13 de junio de 2018

No todos los días ocurre un milagro (cárcel de Béjar, 1481)

Autora: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.791 (15/12/2017), p. 4.


       Hace un par de años Alberto Bravo Martín me envió la referencia de un curioso hallazgo encontrado por casualidad, quizá consultando bibliografía para alguna de sus publicaciones por internet (es el fundador y autor de un blog dedicado al reinado de Carlos II). El documento narraba la curiosa historia de un milagro ocurrido en la prisión de Béjar por medio de la intercesión de la Virgen de la Peña de Francia (término municipal de El Cabaco, Sierra de Francia, Salamanca) en 1481 y estaba recogido en un libro escrito por el padre Alberto Colunga O.P. y editado en Salamanca en 1968[1]

 Virgen de la Peña de Francia. Siglo XVII. Autor desconocido
Colección Museo de la Historia Mexicana
Imagen sacada de aquí

7 de junio de 2018

El ajuar fotográfico de Juan Cambón

Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.765 (4/V/2018), p. 6.

      En el año 1869, fecha del documento al que vamos a aludir, la fotografía era aún un invento reciente, exótico y extraño. Apenas habían pasado tres décadas desde que se fijara el primer daguerrotipo en España y solo dos de la datación de la primera fotografía conservada. No fue fácil para el público la asimilación de este nuevo instrumento de reproducir imágenes, asimilándolo en un principio como una pintura hecha con medios mecánicos y mostrando recelos ante la posibilidad de exponerse frente al objetivo de las cámaras. En aquellos años 60 del siglo XIX la imagen de un fotógrafo con sus pesados materiales a cuestas debía resultar extraña si no inédita en Béjar. Nuestro protagonista, Juan Cambón[1] tiene un particular puesto de honor en nuestra historia al haber firmado las fotografías más antiguas que de la ciudad se conservan, donde se había afincado en el año 1866. Muy conocidas son algunas de ellas, especialmente la que nos muestra una imagen de la Puerta de la Villa (la misma que por aquella época de un modo algo presuntuoso se denominaba «Puerta de la Ciudad») en la histórica jornada del 28 de septiembre de 1868

Cámara de minutero. 

      Pero son escasas las oportunidades de conocer el «ajuar» de aquellos viejos fotógrafos, todo un despliegue de variados enseres y utensilios ambulantes y portátiles que le acompañaban allá donde fuera, algunos no muy diferentes de los que la fotografía posterior, incluso la actual, han usado, pero otros realmente curiosos. Gracias a los documentos notariales de la época tenemos la posibilidad de saber con qué tipos de instrumentos y accesorios trabajaba Cambón en Béjar y completar así la imagen que de él y de los fotógrafos del siglo XIX (todavía singulares personajes) solemos tener. 

29 de mayo de 2018

La biblioteca del Duque de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

A Isaura Zúñiga Mercado, bibliófila y librera 

        En el largo capítulo que Joaquín González Manzanares dedica a Juan de Zúñiga y Pimentel en La pasión libresca extremeña, 2009, se lee que: Hablar de Renacimiento en Extremadura es hablar de la familia Zúñiga. Este linaje, proveniente de Navarra pero vinculado a Plasencia por entronques diversos, forma la nueva nobleza extremeña con inquietudes intelectuales Y más adelante, aludiendo a los padres del maestre, dice: Don Álvaro de Zúñiga, conde de Plasencia (post duque de Béjar), poseyó una buena biblioteca de la que conservamos un inventario... Se casó con doña Leonor Pimentel (y Zúñiga), hija del conde de Benavente, uno de los principales bibliófilos de la época. La propia doña Leonor fue amante de los libros y protectora de las letras. 

 

     Más crítico es el fallecido académico vallisoletano Anastasio Rojo Vega, que en Documentos sobre los seis primeros duques de Béjar, 2008, apunta: No solamente los de Béjar (los Zúñiga), toda la nobleza española mostró un gran interés por los libros a lo largo del llamado Siglo de Oro, por lo que lejos de intentar ver en los duques una excepción, debemos contemplar un uso, una costumbre que llevó a los privilegiados por nacimiento al trato íntimo con poetas y escritores

23 de mayo de 2018

Béjar bajo el prisma militar según una encuesta de 1836


Autor: Carmen Cascón Matas
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.794 (2/02/2018), p. 4.

A principios del siglo XIX Béjar dejaba pasar las lentas hojas del calendario siendo una villa, industriosa, sí, con fábricas laborando en los márgenes del Cuerpo de Hombre, sí, con una inmigración creciente de mano de obra, sí, mas continuaba con sus trazas de población rural, con presencia más que evidente de ganadería y una escasa agricultura. O así es al menos como nos la imaginamos, provinciana todavía, sin título de ciudad (no lo conseguiría hasta 1850), sin Escuela Industrial, con las calles enfangadas por la lluvia y casuchas misérrimas en la mayoría de su caserío. ¿O quizá no? 

