Autora: Mª Carmen
Cascón Matas
Publicado:
Especial de Béjar en Madrid,
diciembre de 2009
El legado
artístico de Antonio de Bolaños
Sin
las anteriores explicaciones nos sería muy difícil comprender las cuantiosas rentas
y beneficios de que disfrutaba Antonio de Bolaños a su muerte. Sorprende que en sus últimas
voluntades decidiese ser enterrado en el convento de monjas
de Nuestra Señora de la
Anunciación, aquél cuyo solar se encontraba más o menos en lo
que es ahora Casino Obrero y de casas aledañas. Su fundación parece remontarse
a la Edad Media,
vinculando el monasterio a la orden tercera femenina franciscana. Se le llamaba
popularmente convento “de las Isabeles” o convento “de las monjas de arriba”,
pues la denominación de “monjas de abajo” se aplicaba a las de la Piedad. Don Juan Muñoz nos ha
dejado algunas referencias sobre ellas, aunque la documentación escasea.
Durante siglo XVI las religiosas presentaron un memorial a los duques (que
nunca ejercieron de manera efectiva de patronos) quejándose sobre la pobreza y
el desamparo en el que vivían. Incluso en 1672 se hizo mención a que el
edificio del convento amenazaba ruina[1].
¿Por qué Antonio de Bolaños
mandó enterrarse en este mísero convento, en vez de en la iglesia de El Salvador
junto a su padre y su admirado tío? Quizás por devoción, pues especifica
“debaxo de la peana del Altar del Christo
junto a la sepultura de la monja Luçia Perez”. La imagen era la del famoso
Cristo del Amparo que, según la historiografía tradicional, fue a parar a la
iglesia de San Juan Bautista tras la desamortización de los bienes del clero. La
monja... ¿murió en olor de santidad? Un personaje más perdido en las sombras
del tiempo.
Además, añade que se celebre
misa por su alma en el Altar de la Anunciación y hace “donacion de unos candeleros de plata con que digo misa y una salbilla
de plata pequeña para las vinajeras y una casulla de raso blanco y otra de oro
morado con sus bolsas y corporales”. Es decir, parte de un ajuar litúrgico
que utilizaba él mismo cuando acudía al pequeño convento. Pero no satisfecho
con esta donación estipuló que se entregasen “dos calizes dorados que tengo con su patena, cajas y cubiertos, ademas
de otra casulla de seda amarilla de oro con cenefa de brocado carmesi y otra de
raso blanco forrada de tafetan carmesi y otra negra de seda forrada en tafetan
negro y todas con sus bolsas de corporales”. Para la época una verdadera
fortuna privada. Pero es que hay más. “Mando
al monesterio de las monjas de Nra. Sra. de la Anunçiacion un Cristo
de bronze dorado en cruz de evano y otro cristo con la muerte al pie bibo
pintado en la cruz y mas el quadro cuadrado grande que yo tengo en mi oratorio
en un dosel para el mismo e dos lamparillas de laton para que este quadro le
ponga xunto a el altar mayor del lado del evanjelio y mas el misal pequeño; el
santoral que esta en el dicho mi oratorio, el quadro del Niño perdido e todas
las binaxeras que tengo”. Todo este legado artístico sobra decir que ha
desaparecido por completo.
En resumen: disfrutaba de un tesoro artístico en su casa, además de licencia episcopal para
poseer oratorio privado y celebrar misa en él, privilegio del que sólo
disfrutaba el propio duque de Béjar y posteriormente el todopoderoso Francisco
Pizarro y Pedraza, ya en el siglo XVIII. La pequeña capilla de la casa mantuvo
la prerrogativa al menos hasta mediados del siglo antedicho, en que era
moradora de esta vivienda Teresa de Morales y su sobrino Miguel Ramírez Nieto,
sucesores en la Casa
de Bolaños[2].
En cuanto a otras iglesias de la Villa, no se abstiene de
legar objetos de gran valía. “Dejo a la
yglesia de El Salvador dos casullas, una de raso verde y otra de raso morado,
un alba de lienço y un amito de olanda”, además de “los mis candeleros grandes de plata que pesan 450 reales y mostraron
çincuenta de echura que son 50 Ducados”. A la capellanía de su tío Juan de
Bolaños, y para que sus sucesores en el cargo pudiesen celebrar misa
decentemente “una casulla de rraso
colorado forrada en tafetan pajizo con su bolsa de corporales bordada de aljofar
con sus corporales y belo que se entreguen a la señora maria de rojas, patrona”.
Y, se preguntarán, ¿es posible que poseyera tantas piezas de plata? La respuesta que pudiesen dar algunos, por
su riqueza económica, no está exenta de razón. Evidentemente un pobre no podría
costearse semejante patrimonio si a duras penas se podía llevar un pedazo de
pan duro y negro a la boca. Pero, teniendo en cuenta las relaciones familiares, podríamos aventurarnos a pensar que tales piezas
posiblemente saldrían de las manos de Antonio de Rojas[3].
