Autor: Manuel-Antonio Marcos Casquero
Publicado: Béjar en Madrid 16 diciembre 1972, nº 2648
La circunstancia de haber sido designado 1972 “Año internacional del libro” ha sido pretexto para que, en torno a Cervantes y a su Quijote, se hayan celebrado innumerables conferencias, exposiciones, seminarios y estudios mongráficos. La siempre actualidad de la obra cervantina ha pasado, una vez más, a primerísimo plano durante este año en curso. Es éste, y no otro alguno, el motivo que me ha movido a escribir estas acotaciones acerca de un tema numerosas veces tratado -muchas de ellas por bejaranos-, aunque la mayoría de estos trabajos redundan más en patriotismo local que en otra cosa. Me refiero a la dedicatoria hecha por Cervantes de su primera parte de El Quijote al duque de Béjar.
Don Miguel de Cervantes |
Dicho duque era don Alonso Diego López de Zúñiga y Sotomayor, sexto duque de Béjar. Su nacimiento debió acaecer el año 1577, según se desprende de un epitafio que en su honor compuso el poeta sevillano Fernando de Rojas, publicado por don Cayetano de la Barrera en Poesías de don Francisco Rojas... p.60, editado por la Sociedad de bibliófilos españoles (Madrid 1867). En uno de sus versos se dice: Hausit primum aerem anno a verae natali // LXXVII, saeculi XVI... A la muerte de su padre, don Francisco, acaecida en Madrid el 9 de mayo de 1601, y ante la renuncia hecha al mayorazgo por el hijo del difunto, llamado también Francisco, que ingresó en religión, don Alonso heredó, además de una inmensa fortuna, el ducado de Béjar, que ocupó el 12 de mayo de 1601. A la riqueza paterna unía la de su mujer, doña Juana López de Mendoza Enríquez de Cabrera, hija de los duques del Infantado, con la que había casado en 1595.
Pasaba el duque por ser amante de las letras y mecenas de escritores, al par que invertía la mayor parte de su tiempo entregado a la práctica de sus deportes favoritos. Mientras lo segundo parece indiscutiblemente cierto, en cuanto a lo primero es preciso hacer algunas puntualizaciones. Francisco de Rojas, en el epitafio mencionado, lo llama Integer fidei spei, vir sine ambitione, magnanimus, mansuetus, benignus, beneficus in omnes..., pero en parte alguna le aplica el calificativo de docto, erudito, ilustrado o algo parecido. Su relación con el mundo de las letras debió limitarse a una escatimada protección sobre los escritores, movido más por un deseo fatuo de ostentación literaria, que por una inclinación natural a la literatura. Hay una anécdota que Rodríguez Marín (uno de los cervantistas más eximios de todos los tiempos) aducía como comentario y prueba de que nuestro duque “tenía algo más de simple, que de discreto”. En uno de los Cuentos que notó don Juan de Arguijo, publicados en 1902 por Paz y Mella en la segunda serie de Sales españolas, se lee: “El duque de Béjar, que murió el 1620, decía uno que había muerto como un santo. Respondió otro: sin duda se fue derecho al cielo, si el limbo no lo ha sacado por pleito”. (La fecha está equivocada, ya que la muerte del de Béjar tuvo lugar el 14 de diciembre de 1619).
