6 de mayo de 2022

Un día de caza y fiesta en El Bosque madrileño del duque de Béjar (2ª Parte)

 Autora: Carmen Cascón Matas

Publicado: Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2020, pp. 30-36.

 

           El XI duque de Béjar, Juan Manuel II, qué duda cabe, presumía muy mucho de su finca y palacio de La Moraleja, y en ella quiso agasajar el 26 de octubre de 1728 a Felipe V[1], de quien tantas mercedes había recibido[2]. A la jornada de caza acudieron el rey, aquejado de las depresiones recurrentes que tantos males le causarían hasta el final de sus días, su segunda esposa Isabel de Farnesio, el príncipe de Asturias (futuro Fernando VI), la princesa del Brasil (Mariana Victoria de Borbón, futura reina consorte de Portugal, llamada cariñosamente Marianina), y los infantes Carlos (Carlos III) y Felipe (duque de Parma). Parece ser que la reina animaba a su marido a ejercitarse en las actividades venatorias porque hacían que el rey se sintiera mejor al aire libre. La caza así se convertía en una especie de terapia psicológica. Además Isabel de Farnesio, según sus contemporáneos, era una gran amante de la caza y gozaba de gran puntería[3]. Los pormenores fueron descritos en un documento impreso[4] quizá redactado por encargo del duque. Por su parte, don Juan Manuel estaba casado con doña María Ana de Borja y Aragón, XII duquesa de Gandía, su cuarta esposa, de la cual no tuvo descendencia. 

Detalle del cuadro de Toribio Álvarez Cacería en la Moraleja organizada por el Duque de Béjar en honor de los hijos de Felipe V en 1729 en el que se puede ver a la familia real. 


            Según la crónica, los reyes, el príncipe y los infantes tomaron camino hacia La Moraleja después de comer y llegaron a las dos de la tarde, siendo agasajados por los propietarios entre salvas de un destacamento de infantería, además de clarines y músicas. Les acompañaban los jefes y criados de la Casa, y numerosos títulos, grandes y embajadores. Al poco comenzó el ojeo, que transcurrió a lo largo de la mañana[5]. El anónimo cronista relata que «convocados los Guardias Mayores y menores de los sitios reales cercanos con la gente del Duque para formar los ojeos, se tomaron en varias líneas los puestos a el campo, con gran simetría en los huecos de caballos, y Infantes, guarneciendo sus extremos con Clarines, y Trompas de caza, con ordenada disposición en todo según la nobleza del arte». 

 

Cacería en la Moraleja organizada por el Duque de Béjar en honor de los hijos de Felipe V en 1729.

Palacio Real de Riofrío. Museo de Caza. Foto Alamy

            El resultado no pudo ser más fecundo en cuanto a número y diversidad de piezas abatidas: perdices, liebres, conejos y venados cayeron bajo acertada puntería real. A mitad del día se sirvieron espléndidas mesas «dispuestas por los Oficios de Boca de la Casa Real». Una vez saciado el apetito «prosiguió igualmente la Caza hasta llenar la tarde de aciertos, de placemes, de gritería gustosa, de vitores, debidos en las complacencias de Sus Majestades, y Altezas, y respetuosos jubilos de los Duques de Bejar, a quien alhago la fortuna en multiplicadas honrras».

            Antes de concluir la jornada la duquesa se acercó a la reina y puso a sus pies un cofrecito a modo de palangana y una jarra de porcelana china con ribetes de oro para que se aseara. Como recompensa ante tal dispendio de lujos y tan buen día, Isabel de Farnesio tuvo a bien obsequiar un vestido a Mariana de Borja. «Cerrando con esta benigna generosidad los aplausos del día, la satisfacion y el contento de sus Magestades y las honras del Duque de Béjar, en cuyos agradecidos pechos vivirá siempre el reconocimiento». 


La reina de España Doña Isabel de Farnesio 1715.

Matías de Irala y Diego de Cosa, Biblioteca Nacional.

            Don Juan Manuel quiso dejar testimonio de este real agasajo en formato impreso, a través del documento que describimos, y en un lienzo, salido de los pinceles del pintor Toribio Álvarez[6]. Se titula Cacería en la Moraleja organizada por el Duque de Béjar en honor de los hijos de Felipe V en 1729, y se atesora en el Palacio Real de Riofrío, en su Museo de Caza (Segovia)[7]. Sabemos por la documentación que el comprador no quiso apropiarse de los bien muebles atesorados en La Moraleja[8], así que su depósito en el Sitio Real pudo deberse a un regalo especial de don Juan Manuel a Felipe V en conmemoración de aquella jornada (y trasladarse a La Moraleja con posterioridad, en ocasión de la apertura del Museo de Caza), o de la condesa-duquesa de Benavente a Carlos III.


Autorretrato de Toribio Álvarez dentro del cuadro mencionado de la jornada de caza en La Moraleja. Foto Alamy

 

      Seguimos la fecha que aparece en el título del lienzo como así consta en la biografía de Toribio Álvarez anteriormente citada. La data no coincide con la del documento del AHN (1 de diciembre de 1728), ni con la de La Gaceta (26 de octubre de 1728), ni con la del lienzo (1729), ni la que aparece en un catálogo antiguo sobre Madrid (octubre de 1729, Catálogo de la exposición del antiguo Madrid, 1926, p. 129), ni con la que el pintor anota en la cartela del cuadro (1730), por lo que no sabemos si se refiere a jornadas de caza diferentes o el pintor se equivocó al anotarla. Si tomamos como referencia 1729 o 1730, los personajes que figuran en el mismo no cuadran con los acontecimientos históricos, ni con las edades de los protagonistas. Hemos de tener en cuenta que el 19 de enero de 1729 se produce el intercambio de princesas en la raya entre Portugal y España (Bárbara de Braganza venía a España a casarse con el príncipe Fernando y Mariana Victoria con el príncipe luso José). Marianina partiría entonces para no volver. 