Parroquia de la Virgen del Consuelo de Valdesanil (Salamanca)
Foto sacada de aquí
A la iglesia de El Salvador,
además de lo expresado, deja “un cristo
en una Cruz pintado de pincel bibo con su pie para el Altar Mayor, el mi
breviario biejo de Venecia que es de marca mediana y el calendario perpetuo y
El ceremonial de Alcala para que este este en la sacristia de dicha yglesia”. La
predilección que manifestó por esta iglesia se explica por el hecho de
que era parroquiano de ella, además de albergar los restos de sus familiares.
No
olvidó otros centros religiosos, santuarios y conventos. “Mando a la hermita de nuestra señora de Baldesangil una casulla de
rraso blanco que tengo forrada en tafetán con su volsa de corporales y un alba
y anito de olanda de la que yo tengo ordinario y unas vinajera de vidrio”. El
pueblo cercano de Valdesangil no dispondría de iglesia parroquial hasta
principios del siglo XVIII, construyéndose dicho templo entre 1715 y 1717[4].
Hasta ese momento sólo existía una pequeña ermita dedicada a la Virgen, como deja
vislumbrar el documento.
Desierto de San José de Las Batuecas
Foto extraída de aquí
“Item mando el misal grande e iluminado ael
Convento de san jose al monasterio las Batuecas y una casulla que tengo de
tafetan tornasolado forrado en olandilla colorada”. Se refiere al convento
Santo Desierto de San José de la
Alberca, cuya construcción data de 1597 y para la cual se
precisó de la cesión de terrenos por parte del duque de Alba y licencia del obispo
de Coria. Parece ser que ya existían ermitas en la zona, pero a finales del
siglo XVI se hizo precisa la necesidad de un edificio central que nuclearizase
la vida religiosa de todas ellas. Se trata del único eremitorio carmelitano que
se conserva en nuestro país[5].
¿Qué relación uniría al cenobio con nuestro personaje?, ¿participaría en el
proceso de asentamiento de los carmelitas en la zona?
Continuará
[1] DOMÍNGUEZ BLANCA, R. y CASCÓN MATAS, Mª Carmen: Dolorosa.
Ficha para el Catálogo de las Edades del Hombre de Soria, 2009.
[2]
Archivo Municipal de Béjar. Actas del consistorio
[3]
Recomendamos para conocer la platería del norte del obispado de Plasencia,
DOMÍNGUEZ BLANCA, Roberto: La platería del
Renacimiento en Béjar. Centros de Estudios Bejaranos. Béjar, 2009.
[4] DÍEZ ELCUAZ, José Ignacio y SÁNCHEZ
SANCHO, Juan Félix: El conjunto barroco de
Valdesangil. Revista del CEB nº12. Diciembre de 208. CEB y Excmo
Ayuntamiento de Béjar, pp 9-45.
[5] VVAA:
Ruta de los conventos. Cuaderno de viaje,
provincias de Salamanca y Cáceres. Fundación Premysa, 2007.
[6] Archivo Parroquial de El Salvador: Libro de bautizados de la parroquia de El
Salvador nº 2 (1594- 1622) y nº 3 (1622- 1654).
Un misterio a desentrañar?.Lo que sí clama leer es qué; este Principe de la Iglesia como votos de humildad no los procesó en vida: al acomular tantos bienes y el pueblo pasando miserias.Y...posiblemente quiso limpiar un poco su alma al querer ser enterrado en un sitio tan peculiar para su rango.No me extraña que la cantidad de vinajeras y candeleros de plata que poseia fueran obra de su queridísimo cuñado.Noble no: pero rico sí...
ResponderEliminarMe encanta esta reseña: deseando saber más de su vida.
Un abrazo Carmen
Hola Carmen:
ResponderEliminarCoincido con Bertha. El remordimiento de una vida de lujos cuando había mucha penuria...Le hizo pensar que expiaría ese remordimiento...Ya veremos
Besos
Muy bueno y esperando la segunda parte, las batuecas siempre han sido un lugar curioso seguro que lo que une a este señor con ellas también lo es. un saludo y enhorabuena Carmen.
ResponderEliminarCaramba, menuda fortuna guardaba en casa. No creo que algo así se consiga solo ahorrando, no.
ResponderEliminarFeliz tarde, madame
Bisous
Parecía un hombre devoto y sobre todo temeroso de Dios, si no no se explica esa generosidad en las donaciones, un camino para labrarse un trato de favor en el otro mundo una vez fallecido. La incógnita está en cómo pudo almacenar tanto objeto valioso, salvo como se apunta aquí que tuviese algún tipo de ayuda de otras personas.
ResponderEliminarUn saludo.
