Autor: Gabriel Cusac Sánchez
Publicado en su blog personal Fotos: Hoy.es
**Aunque inspirado en algunas referencias verídicas, este relato es ficticio.
Acaso en vano, quijotescamente, me empeñé hace unos meses en la defensa
de una olvidada ermita cacereña donde perviven los más insólitos
esgrafiados de la iconografía nacional. En la cúpula de su capilla,
entre grietas obscenas y contaminada por la purulencia verdosa de la
humedad, desfila circularmente una serie de extrañísimos bustos alados.
Tan excepcional escuadrilla está gobernada por el anatema. Los rostros,
de dientes filosos y ojos desorbitados, se descomponen en una mueca
terrorífica, metáfora visual del horror que les espera: la condenación
eterna. Son una veintena de réprobos, todos coronados por un gorro con
borla que quizás sea una alusión, aunque distorsionada, de la coroza
inquisitorial. O quizás no; porque nada se sabe sobre la identidad de
estos personajes. El gorro, por ejemplo, con su borla colgante, parece
más propio de los tontos de capirote de la antigua comedia
española. En todo caso, apoyando la especulación de que representan
almas condenadas, un friso inmediato, caligrafiado en latín y
remitiéndonos al libro de Isaías, parece reprocharles, a modo de fatal
recordatorio, su torpe desprecio al sacrificio de Cristo. Los réprobos,
enigmáticos, grotescos, sin duda creación de un artista mediocre (empero
valiosísimos por su exclusividad), pueden caer abatidos después de un
vuelo de casi cuatrocientos años. El templo que los acoge, ruinoso,
abandonado, sometido a la incuria de las autoridades patrimoniales,
constituye otro ejemplo más de la España cazurra y desidiosa, siempre
ingrata con su legado cultural.
El último episodio de mi particular cruzada, o de ese clamor en el desierto, fue la entrevista para una televisión extremeña. Cuando los reporteros y yo penetramos en las ruinas de la ermita, un hombre estaba en la capilla. Su postura era, como poco, inhabitual; permanecía acuclillado, con la espalda apoyada en el muro meridional de la capilla, y los brazos colgando con laxitud. Cabizbajo, y con una gorra de visera, no descubrimos su cara hasta que, con una morosidad extrema (quizá deliberadamente extrema) se levantó y saludó con un protocolario buenos días. No era un cretino, como en un prinicipio me hicieron suponer su pose extravagante y la exagerada lentitud de su reacción. Al contrario, me sorprendió la inteligencia de su mirada, glaciarmente azul, y la rara sonrisa que esbozaba, casi una contraseña cómplice que no casaba demasiado bien con lo impersonal de su saludo. También, aunque sus facciones eran comunes, me desconcertó la ambigüedad de su rostro, lampiño y poco surcado de arrugas, pero que en absoluto se correspondía al de un joven; admitiendo lo ridículo de mis cálculos, sólo puedo decir que sitúo su edad entre los treinta y los cincuenta años.
El último episodio de mi particular cruzada, o de ese clamor en el desierto, fue la entrevista para una televisión extremeña. Cuando los reporteros y yo penetramos en las ruinas de la ermita, un hombre estaba en la capilla. Su postura era, como poco, inhabitual; permanecía acuclillado, con la espalda apoyada en el muro meridional de la capilla, y los brazos colgando con laxitud. Cabizbajo, y con una gorra de visera, no descubrimos su cara hasta que, con una morosidad extrema (quizá deliberadamente extrema) se levantó y saludó con un protocolario buenos días. No era un cretino, como en un prinicipio me hicieron suponer su pose extravagante y la exagerada lentitud de su reacción. Al contrario, me sorprendió la inteligencia de su mirada, glaciarmente azul, y la rara sonrisa que esbozaba, casi una contraseña cómplice que no casaba demasiado bien con lo impersonal de su saludo. También, aunque sus facciones eran comunes, me desconcertó la ambigüedad de su rostro, lampiño y poco surcado de arrugas, pero que en absoluto se correspondía al de un joven; admitiendo lo ridículo de mis cálculos, sólo puedo decir que sitúo su edad entre los treinta y los cincuenta años.
