Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
Inés de Suárez
nació en Plasencia en 1507. Su madre, mujer laboriosa y sencilla, le enseñó el
oficio de costurera y la figura de su padre, de quien nada se sabe, fue
reemplazada por la de su abuelo, carpintero ebanista. Era Inés poco sociable y
sólo se entendía con su hermana Asunción. Inducida por su abuelo casó con Juan
de Málaga, de quien no tuvo hijos y que pronto marchó a América. Pasaron los
años sin noticias de su marido e Inés, que tenía temperamento, consiguió una
licencia del rey y fue a buscarlo. Al enterarse que este había muerto, se las
ingenió para obtener una pensión de viudez, y por añadidura recibió también una
encomienda de tierras y de indios en Cuzco, Perú.
Inés de Suárez
representada en una teleserie. Enterartenoticias.blogspot.com
Tocó la
casualidad que la encomienda de Inés lindaba con la del también extremeño Pedro
de Valdivia, que se aprestaba a partir a Chile. A pesar de que Pedro era casado
en España, ambos se atrajeron e Inés decidió acompañarlo. El permiso para
viajar le fue extendido a Inés como sirviente
doméstica de Valdivia para evitar problemas con la Iglesia. En el nuevo
destino, donde Inés es considerada una de las fundadoras de la capital,
desempeñó un papel muy importante, siendo descrita por el historiador moderno
Tomás Thayer Ojeda como una mujer de
extraordinario arrojo y lealtad, discreta, sensata y bondadosa, que disfrutaba
de una gran estima entre los conquistadores.