Dedicatoria de la Primera Parte del Quijote |
A este duque le fue dedicada una obrita salida de las prensas de Valladolid y titulada Flores de poetas ilustres de España, primera parte, dividida en dos libros, ordenados por Pedro de Espinosa, natural de Antequera, y conteniendo dieciocho odas de Horacio, traducidas por diferentes y graves autores admirablemente. Valladolid 1605. Por Luys Sánchez, impresor del Reino. Era éste un hermoso y valioso muestrario antológico de la lírica española, pero el duque no supo corresponder como merecía tal cortesía y deferencia de Espinosa. Algo parecido debió sucederle a Cervantes ese mismo año de 1605, cuando hace su dedicatoria de la primera parte del Ingenioso Hidalgo al de Zúñiga. “Demuestran tal afirmación -escribe el citado Rodríguez Marín- dos circunstancias: Cervantes no volvió a mencionar al duque en ninguna de sus obras; y en los días en que escribió la dedicatoria de la primera parte del Quijote, hízolo tan de mala gana, que, por no tomarse el trabajo de redactar de propia minerva, la hilvanó entresacando unas frases de la dedicatoria que Fernando de Herrera había escrito 25 años antes para el Marqués viejo de Ayamonte en sus Obras de Garci Lasso de la Vega, con anotaciones, (Sevilla, Alonso de Barrera 1580) y del admirable prólogo que el maestro Francisco de Medina compuso para este libro”. Como dato curioso hay que añadir que nueve años más tarde don Miguel Yelgo de Vázquez dedicará al duque de Uceda una obra titulada Estilo de servir al príncipe, con exemplos morales para servir a Dios, en la que copiará casi literalmente la dedicatoria dirigida por Cervantes al duque de Béjar.
No debió Cervantes recibir ninguna gratificación del duque, de cuya tacañería hay abundantes ejemplos, recogidos por Rodríguez Marín en el tomo IX, apéndice 1º (la edición dice equivocadamente tomo IX), de su edición de El Quijote.
Escudo de los Zúñiga. Portada Norte del Santuario del Castañar
Tal vez muchos autores buscaban más el amparo moral del título nobiliario a quien dirigían sus obras que el provecho crematístico, aunque Cervantes no estaba libre de estrecheces y necesidades. De ahí que, si bien tachado el duque de tacaño, muchos autores pusieran bajo su tutela alguna de sus obras. Lope de Vega le dedicará aquel soneto que comienza: Después que otro Virgilio Eneydas cante // del gran Sotomayor de Benalcaçar..., y que el lector curioso puede encontrar en Rimas de Lope de Vega Carpio, editada en Madrid (Alonso Martín 1609, Tomo I, fol. 66 vto.). En 1612 Góngora, por su parte, le dedicará sus Soledades.
Ahora bien, correspondiese no galantemente el duque a la delicadeza tenida por Cervantes hacia él, lo que sí es cierto es que el nombre de Béjar continuará indefectiblemente unido a la primera página de la inmortal obra cervantina. Y aunque esto no quita ni pone nada al contenido de El Quijote, el hecho de que el nombre de Béjar aparezca en él, no deja de ser grato para muchos bejaranos.
Que buena reseña!
ResponderEliminarAsì que el Duque era tacaño? jajajajajajaja!!!
Muy interesante, amiga.
Un abrazo.
JE, je,,, me ha gustado la frase con fecha equivocada, y que sin duda hoy, hay que añadir otro problema más para que se pueda llevar a cabo... Que dice la Santa Madre Iglesia que no existe ya el Limbo... hala!!! el duque de Béjar directo al infierno... juas, juas...
ResponderEliminarMe gustan tus entradas...Bss...
Pues parece mentira que el Duque hiciera roñosería con Cervantes, y supongo que a sabiendas de que sabía que este era recaudador de impuestos, y que con el fisco no se juega.
ResponderEliminarBejar y La Mancha unidos, a pesar de todo¡¡
Saludos Carmen y Manuel Antonio, por una entrada de ulterior.
Me estoy preguntando que es lo que no habra en Bejar. Como usted díce, aparece hasta en el Quijote y ademas en la portada.
ResponderEliminarMuy buena entrada.
Saludos Dña. Carmen!
Pues ya lo creo, madame, ha de ser todo un honor. Y eso que el duque era tacaño! Si llega a ser generoso, el Quijote comenzaría en un lugar de Bejar de cuyo nombre no quiero acordarme.
ResponderEliminarBuenas noches, madame
Bisous
Vaya, vaya con el duque, no soltaba un maravedí; pobre Cervantes tan necesitado de bienes y con tantos problemas que tuvo en vida para luego venderse el Quijote en todas las partes del mundo. Pero como bien dices ahí está Béjar.
ResponderEliminarUn saludo.
