Autora: Mª Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nº 4436, 23 de marzo de 2007
Es curioso el desconocimiento que tienen los bejaranos en la actualidad con respecto a esta imagen. Cierto es que ha estado durante mucho tiempo( 180 años mas o menos) arrinconada: primero en la vieja iglesia de Santiago antes de su restauración y desde los años 80 en el coro de la de Santa María la Mayor. Allí estaba hace unos meses cuando le tomé la fotografía que ven en primer lugar: vestida de trapos sucios y viejos, la corona ladeada y sin brillo, como un muñeco olvidado en un trastero. El transcurrir del tiempo nos había borrado de la memoria una de las vírgenes de más antigua veneración de Béjar, con una devoción de siglos anterior a la Virgen del Castañar. Pero narremos algunas pinceladas de su historia.
La primera noticia documental que existe sobre una imagen con la advocación de “Santa María de las Huertas” aparece muy tempranamente en Béjar, en plena Reconquista. Es el segundo Obispo de Plasencia Don Domingo, natural según la tradición de nuestra ciudad, quien en el año 1229 firma el decreto por el cual se cede la ermita de Santa María de las Huertas al Cabildo Eclesiástico de Béjar. Esta institución mantenía por entonces un pleito de autonomía con el recién creado obispado de Plasencia, pues deseaba adquirir competencias judiciales independientes de cualquier institución eclesiástica externa. Los cabildos eclesiástico fueron frecuentes durante la Edad Media y asociaban a todos los clérigos de la villa (muchos en nuestra ciudad por la cantidad de parroquias, iglesias y ermitas), tras haber pasado un exhaustivo examen de limpieza de sangre (excluían a personas de dudosa ascendencia, judía o musulmana). Se dotaron de estatutos propios, en los que se legislaba sobre todos los aspectos de la vida eclesiástica y, lo que es más importante, de un abad o vicario propio, única persona que podía juzgarles, excluyendo en estas competencias al obispo de Plasencia.
Esto último era lo que querían conseguir en el momento en que Don Domingo les cede la administración de la ermita de Santa María de las Huertas, situada en el Valle del mismo nombre y a extramuros de la ciudad. El Cabildo decide adoptar a su Virgen titular como patrona de la Universidad de Clérigos de Béjar con lo que la imagen gozará a partir de entonces de una gran devoción, sobre todo durante la Edad Media. La ermita se situaba a extramuros de la ciudad, como hemos dicho, pero en medio de prados de labor, a los que los campesinos acudían diariamente a trabajar. Allí rezarían para que ese año la tierra les diera buenos frutos para alimentar a su familia. No olvidemos que el hombre anterior a la revolución industrial dependía en su existencia al cien por cien del cultivo de la tierra. Un mal año de cosechas podía producir grandes hambrunas y altas mortalidades en una sociedad ya de por sí frágil, azotada periódicamente por epidemias, guerras y penuria económica.
De ahí deriva su importancia. Si San Antón (imagen a la que se rendía culto entonces en la desaparecida iglesia de San Pedro) era protector de los animales domésticos, la Virgen de Nuestra Señora de las Huertas, además de patrona de una institución de peso, el Cabildo Eclesiástico, lo era de los campesinos atados a la tierra, y en extensión de toda la sociedad, dependientes en su subsistencia de las cosechas. Anterior desde luego a la Virgen del Castañar, pues ésta no se halló hasta 1446. A su importancia se suma el hecho de que algunas fuentes documentales afirman que en tiempos se denominó a esta ermita colegiata, lo cual no afirmamos por ausencia de evidencias de peso que lo confirmen.
