Autor: Manuel
Álvarez-Monteserín Izquierdo
Publicado: Semanario Béjar en Madrid (16/0/2018)
Se cumplen
cien años de la gran devastación que sufrió la provincia de Salamanca y más
concretamente la campiña armuñesa y sus poblaciones, entre las que se encuentra
Valdunciel, población que vio nacer a Gil Antonio Laso Fraile, el 14 de febrero de 1912. Son muchas
las reseñas de la época recogidas en la prensa local y nacional como El Adelanto, diario de Salamanca, y el ABC de tirada nacional, que reflejan lo
ocurrido en la provincia salmantina durante el día de San Pedro, 29 de junio de
1918.
“Han
bastado unos instantes de fatalidad cruelísima para que la campiña armuñesa,
ubérrima y florida, rebosante de trigales, que granaban con la gloria de una
esperanza, se hayan convertido en un páramo infecundo, lleno de tristes
realidades y de desoladas inquietudes” (El adelanto, 1 de Julio de 1918).
Gil Laso,
como le conocía todo el mundo, con sus padres y hermanos se trasladan a Béjar
en busca de futuro en el año 1920, pues las tierras que cultivaba su padre,
como colono en Valdunciel, habían quedado arrasadas y la hambruna era cada vez
más palpable. Para gloria de Béjar este niño de 8 años se convertiría más tarde
en el gran artista en la talla de la madera, en el padre de familia entusiasmado
con la vida, a pesar de los duros momentos que le tocó vivir, con guerra civil
incluida y en un gran protector de lo
suyo.
Es larga la
trayectoria y producción artística de este hombre y son muchas las piezas
importantes que podríamos describir en este corto artículo. Siempre que le
preguntaban por su obra favorita, nos decía que sin dejar a un lado la obra
menor, la talla de los paneles laterales del retablo del Santuario de la Virgen
del Castañar de Béjar le habían ocasionado el mayor placer.
Panel lateral del presbiterio del santuario de la Virgen del Castañar. Béjar
“Cada panel se encaja dentro de un arco toral
cuyas dovelas imitan un jaspeado de intenso color verde… Los paneles se cubren con exquisitas tallas del
repertorio propio del último barroco y del rococó, compuesto por rocallas,
cintas avolutadas, medallones, sartas florales, serafines, doseles y
cortinajes, etc. La talla es de gran relieve, siendo exenta en las
peinetas
sobre los vanos, formadas por frontones de formas caprichosas y medallones de
rico enmarcado. Los medallones sobre las ventanas exhiben el emblema de Jesús
(IHS) y los que están sobre las puertas el de María (MA con las letras
superpuestas). Otros medallones son el centro compositivo de la trama
decorativa de las tablas de las calles laterales, con las imágenes del sol y la
luna, en las del cuerpo superior y con medallones vacíos y convexos en las del
inferior”. (“El arte en Béjar desde el
medievo hasta 1900” realizado por Carmen Cascón Matas y Roberto
Domínguez Blanca para el Centro de Estudios Bejaranos).

Detalle de una obra de Gil Laso
Pero si en
algo destacó Gil Laso, un auténtico maestro en la transformación de la madera, es en
el dibujo y talla de grutescos, siendo el género ornamental más típico del
Renacimiento. Aplicó en muchas de sus obras estos motivos decorativos,
escultóricos y pictóricos, donde se nos invita a pensar en seres fantásticos,
con el orden lógico del azar que rellenan los espacios vacíos con follajes más
o menos animados, combinados con elementos geométricos, animales y seres
humanos metamorfoseados, bichas, quimeras, amorcillos, querubines y serafines,
cuernos de la abundancia, todo envuelto en una pura poesía onírica que invita
al observador a la reflexión y a la especulación. Se puede hablar de Laso como
un gran especialista en este tipo de decoración. Estudioso de las obras escultóricas de las distintas
iglesias que fue visitando a lo largo de su vida, se complacía en examinar los
paneles y casetones decorados así, sugiriéndole ideas que llevaría
posteriormente a su mundo de fantasías e irrealidades. La talla de Gil nos
muestra el carácter melancólico, atormentado, excitante y confuso de sus
pensamientos. Esa pasión es lo que realmente expresa en toda su obra.