Como siempre muy interesante. Tal vez si el duque hubiera sido más espléndido el Quijote sería difernete. Pero aún así un Cervantes Universal no merecía este trato.
ResponderEliminarUn beso Carmen
Si llega el Duque a saber la fama que alcanzaría otro gallo hubiese cantado.
ResponderEliminarSaludos.
Por completo interesante su entrada, Marco- Antonio; que orgullo que Bejar este nombrada en el Quijote, (ahora mismo voy a fijarme eso especialmente) y no es para menos, con tamaña obra de arte.
ResponderEliminarSaludos para Vd. y para Carmen.
Gracias a ese acto algo tacaño del Duque, que provoca algo de resentimiento en Cervantes, Béjar aparecerá para siempre encabezando la obra más leída y traducida del mundo; no se portó nada el mal el Duque para los bejaranos, eh? Aparte de bromas, para un pueblo es estupendo esta relación con el más insigne de nuestros escritores. Saludos a los bejaranos y un abrazo a Carmen.
ResponderEliminarParece que al Duque lo del mecenazgo a los literatos le servía sólo para presumir y ostentar, algo muy típico de aquella época. Me gusta también la manera de narrar de quien escribe el artículo, los historiadores de hace 30 años o más siempre narran la historia no tanto quizás desde el rigor sino como si se tratase de un cuento, dando incluso su opinión personal o juzgando, algo que hoy se dice siempre de no hacer entre los que se dedican a esto de la historia :)
ResponderEliminarUn beso.
Aunque en El lazarillo de Tormes, el ciego dice eso de "más da el duro que el desnudo", aquí no parece que sea el caso dado que el tacaño del duque es un hombre "con posibles".
ResponderEliminarUna reseña interesante.
Saludos.
El duque parecia bastante roñoso!
ResponderEliminarGracias como siempre por la información que nos regalas,Con tigo no paramos de aprender.
Besos
Lo de sacar al Duque del limbo con pleito por medio es de antología.
ResponderEliminarSaludos.
Buenas tardes Carmen,
ResponderEliminarPerfecto dedicar unos minutos a la lectura y siempre enseñanza que ofrece tu Blog. Es de apreciar toda la Historia que logras obtener de Béjar.
Si este señor hubiera dedicado "más afecto" a la obra, qué hubiera sucedido?
Besos,
Antonio
Y yo digo que por constar esa mención al duque de Béjar, y en consecuencia a la ciudad, y por estarlo en el prólogo y con una identificación inequívoca, forma parte del mismo texto con la misma calidad y mejor definición que "un lugar de la Mancha, de cuyo nombre..."
ResponderEliminarMe ha encantado conocer algunos aspectos que desconocía sobre el duque y su tacañería.
Muy interesante tu entrada. Entre otros, tengo "El Quijote" anotado por Rodríguez Marín; sin duda, es toda una eferencia. Tu lectura me ha llevado a releer la dedicatoria, el pólogo y los versos preliminares.
ResponderEliminarExcelente, Carmen.
Un abrazo
Gaucho: ya sabes que los nobles, no por serlo, son más generosos o menos que los demás. Creo que son más roñosos que el resto de los mortales, jejej
ResponderEliminarSaludos
MariCari: seguro que el duque estará en el Cielo por haber pagados las 400 misas correspondientes para pasar el listón o en el Infierno por otros pecados mucho menos veniales. En todo caso, quién sabe... Lo mismo nos le encontramos en la otra vida con us gorguera y sus espuelas.
ResponderEliminarBesitos
Javier Peralta: si es que el mundo es un pañuelo, jejeje Me da a mí la impresión de que por entonces el magno don Miguel no era más que un proyecto de gran escritor... Apuesto lo que quieras a que le hizo la dedicatoria al duque con cierta esperanza de que le pagase algunos dineros sin resultado...