No se marchó, como pensé que haría. La entrevista se desarrolló en distintas partes de la ermita, y durante toda la grabación, ora detrás de un arco diafragma, ora oculto en la sacristía, el hombre de la gorra de visera se las ingenió para no aparecer en ningún plano. Como jugando al escondite. O como resistiéndose, dentro de una cuestionable discreción, a abandonar su territorio.
A partir de aquí, me limito a la exposición de unos hechos.
Han pasado algunos días desde la entrevista. Hoy estoy aterrado. Hoy, en un noticiario, he contemplado las imágenes postreras de un accidente de tráfico ocurrido en el casco urbano de Mérida. En dicho accidente se ha visto implicada (aunque, por fortuna, su estado no reviste gravedad) la máxima autoridad en asuntos patrimoniales del gobierno extremeño. Es decir, la persona a quien van dirigidas mis súplicas. En las imágenes, entre los mirones agolpados tras el cordón policial de seguridad, he distinguido al hombre de la gorra de visera.
*******
*Sobre la ermita
de Talaván y su impactante mal estado de conservación, además del valor
incalculable de sus esgrafiados ya hemos hecho hincapié en este blog.
Recordamos
que el Centro de Estudios Bejaranos, por sugerencia del autor de este
artículo, lidera una campaña en defensa de su conservación que ha sido
incluida en la Lista Roja de Hispania Nostra.
Como se narra en la entrada Gabriel Cusac fue entrevistado por Canal Extremadura y el vídeo se puede ver en este enlace del minuto 26,35 hasta el 28,08.
Como se narra en la entrada Gabriel Cusac fue entrevistado por Canal Extremadura y el vídeo se puede ver en este enlace del minuto 26,35 hasta el 28,08.
Si queréis apoyar NUESTRA CAMPAÑA EN CHANGE. ORG, FIRMAD POR FAVOR EN ESTE ENLACE.
Yo ya he firmado y espero que la gente se anime, gracias a Gabriel y a Carmen por el trabajo que están haciendo y a todos los que en estan proyecto.
ResponderEliminarAnimo y suerte.
Me ha dado un escalofrío al terminar de leerlo :)
ResponderEliminarNecesitamos más activistas como el hombre de la visera...jeje.
Muy bueno.
Ya firmé hace unos mese cuando me enviaste la solicitud.
ResponderEliminarCon tu permiso, dejaré en link en mi facebook, a ver si hay más quienes se quieren sumar a la causa.
Besos Carmen
Ya hace un par de meses que firmé, en la página de tu amigo Fernando, y la verdad es que firmo muchas cosas de todo tipo, ahora no las voy a enumerar, pero te lo imaginas...
ResponderEliminarHace muchos años querida Carmen, cuando yo, viajaba por toda España, estuve como seis meses en Mérida, y la primera vez se me cayó el alma al suelo, al ver lo abandonadas que estaban esas ruínas, unos diez años más tarde volví a verlas y estaban en mejor estado cosa que me alegró mucho, creo que sabes más o menos lo que critico en mi blog sobre el abandono de nuestra historia, así que al ver esas fotos y este relato me da mucha pena, que tod@s nuestros gobernantes no tengan la sensibilidad adecuada por nuestro Patrimonio, sea donde sea,mi protesta más enérgica a ese abandono y deterioro, lo siento Carmen.
Un abrazo v cuenta conmigo para lo que sea, mi blog es tuyo y si quieres que publique algo, me lo dices y hecho estará, eso sí con tus palabras.
BFDS.
Muchas gracias por tu ofrecimiento, Mª Trinidad. Eres muy muy generosa.
EliminarCon respecto a lo que dices creo que cada cual debemos poner nuestro granito de arena para defender el patrimonio, ya bien sea con dinero, compartiendo el mal estado de los edificios en nuestros blogs o mandando cartas, por poner unos cuantos ejemplos. Ya veo en tu blog y en tu perfil de facebook todo lo que te mueves con respecto a las barrabasadas que están haciendo con muchas construcciones modernistas de Barcelona. En todas partes cuecen habas, me temo.
Un besazo
Ese hombre de la gorra puede tener algo que ver con ese accidente, no te quepa la menos duda...Qué miedo dios Mío.
ResponderEliminarEse hombre de la gorra puede tener algo que ver con ese accidente, no te quepa la menos duda...Qué miedo dios Mío.