La que se conserva en la actualidad no es ni mucho menos la primitiva, que suponemos sería una pequeña imagen de talla medieval, de la cual no queda resto documental alguno. La actual, por su aspecto, debió de encargarse a finales del siglo XV o principios del siglo XVI. En realidad es un armazón de vestir (frecuente en aquella época) sobre el que se ensamblan las manos y la cabeza, materiales más ligeros, fáciles de ser llevados en procesión.. Según la regla del Cabildo de 1736 la festividad se celebraba el 7 de Septiembre y en su ermita se acudía a vísperas desde la cinco de la mañana, tras lo cual se llevaba a cabo la romería. A ella estaban obligados a acudir todos los eclesiásticos integrantes del Cabildo Eclesiástico , bajo pena de multas por parte del abad o vicario. El día 9 del mismo mes seguían las celebraciones que tomaban un carácter institucional: se reunía el Cabildo en pleno para realizar un balance del año y se elegía al abad del año siguiente. Es decir el día de la Virgen de las Huertas se elegía como comienzo y fin de las actividades anuales del Cabildo.
Lugar donde posiblemente se encontrase la ermita (Béjar)
Creo que el lector se habrá dado cuenta que el día de la festividad de esta Virgen se centraba en torno al 7, 8 y 9 de Septiembre y el de la Virgen del Castañar el 8 de ese mismo mes. A partir del hallazgo de ésta última en 1446, debieron de solaparse ambas festividades durante siglos, cediendo la Virgen de las Huertas poco a poco ante el auge del culto a la Virgen del Castañar. Quizás es en el siglo XVII cuando el pueblo de Béjar vaya tomando partido a favor de la Virgen del Castañar, hecho más evidente si cabe a partir del siglo XVIII y sobre todo durante los siglos XIX y XX.
Una de las razones es el poblamiento de nuestra villa. En el medievo el caserío se apiñaba en torno a la iglesia de Santa María, protegido por el recinto más antiguo de muralla. La ermita se encontraba a extramuros, en medio de las huertas, pero cercana a lo lugares de asentamiento, sobre todo al barrio de San Pedro, junto a su iglesia. Con el transcurso del tiempo, el poblamiento tiende a expandirse: primero hacia la Plaza Mayor, luego hacia la iglesia de San Juan, teniendo como eje la Calle Mayor, y por último salta las muros defensivos para asentarse en la corredera. Poco a poco la ermita va quedando más lejos, más inaccesible para la mayoría de la población.
Pero esta no es la única razón, pues la ermita y después santuario del Castañar está aún más inaccesible. Tiene mucho que ver en este proceso la actividad económica de la cual subsistía la población A partir sobre todo del siglo XVIII el sector predominante ya no será la agricultura, la población no dependerá enteramente de las cosechas, sino que lo complementará con otras actividades artesanales, siendo la principal en nuestra ciudad la textil. Por ello se dejará de rendir culto en parte a la Virgen de las Huertas, patrona de las cosechas, y se buscará otra advocación acorde a las nuevas actividades. El duque de Béjar ya había actuado como mecenas del santuario del Castañar durante sus obras de finales del siglo XVII, al igual que otros personajes de importancia. Esta actitud se mantendrá durante el siglo XVIII a la que se suma el patronazgo de la incipiente burguesía textil y de los bejaranos en general. Cuando en el siglo XIX desaparezca la institución ducal y el Cabildo Eclesiástico, los bejaranos la tomarán definitivamente como patrona de la ciudad y protectora de su actividad textil.
Santa María de las Huertas quedará relegada a patrona de un Cabildo en decadencia, unida a él en su existencia. El 17 de marzo de 1820 éste decide trasladar la Imagen de Nuestra Señora de las Huertas, propia del dicho Cabildo a la Iglesia Parroquial de Santiago de esta misma Villa [...] y vender los materiales de la ermita, y que con su producto se hiciese un retablo aseado y decente en dicha iglesia[...].
El traslado definitivo en procesión de la virgen se efectuó el día 19 de Marzo de 1820, domingo de Pascua, y a ella acudieron el Cabildo Eclesiástico, el Ayuntamiento y la Comunidad de San Francisco con todas las cofradías de Béjar. En un acuerdo de 1821 el Cabildo decide vender la ermita, en estado definitivo de ruina.
