13 de septiembre de 2022

Sobre la lápida romana de Valentino, los primeros bejaranos de nombre conocido y su hallazgo en 1849

   Autora: Carmen Cascón Matas

         En el último mes distintas voces[1], al calor de los axctos culturales organizados por el Centro de Estudios Bejaranos, se han alzado para que el testimonio más antiguo del que se tiene constancia del poblamiento de nuestra ciudad, la estela de Valentino, sea tratado como se merece. A día de hoy esta pieza granítica de 1 metro de largo y 0,40 de anchura se encuentra arrumbada en un rincón del claustro del convento de San Francisco, sin una simple cartela que nos informe sobre su antigüedad e historia, sin protección alguna, y abandonada desde hace años.

 Lápida romana de Valentino

      La referencia histórica primera de esta lápida sepulcral romana la encontramos en el Libro de Actas de Sesiones del Ayuntamiento de 13 de julio de 1849[2]:

            «El Sr. Regidor Síndico hizo a la Corporación una celosa solicitud para que se recoja y traslade a este edificio o al de la Escuela Primaria una losa sepulcral hallada en las paredes arruinadas de Santa María de las Huertas que ratifica la antigüedad de esta población en la época de la dominación de los Romanos, y que debe conservarse para la posteridad».

            Y a continuación se explicita que aparece grabada la siguiente inscripción en una de sus caras con su transcripción completa y traducción del latín:

           

D M S

VALENTINO

AN XX

FLAVVUS P

VALENTINA

MFC

            La transcripción completa reza

            D(is) M (anivus) S(acrum)/ VALENTINO / AN (norum) XX/ FLAVUS P (ater)/ VALENTINA / M(e) F(aciendum) C(curaverunt). 

            La traducción completa sería:

            Consagrado a los dioses manes. A Valentino que murió a los 20 años, su padre Flavo y su madre Valentina le erigieron este monumento. 

Valle de las Huertas


            Por cierto, no sabemos quién tenía conocimientos tales como para realizar la transcripción y traducción de los caracteres latinos de esta lápida romana, pero desde luego debía de ser una persona culta y sensible para con el patrimonio. ¿Quién se oculta detrás de ese «Regidor Síndico»? Apunto una posibilidad muy plausible: el filósofo y escritor don Nicomedes Martín Mateos, quien había entrado a formar parte de la corporación en 1848 y además estaba gestionando la desaparición de los señoríos jurisdiccionales en ese mismo año de 1849, teniendo trato continuo con el secretario de don Mariano Téllez-Girón y Beaufort-Spontin, duque de Béjar.

            El ayuntamiento de ese año aprobó su colocación en el edificio de la Escuela Primaria, quizá en la calle Mansilla y digo quizá porque el Ayuntamiento solía tener distintos locales dispersos o alquilados para tal fin[3]. Tampoco conocemos si al final se trasladó allí o permaneció en el edificio consistorial, el mismo que hoy conocemos, por los datos que más adelante avanzaremos. Por entonces se estaba intentando comprar a bajo precio o negociar con los propietarios de alguno de los conventos desamortizados su compra por parte del ayuntamiento para instalar distintas dependencias municipales, pero de momento ese sueño distaba mucho de ser realidad. El descubrimiento de la lápida de Valentino ocurrió además en un momento de regocijo general, pues los próceres bejaranos estaban intentando conseguir ni más ni menos que el título de ciudad para Béjar y qué mejor que demostrar sus orígenes romanos por medio de este hallazgo…


            Volviendo a la lápida de Valentino y a la época romana[4], es muy posible que fuera colocada sobre el lugar del enterramiento de este joven de 20 años. La ausencia de nombres de su estirpe denota que la asunción del mundo romano había calado poco en la sociedad, a pesar de utilizar ya nombres de origen romano, o por todo lo contrario, por ser una práctica que se estaba diluyendo con el paso del tiempo, por lo que José Francisco Fabián García baraja una datación del siglo II d. C. Los nombres de Valentino, Flavio y Valentina son los primeros nombres de bejaranos que conocemos y de ahí la importancia de que este testimonio sea correctamente conservado, en un lugar apropiado y con una información acorde con su relevancia.

            El peso y volumen de esta estela romana induce a pensar que provenía de un lugar muy próximo a la citada ermita de Santa María de las Huertas, de lo cual se deduce que el posible primitivo poblamiento de Béjar[5], o al menos su necrópolis, se situaría precisamente en este fértil valle. Precisamente hace unos años los arqueólogos Manuel C. Jiménez y Ana Rupidera realizaron una prospección visual en la zona y recopilaron la bibliografía existente, a resultas de lo cual esta zona se encuentra catalogada como lugar protegido en el PGOU y en el Inventario Arqueológico de Castilla y León[6].

Cipos y lápida de Valentino en la Casa de Cultura (Palacio Ducal). Fotografía e información cortesía de Juan Antonio Frías Corsino. 