 

 Felipe V, rey de España, en traje de caza.

Miguel Jacinto Meléndez

         En su ausencia la niña que aparece en la escena bien pudiera ser María Teresa, futura delfina de Francia, pero contaría solo con 4 años y no se corresponde con la infanta representada en el lienzo. Si aceptamos la fecha de 1 diciembre de 1728 que figura en el documento del AHN estaríamos dando por válido que en la jornada de caza se festejarían las bodas reales, pero ¿daría tiempo a la princesa a llegar en un mes a la raya con Portugal? Por tanto, nos cuadra mejor el 26 de octubre de 1728 apuntado en La Gaceta. Paulina Junquera, al utilizar la de 1730, y sin conocer el documento del AHN, interpretó que los personajes principales eran los príncipes de Asturias, Fernando VI y Bárbara de Braganza, en vez de Felipe V e Isabel de Farnesio. Nos lamentamos que las fotos de las que disponemos no revelan el contenido extenso de la cartela que aparece en el lienzo y que, quizá, despejara nuestras dudas. 

 

Continuará



[1] Aceptamos como fecha de referencia del cuadro ésta de octubre de 1728 que aparece en La Gaceta de Madrid. La explicación la ofrecemos en la nota 22.

[2] No fue ésta, sin embargo, la única ocasión en que la familia real disfrutó de La Moraleja. En tiempos del duque don Joaquín, mayordomo del príncipe de Asturias y ayo de los infantes, el 11 de marzo de 1766 el príncipe de Asturias (Carlos IV), su esposa Mª Luisa de Parma y los infantes gozaron de un espectáculo de caballos, corrida de sortija, estafermo, dardo y mona. A mayores se representó una serenata en un “coliseo” hecho ex profeso de madera y se degustó una opípara merienda. La Gaceta de Madrid, nº 10 (11/03/1766), pp. 79 y 80. Dos años más tarde, el 13 de febrero de 1768, el príncipe de Asturias y su hermano don Gabriel regresaron para disfrutar de su coto de caza. Al terminar, ya avanzada la tarde, se desplegaron mesas donde se degustaron los más gustosos manjares y se explayaron damas y caballeros con bailes hasta llegada la noche. Mercurio histórico y político, 1768. Tomo CLXXXVI, pp. 258 y 259.

[3] https://elretohistorico.com/isabel-farnesio-mujer-armas-tomar/

[4] AHN. OSUNA, C.3505, D.41-42. «Descripción de la caza que los reyes hicieron en La Moraleja (Madrid), término propiedad del duque de Béjar».

[5] Entrevero esta descripción con la que ofrece La Gaceta de Madrid, nº 42 (26/10/1728), p. 168 y que fecha el acontecimiento el 26 de octubre de 1728, en ocasión del cumpleaños de la reina el día previo.

[6] Para conocer más sobre el pintor, adscrito a la escuela madrileña y discípulo de Herrera el Mozo, consular el Diccionario Biográfico Español de la RAH. http://dbe.rah.es/biografias/55351/toribio-alvarez.

[7] En Béjar en Madrid un anónimo cronista dio a conocer este lienzo en un artículo titulado «Pinturas y tapices (para conocimiento de los bejaranos que próximamente visitarán en Segovia el Palacio de Riofrío)», publicado el 12 de agosto de 1994, nº 3.778, p. 5. La mayor parte de su extensión consiste en una traslación del artículo de Paulina Junquera de la Vega. «Pinturas y tapices en el Museo de Caza». Los datos que aporta son interesantes aunque contiene algunos errores como afirmar que este paraje era propiedad de la Casa de Zúñiga desde la primera mitad del siglo XVI o que la jornada de caza se celebró por el casamiento de Fernando VI, con la presencia de la reina Bárbara de Braganza, afirmación que no se recoge en la crónica aludida.

[8] AHN. OSUNA, C.3493, D.1-45. «Documentación relativa a la venta a la Real Corona del sitio y bosque de La Moraleja (Madrid), pertenecientes a Joaquín Diego López de Zúñiga, [XII duque de Béjar]».


7 comentarios:

  1. El resultado de tanta consulta por hemerotecas, biblioteca, etc., de poco valdría sin un trabajo de investigación como el que tu haces.
    Felicidades y gracias, por tu buen hacer, Carmen.
    Un abrazo.

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  2. Era muy propio de esas época, las cacerías. Acudía lo mejor de la nobleza y no faltaba la presencia del rey.

    Besos

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  3. Debió de ser fascinante participar en un día de caza con el duque en esos parajes de La Moraleja. Leí tu detallado artículo en sus dos partes. Has hecho un excelente trabajo de investigación. Un abrazo.

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  4. Buena tu investigación Carmen. Bien que se arrimaba todo el que podía a la realeza. Pesados trajes y nada cómodos llevaban.
    Buen lunes.
    Un abrazo.

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  5. Excelente trabajo de investigación. Aparte, las costumbres relatadas constituirían hoy un escándalo. JZR

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    1. O tempora, o mores! Cicerón.

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    2. Muchas gracias, Jorge. Tengo en ti a uno de mis más fieles seguidores.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.