La subida de la Virgen a Piedrahíta (Ávila)

            Autora: Vega Gómez González

*Es fácil desde la añoranza recordar lo vivido durante años. Es más difícil imaginar las mismas costumbres si no estás. Pero es imposible verlo y fotografiarlo a centenares de kilómetros. Esta entrada no hubiera sido posible sin la ayuda y generosidad de unos estupendos reporteros que, desde Piedrahíta, fueron captando con su objetivo diferentes puntos de vista de las fiestas, bien para compartirlas conmigo en el móvil, bien para colgarlas en las redes sociales de dónde he obtenido alguna. Ellos son, por orden alfabético: Marcos Barbero, Miguel Fauró, Maribel de la Fuente, Laura Gómez, Luisa Gómez, Sixto Gómez, Victor M. Gómez, Marisa Hernández Cabo y Adrián Hernández. 

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Las fiestas patronales de Piedrahíta duran cuatro días. Comienzan el sábado víspera del segundo domingo de septiembre, por lo que algunos años coinciden con la Romería de la Virgen del Castañar o con el día de la Virgen de la Vega de Salamanca, como ha sucedido este año. Sin embargo, hasta principios del siglo XX se celebraban en la segunda quincena del citado mes y era la Junta de la Mayordomía, quien, reunida en agosto, decidía qué días se celebrarían.

 Los gigantones dan comienzo a la fiestas

La dulzaina y los gigantones dan comienzo a la fiesta el sábado por la mañana. Goya y la Duquesa son obra del escultor piedrahitense José Antonio Elvira. Los cabezudos ya no salen por falta de personal. No estaría mal la creación de una asociación de voluntarios como existen en otros sitios para mantenerlos.

  Pregón de fiestas desde el balcón consistorial

Al atardecer, tras el pregón que anuncia las fiestas, las autoridades civiles y religiosas bajan junto al pueblo al sitio del Alamillo para recibir a la patrona. Mientras, un grupo de personas ha llegado hasta la ermita para traerla. En algunos casos cumplen devotas promesas, como aquella señora que vi subir descalza desde la ermita cuando era niña.

La espera se hace larga

Este año intentaron salir antes del santuario porque el cielo amenazaba lluvia, pero la espera de los fieles pertrechados de paraguas se hace larga. 

Es costumbre que la Virgen llegue durante el crepúsculo a la conjunción de las carreteras de Béjar y Salamanca. Cuando llega al Alamillo ya ha caído la noche. Suenan las dulzainas. Los devotos comienzan la Salve. Tras ella se oyen emocionados ¡Viva la Virgen de la Vega! que son coreados por todos los asistentes, muchos del valle del Corneja, otros, emigrantes de la zona venidos desde lejos, como cada año.

 

 La gente canta la Salve

Se inicia entonces una procesión que recorrerá las calles de la villa: primero la dulzaina y los gigantones, seguidos de más de un centenar de personas entre mayores y niños ataviadas con el traje típico que abren paso a la Virgen entre el gran gentío. Las señoras con mantilla acompañan a la Virgen y, detrás, la Banda de Piedrahíta toca música solemne.

 La Virgen recorre las calles

Desde 1980 al llegar a la plaza se bailan dos piezas propias de Piedrahíta para recibir a la patrona del valle: la Subida de la Virgen y la Charrada de Piedrahíta. La primera tiene la misma música (o muy parecida) a Las Alabardas de Villafranca de la Sierra, pero se baila de forma diferente tanto en pasos como en coreografía; nos la enseñaron Victoria García Camarón (la de teléfonos) y Práxedes Mayoral. Los pasos de la segunda son adaptados de las charradas salmantinas. 

  Bailando la Subida de la Virgen y la Charrada de Piedrahíta

Más tarde se acompaña a Nuestra Señora de la Vega a la iglesia donde, tras ofrendas y homilía, las camareras cambian su atavío. El gran manto que lucirá al día siguiente le fue regalado por el pueblo de Piedrahíta a colación popular en torno a 1950 y lo llevará, como cada año, hasta que acabe su novena; sin embargo, la mayordomía custodia otros de gran valor, como uno de finales del siglo XVIII regalado por la Duquesa Cayetana de Alba, la protectora de Goya.

  La Virgen luce el manto nuevo

El día grande de las fiestas amanece con alborada de gaitilla, antaño sobre las siete de la mañana; ahora nos dejan descansar y suena sobre las diez. Los danzantes se engalanan de nuevo con el traje serrano.

 Ajustándose los pololos

 Misa mayor

Tras la misa, la Virgen saldrá de nuevo en procesión por las calles.

La Virgen sale de la iglesia.

Acompañada de la banda, los gigantones, la dulzaina y el pueblo de gala.

 Los gigantes, la dulzaina y los que bailan encabezan la procesión

 La banda acompaña a la Virgen

 Nuestra Señora de la Vega entra en la plaza mayor.

Finalmente llega a la plaza donde será agasajada con bailes de pequeños y grandes. El baile de las cintas, la Jota de Piedrahíta que nos enseñó Ana María Muñoz Martín y Pedro, el dulzainero de Mesegar de Corneja, traspasó a la dulzaina, y, por último, la jota de La Peona que los bailarines llaman del “Mogollón” porque bailan todos a la vez de manera coreografiada. En ocasiones han llegado a ser doscientos.

 La gente mira y los niños bailan

 Baile con arcos de otros años

Baile de las cintas

Después, la Virgen de la Vega recibe flores que el sacerdote recoge. 

Esperando a entregar las flores

 Ofrenda de flores.

El Niño, que ya sabe andarse solo, está entusiasmado
(como dice la Jota de Piedrahíta)

Tras el concierto de la banda y los bailes de la noche dominical, la alborada musical abre el lunes, que es el día más entrañable, porque se quedan sólo los habitantes actuales de Piedrahíta. El Ayuntamiento invita a carne con patatas y las terrazas permiten que la gente se siente libremente en ellas sin necesidad de consumir, aunque como la bebida, el café y los helados corren a cargo de los comensales, no lo hacen de balde.

 Haciendo cola para comer.

 Comiendo en las terrazas de la plaza

 Por la tarde, los hinchables gratuitos entretienen a los más pequeños

Llega el martes y la fiesta se despide hasta el año que viene, pero la Virgen se queda en Piedrahíta hasta “la Bajada de la Virgen” que se producirá el último domingo de octubre. Aún este martes festivo es el día en que la gente de los pueblos colindantes del valle acude a la misa y la procesión, acto final de la celebración, pues aprovechan el día de mercado semanal. 

Este año será el último que la Virgen se pare ante el convento de la Madre de Dios, porque la congregación carmelita, después de 500 años, marcha de la localidad.

 La Virgen de la Vega se despide de las madres Carmelitas, 

a punto de marcharse del pueblo.

Hasta hace no muchos años era el día que más sacerdotes concelebraban la misa y asistían a la procesión con estupendos ornamentos religiosos, pues venían los de los alrededores. Este año la falta de vocaciones y la carencia de párrocos se nota, pues sólo había dos que quedan ocultos tras la patrona.

Procesión del martes de fiestas