Autor: José Ignacio Díez Elcuaz
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2010.
EL BATÁN DE
ARRIBA
El Batán de
Arriba es uno de los edificios fabriles de mayor antigüedad en la ciudad de
Béjar. Fue construido por iniciativa de los duques de Béjar entre 1670 y 1671,
en el lugar en el que había existido con anterioridad un molino. A finales del
siglo XVIII fue vendido a Luis Antonio Pizarro, conde de Las Navas. En 1837
estaba en manos de José Rodríguez y Miguel Faure y, posteriormente, fue
regentado por Justo Pastor Martín Hernández[1].
Vista del Batán de Arriba y Navahonda
En 1897, se
planeaban importantes reformas, tal como se escribía en la prensa de la época:
“Se proyecta sustituir por una sola rueda metálica las dos pequeñas de madera
que hoy existen, colocando transmisiones en todos los pisos de ambos edificios,
con lo cual aumentará mucho la fuerza, pues la instalación que parece ha de
realizarse suprimirá engranajes y evitará rozamientos, siendo de esperar por
tanto que resulte más económica, útil y duradera. También tratan los dueños de
esta finca de adquirir terrenos para mejorar el camino y ampliar las
dependencias”[2].
A comienzos
del siglo XX la propiedad estaba fraccionada entre varios condueños. Ya por
entonces había cuatro edificios, dos grandes naves paralelas al río y dos
edificios auxiliares más pequeños, cuya renta conjunta se calculaba en 5.889
pesetas. Hacia 1910, los hermanos Gosálvez Anaya se debieron de hacer con la
propiedad del predio. En aquel año se anunciaba la venta de “un surtido de
cardar e hilar lanas, compuesto de carda y aparato de hierro, telar de 300
husos, una emborradora, dos aspas y demás útiles para el trabajo”[3].
En 1915, la
empresa familiar era dirigida por Antonio Gosálvez Anaya, año en el que su
hermano Julio sufrió un grave accidente en las instalaciones. Seis años
después, los dos hermanos formaron una sociedad regular colectiva (“Gosálvez
Anaya Hermanos”) con el fin de continuar y ampliar el negocio de hilados y
lanas regeneradas, que era al que venía dedicándose Antonio. En 1922 se produjo
un incendio en el edificio pequeño que estaba a la izquierda de la entrada en
la fábrica, en el que estaba instalada una máquina carbonizadora de trapos. Las
pérdidas se calcularon en 8.500 pesetas.
En 1923, las
instalaciones industriales eran descritas como modelo de una instalación
fabril: “Los antiguos edificios han sido ampliados y reformados; las antiguas
ruedas hidráulicas han sido reemplazadas por una turbina moderna, y un motor
diesel suministra la energía en la época de estiaje. Una importante sección
fabrica el regenerado, del cual exportan grandes cantidades, cardas y
selfactinas modernas figuran en la sección de hilados, y una nueva industria de
gran porvenir ha hecho su aparición allí, la de lanas torcidas de varias clases
y colores, que admirablemente fabricadas y presentadas, salen hacia los grandes
almacenes de provincias”[4].
Antigua nave del Batán de Arriba
Fue entonces
cuando se produjo un gran incendio que arrasó las instalaciones industriales:
“El edificio de tres pisos de la izquierda ardía por completo, como igualmente
las dos terceras partes del situado a la derecha, de un piso sólo, dividido en
varias naves y en donde había viviendas de obreros, máquinas, almacenes y
oficinas”. Las pérdidas se calcularon en 800.000 pesetas. Además, perdieron su
empleo ochenta trabajadores[5].
Los dos hermanos
consiguieron reanudar su producción en unos locales facilitados por Tomás
Hernández Agero, próximos al Riofrío, con tendederos para sus mantas de “vivos
colores”. En 1926, la sociedad Gosálvez Anaya Hermanos obtuvo un crédito
oficial de 200.000 pesetas que les permitió continuar su fabricación de borras,
hilados de lana y tejidos. Durante estos años, la empresa se anunciaba como
fábrica de mantas para camas del Batán de Arriba, pero no es probable que
regresaran a sus antiguas instalaciones. La actividad fabril se prolongó al
menos hasta 1930; a partir de esta fecha, no hay noticia de su continuidad.
Sobre el Batán
de Arriba se levantó La Thesa
a partir de 1935, pero, aunque se aprovecharon algunos edificios (otros fueron
derribados), se abandonó el salto hidráulico[6].