ResponderEliminarPerdón Carmen, quise decir Roberto, perdonadme los dos, he tenido un lapsus con mi hijo Fernando, de verdad me hablaba y me he equivocado, no le voy a reñir, pero me ha sabido mal ese lapsus, ya se ha disculpado y yo, le he dicho, que cuando esté en mis cosas, como si no estuviera, que yo con él hago lo mismo.
ResponderEliminarBuenas noches y gracias, besos.
Te he entendido. Roberto no tiene blog porque no le hace falta: me pasa los artículos que quiere y yo se los cuelgo gustosa.
EliminarBesos
A mi me parece que lo he visto antes y creo que fue en tu blog. Son muy feos, pero aún así merecen ser conservados por su antigüedad. Parecen espantapájaros, espanta almas. También algo tenemos que ver todos en lo de la pérdida del Patrimonio, porque en cuanto hay una piedra al alcance de nuestra manos nos la llevamos. Hay mucha gente maestra en el destrozo. Suelo firmar casi todo de Change.org. Por supuesto que firmaré.
ResponderEliminarBss
Muchas gracias por tu apoyo, Katy.
EliminarEn Pompeya, por ejemplo, los visitantes acaban siendo peor que Atilas y los hunos juntos, pues se llevan trozos de mosaicos, sillares, tejas y todo lo que encuentran.
Un saludo
Muy bueno, Gabriel. Os habéis planteado buscar dinero en sitios como Verkami?
ResponderEliminarBueno, Carmen, poco más se puede añadir. Un abrazo,
ResponderEliminarGracias por difundir el relato, Carmen, que es también difundir la soledad y el abandono de nuestros queridos réprobos de Talaván, y gracias a los comentaristas por su interés. Y, amigo Agev, respecto a la iniciativa de Verkami, si en Change nos hemos estancado en las trescientas y pico firmas, personalmente dudo mucho de que, a través del mecenazgo, podamos lograr la rehabilitación de la Ermita del Santo Cristo de Talaván. De no ser que aparezca un millonario yanqui, la compre y la restaure para adornar su rancho. Malos tiempos para el patrimonio.
ResponderEliminarVeo dificilísima la propuesta de Agev, ciertamente, y más en los tiempos de penuria que corremos. Creo que el micromecenazgo está bien para la restauración de obras conocidas, pero no para ermitas perdidas.
EliminarSaludos
Quizás fuera un artista mediocre, pero hoy sus esgrafiados son una puerta directa a un pasado que se nos diluye. ¡Suerte con la causa!
ResponderEliminarSaludos
Recuerdo tu anterior publicación creo que vale la pena conservar por la antigüedad, lo del personaje hace pensar.
ResponderEliminarBesos.
Cazurra y malintencionada porqué no se valora nada de nuestras señas de identidad y para muestra un botón.
ResponderEliminarUn abrazo feliz día Carmen.
Pues suerte... A los leoneses nos choca oír lo de cazurros en su acepción real, osea, cortos, torpes sospechosos, taimados, necios, tercos, tacaños y raros porque así es como nos llamamos unos a otros... Lo de tacaños es particularmente ofensivo por lo mentiroso, no conozco ningún otro lugar de España donde las tapas, que están que te mueres de buenas, sean gratis... Con todo si viene alguien a decirte cazurro vas y te ofendes pero si te lo dice un paisano ,ah no, si te lo dice un paisano no pasa na y está bien. Si es que somos unos cazurros :P
ResponderEliminarBesos, Carmen. Feliz semana
Queridos Carmen y Gabriel, un magnífico relato para recordarnos el escaso aprecio que desde las cúpulas se da a nuestro patrimonio cultural. ¡Una lástima!
ResponderEliminarMil bicos.
Muy cierto y acertado tu relato, muestra una vez mas la desidia y el abandono en el que tenemos nuestro patrimonio cultural. No exigimos a nuestros mediocres politicos el cuidado que se les deberia dar y que merecen. Asi nos va.
ResponderEliminarUn abrazo.
Aunque nos encontramos en una época en la que estamos atravesando una dura crisis, quizás la iniciativa popular podría hacer campañas para recoger donaciones y quizás entre todos buscar fondos para restaurar y proteger este patrimonio. Es penoso que desaparezcan lugares como este, con tanta historia y que nadie ponga los medios para evitarlo.
