NAVAHONDA
Autor: Ignacio Díez Elcuaz
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2010.
La fábrica
Navahonda fue creada en 1842 por Cipriano Rodríguez Arias, aún se conserva la
fecha sobre la entrada de uno de los pabellones del complejo industrial. Desde
sus orígenes, la fuerza motriz era la hidráulica. Tal vez en su solar hubiera
con anterioridad un molino, pero de los tiempos previos a la producción textil
sólo se conserva una fuente de 1816. Su construcción fue un proceso progresivo,
pues hay pabellones fechados en 1844, 1845, etc. Todos ellos presentan un
magnífico estado de conservación, con unos criterios que debían ser tomados
como modelo de referencia en las intervenciones sobre el patrimonio
arquitectónico.
Fábrica de Navahonda (Béjar)
Con motivo de
la pretensión de Gregorio Ortín de construir un nuevo salto hidráulico,
Gerónimo Rodríguez Yagüe solicitó, a su vez, a la Jefatura de Obras
Públicas autorización para aumentar la altura de su presa de Navahonda,
respaldado en el acuerdo al que había llegado con el mencionado Gregorio Ortín,
por el cual este último se comprometía a no reclamar un recrecimiento de la
presa en 32
centímetros de altura.
Pabellón de Navahonda
Su petición fue aprobada el 28 de
julio de 1897 en los siguientes términos: “Vengo en autorizar a D. Gerónimo
Rodríguez Yagüe para recrecer la presa de su pertenencia [...] de manera que su
coronación quede establecida horizontalmente y a una altura de 33 centímetros sobre
su coronación en la actualidad; y para establecer más alto el fondo del canal
de derivación de aguas de dicho río a fin de aumentar en la misma altura de 33 centímetros el
salto utilizable de las aguas que deriva por el citado canal y viene
aprovechando como fuerza motriz en una fábrica de paños de su propiedad situada
en la margen izquierda de dicho río en el término municipal de Béjar”[1].
Fábrica de Navahonda
Plano localizado por el investigador Javier R. Sánchez
La
autorización permitió llevar a cabo reformas importantes. Así eran descritas en
1897: “Ha mejorado notablemente los edificios, regadera y presa, construido
caminos y tendales, y realizado obras de ornato y embellecimiento, aspirando a
nuevas adquisiciones de terreno que le permitan instalar con la amplitud
conveniente todas las dependencias de su fábrica. En los motores se han hecho
también importantes reformas, instalando en un edificio una magnífica rueda de
hierro y transmisiones construida en los talleres del Sr. Botella de Alcoy y,
en otro, una turbina de la casa Planas de Gerona, para movimiento de veinte
telares mecánicos, sistema Cañameras, que comenzarán a funcionar en breve[2].
En 1905, el
complejo industrial estaba formado por trece edificios y se les asignaba la
mayor renta de todas las instalaciones fabriles bejaranas: 14.319 pesetas. Pero
aún se construiría una gran nave en 1909, que aún conserva la inscripción de su
promotora: Manuela Rodríguez Arias.
Membrete de la fábrica con un grabado de la misma hacia 1927
Además de la
tradicional producción destinada a abastecer al ejército, desde la Primera Guerra
Mundial vendía además géneros a Marruecos, para fabricar chilabas (mercado
controlado con anterioridad por alemanes y belgas). En los años treinta aún
seguía surtiendo este mercado.
Cuando en 1922
Alfonso XIII visitó la fábrica, trabajaban en ella cuatrocientos obreros. En
sus instalaciones se realizaban todos los procesos de la industria textil, pues
disponía de apartadero de lanas, lavaderos, batanes, tinte, secadero,
hilaturas, telares, perchas y tundidoras.
En los años
treinta, disponía de dos turbinas suizas, que eran complementadas con un motor
diesel de 150 caballos de fuerza en los periodos de estiaje. Se surtía de lanas
de Castilla y Extremadura.
La familia Rodríguez Arias
Cipriano
Rodríguez Arias nació en Ceclavín (Cáceres) en 1803. Era hijo de un acaudalado
matrimonio formado por Bonifacio Rodríguez Arias y Engracia Rodríguez Corón. Su
primera formación la recibió en Madrid; posteriormente comenzó en Salamanca los
estudios universitarios de Filosofía y Derecho, que no concluyó pues, al
fallecer su padre, optó por ponerse al frente de los negocios familiares. En
1830 se casó en Béjar con Manuela Yagüe López, hija del fabricante Julián
Yagüe. Esta circunstancia explica su futura dedicación a la industria textil,
que le permitió amasar la mayor fortuna de Béjar. Adquirió algunas propiedades
de los duques de Béjar, como el tinte ducal o la finca El Bosque.
Políticamente, militó en el partido conservador. Fue alcalde, diputado en
Cortes y senador en tres ocasiones. Falleció el 21 de diciembre de 1890 [3].
