Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
Celebrado entre 1545 y 1563, el Concilio de Trento fue una serie de reuniones de la alta jerarquía eclesiástica católica que, en respuesta a la reforma protestante, definió la posición teológica y administrativa de la Iglesia proyectándola por espacio de cuatro siglos hasta el Concilio Vaticano II.
Sesión del Concilio de Trento por Tiziano. Es.wikipedia.org
Su principal impulsor fue el emperador Carlos V por la necesidad estratégica de mantener la unidad religiosa y política del imperio amenazado por los turcos, y en su realización tuvieron parte importante clérigos, diplomáticos y funcionarios españoles.
Sobrino de Álvaro de Zúñiga, I duque de Béjar, Luis de Ávila y Zúñiga, marqués de Mirabel, acompañó al emperador en sus campañas, y en su Comentario de la guerra de Alemania justifica así el inicio de las hostilidades contra los protestantes: Estaban ya las cosas en Alemania en tales términos, que había venido a ser tan grande el poder de los que protestaban la nueva religión, que se veía claramente cuan necesario era que Dios pusiese su remedio en ellas… Y si por fuerza se quisiera llevar era cosa dificilísima, porque la confederación y liga que entre sí tenían era tan grande, que ninguna parte había en Alemania donde los luteranos no fuesen los más poderosos…
Página en italiano de Comentario de la Guerra de Alemania.
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En varias ocasiones, Luis de Ávila representó al emperador ante la Santa Sede para urgir la continuación del concilio las veces que fue interrumpido, imponer el criterio imperial en las deliberaciones y llevar a buen término las conclusiones. La gestión diplomática española fue también exitosa cuando se solicitó ayuda económica al pontífice para que el monarca presentara batalla a los príncipes luteranos.
Busto de Carlos V, regalo del propio emperador a Luis de Ávila y Zúñiga. Se conserva en el palacio de Mirabel, Plasencia. Es.wikipedia.org
A la muerte de Paulo III -el papa que convocó al concilio- y de dos sucesores que gobernaron brevemente, la política del emperador apuntó a poner en el trono pontificio a un español, con la intención de manejar más eficazmente el sínodo, y propuso al cónclave la candidatura de Juan Álvarez de Toledo, hijo del II duque de Alba y nieto de Álvaro de Zúñiga, I duque de Béjar. La gestión imperial no prosperó, malograda por una diferencia de sólo nueve votos de los cardenales italianos que se inclinaron por uno de los suyos.
El cardenal Juan Álvarez de Toledo, nieto de Álvaro de Zúñiga y su segunda esposa Leonor Pimentel y Zúñiga. Es.wikipedia.org
Hermano del cardenal papabile era Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga, marqués de Villafranca del Bierzo, que como virrey de Nápoles participó activamente en el concilio en calidad de deliberante. Desempeñó, además, una eficiente labor facilitando por su intermedio la comunicación entre el pontífice y el emperador.
Pedro Álvarez de Toledo y Zúñiga, virrey de Nápoles. Es.wikipedia.org
Siendo aún obispo de Segovia, Gaspar de Zúñiga Avellaneda y Velasco, hijo del III conde de Miranda del Castañar, Francisco de Zúñiga, y sobrino nieto del rey Fernando de Aragón, fue enviado a Roma para participar en el concilio. Después de asistir a dos sesiones la asamblea sufrió un receso, y el prelado regresó a España donde convocó el Concilio provincial compostelano. No volvió a Roma.
Gaspar de Zúñiga, cuando fue cardenal-arzobispo de Sevilla. Es.wikipedia.org
En la segunda parte de Historia general del mundo, 1601, dedicada a Juan de Zúñiga Avellaneda y Bazán, conde de Miranda del Castañar y presidente del Consejo Supremo de Castilla, dice Antonio de Herrera, su autor, que el IV conde de Monterrey, Jerónimo de Zúñiga, fue nombrado por Felipe II embajador extraordinario ante el concilio de Trento, que estaba por terminar sus deliberaciones, pero no aceptó.
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Algún historiador moderno, no obstante, da al conde por instalado en Roma cumpliendo las funciones asignadas. La verdad es que al momento de ser nombrado, sufría el noble una grave enfermedad que lo llevó a la tumba pocos meses después.
El concilio de Trento fue precedido por una etapa de búsqueda de renovación religiosa provocada por las tesis de Lutero, que comprometió a figuras europeas como Erasmo de Rotterdam. Desde España, y luego desde Roma, los escritos de Erasmo en torno a la biblia fueron duramente criticados por el teólogo Diego López de Zúñiga Avellaneda y Velasco. Zúñiga, que trabajó en la traducción de la biblia dirigida por el cardenal Cisneros y desempeñó funciones diplomáticas del papa ante Carlos V, publicaba sus escritos con señales claramente alusivas a la familia de los duques de Béjar.
Las Anotaciones de Zúñiga contra Erasmo, en la Biblioteca Nacional de España. Scoopnest.com
Lecturas:
Chaparro Gómez, César: Erasmo de Rotterdam y Diego López de Zúñiga: una polémica áspera y prolongada. 2014
Gutiérrez, Constancio (S.J.): Trento, un concilio para la unión (1550-1552. 1981; Trento, un problema: la última convocación del concilio, 1552-1562. 1995
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