Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2019, pp. 14-18.
Adéntrate lector en este artículo en el que te ofrezco unas breves pinceladas sobre las festividades civiles, o más o menos civiles, con las que los bejaranos de otro tiempo rompían la monotonía de sus rutinarias vidas. Te adelanto que, si bien algunas se han mantenido a lo largo de la Historia, otras han sido engullidas por el loco devenir de los siglos. Y aunque la mayor parte disponía de un lugar fijo en el calendario y el componente religioso era el que primaba, las menos surgían de manera improvisada por obra y gracia de la familia ducal o del monarca que rigiera sus destinos. Las celebraciones plenamente civiles comienzan su andadura en el siglo XIX, a menudo vinculadas a hechos de armas.
Gigantes y cabezudos en La Corredera.
Archivo Fotográfico y Documental de Béjar
En todas, querido lector, bien sean fijas o puntuales, encontrarás unos denominadores festivos comunes: repique de campanas, aderezo de calles, ventanas y balcones, estallido de cohetes y fuegos artificiales, luminarias, encamisadas y mascaradas por la noche, construcción de arcos de follaje, contratación de compañías de comediantes y grupos de danzantes, sueltas de toros y corridas de novillos en las plazas del Castañar o de la plaza Mayor (salvo cuando se prohibían), al margen de las consabidas procesiones y romerías, misas, bendiciones y Te Deum[1].