Manuela Rodríguez Arias
Foto sacada de Los Abdones
A la muerte de
Cipriano Rodríguez Arias, se hizo cargo de la empresa familiar su yerno
Gerónimo Rodríguez Yagüe, casado con Manuela Rodríguez Arias. Gerónimo nació en
Béjar en 1840. Era hijo de Nicolás Rodríguez Vidal y de María Yagüe López,
miembros ambos de la burguesía textil. Estudió comercio en Madrid y viajó por
Francia e Inglaterra. Además de la posesión de Navahonda, herencia de su mujer,
fue propietario de una fábrica junto al puente de San Albín. Como político,
militó en el partido liberal (era gran amigo de Sagasta). Fue diputado
provincial, luego diputado en Cortes desde 1881 en adelante y, finalmente,
senador vitalicio desde 1893. Falleció el 7 de septiembre de 1903[4].
Manuela
Rodríguez Arias fue quien sucedió a su marido al frente del negocio familiar,
hasta pocos antes de su fallecimiento, que se produjo en 1919. Bajo su
dirección se construyó la última gran nave del complejo industrial y se llevó a
cabo la conexión telefónica entre Navahonda al Bosque, a través de Bañaduras
Altas.
Cipriano Rodríguez Rodríguez-Arias
Foto sacada de Los Abdones
Tras la
defunción de Manuela, dirigió la empresa su único hijo varón Cipriano Rodríguez-Arias
Rodríguez-Arias (se cambió el primer apellido, pues inicialmente era sólo
Rodríguez). Siguiendo la tradición familiar, se dedicó un tiempo a la política,
encuadrado en el partido liberal. Así, fue diputado en Cortes en las legislaturas
de 1910-1914 y 1916-1918 (en este bienio
fue rival de Filiberto Villalobos en la lucha electoral y quien le acabó
arrebatando el escaño). Tuvo algunas iniciativas sociales: impulsó la creación
de una cooperativa de consumo para los obreros de su fábrica en 1910 (que
seguía activa en 1927), el seguro de enfermedad y una mutualidad frente al paro
forzoso. Lo cual no evitó que su empresa también se viera afectada por huelgas
de trabajadores, como sucedió en 1915. Además de copropietario de Navahonda,
fue uno de los mayores accionistas de La Thesa. Falleció en Madrid en
1969.
Continuará
[1] Boletín Oficial de la Provincia de Salamanca,
6-VIII-1897, “Jefatura de Obras Públicas”.
[2] La
Victoria, 30-X-1897, “Crónica industrial”.
[3] Fue
diputado en Cortes en el bienio 1866-1867 y senador en las legislaturas de
1877, 1879-1880 y 1884-1885. No fue el único miembro de la familia que destacó
socialmente, pues su sobrino Alejandro fue teniente general de Madrid y
Valencia (El Progreso, 11-V-1884,
“Nuestro senadores”; El Fomento,
23-XII-1890, “Sección telegráfica”; y La Provincia,
22-IX-1890, “Noticias”).
[4] La Locomotora,
27-X-1889, “Crónica local y general”; El
Progreso, 15-IV-1886, “Nuestros diputados electos”; y El Castellano, 9-VIII-1903, “Noticias”.
Me pregunto yo ahora, ¿que en donde están esas empresas que tanto florecieron?. Los artículos importados de china está acabando con las empresas de este país.
ResponderEliminarBesos
Interesante pregunta la que se plantea "Ventana de Foto" y que merecería un análisis detallado de las causas que llevaron a la desaparición de la industria textil y del comercio de la ciudad de Béjar. Porque, si bien es cierto que la importación de artículos de china ha supuesto una competencia muy fuerte en el sector, ésta ha sido relativamente reciente; para cuando apareció, la industria bejarana apenas si era ya el fantasma de un recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo,
Aunque solo por lo que representan esos edificios merecían ser conservados.
ResponderEliminarSaludos.
Ya veremos cuáles fueron los derroteros de la empresa, en la siguiente entrega. Ya se preocupaban por sus empleados.
ResponderEliminarBesos Carmen
Ahora que está de moda lo sostenible (siempre debió ser así), me pregunto si esos saltos de agua, no sería posible explotarlos con un fin local.
ResponderEliminarSaludos.
Ahora mismo en la mayoría de saltos de agus, hoy como entonces, se emplazan distintas turbinas de propiedad municipal o privada que generan electricidad y, por lo tanto, beneficios.
EliminarUn saludo
Siempre me da tristeza que se vayan perdiendo estas instituciones que fueron tan valiosas en su tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo.
·.
ResponderEliminarUn buen trabajo, como todos los que por aquí nos traes.
Un abrazo.
.·
LMA · & · CR
Estoy poniéndome al día en tu blog. ¿Por qué se ha permitido que estas industrias se hayan ido por la borda? En fin, esto es muy lamentable. Un placer leerte. Un abrazo
ResponderEliminarLa globalización ha engullido las industrias europeas y el caso de Béjar en cuanto al textil no es único: en Cataluña las fábricas han desaparecido casi por completo.
EliminarUn saludo