferentes distancias, antes bien a un núcleo medular y muy puntual, y, de hecho, está muy bien encajada la propuesta de José Muñoz sobre el parcelario actual, que en todo recuerda a un tramado urbano. Y al leer ese sitio del Reguerillo, justo en medio, inmediatamente he pensado en algo parecido a las "regaderas" de Candelario, esto es, el encauzamiento de un arroyo natural al discurrir por el casco de la población (la lectura de las curvas de nivel nos dice que, en efecto, el sitio coincide con el trazado de una vaguada). Y los Corrales que, por definición, no se entienden si no son anexos a viviendas...

    Por todo ello, y en espera del hallazgo de ese registro material que inexplicablemente no se encuentra (o no se busca), me abonaré a la tesis de José Muñoz. ¡Enhorabuena, José! que todo este estudio del territorio está siendo muy fecundo. A la espera del siguiente.

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    1. José Muñoz Domínguezdomingo, 01 junio, 2025

      Olvidé comentar acerca de tus referencias castañeras del Libro de la Montería, muy bien traídas, y que tendré en cuenta para futuros trabajos (me apetece indagar a fondo sobre aquel "Béjar del Castañar", pero, como diría Kipling, esa es otra historia). Efectivamente hay discusión acerca de la presencia del castaño en tiempos prerromanos, como cultivo ya romano o como cultivo medieval (desde luego, nunca como formación autóctona, por más que ahora nos lo parezca). Recuerdo haber leído algo acerca de la sustitución de abedulares (hoy relícticos y bastante amenazados) por plantaciones de castaño. Tendría que revisar trabajos de palinología de la zona, a ver si sacamos algo en claro.
      José Muñoz

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  2. Olvidé firmar, soy Ángel Mª. Ridruejo.

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  3. José Muñoz Domínguezdomingo, 01 junio, 2025

    Gracias por tus palabras y por tus reflexiones, Ángel, pues siempre son oportunas y atinadas. Estuve dándole vueltas al tema del poblamiento disperso, pues no faltaban motivos para plantearlo, aunque finalmente me incliné por un modelo idéntico al que siguen todos los núcleos rurales de la zona. Por supuesto, las Casas del Robledo podría ser la anomalía comarcal respecto de ese modelo, pero empezaba a caerse algún palo del sombrajo: el paraje de San Juan nada tenía que ver con la ermita casarrobleña, sino con tierras de la parroquia bejarana del mismo nombre, y el hipotético cenobio del Prado de las Puertas requería cierta distancia de un lugar poblado. Me parece muy certera la interpretación del topónimo "Reguerillo" como equivalente de las regaderas de Candelario; en este caso, podría tratarse de un discreto cauce que atravesara la vaguada del asentamiento, exactamente como sucede en el vecino pueblo de San Bartolomé con el pequeño arroyo Matabejas. En cuanto a la localización de vestigios, incluso si la zona está llena de zarzales, ciertamente se necesita voluntad y disponibilidad de tiempo (de lo primero voy sobrado, pero me falta lo segundo): es verdaderamente chocante que no quede ni rastro de un lugar con más de sesenta edificaciones más la "ermita y oratorio". Recuerdo que los vuelos fotografiados con película infrarroja solían dar algún resultado en cuanto a estructuras soterradas, y seguro que hay otras técnicas que permitirían desvelar algún rastro de las Casas de Robledo. Lo consultaré.
    Salud. José Muñoz

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  4. Como son temas muy locales y desconocidos por mi, me es muy difícil opinar, pero, no dejo de recocer la buena labor que está usted llevando a cabo con estas investigaciones.
    Un saludo, José.

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  5. José Muñoz Domínguezmiércoles, 04 junio, 2025

    Gracias por valorarlo así. Dice desconocer el tema por ser muy local, pero la formación de despoblados y el proceso de la despoblación del territorio en toda España es algo tan generalizado que trasciende lo local para ser un fenómeno universal, y por desgracia en cualquier época, también la que nos ha tocado vivir. Seguro que en su zona de residencia hubo despoblados donde resistieron comunidades humanas que merecen algo más que el silencio. Yo trato de dar visibilidad a las de la zona que mejor conozco, pero todos podemos rescatar del olvido muchos otros lugares desaparecidos, y la forma de dar a conocer lo que el tiempo ha borrado puede ser muy diversa: mediante artículos, preguntando a nuestros mayores y transmitiéndolo a las generaciones más jóvenes, organizando una excursión a tal o cual despoblado... Puede ser emocionante y hasta divertido.
    Salud. José Muñoz

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