A partir de entonces, hasta los años 80 del siglo XX, la imagen permaneció en el templo de Santiago, cayendo en un olvido acentuado con la desaparición del Cabildo Eclesiástico.Ahora, con motivo de su regreso al templo de Santiago (en el que permaneció durante 160 años) por la apertura del museo de arte sacro, se ha intentado recuperar las antiguas galas de las que la Virgen estaría dotada durante siglos de devoción bejarana.
BIBLIOGRAFÍA
-Libro de acuerdos del Cabildo Eclesiástico de Béjar. Año de 1798. Fols. 12, 13 y 14.
La imagen se encuentra en la iglesia de Santiago
La primera noticia documental que existe sobre una imagen con la advocación de “Santa María de las Huertas” aparece muy tempranamente en Béjar, en plena Reconquista. Es el segundo Obispo de Plasencia Don Domingo, natural según la tradición de nuestra ciudad, quien en el año 1229 firma el decreto por el cual se cede la ermita de Santa María de las Huertas al Cabildo Eclesiástico de Béjar. Esta institución mantenía por entonces un pleito de autonomía con el recién creado obispado de Plasencia, pues deseaba adquirir competencias judiciales independientes de cualquier institución eclesiástica externa. Los cabildos eclesiástico fueron frecuentes durante la Edad Media y asociaban a todos los clérigos de la villa (muchos en nuestra ciudad por la cantidad de parroquias, iglesias y ermitas), tras haber pasado un exhaustivo examen de limpieza de sangre (excluían a personas de dudosa ascendencia, judía o musulmana). Se dotaron de estatutos propios, en los que se legislaba sobre todos los aspectos de la vida eclesiástica y, lo que es más importante, de un abad o vicario propio, única persona que podía juzgarles, excluyendo en estas competencias al obispo de Plasencia.
Esto último era lo que querían conseguir en el momento en que Don Domingo les cede la administración de la ermita de Santa María de las Huertas, situada en el Valle del mismo nombre y a extramuros de la ciudad. El Cabildo decide adoptar a su Virgen titular como patrona de la Universidad de Clérigos de Béjar con lo que la imagen gozará a partir de entonces de una gran devoción, sobre todo durante la Edad Media. La ermita se situaba a extramuros de la ciudad, como hemos dicho, pero en medio de prados de labor, a los que los campesinos acudían diariamente a trabajar. Allí rezarían para que ese año la tierra les diera buenos frutos para alimentar a su familia. No olvidemos que el hombre anterior a la revolución industrial dependía en su existencia al cien por cien del cultivo de la tierra. Un mal año de cosechas podía producir grandes hambrunas y altas mortalidades en una sociedad ya de por sí frágil, azotada periódicamente por epidemias, guerras y penuria económica.
De ahí deriva su importancia. Si San Antón (imagen a la que se rendía culto entonces en la desaparecida iglesia de San Pedro) era protector de los animales domésticos, la Virgen de Nuestra Señora de las Huertas, además de patrona de una institución de peso, el Cabildo Eclesiástico, lo era de los campesinos atados a la tierra, y en extensión de toda la sociedad, dependientes en su subsistencia de las cosechas. Anterior desde luego a la Virgen del Castañar, pues ésta no se halló hasta 1446. A su importancia se suma el hecho de que algunas fuentes documentales afirman que en tiempos se denominó a esta ermita colegiata, lo cual no afirmamos por ausencia de evidencias de peso que lo confirmen.
La que se conserva en la actualidad no es ni mucho menos la primitiva, que suponemos sería una pequeña imagen de talla medieval, de la cual no queda resto documental alguno. La actual, por su aspecto, debió de encargarse a finales del siglo XV o principios del siglo XVI. En realidad es un armazón de vestir (frecuente en aquella época) sobre el que se ensamblan las manos y la cabeza, materiales más ligeros, fáciles de ser llevados en procesión.. Según la regla del Cabildo de 1736 la festividad se celebraba el 7 de Septiembre y en su ermita se acudía a vísperas desde la cinco de la mañana, tras lo cual se llevaba a cabo la romería. A ella estaban obligados a acudir todos los eclesiásticos integrantes del Cabildo Eclesiástico , bajo pena de multas por parte del abad o vicario. El día 9 del mismo mes seguían las celebraciones que tomaban un carácter institucional: se reunía el Cabildo en pleno para realizar un balance del año y se elegía al abad del año siguiente. Es decir el día de la Virgen de las Huertas se elegía como comienzo y fin de las actividades anuales del Cabildo.