Andas para procesionar a María Auxiliadora
Presenta el
grutesco como diversión y sátira en unos casos, mientras que en los temas
bíblicos los usa como motivos moralizantes y religiosos. Distintos elementos
podemos apreciar en la obra de Gil entre los que destacamos los artificiales o
de fabricación humana, como las panoplias con temas militares; los candelabros
y vasos, propios de la orfebrería, con su composición simétrica, que nos va a
señalar la verticalidad y el eje de simetría de lo tallado. Da un papel
importante a las partes arquitectónicas de sus obras, desarrollando diferentes
motivos ornamentales y fantasías. La presencia humana es fundamental, con niños
desnudos y alados jugueteando entre el follaje o cabalgando sobre animales
mitológicos y candelabros, tomando entre sus manos diversos zarcillos o cuernos
de la abundancia. También el ser humano representado en sus últimos momentos
adquiere modalidades distintas de lucha, gestos de dolor, terror y amarga
comicidad. La combinación entre vegetales, animales y humanos es una de las
características más destacadas de los grutescos y Laso lo supo transmitir con
perfecta maestría.
En esta
semana Gil Laso habría cumplido 106 años.
Nos dejó un gran legado
representado en su trabajo y buen hacer para satisfacción de los artistas y
amantes de su obra.
A veces, después de admirar obras como la de Gil Laso te quedas pensando de dónde sacaría el artista tal cantidad de inspiración, para crear esos paneles que pasan de la delicadeza al tormento sin dejar un ápice de vacío. Entonces imaginas al niño curioso desconectando del sermón y empezando a vivir sus propias aventuras que plasmará más tarde, como debió hacer el artista, excelente. Al que acabo de conocer gracias a vuestra entrada.
ResponderEliminarTodas esas obras ahora quedan, para admiración de propios y extraños.
ResponderEliminarBesos
Fina labor, delicada y meticulosa, equiparable a la de orfebre o a la de alarife.
ResponderEliminarSaludos.
Un trabajo hecho con mucho esmero y sobre todo con una armonía perfecta en la composición.
ResponderEliminar-Que coincidencias tiene la vida:la fecha de nacimiento y día de este excelso tallista; coincide con mi abuelo materno.
Besos feliz semana.
Hola Carmen:
ResponderEliminarSimplemente genial la obra de Gil laso. Detallista...mantiene la expectación en la obra.
Besos
!Que perfección en las tallas!. No conocía a éste artista y ha sido un grato descubrimiento.
ResponderEliminarBesos
Interesantes trabajos que, la próxima vez que me acerque al Castañar, observaré con mayor atención sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo,
Unas esplendidas obras las de este artista que bien parecen de siglos anteriores.
ResponderEliminarSaludos.
Me ha llamado la atención la perfecta simetría de sus tallas, muy común en los templos de esta ciudad. Por lo que su maestría en la ejecución de las obras que nos has mostrado, me recuerda mucho a tantos y buenos artesanos de la "Escuela sevillana" de talla e imaginería.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Estupendo trabajo!, sus obras siguen recordándolo en cada una de ellas cuando son admiradas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una maravilla las obras que nos presentas de Gil Laso, espero algún día poder admirarlo en persona Carmen, la documentación magnifica también.
ResponderEliminarBesos de Espíritu sin Nombre.
Uno, sin querer, tiende a pensar que estos artistas artesanos son cosa siglos muy anteriores. Y no...
ResponderEliminarSaludos.
Su obra es digna de admirar, no lo conocía.
ResponderEliminarAgradezco tus letras de apoyo para mi amiga Ambar, se lo haré saber.
Te dejo un fuerte abrazo y te deseo una estupenda semana con menos frío y nieve como tenemos por esta tierra castellana.
kasioles
·.
ResponderEliminarUn estupendo post. Aparte de darnos a conocer una gran figura nos haces caer en cuenta de que el arte es algo más que pintura y escultura. Los tallistas nunca han sido especialmente valorados.
.·
Un abrazo Carmen
La Mirada Ausente · & · Cristal Rasgado