Los hermanos Gosálvez
Los
empresarios Antonio y Julio Gosálvez se habían quedado huérfanos a una edad
relativamente temprana. Abandonaron los estudios y, con ayuda familiar,
continuaron la actividad fabril.
Antonio se
casó en 1913 con Teodora Anaya Trías y pronto manifestó un gran interés por la
política. En 1918 fue elegido concejal y, un año después, alcalde, cargo que
ejerció hasta 1922. Entre 1928 y 1930 ejerció como diputado provincial y desde
1929 otra vez como concejal.
Profesionalmente,
durante los años treinta ejerció como agente de seguros. En las elecciones
municipales de 1931, fue elegido concejal, como independiente. A partir de entonces, conservó la responsabilidad
municipal a lo largo de toda la Segunda
República, siempre como edil “católico” o “de derechas”, tal
como se le calificaba en la prensa de aquella época[7].
Volvió, incluso, a ejercer de alcalde en 1935 y 1936, aunque interinamente.
Durante la Guerra Civil,
su figura desaparece de la vida pública bejarana.
La THESA se construyó en el mismo lugar donde se situaba el Batán de Arriba
Julio Gosálvez
tuvo una vida pública y empresarial más discreta. En 1918 visitó África y
Andalucía, posiblemente en busca de nuevos mercados. Se casó en 1920 con Felisa
Valverde, hija de un médico de Mérida. Fue nombrado concejal en 1927, pero un
año después renunció al cargo. A partir de 1929, año en el que aún formaba
parte del consistorio bejarano, no se tienen más noticias de él.
[1] José
MUÑOZ DOMÍNGUEZ y Juan Félix SÁNCHEZ SANCHO: “Los batanes ducales y el
patrimonio preindustrial de Béjar entre los siglos XVI y XVIII”, en Estudios Bejaranos, 11, 2007, Centro de
Estudios Bejaranos, pp. 89-113.
[2] La
Victoria, 30-X-1897, “Crónica industrial”.
[3] La
Victoria, 9-IV-1910, “Anuncio”.
[4]
Ángel IZQUIERDO GONZALO: “Notas de nuestro pueblo”, en La Victoria,
22-IX-1923,
[5] Ángel
IZQUIERDO GONZALO: “Violento y voraz incendio en los establecimientos fabriles
de los señores Gosálvez Anaya Hermanos”, en
La Victoria,
13-X-1923.
[6] La
fotografía antigua del Batán de Arriba
pertenece a la colección de Antonio González (http://fotosantiguasdebejar.blogspot.com),
a quien agradecemos las facilidades dadas para su reproducción.
[7] La
Victoria, 15-IX-1934, “La fiesta de la Virgen del Castañar” y
2-IX-1933, “Extracto total de la sesión de 31 de agosto”.
Esos antiguos edificios fabriles que tuvieron en su día una gran actividad, hoy salpican el paisaje como una sombra de lo que fueron. En muchos casos la vegetación se ha ido apoderando de su entorno y hoy se asemejan a esqueletos de cemento y ladrillo, ya sin vida, testigos mudos de otros tiempos.
ResponderEliminarSaludos.
Provocó una industria floreciente en la época y buenos puestos de trabajo, que es lo que andamos necisitados ahora.
ResponderEliminarBesos
Una serie que ha resultado interesante poniendo el acento en nuestro rio y sus aprovechamientos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Grandes emprendedores de diferentes épocas, los que mantuvieron esta industria durante más de tres siglos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho saber sobre esta industria.
Un saludo.
me gusta lo que escribes saludos
ResponderEliminar·.
ResponderEliminarBuena información bien documentada e ilustrada, como siempre.
Un abrazo
.·
LMA · & · CR
Ellos van modernizándose y despareciendo con el tiempo, así es la vida de muchas empresas y fabricas.
ResponderEliminarUna feliz semana.
Momentos estelares que tuvo la cuenca del río. Lastima que no siguieron la estela de sus predecesores o quizás no había mercado.
ResponderEliminarBesos
Leo tu texto y vienen a mi memoria tantísimos restos de edificios bien construidos que suelo ver por los campos castellanos, a los que no cuesta imaginarlos trabajando hoy con cualquier empresa de prestigio en su interior. Y ahí duermen, cada día más decaídos pero aun así resistiéndose a desaparecer, mostrando que fueron y podrían volver a ser útiles. Saludos.
ResponderEliminarUn tema que para mi es muy interesante Carmen, vivo en zona donde grandes empresas similares han desaparecido.
ResponderEliminarAbrazos.
La historia que nos cuentas es muy similar a lo que en otros lugares en los que floreció este tipo de industria.
ResponderEliminarSaludos.