ResponderEliminarBesos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
A ver si hay suerte:))
ResponderEliminarUn beso.
Se me ha adelantado Xibelius, con su atinado comentario. No es su valor artístico, sino el de la obra y su intención hecha hace tanto tiempo. Ojala, finalmente, logre salvarse esa ermita. Un abrazo, Carmen.
ResponderEliminarAdelante Carmen, entre todos, podremos.
ResponderEliminarmanolo
Hola Carmen y Gabriel,
ResponderEliminarcreo que yo ya habia leido sobre este etema en un posteo anterior.
es un muy sugerente relato que nos recuerda la desidia y el desden con que las autoridades se comportan ante el patrimonio cultural, me rompe el alma ver esas imagenes. Ojala tengan suerte con la junta de firmas, yo creo que si.
Abrazos.
Una pena como tenemos el panorama.
ResponderEliminarNo se si es desidia, mala gestión o incapacidad manifiesta. Desde luego, amor al patrimonio cultural, nada de nada.
Acabo de llegar de viaje e intento ponerme al día..
Un saludo.
He utilizado tu artículo para hacer uno en Los Abdones sobre este tema.
ResponderEliminarJerónimo
Perfecto, Jero. Cuantos más nos sumemos en estas causas de defensa del patrimonio, mejor.
EliminarUn beso
Impresionante relato, tanto el contenido referido a ese "reivindicativo" hombre visera en la sombra, como por el estado en el que se encuentra la ermita de Talaván y esas magníficas pinturas al fresco que parecen importarnos a todos excepto a las personas que más les debiera importar.
ResponderEliminarMucha suerte en la reivindicación y mis felicitaciones a Gabriel Cusac por su relato y su meta.
Un abrazo, Carmen.
Carmen Hermosa esta entrada con estos bellos relatos Saludos
ResponderEliminarSuerte tiene la ermita de Talaván con sus defensores. Seguro que darán su fruto.
ResponderEliminarComo referencia puntual ante la triste historia de la ermita.
Dejando a un lado el guión, resulta interesante la película de Alex de la Iglesia sobre las brujas de Zugarramurdi. Aporta vestuario y tocados que tienen mucho que ver con la iconografía de los esgrafiados.
Hasta pronto
Ya firmé. Es una vergüenza lo poco que se valora el patrimonio. Los edificios se caen a cachos y nadie hace nada.
ResponderEliminarUn saludo.
Como es habitual, Carmen, un relato excepcional. La incultura artística, la expoliación y la desgana en recuperar el patrimonio de tradiciones y lugares de interés arquitectónico y emotivo, os están llevando al camino de las cuestaciones petitorias a tranquilos inútiles que sólo han oído decir que todas esas leyendas son poco conocidas, irrelevanes ante la problemática actual de miseria, provocada por las avaricia pero que procurarán contentar a todas las iniciativas culturales que se presenten. No saben ni lo que significan estas palabras tras el tiempo que lleváis solicitando que se soluciones este lugar. Lo siento, Carmen, lo siento y espero que consigáis el objetivo que tenéis como meta. Relatos, verdaderos o simplemente leyendas, unidos a lugares de carácter mágico nunca deben desaparecer.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, querida Carmen.
Carmen acabas de clavar un buen aguijón, sí, no cuidamos nuestro patrimonio por desidia,desconocimiento de nuestra historia y los gobiernos van a la suya, al poder y nada más.
ResponderEliminarPero mira...la gente de a pie, ni se entera de esas cosas y por perder, hasta perdemos nuestro lengua tan rica.
Cuenta con mi colaboración en lo que pueda.
Aprovecho para decirte que mi blog cumple hoy día de la Virgen del Rosario, 4 años. Te spero enmi casa para celebrarlo juntas.
gracias
Con ternura te dejo un beso.
Sor.Cecilia
Hola, Carmen. Después de tantos meses sin actividad entro en tu blog y llego a tiempo de firmar una petición por una causa en la que estás involucrada y que me parece acertada así que estoy encantada de haber podido firmar.
ResponderEliminarTantos millones gastados en obras que terminan sin utilidad alguna y el patrimonio cultural perdiendose por deterioro ¡Ayns!.
Un beso, guapa.