21 de agosto de 2017

Mujeres extremeñas en el asentamiento español en Chile



Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez


Inés de Suárez nació en Plasencia en 1507. Su madre, mujer laboriosa y sencilla, le enseñó el oficio de costurera y la figura de su padre, de quien nada se sabe, fue reemplazada por la de su abuelo, carpintero ebanista. Era Inés poco sociable y sólo se entendía con su hermana Asunción. Inducida por su abuelo casó con Juan de Málaga, de quien no tuvo hijos y que pronto marchó a América. Pasaron los años sin noticias de su marido e Inés, que tenía temperamento, consiguió una licencia del rey y fue a buscarlo. Al enterarse que este había muerto, se las ingenió para obtener una pensión de viudez, y por añadidura recibió también una encomienda de tierras y de indios en Cuzco, Perú.         




Inés de Suárez representada en una teleserie. Enterartenoticias.blogspot.com



Tocó la casualidad que la encomienda de Inés lindaba con la del también extremeño Pedro de Valdivia, que se aprestaba a partir a Chile. A pesar de que Pedro era casado en España, ambos se atrajeron e Inés decidió acompañarlo. El permiso para viajar le fue extendido a Inés como sirviente doméstica de Valdivia para evitar problemas con la Iglesia. En el nuevo destino, donde Inés es considerada una de las fundadoras de la capital, desempeñó un papel muy importante, siendo descrita por el historiador moderno Tomás Thayer Ojeda como una mujer de extraordinario arrojo y lealtad, discreta, sensata y bondadosa, que disfrutaba de una gran estima entre los conquistadores

14 de agosto de 2017

Algunas aportaciones al estudio del urbanismo y la vivienda medieval en Béjar (5ª Parte y final)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.779 (16/06/2017), p. 6.


5.-PERVIVENCIA DEL URBANISMO Y DE LA CASA MEDIEVAL


     Como ya se ha aludido más arriba, en determinadas zonas del conjunto histórico, apenas ha cambiado la inicial configuración urbanística impuesta por el primitivo lugar de asentamiento de la población aunque, ya a finales del XVIII y en los más próximos y recientes siglos XIX, XX y los años transcurridos del XXI, la ciudad se ha extendido considerablemente fuera del perímetro circundado por la casi desaparecida muralla, sobre todo hacia el este y menos, al mediodía. Por ello, todavía es posible encontrar en los barrios y calles del casco histórico, como La Antigua, Barrio Neila o Barrionuevo, la pervivencia ––al menos en su aspecto externo y el acceso al interior del habitáculo a través de amplios zaguanes–– de las viviendas bajomedievales en la ciudad contemporánea. Y ello con las lógicas modificaciones devenidas por el paso del tiempo, el bienestar de sus moradores o, en algunos casos, los nuevos usos asignados a las mismas. Tal es el caso, ya citado, de la casa solariega del siglo XV donde actualmente se ubica el Museo Judío “David Melul”.   

 Fachada sur del Museo Judío "David Melul"
                        

     Se halla construida ocupando un solar de casi 160 metros cuadrados y posee además de la planta baja, un primer piso y otro bajo cubierta que, en su momento, pudo estar destinado, como sobrado o desván, a almacenamiento de granos, frutos y otros productos. El aparejo es de piedra de irregular tamaño de granito local dispuesta en hiladas horizontales, en seco, sin ningún tipo de mortero; en alguna ocasión aparece, circundando algún pequeño vano, el ladrillo y, en otras, de relleno asociado al sillarejo. En el interior abundaban las maderas en vigas, balaustres, dinteles o como postigos de los vanos. 

7 de agosto de 2017

Algunas aportaciones al estudio del urbanismo y la vivienda medieval en Béjar (4ª Parte)



Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madri, nº 4778 (2/06/2017), p. 6.


4.-EVOLUCIÓN DE LA VIVIENDA


     Cuando, al paso del tiempo, aquel tipo elemental de vivienda evoluciona diferenciándose la de los labriegos de la de los artesanos y burgueses, aparecen nuevas zonas destinadas a la vida doméstica: hogar o cocina, cámaras, alcobas, dormitorios; laboral: huertos o parcelas de cultivo, en su parte trasera, así como cuadras para animales de labranza o domésticos y cobertizos donde guardar carros o carretas, aperos y utillaje, si se trataba de residencias de campesinos; amplios y profundos zaguanes utilizados como taller para la manufactura y posterior venta de productos, si sus moradores eran artesanos o comerciantes; lagar y bodega, en el sótano, para la elaboración y conservación del vino, y de almacenaje y previsión: sobrado o desván ––en el lugar entre la cubierta del piso y el tejado–– para el acopio de cereales, frutos, legumbres y hojas de tocino y otros productos cárnicos conservados en salazón, ahumados, embutidos y chacinas. 