ResponderEliminarSaludos
Lorenzo: por eso un paseo del Parque Municipal se llama Paseo de Cervantes y el teatro principal de la ciudad se llama Teatro Cervantes, todo en honor del escritor que un día se quedó sin los dineros del duque. No creo que tuviera buen recuerdo de nuestra villa (si es que un día pisó en ella, lo cual dudo sinceramente)
ResponderEliminarSaludos
Dame Masquée: jajaja, ¡qué ocurrencia, madame! Si el pobre don Miguel le dedicó el Quijote a don Alonso pensando así recibir sus favores monetarios y nada de nada. Ni con esas. Pero, ahora que lo dice, ¿se imagina al Caballero de la Triste Figura cabalgando por esta zona serrana de cuestas y verdes, de picos nevados y zonas encharcadas? Se me hace difícil...
ResponderEliminarBesitos
Valverde de Lucerna: si hubiese nacido en estos tiempos donde las novelas se convierten en best sellers y el escritor de turno se forra, el pobre don Miguel hubiese vivido otra vida de la que realmente le tocó. A veces pienso que unos nacen como caballo ganador y otros como el perdedor, y Cervantes fue de estos últimos. Quién lo hubiese dicho...
ResponderEliminarSaludos
Katy: entonces Cervantes no era el insigne escritor en el que se convirtió tras su muerte. Como todos, excepción hecha del Fénix de los Ingenios, se arrastraba de sitio en sitio buscando los favores de los nobles con dinero que le pudieran mantener su pluma. Algo así a como lo que ocurre con los escritores y las editoriales, ¿no?
ResponderEliminarBesos
Eduardo: desde luego. El problema es que no sé si el duque hubiese tenido dinero para mantener tanto talento. Quizás hubiese cambiado de noble protector...
ResponderEliminarSaludos
Carolina: es un honor figurar en la primera hoja del libro escrito en español de mayor importancia de todos los tiempos ( a pesar de duques tacaños).
ResponderEliminarGracias y un besito
Paco Hidalgo: creo que el hecho de que Cervantes dedicase El Quijote al duque fue simple azar. Don Miguel, más pobre que las ratas, buscaba algún noble para poder subsistir y se le ocurrió don Alonso I porque su padre, Francisco III, era un gran mecenas de artistas y literatos. El pobre se equivocó no obteniendo ni un real del duque.
ResponderEliminarBesitos
Carolus: la cuestión es que este duque no soltó un maravedí ni siquiera para ostentar. Quedó a la altura del betún y es por lo que la Segunda Parte de su Quijote la dedicó al duque de Lemos, un noble de mayor fuste e importancia en la corte en ese momento. El padre de Alonso, Francisco III, sí que fue un auténtico mecenas.
ResponderEliminarTienes razón, Carolus, es una delicia leer a Manuel.
Un beso
Cayetano: se ve que al señor duque no le hizo gracia esta novela en la que se criticaba a los libros de caballerías. Lo mismo es que le gustaban demasiado...
ResponderEliminarSaludos
Mª Angeles y Jose: las gracias a Manuel que es el que nos ha deleitado con este artículo.
ResponderEliminarUn abrazo
Retablo de la Vida Antigua: ¿te imaginas el relato que se podría hacer con semejante escena? Digna de una obrita de teatro de la época.
ResponderEliminarSaludos
Markosy: quizás don Miguel no hubiese vivido en las estrecheces en que tuvo que vivir, el pobre. Se hubiese mantenido gracias a la magnanimidad del duque y le hubiese dedicado la Segunda Parte de la obra.
ResponderEliminarSaludos y gracias
Francisco Espada: podían haberle llamado a partir de ese momento, don Alonso I el Roñoso. Tampoco es que las cosas estén muy claras. Opiniones sobre el tema hay y muchas. Por ejemplo, una incógnita a resolver es ¿dónde se conocieron don Miguel y el duque? ¿hablaron de dedicatorias y dineros? ¿o sólo fue por hacerle la pelota y ver qué pasaba?
ResponderEliminarBesos
Antorelo: pues me alegro mucho de que esta entrada te haya animado a volver a tomar en tus manos esa gran libro, sacarlo de la estantería, acariciar su lomo, abrirlo por el principio, oyendo crujir las hojas, olfateando su olor a papel y polvo...