Es de suponer que, en la vieja Europa, se han producido casos muy similares a esta acumulación de riquezas que, incomprensiblemente, sólo poseían una utilidad práctica en las iglesias, excepto determinadas pinturas de valor artístico innegable. La cuestión siempre me ha producido sorpresa. He visitado muchas casas y palacetes, convertidos en la actualidad en museos privados, en los que la multiplicidad de objetos han debido ser fruto de compras, claro está, rapiñas y regalos de poderosos que de forma reiterada pertenecían a la iglesia cristiana, de cualquier corriente, depositaria de objetos que han sido malvendidos e incluso robados en provecho de quienes los conocían. ¿Cómo era posible tal cantidad de objetos coleccionados sin orden? Al visitar estas colecciones se dejo de pensar que la familia era poseedora de mucha riqueza para invertirla en arte. La realidad es más oscura y, desafortunadamente,malvada. Tras la muerte, los creyentes ricos, compraban su lugar a la derecha del Padre con el reparto de sus riquezas. Bueno, pues bien hubiese estado que hubiesen vivido a la izquierda social y hubiesen dejado de atesorar riquezas de dudosa procedencia. Como es natural en ti, Carmen, una exquisita documentación y gran trabajo de investigación.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Carmen..
Mª Carmen Atrayente y impresionante Post feliz fin de semana.
ResponderEliminarSaludos desde Creatividad e imaginación fotos de José Ramón
Todas esas dádivas me suenan a una limpieza de conciencia a posteriori, lo que no sabemos si conseguiría las indulgencias divinas en el momento de presentarse ante el Padre. Con frecuencia, cuando se acumulan riquezas, se escatiman al disfrute de otros; pero no entraré en juicio.
ResponderEliminar¡Muy bien Carmen, como siempre!
Un beso.
Creo que el mérito estriba en donar esas riquezas en vida, una vez que se abandona esta vida ya las riquezas no sirven para nada.
ResponderEliminarBesos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Buena documentación. Estuve hace años en las Batuecas, y no me dejaron entrar:-)
ResponderEliminarPienso que repartir ñas cosas en vida es mejor que no que se las repartan , ya que nadie mejor que el sabía que no se podía llevar nada,. Así al menos así decían misas por su alma.
Bss
Impresionante Patrimonio en paralelismo a los que disponía toda la Iglesia en aquellos tiempos.
ResponderEliminarReparar los pecados permutándolos por bienes materiales siempre me ha desconcertado en pensamientos, se supone, de personas lúcidas y con una mínima conciencia y cultura que se les atribuye.
Magnífico Repaso por la Historia, documentada y representada gráficamente.
Es un placer, lo sabes, leer sobre esta Villa que me encanta.
¡¡¡Gracias por Estar y por Ser siempre a mi lado!!!
Me haces sentir ese Paladín.
Abrazos y Besos.
Su testamento y los bienes que deja atestiguan su poder y su naturaleza de gran patrono local.
ResponderEliminarMuy interesante.
Un beso
Todo un gran patrimonio que, indudablemente, no estaba a su servicio sino a la mayor gloria de Dios, a quien servía. Está claro que con casullas, breviarios y cosas por el estilo, este pío señor no comía y no son esas cosas que se compran o venden en cualquier mercado. Me parece de una gran magnanimidad por su parte el hecho de que, una vez acogido en el seno del Señor, tomase medidas para que esas cosas siguieran cumpliendo su cometido en otros conventos e iglesias al mejor servicio y honra de Dios que le tenga en su gloria. Un abrazo,
ResponderEliminarMadre mía ¡Cuánta casulla! No le daría tiempo a usarlas todas... y debía ser bien presumido para dar tantos detalles de la confección. Entiendo que quería irse con la conciencia limpia y de ahí que en el último momento se volviera tan generoso...
ResponderEliminarUn beso, Carmen
No se si murió en olor de santidad pero dinero para comprarla si que tenia, bienes materiales y apegos a lo terrenal.
ResponderEliminarUn beso.
Bueno, no tenía hecho voto de pobreza, pero en su postrer momento recordaría que sería difícil pasar ese cargamento por el ojo de una aguja, que llegaban los tiempos de la humildad, y que mejor modo que ser enterrado en la pobreza.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen.
Si es que cuando les llegaba la hora todo eran prisas para poder llegar al reino de los cielos, en fin...
ResponderEliminarUn placer, como siempre cielo
Besos
Ahora me entero que el casino fue antes un convento.
ResponderEliminarVamos que le llegó la hora y pensó que donando sus tesoros y pareciendo pobre, iba derechito al cielo.
Buen martes Carmen:))
Un beso
Es curioso ver lo bien que vivían algunos y lo mucho que tenían mientras que otros no disponían ni un mendrugo del que llevarse a la boca, como bien dices en el texto. La historia no ha cambiado mucho. Un abrazo!
ResponderEliminarDespués de muerto que mas daba un lugar que otro ya que todo era por debajo de la tierra y con ello demostraba sencillez y pobreza enterrándose junto a una santa monja y quizás limpiaba su conciencia.
ResponderEliminarBesos
Desde luego una entrada completisima... Un abrazo desde Murcia
ResponderEliminarEn casos de estos siempre pienso por qué no se mostrarían tan generosos en vida ¿Instinto de acumulación?
ResponderEliminarSaludos