Autor: Jorge Zúñiga Rodríguez
A más de 10.000
kilómetros de distancia (línea
roja),
Béjar, en España, y Tomé, en Chile, presentan un interesante símil en su
desarrollo industrial, aunque con algunos siglos de diferencia respecto de su
surgimiento. A ambas urbes el proceso les otorgó identidad y las introdujo en
el ámbito del progreso, que, como se sabe, es siempre relativo, fluctuante y
efímero. A continuación, algunos datos comparativos a la luz de la historia.
España y Chile
en el mundo. Lahistoriaconmapas.com
En Béjar, el
intercambio de esta villa por la de Frías con Enrique III en 1396, permitió a
Diego López de Estúñiga el control de las cañadas por donde pasaban los rebaños
de ovejas productoras de lana, una de las principales fuentes de riqueza del
reino. Sus descendientes, los Zúñiga duques de Béjar, aprovecharon las aguas
del río local y establecieron un tinte para la lana en 1596, y en 1691
iniciaron la producción pañera con la traída de maestros flamencos
especializados. En el siglo XIX la actividad se consolidó en la producción de
pañería fina, y pasó de la casa ducal a manos de empresarios burgueses al
finalizar el Antiguo Régimen, hecho que puso término a los privilegios de la
nobleza. Modernizada, la industria textil bejarana se benefició durante la
Guerra Civil como centro del suministro
de telas para los uniformes del ejército nacional y el aparato
administrativo del régimen, hasta alcanzar su punto más elevado en la década de
los 60 y luego enfrentar su fin. Actualmente el tema es motivo de un paseo por
los edificios abandonados de las antiguas fábricas de paño.
Complejo Textil
en Béjar. Lascabanuelas.com
En Tomé el
proceso textil comenzó en 1865, después del bombardeo del puerto por la flota
española que arruinó la producción de harina de trigo. El empresario
estadounidense Guillermo Délano, radicado en el lugar, decidió reconvertir su anterior
negocio molinero importando de EE.UU veinticinco telares para hilar la materia
prima obtenida de ovejas magallánicas y argentinas. Así surgió la fábrica de
Paños Bellavista-Tomé, que al adquirirla más tarde el empresario alemán Augusto
Kaiser, obtuvo el contrato para confeccionar los uniformes de la tropa chilena en
la Guerra del Pacífico. Después de otros propietarios, Bellavista-Tomé se
modernizó con nuevas maquinarias, y a mediados del siglo XX se convirtió en la
principal exportadora latinoamericana de telas de calidad. Nacionalizada en 1970,
la fábrica fue controlada por una cooperativa de trabajadores hasta que,
durante la dictadura militar, volvió a manos de particulares con el nombre de
Bellavista Oveja Tomé. Hoy mantiene la producción luego de ser salvada de la
quiebra por el Estado, y su estructura se considera Patrimonio Arquitectónico
de la ciudad.
Complejo Textil
en Tomé. Cyborgsoto
Al desarrollo
textil bejarano se han dedicado numerosos estudios, y acerca de su extinción
opinan los profesionales del rubro Javier R. Sánchez y Carmen Vázquez en el
artículo La ciudad de Béjar y su
patrimonio industrial textil, publicado en el n° 42, 2009, de la Revista
Informativa del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid:
Si nos paramos a reflexionar sobre los datos
aportados en este trabajo, comprobaremos la importante transformación que tuvo
para la ciudad de Béjar el proceso de industrialización, tanto a nivel
económico con el paso de una economía basada en procesos artesanales a otra
basada en la mecanización de procesos; a nivel energético con la utilización de
nuevas formas de energía como el carbón, la electricidad o el petróleo; y a
nivel social con el crecimiento de la población y la generación de puestos de
trabajo.
Hoy en día todos los países desarrollados han tenido
que diversificar su economía, perdiendo peso el sector industrial y ganándolo el
sector servicios. Béjar no ha sido ajeno a este proceso, y como ya se ha
indicado, el sector textil ya no es la principal fuente de riqueza para sus
habitantes.
La Industria Textil Lanera de Béjar de Rosa Ros
Massana,
ubicado por Junta de Castilla y León en 2006,
y Bellavista Oveja Tomé, de varios autores,
publicado por la Universidad
San Sebastián en 2012.
Por su posición
junto al mar, Tomé cuenta con otra fuente de actividad económica importante
como es la industria pesquera, expresada en la fábrica de alimentos marinos
Pesquera Camanchaca, que procesa el salmón y el langostino. Este recurso, sin
embargo, no ha estado exento de fluctuaciones tanto económicas como ecológicas,
debidas estas últimas a la aparición eventual del virus ISA en las costas.
Las economías van y vienen, pero los pueblos permanecen... de momento.
ResponderEliminarInteresante símil. Es posible que en otras ciudades se den similares contextos.
ResponderEliminarBesos Carmen
Las industrias desaparecen con el paso de los años,y se transforma en otra . Esta que tu describes de forma tan clara en esta entrada es un ejemplo bien claro,lo bonito está en conservar el edificio antiguo. Aquí pasa algo parecido con la industria conservera, algunas desaparecieron pero queda la construcción donde estaba ubicada y se le dio otra utilidad.
ResponderEliminarBesos Carmen.
Puri
Suele ocurrir que una población destaque por un determinado articulo que con posterioridad decaiga su uso, pero se la sigue conociendo por ese articulo.
ResponderEliminarSaludos.
Siempre hay que ver el progreso e ir a lo practico, pero me da una cierta nostalgia ver los cambios y los que uno va dejando atrás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Siempre es hermoso encontrar paralelismos, hermanamientos... que unen más que separan.
ResponderEliminarUn saludo.
Curiosa coincidencia, ambas industrias alcanzaron sus mejores tiempos de producción fabricando tela para los uniformes de las tropas de una guerra...
ResponderEliminarEs una coincidencia sustancial. JZR.
EliminarTengo entendido que la industria textil empleó en Chile a muchos palestinos, aunque ignoro si fue el caso de Tomé.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Bisous
En la época de la fundación Tomé había pocos palestinos en Chile. Los que llegaron después fundaron empresas textiles en la zona central, Yarur por ejemplo, y la mayoría se dedicó a intermediarios (Hasbún, Eltit, Massú, etc.) Atte., JZR.
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