      Geneviève d’ Haucourt, refiriéndose, en su caso, a un campesino francés en la época medieval, manifiesta que este tendía a ser completamente autosuficiente, produciendo su grano para el pan, su manteca de cerdo, sus conservas, sus carnes saladas o ahumadas, sus mermeladas, su miel, su aguardiente, su vino, sus ropas blancas y sus telas, hecho todo en casa de lo que había cultivado en las tierras de su propiedad [1]. Lo que, sin cambiar apenas, podría ser aplicado a los que, con la misma profesión, por entonces poblaban la villa bejarana.
 

31 de julio de 2017

Algunas aportaciones al estudio del urbanismo y la vivienda medieval en Béjar (3ª Parte)




Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4777 (19/05/2017), p. 6.

       Si desde el Neolítico y edades posteriores ––colonizaciones e invasiones púnica, romana, visigoda y musulmana–– el sitio destinado a vivienda podría ofrecer gran variedad de plantas: cuadrada, rectangular, circular o elíptica ––como nos muestran algunas excavaciones de primitivos castros celtas y poblados iberos o celtíberos[1]––, la ahora predominante será la rectangular con uno o dos pisos, según la clase social de sus moradores, con puertas de acceso y vanos adintelados aunque a veces, en construcciones más suntuosas, se emplee el arco de medio punto y, asimismo, el apuntado u ojival, ya en los siglos finales de este período. 

 Vivienda de Candelario

     Además de la mencionada pudo darse un tipo de vivienda colectiva/comunal o agrupación de varias ––similar a los populares corrales o corralas de vecinos que proliferaron en los siglos siguientes–– con un patio central en el que se situaría un pozo para dotar de agua a las familias ocupantes de la misma. Esta característica residencia, asociada a judíos y musulmanes y tradicional en algunas zonas de Castilla y Andalucía, debió tener alguna implantación local por lo que se podría deducir del estudio de la distribución de calles, parcelario y manzanas en el casco histórico. También es de interés señalar la existencia de alguna calleja cerrada como las que aparecen con alguna frecuencia en el urbanismo medieval aunque más de tipo árabe o judío que cristiano. 

24 de julio de 2017

Algunas aportaciones al estudio del urbanismo y de la vivienda medieval en Béjar (2ª Parte)

Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4776 (5/05/2017), p. 4.


3. CONFIGURACIÓN DEL ESPACIO: URBANISMO Y VIVIENDA (I)


     Tras esta introducción acerca del lugar de asentamiento y de las personas que, como pobladores estables, construirán en el mismo sus casas en función de su trabajo, familia y necesidades y, posteriormente, las habitarán, intentaré un acercamiento a la tipología y características de la vivienda en el periodo histórico bajomedieval y en aquella sociedad sólidamente estratificada como, al igual que las de su entorno, lo sería la bejarana. 

 Casa solariega del siglo XV
Museo Judío "David Melul"

         Buscar un prototipo que refleje como debió ser la generalidad de la vivienda de la época, acorde a la profusión de clases sociales y las diferencias económicas, intereses y motivaciones de cada una, sería empeño baldío ya que la diversificación se impondría sobre la homogeneidad. A este respecto y queriendo resaltar las desigualdades existentes en las propias construcciones, señala Eloy Benito Ruano[1] que no son los mismos ––nunca lo han sido–– su ubicación, sus materiales, ni sus dimensiones. Sin embargo, es posible y justificado un acercamiento a su estudio por lo que se conoce de las técnicas, progresos y soluciones aplicadas, de modo generalizado, a las diversas obras y edificaciones que, en aquel momento, se realizan en territorios musulmanes o cristianos indistintamente. O en este caso particular, referido a Béjar, a donde llegan tales referencias, como al resto de poblaciones, debido al continuo trasvase de conocimientos constructivos y de todo tipo que se expande por el centro y occidente europeo y la cuenca mediterránea. Estudio que será complementado con la observación y el conciso análisis de algunas construcciones de la época y otras tardomedievales (repetición de modelos y patrones anteriores) que, aunque sensiblemente alteradas por el transcurso del tiempo, se conservan todavía en la ciudad. Tales podían ser la casa solariega, que actualmente ocupa el Museo Judío “David Melul”, construida a mediados o finales del siglo XV con elementos góticos reconocibles en el frontispicio y en la fachada este, y otras de Barrionuevo (la mayor parte, por desgracia, demolidas), la Plaza Mayor y La Antigua, sobre las que más adelante me detendré.