Creo que el lector se habrá dado cuenta que el día de la festividad de esta Virgen se centraba en torno al 7, 8 y 9 de Septiembre y el de la Virgen del Castañar el 8 de ese mismo mes. A partir del hallazgo de ésta última en 1446, debieron de solaparse ambas festividades durante siglos, cediendo la Virgen de las Huertas poco a poco ante el auge del culto a la Virgen del Castañar. Quizás es en el siglo XVII cuando el pueblo de Béjar vaya tomando partido a favor de la Virgen del Castañar, hecho más evidente si cabe a partir del siglo XVIII y sobre todo durante los siglos XIX y XX.
Una de las razones es el poblamiento de nuestra villa. En el medievo el caserío se apiñaba en torno a la iglesia de Santa María, protegido por el recinto más antiguo de muralla. La ermita se encontraba a extramuros, en medio de las huertas, pero cercana a lo lugares de asentamiento, sobre todo al barrio de San Pedro, junto a su iglesia. Con el transcurso del tiempo, el poblamiento tiende a expandirse: primero hacia la Plaza Mayor, luego hacia la iglesia de San Juan, teniendo como eje la Calle Mayor, y por último salta las muros defensivos para asentarse en la corredera. Poco a poco la ermita va quedando más lejos, más inaccesible para la mayoría de la población.
Pero esta no es la única razón, pues la ermita y después santuario del Castañar está aún más inaccesible. Tiene mucho que ver en este proceso la actividad económica de la cual subsistía la población A partir sobre todo del siglo XVIII el sector predominante ya no será la agricultura, la población no dependerá enteramente de las cosechas, sino que lo complementará con otras actividades artesanales, siendo la principal en nuestra ciudad la textil. Por ello se dejará de rendir culto en parte a la Virgen de las Huertas, patrona de las cosechas, y se buscará otra advocación acorde a las nuevas actividades. El duque de Béjar ya había actuado como mecenas del santuario del Castañar durante sus obras de finales del siglo XVII, al igual que otros personajes de importancia. Esta actitud se mantendrá durante el siglo XVIII a la que se suma el patronazgo de la incipiente burguesía textil y de los bejaranos en general. Cuando en el siglo XIX desaparezca la institución ducal y el Cabildo Eclesiástico, los bejaranos la tomarán definitivamente como patrona de la ciudad y protectora de su actividad textil.
Iglesia de Santiago
Santa María de las Huertas quedará relegada a patrona de un Cabildo en decadencia, unida a él en su existencia. El 17 de marzo de 1820 éste decide trasladar la Imagen de Nuestra Señora de las Huertas, propia del dicho Cabildo a la Iglesia Parroquial de Santiago de esta misma Villa [...] y vender los materiales de la ermita, y que con su producto se hiciese un retablo aseado y decente en dicha iglesia[...].
El traslado definitivo en procesión de la virgen se efectuó el día 19 de Marzo de 1820, domingo de Pascua, y a ella acudieron el Cabildo Eclesiástico, el Ayuntamiento y la Comunidad de San Francisco con todas las cofradías de Béjar. En un acuerdo de 1821 el Cabildo decide vender la ermita, en estado definitivo de ruina.
A partir de entonces, hasta los años 80 del siglo XX, la imagen permaneció en el templo de Santiago, cayendo en un olvido acentuado con la desaparición del Cabildo Eclesiástico.Ahora, con motivo de su regreso al templo de Santiago (en el que permaneció durante 160 años) por la apertura del museo de arte sacro, se ha intentado recuperar las antiguas galas de las que la Virgen estaría dotada durante siglos de devoción bejarana.
BIBLIOGRAFÍA
-Libro de acuerdos del Cabildo Eclesiástico de Béjar. Año de 1798. Fols. 12, 13 y 14.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.