26 de octubre de 2019

Los saltos hidráulicos de la cuenca media del río Cuerpo de Hombre y sus propietarios (3ª Parte). El Batán de Arriba


Autor: José Ignacio Díez Elcuaz
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2010.


EL BATÁN DE ARRIBA


El Batán de Arriba es uno de los edificios fabriles de mayor antigüedad en la ciudad de Béjar. Fue construido por iniciativa de los duques de Béjar entre 1670 y 1671, en el lugar en el que había existido con anterioridad un molino. A finales del siglo XVIII fue vendido a Luis Antonio Pizarro, conde de Las Navas. En 1837 estaba en manos de José Rodríguez y Miguel Faure y, posteriormente, fue regentado por Justo Pastor Martín Hernández[1].



Vista del Batán de Arriba y Navahonda



En 1897, se planeaban importantes reformas, tal como se escribía en la prensa de la época: “Se proyecta sustituir por una sola rueda metálica las dos pequeñas de madera que hoy existen, colocando transmisiones en todos los pisos de ambos edificios, con lo cual aumentará mucho la fuerza, pues la instalación que parece ha de realizarse suprimirá engranajes y evitará rozamientos, siendo de esperar por tanto que resulte más económica, útil y duradera. También tratan los dueños de esta finca de adquirir terrenos para mejorar el camino y ampliar las dependencias”[2].



A comienzos del siglo XX la propiedad estaba fraccionada entre varios condueños. Ya por entonces había cuatro edificios, dos grandes naves paralelas al río y dos edificios auxiliares más pequeños, cuya renta conjunta se calculaba en 5.889 pesetas. Hacia 1910, los hermanos Gosálvez Anaya se debieron de hacer con la propiedad del predio. En aquel año se anunciaba la venta de “un surtido de cardar e hilar lanas, compuesto de carda y aparato de hierro, telar de 300 husos, una emborradora, dos aspas y demás útiles para el trabajo”[3].


En 1915, la empresa familiar era dirigida por Antonio Gosálvez Anaya, año en el que su hermano Julio sufrió un grave accidente en las instalaciones. Seis años después, los dos hermanos formaron una sociedad regular colectiva (“Gosálvez Anaya Hermanos”) con el fin de continuar y ampliar el negocio de hilados y lanas regeneradas, que era al que venía dedicándose Antonio. En 1922 se produjo un incendio en el edificio pequeño que estaba a la izquierda de la entrada en la fábrica, en el que estaba instalada una máquina carbonizadora de trapos. Las pérdidas se calcularon en 8.500 pesetas.


En 1923, las instalaciones industriales eran descritas como modelo de una instalación fabril: “Los antiguos edificios han sido ampliados y reformados; las antiguas ruedas hidráulicas han sido reemplazadas por una turbina moderna, y un motor diesel suministra la energía en la época de estiaje. Una importante sección fabrica el regenerado, del cual exportan grandes cantidades, cardas y selfactinas modernas figuran en la sección de hilados, y una nueva industria de gran porvenir ha hecho su aparición allí, la de lanas torcidas de varias clases y colores, que admirablemente fabricadas y presentadas, salen hacia los grandes almacenes de provincias”[4].

 Antigua nave del Batán de Arriba


Fue entonces cuando se produjo un gran incendio que arrasó las instalaciones industriales: “El edificio de tres pisos de la izquierda ardía por completo, como igualmente las dos terceras partes del situado a la derecha, de un piso sólo, dividido en varias naves y en donde había viviendas de obreros, máquinas, almacenes y oficinas”. Las pérdidas se calcularon en 800.000 pesetas. Además, perdieron su empleo ochenta trabajadores[5].


Los dos hermanos consiguieron reanudar su producción en unos locales facilitados por Tomás Hernández Agero, próximos al Riofrío, con tendederos para sus mantas de “vivos colores”. En 1926, la sociedad Gosálvez Anaya Hermanos obtuvo un crédito oficial de 200.000 pesetas que les permitió continuar su fabricación de borras, hilados de lana y tejidos. Durante estos años, la empresa se anunciaba como fábrica de mantas para camas del Batán de Arriba, pero no es probable que regresaran a sus antiguas instalaciones. La actividad fabril se prolongó al menos hasta 1930; a partir de esta fecha, no hay noticia de su continuidad.


Sobre el Batán de Arriba se levantó La Thesa a partir de 1935, pero, aunque se aprovecharon algunos edificios (otros fueron derribados), se abandonó el salto hidráulico[6].  