            Sabemos que a finales del siglo XIX este testimonio de nuestro pasado estaba colocado en el edificio consistorial[7] y allí permanecía en 1964[8], más tarde se colocaría en la Casa de Cultura en el Palacio Ducal y después pasaría a su emplazamiento actual, el claustro bajo el convento de San Francisco junto a otras «ilustres piedras»: escudos ducales, remates de contrafuertes, otras inscripciones pétreas medievales y modernas, testimonios graníticos todos ellos de demoliciones, ruinas y excavaciones que sufren idéntico abandono. Sumemos a éstas la lápida de Doña Fadueña que fue trasladada al Museo Sefardí de Toledo, donde su original sufrió daños irreparables, y el dolmen-menhir de Valdefuentes de Sangusín que se encuentra en el Museo de Historia de Salamanca. Y aún más: los cipos con cruces visigodas de la iglesia de Santiago[9]. Todos ellos son testimonios que merecen respeto y protección, además de su adecuada musealización y difusión.



[1] En los últimos meses varias personas han recordado la importancia de este testimonio en piedra tales como Manuel Antonio Marcos Casquero, Luis Rodríguez, José Francisco Fabián García o Antolín Velasco Maíllo en distintos actos culturales propiciados por el Centro de Estudios Bejaranos.  Últimamente en https://bejar.biz/foto-denuncia-vestigio-arqueologico-mas-importante

[2] Archivo Histórico Municipal de Béjar. Pleno de 13 de julio de 1849, fol. 86v. Sig. 1620. El dato fue ya publicado en CASCÓN MATAS, Carmen. «Béjar: de villa a ciudad”. Revista de Ferias y Fiestas de Béjar, 2013, pp. 65-69.

[3] HERNÁNDEZ DÍAZ, J. Mª. Sociedad y educación en Béjar en el siglo XIX.

[4] FABIÁN GARCÍA, José Francisco. «El tiempo más antiguo». Historia de Béjar, vol. I. HERNÁNDEZ DÍAZ, J. Mª y DOMÍNGUEZ GARRIDO, U (coords.). Centro de Estudios Bejaranos y Ayuntamiento de Béjar, 2012, pp. 178-180. FABIÁN GARCÍA, José Francisco. «Paseos por la Arqueología de la Comarca de Béjar: 10. Los primeros bejaranos conocidos». Béjar.biz (

[5] Sobre este particular y otros que comentamos aquí consultar MARCOS CASQUERO, Manuel Antonio. Historia, lingüística y geografía en el estudio del topónimo Béjar. CEB y Ayuntamiento de Béjar, 2019, 194 págs. De hecho fue este autor en 1970 quien apuntó el valle de la Huertas como posible poblamiento primitivo de Béjar en sus varios artículos sobre la iglesia de Santiago publicados en Béjar en Madrid. Béjar en Madrid, 2.528-2.532, 2.536, 2.538-2.540 y 2.545 (con comienzo el 29/08/1970).

[6] JIMÉNEZ, Manuel C., y RUPIDERA GIRALDO, Ana. «La desaparecida ermita de Santa María de las Huertas». Revista Ferias y Fiestas de Béjar, 2012, pp. 85-88.

[7]

[8] En la Cárcel, dado que entonces el edificio del Ayuntamiento se situaba en San Gil. GARCI-MAR. «Lápida funeraria Romana». Béjar en Madrid nº 2.192 (21/03/1964), pp. 1 y 2.

[9] MUÑOZ GARCÍA, Juan. «Piedras sepulcrales antiquísimas». Béjar en Madrid, 1.962 (24/10/1959), pp. 1 y 2. Más información en MARCOS CASQUERO, Manuel Antonio. Historia, lingüística y geografía en el estudio del topónimo Béjar. CEB y Ayuntamiento de Béjar, 2019, pp. 14 y 15.

 

5 comentarios:

  1. Ya va siendo hora de ponerle la protección debida y poner un cartel explicativo, para el conocimiento de sus habitantes. Un paso importante para esto, es tu buena entrada.
    Besos.

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  2. Vaya un dato importante para Béjar. No sólo descubrir los nombres de esta familia vecina, sino también las dolorosas circunstancias que propiciaron la estela, algo que todo el que la lea comprenderá y será solidario.
    Un beso, Carmen.

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  3. Ángel Mª Ridruejo Cabezasmiércoles, 14 septiembre, 2022

    Buenas tardes, Carmen. Es casi pedir un imposible, debido al grado de desgaste, pero sería interesante saber si alguien ha aventurado alguna hipótesis sobre la posible imagen que representase el relieve superior, podría ser muy revelador para datarlo.

    ¿Sabrías aproximar, para los que desconocemos el término de Béjar, la localización del Valle de las Huertas?

    Creo que, por fin, podremos acudir a Béjar, a la conferencia del sábado. Hasta entonces, un muy afectuoso saludo.

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    1. Pues de momento ningún arqueólogo ha dicho nada al respecto de ese posible relieve que mencionas, que podría ser algún elemento vegetal, por ejemplo una rama de árbol (¿laurel como símbolo de la inmortalidad?).
      El Valle de las Huertas está al sur de la zona antigua, a extramuros, entre las murallas y el comienzo del monte del Casatañar. Es un paraje feraz y húmedo, muy apto para el cultivo y la gandería y más benigno en cuanto a temperaturas.
      Hasta mañana entonces. Nos vemos.

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  4. Como nos dices debería estar como mínimo con una cartela en donde se pueda ver la información que se conoce tal como nos dices hace casi 200 años.
    Te animo a que conozcas algo mas que la catedral en la ciudad de Palencia ya que al ser pequeña la recorres en poco tiempo, otra cosa el que dediques a ver los monumentos que me imagino que tu no seas de las que lo hace rápido.

    Saludos.

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"No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo." Óscar Wilde.