Mostrando entradas con la etiqueta Condes de Monterrey. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Condes de Monterrey. Mostrar todas las entradas

11 de enero de 2016

Bernardo Ordóñez de Lara, tesorero de los condes de Monterrey y de la catedral de Salamanca (1620-1676) (1ª Parte)


   Autora: Carmen Cascón Matas
   Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.730 (5/06/2015), p. 6.


   En enero del pasado año se presentó en Salamanca el libro que contiene los trabajos de investigación conmemorativos al V centenario de la construcción de su Catedral Nueva. Coordinada por Mariano Casas y auspiciada por la diputación de Salamanca, la publicación lleva por título La Catedral de Salamanca. De Fortis a Magna y en ella he tenido el gusto de participar con un artículo dedicado a un bejarano desconocido, Bernardo Ordóñez de Lara. Para aquellos que no dispongan de la oportunidad de hacerse con este libro, y con el fin de difundir someramente la vida del biografiado, escribo estas líneas que son una sombra de las andanzas de Bernardo, un leal siervo a las órdenes de la nobleza y de la Iglesia salmantina, como le he definido en el título del trabajo no sé si acertada o erróneamente. 



 Portada del libro
La Catedral de Salamanca. De Fortis a Magna

       Por aquello de reunir los datos del personaje de manera cronológica iniciaremos el relato de su vida por su nacimiento. Bernardo Ordóñez de Lara vio la luz en Béjar en el año 1620, hijo menor de Paulo Ordóñez de Lara y de Águeda Fernández de Castañares [1], hidalgos ambos, de rancio abolengo él según prueban las escrituras de probanza de su estatus. El linaje paterno procedía de Salas de los Infantes [2] y su pertenencia al estamento nobiliario había permitido a Paulo introducirse entre la servidumbre funcionarial y administrativa de la Casa Ducal bejarana. Así Ordóñez de Lara desempeñó los cargos de alcalde mayor de la fortaleza o palacio ducal de Béjar y secretario de los duques Francisco III, Alonso I y Francisco IV, lo cual le posicionaba cerca de la familia Zúñiga. Dentro de la compleja corte ducal, compuesta por decenas de personas tanto en Madrid (lugar de residencia habitual de los duques) como en Béjar, Paulo ocupaba una posición preponderante. Por su parte, Águeda Fernández de Castañares, de su mismo nivel social, era sobrina- nieta del cura rector de la parroquia de Santa María la Mayor y comisario del Santo Oficio de la Inquisición, Pedro Fernández de Castañares [3]. La pertenencia a una familia de tales características fue determinante en la vida del pequeño Bernardo Ordóñez de Lara, como veremos posteriormente. 

28 de junio de 2015

Iconografía de dos familias emparentadas: los duques de Béjar y los condes de Monterrey



 Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


        Del mismo Pedro de Zúñiga (Stúñiga/Estúñiga) y Leiva, conde de Plasencia, II señor de Béjar y primogénito del I, Diego López de Estúñiga, descienden los Zúñiga que fueron titulares del condado de Monterrey (6) y del ducado de Béjar (12), siendo los de este último quienes fungieron como Parientes Mayores de la rama gallega y de otras ramas nobles castellanas que conformaron la Casa de Zúñiga.   


 Tía y sobrina, pintadas por Diego Velázquez y
 Juan Carreño de Miranda respectivamente


     Existe una apreciable iconografía del linaje, y en ella figuran los retratos de dos mujeres que llevaron, entre otros, el título de condesa de Monterrey: el de doña Inés de Zúñiga y Velasco, prima hermana y esposa del conde-duque de Olivares, nieto de Pedro Pérez de Guzmán y Zúñiga (Leonor, hermana del conde-duque, se casó con Manuel, hermano de doña Inés), y el de su sobrina Inés Francisca de Zúñiga y Fonseca, Grande de España, igual que su tía, y esposa de su pariente (¡no faltaba más!) Juan Domingo de Haro y Sotomayor, quien para acceder a altos cargos cambió su nombre a Juan Domingo de Zúñiga y Fonseca, con el título de conde de Monterrey.