ResponderEliminarSaludos
No quiero que pase el día y que no te hayamos felicitado... NIÑAAAAAA... MUCHAS FELICIDADES EN ESTE TU DÍAAAAAA!!!
ResponderEliminar★♫♪ ღFelicidades!!! ✿‿✿""ღ ♫♪★’´___●____●__●___●____●__●___●__
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★♫♪ ღFelicidades!!! ✿‿✿""ღ ♫♪★’´___●____●__●___●____●__●___●__
CARI: ¡QUÉ BO0NITOOOOO! Muchísimas gracias, guapa. Qué detallazo por tu parte. Le voy a copiar y pegar en word para imprimirlo y así no perderlo.
ResponderEliminarUn besazo, muac!
Es normal que los bejaranos, aparte las circunstancias y trato del su sexto duque en el siglo XVI, esten contentos de que el nombre de su pueblo figure en lugar tan preminente en obra tan universal.
ResponderEliminarEl texto de don Manuel Antonio Marcos Casquero, de una erudición más que notable. Un abrazo.
Estos pequeños detalles tan humanos son los que hacen más cercana la historia.
ResponderEliminarSupongo que el duque recibiría muchas dedicatorias por su rango y que tendría un pésimo secretarío de protocolo para responder como algunos esperaban de él.
De ahi procede un famoso dicho de "no esperes nada de mi que así no defraudaré..." o "No esperes más de lo que das, ni pidas más de lo que mereces".
Y por aquellas fechas tampoco Cervantes es la figura que brilla en nuestros días.
Me ha gustado leer esta entrada, con esas citas que me han recordado los lejanos tiempos en que estudiaba Palegrafía y Diplomatica.
Un placer leerte y disfruta de ese oasis en el que vives.
Le echaba cara el Duque que se saltaba a Cervantes a piola... pero desde luego su nombre pasó a la historia.
ResponderEliminarUn abrazo
A pesar de la tacañería se pudo salir adelante...
ResponderEliminarDice que las carencias lo hace a uno más humano o era al revés
Saludos Carmen Feliz fin de semana
Hay que ver en la cantidad de sitios que se inspiró en manco éste, verdad?
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Carmen como siempre por la información que nos regalas es fabulosa Feliz domingo.
ResponderEliminarUn cordial saludo desde…
Abstracción textos y Reflexión.
Desde la terraza: pues claro que estamos orgullosos. Es algo que resaltamos continuamente, fuese un tacaño o no el señor duque.
ResponderEliminarSaludos
Neuriwoman: como demostraré en la siguiente entrada, el duque Alonso I sí actuó d emecenas en otros casos, como con Góngora. La razón por la que no hizo caso a don Miguel es todo un enigma...¿Sería su secretario el culpable como tú dices?
ResponderEliminarBesos
Babbilionia: y tanto... pero no por su generosidad...
ResponderEliminarBesos
Manuel: entonces, como ahora, el intelecto no va ligado con el éxito.
ResponderEliminarSaludos
Hiperión: entre sitios que conocía en persona y los que hace referencia aun sin haber estado allí, la verdad, se diría que viajaba más que nosotros. Y seguro porque la vida de don Miguel dio para mucho.
ResponderEliminarSaludos
José Ramón: muchas gracias por tu visita.
ResponderEliminarSaludos
"Ni todo es verdad ni tampoco mentira, depende del color del cristal con que se mira".
ResponderEliminarDon Miguel de Cervantes era también Corregidor del Rey y su oficio era recaudar impuestos para la Corte. A causa de su dudosa o mala gestión como Corregidor en Sevilla fue arrestado y encarcelado durante dos años en la Carcel Real - hoy local comercial en Calle Sierpes - donde escribió Rinconcete y Cortadillo y posiblemente buena parte del Quijote.......
En el prologo, de don quijote, dice que se lo tiene que dedicar a alguien que este lejos y que no tenga mucho poder, pero que quiera escalar; de modo que quiera tomar ventaja de la dedicación. solo para seguir con el estilo caballeresco que dedicaban lo libros a príncipes y duques
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