 Sede de la Capitanía en Valladolid. Foto sacada de aquí


En 1836 la Capitanía General de Castilla la Vieja, con sede en Valladolid, remite un cuestionario a Béjar [1] con el fin de obtener datos fidedignos sobre distintos aspectos considerados relevantes en lo militar, dejando atrás otros asuntos no menos interesantes. La situación a nivel nacional así lo requería, por un lado, por haberse producido el motín de La Granja -un grupo de soldados y sargentos de la Guardia Real había obligado a la reina regente María Cristina y a su hija, menor de edad, Isabel II a jurar la constitución de 1812 e implantar un gobierno progresista- y, por otro, por encontrarse en plena efervescencia la Primera Guerra Carlista

16 de mayo de 2018

Sobre la Universidad de Salamanca y el linaje de los Duques de Béjar

Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez

*Con ésta y otras entradas queremos celebrar el VIII Centenario de la Universidad de Salamanca. ¡Feliz cumpleaños!


         Es posible que la relación señalada en el título provenga de antes, pero para los efectos de este breve recuento se la sitúa en el siglo XVI. Precisar también que el linaje ducal aludido –incluidos individuos y ramas hasta hoy- es el que comenzó en 1485 con el primer titular, Álvaro de Zúñiga, y cambió de apellido en 1777 con la muerte sin descendencia directa del decimosegundo, Joaquín de Zúñiga. Así las cosas y para avanzar, se remite al artículo La duquesa de Béjar María de Zúñiga y Pimentel y su legado a la Universidad de Salamanca, publicado el 16 de mayo de 2016 en Pinceladas de Historia Bejarana, donde también se alude a miembros del linaje que fueron rectores del paraninfo salmantino. 

 Cardenal Gaspar de Zúñiga Avellaneda y Velasco


      En el tomo II de Historia pragmática e interna de la Universidad de Salamanca, 1917, el ex rector Enrique Esperabé Arteaga dedica varias páginas a los Maestros y alumnos más distinguidos, entre los cuales figura el doctor y catedrático de leyes Alonso de Zúñiga, al que algunas veces se le llama el Dr. Stúñiga. Con más de una década de carrera universitaria, la abandonó Zúñiga para asumir la defensa de los comuneros, hecho por el que fue condenado, obteniendo el perdón imperial por intercesión del duque de Béjar Álvaro II de Zúñiga (Möller Recondo, Claudia: El doctor Alonso de Zúñiga, catedrático de derecho y comunero, 2015).

9 de mayo de 2018

Juan Cambón, reportero de guerra

Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto
Publicado: Béjar en Madrid nº 4.765 (18/11/2016), p. 4.

      Este año se cumplen ciento cincuenta de uno de los pocos hechos históricos que dieron cierta relevancia a la ciudad de Béjar, el levantamiento que se conoció como «Revolución de la Gloriosa». Sin ser en absoluto decisiva la participación bejarana en las consecuencias que de él se derivaron (ni más ni menos que la huída de la reina Isabel II de territorio español) los ecos de la resistencia numantina de aquella pequeña y vital ciudad del oeste castellano trascendieron los medios de comunicación locales y alcanzaron alguna notoriedad en rotativos nacionales e internacionales

 Tampón del taller fotográfico de Juan Cambón

         El hecho supuso para España el aparente final definitivo de las rémoras del Antiguo Régimen y la base aún endeble sobre la que se asentarían poco a poco las estructuras de la democracia por venir. Para Béjar fue la consolidación de un sentimiento ciudadano que venía fraguándose durante todo el siglo XIX y del carácter ya netamente burgués y liberal de su sociedad. Así mismo ciertos mitos locales, ciertos iconos, parecieron surgir: los cañones de Víctor Gorzo, las barricadas, la imagen de la Puerta de la Villa, los mártires… 

2 de mayo de 2018

Algunas reseñas sobre el II Marqués de Valero, don Baltasar de Zúñiga y Guzmán (4ª Parte y final)


Autor: Antonio Avilés Amat
Publicado: Béjar en Madrid

      Desde que ocurrieron estos acontecimientos han pasado los años y al tiempo presente solo me queda el rememorarlos como gestas gloriosas de nuestro país de las que me cupo el alto honor de ser uno de sus principales protagonistas… 

 Don Baltasar de Zúñiga, marqués de Valero. 
Retrato del salón de concejales del Ayuntamiento de Béjar.

           Con algunos trastornos de mi salud y el miedo a padecer ataques de hidropesía, trastorno al que era propenso, así como el haber sufrido un intento de acabar con mi vida –que gracias a la divina Providencia quedó sólo en eso–, cuando el 16 de junio de 1718, tras abandonar la procesión del Corpus Christi y mientras subía las escaleras del palacio virreinal, fui atacado por un individuo de nombre Nicolás Camacho con un cuchillo, solicité el ser relevado de mi cargo. Por cierto que el sujeto que quiso acabar con mi vida fue detenido antes de consumar su propósito y enviado al hospital de San Hipólito para enfermos mentales, que loco debería estar para concebir tales desatinos… A mi petición de renunciar el honroso destino y abandonar el territorio de Nueva España accedió nuestro cristianísimo rey, nombrando para sucederme a don Juan de Acuña y Bejarano, marqués de Casa Fuerte, por lo que dejé mi empleo el 15 de octubre de 1722 regresando a la añorada villa y corte de Madrid.