Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madri, nº 4778 (2/06/2017), p. 6.
4.-EVOLUCIÓN
DE LA VIVIENDA
Cuando, al paso del tiempo, aquel tipo
elemental de vivienda evoluciona diferenciándose la de los labriegos de la de
los artesanos y burgueses, aparecen nuevas zonas destinadas a la vida
doméstica: hogar o cocina, cámaras, alcobas, dormitorios; laboral: huertos o
parcelas de cultivo, en su parte trasera, así como cuadras para animales de
labranza o domésticos y cobertizos donde guardar carros o carretas, aperos y
utillaje, si se trataba de residencias de campesinos; amplios y profundos
zaguanes utilizados como taller para la manufactura y posterior venta de
productos, si sus moradores eran artesanos o comerciantes; lagar y bodega, en
el sótano, para la elaboración y conservación del vino, y de almacenaje y
previsión: sobrado o desván ––en el lugar entre la cubierta del piso y el
tejado–– para el acopio de cereales, frutos, legumbres y hojas de tocino y
otros productos cárnicos conservados en salazón, ahumados, embutidos y chacinas.
Geneviève d’ Haucourt, refiriéndose, en su caso, a un campesino francés en la
época medieval, manifiesta que este tendía
a ser completamente autosuficiente, produciendo su grano para el pan, su
manteca de cerdo, sus conservas, sus carnes saladas o ahumadas, sus mermeladas,
su miel, su aguardiente, su vino, sus ropas blancas y sus telas, hecho todo en
casa de lo que había cultivado en las tierras de su propiedad [1].
Lo que, sin cambiar apenas, podría ser aplicado a los que, con la misma
profesión, por entonces poblaban la villa bejarana.