Los hermanos Gosálvez


Los empresarios Antonio y Julio Gosálvez se habían quedado huérfanos a una edad relativamente temprana. Abandonaron los estudios y, con ayuda familiar, continuaron la actividad fabril. 


Antonio se casó en 1913 con Teodora Anaya Trías y pronto manifestó un gran interés por la política. En 1918 fue elegido concejal y, un año después, alcalde, cargo que ejerció hasta 1922. Entre 1928 y 1930 ejerció como diputado provincial y desde 1929 otra vez como concejal


Profesionalmente, durante los años treinta ejerció como agente de seguros. En las elecciones municipales de 1931, fue elegido concejal, como independiente. A partir  de entonces, conservó la responsabilidad municipal a lo largo de toda la Segunda República, siempre como edil “católico” o “de derechas”, tal como se le calificaba en la prensa de aquella época[7]. Volvió, incluso, a ejercer de alcalde en 1935 y 1936, aunque interinamente. Durante la Guerra Civil, su figura desaparece de la vida pública bejarana.

 La THESA se construyó en el mismo lugar donde se situaba el Batán de Arriba


Julio Gosálvez tuvo una vida pública y empresarial más discreta. En 1918 visitó África y Andalucía, posiblemente en busca de nuevos mercados. Se casó en 1920 con Felisa Valverde, hija de un médico de Mérida. Fue nombrado concejal en 1927, pero un año después renunció al cargo. A partir de 1929, año en el que aún formaba parte del consistorio bejarano, no se tienen más noticias de él.






[1] José MUÑOZ DOMÍNGUEZ y Juan Félix SÁNCHEZ SANCHO: “Los batanes ducales y el patrimonio preindustrial de Béjar entre los siglos XVI y XVIII”, en Estudios Bejaranos, 11, 2007, Centro de Estudios Bejaranos, pp. 89-113.

[2] La Victoria, 30-X-1897, “Crónica industrial”.

[3] La Victoria, 9-IV-1910, “Anuncio”.

[4] Ángel IZQUIERDO GONZALO: “Notas de nuestro pueblo”, en La Victoria, 22-IX-1923,

[5] Ángel IZQUIERDO GONZALO: “Violento y voraz incendio en los establecimientos fabriles de los señores Gosálvez Anaya Hermanos”, en La Victoria, 13-X-1923.

[6] La fotografía antigua del Batán de Arriba  pertenece a la colección de Antonio González (http://fotosantiguasdebejar.blogspot.com), a quien agradecemos las facilidades dadas para su reproducción.


[7] La Victoria, 15-IX-1934, “La fiesta de la Virgen del Castañar” y 2-IX-1933, “Extracto total de la sesión de 31 de agosto”.

11 comentarios:

  1. Esos antiguos edificios fabriles que tuvieron en su día una gran actividad, hoy salpican el paisaje como una sombra de lo que fueron. En muchos casos la vegetación se ha ido apoderando de su entorno y hoy se asemejan a esqueletos de cemento y ladrillo, ya sin vida, testigos mudos de otros tiempos.
    Saludos.

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  2. Provocó una industria floreciente en la época y buenos puestos de trabajo, que es lo que andamos necisitados ahora.

    Besos

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  3. Una serie que ha resultado interesante poniendo el acento en nuestro rio y sus aprovechamientos.
    Un abrazo,

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  4. Grandes emprendedores de diferentes épocas, los que mantuvieron esta industria durante más de tres siglos.
    Me ha gustado mucho saber sobre esta industria.
    Un saludo.

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  5. ·.
    Buena información bien documentada e ilustrada, como siempre.
    Un abrazo

    LMA · & · CR

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  6. Ellos van modernizándose y despareciendo con el tiempo, así es la vida de muchas empresas y fabricas.
    Una feliz semana.

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  7. Momentos estelares que tuvo la cuenca del río. Lastima que no siguieron la estela de sus predecesores o quizás no había mercado.

    Besos

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  8. Leo tu texto y vienen a mi memoria tantísimos restos de edificios bien construidos que suelo ver por los campos castellanos, a los que no cuesta imaginarlos trabajando hoy con cualquier empresa de prestigio en su interior. Y ahí duermen, cada día más decaídos pero aun así resistiéndose a desaparecer, mostrando que fueron y podrían volver a ser útiles. Saludos.

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  9. Un tema que para mi es muy interesante Carmen, vivo en zona donde grandes empresas similares han desaparecido.

    Abrazos.

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  10. La historia que nos cuentas es muy similar a lo que en otros lugares en los que floreció este tipo de industria.

    Saludos.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.