Béjar, su patrimonio industrial y otras cosas de interés

Autor: Javier R. Sánchez Martín
Publicado: Béjar en Madrid, nº 4.257. 17 de octubre de 2003

*Este artículo recoge fragmentos del original, pues en él se trataban asuntos propios de año 2003 que no vienen al caso.

Según Pascual Madoz, en el año 1849 había en Béjar 200 fábricas produciendo 754.600 varas de paño al año y dando empleo a 4.000 personas, además de otras 600 que trabajaban en los 40 telares de lino y cáñamo disponibles. La mayoría de las fábricas debían ser pequeñas o muy pequeñas, aunque algunas de ellas eran bastante grandes. Así, por ejemplo, Rosa Ros indica en “La Industria Textil Lanera de Béjar (1680-1850)” que en 1850 la empresa Rodríguez y Hermanos tenía 182 operarios, y la de Jerónimo Gómez Rodulfo entre 180 y 200.

Lo cierto es que por esas fechas debieron construirse gran número de edificios fabriles, la inmensa mayoría de los cuales han sucumbido, unos debido a incendios, otros a derribos, y otros simplemente caídos por el abandono y el paso del tiempo. Sobre las ruinas de muchos de ellos se construyeron nuevas fábricas, incluso hasta varias veces en épocas sucesivas. No obstante, todavía queda en pie algún edificio que podría fecharse muy probablemente en el siglo XIX.

Como ejemplo de los incendios documentados está el que en 1923 destruyó por completo la fábrica de “Gosálvez Anaya Hermanos” (ver Béjar en Madrid de 16/10 y del 1/11/1923), ubicada en el sitio conocido como el “Batán de Arriba” del Duque de Béjar, en el lugar donde después, en 1934, se construiría la THESA. Por cierto, que es lastimoso el estado de abandono en el que se encuentran las magníficas naves de la THESA, cuyo diseño fue notable en cuanto al aprovechamiento del espacio y de la luz natural. Supongo que se acabarán cayendo.

Pero la inmensa mayoría de los edificios industriales que aún perduran fueron construidos en el siglo XX, casi todos en la ribera o en las cercanías del Cuerpo de Hombre, dando un perfil característico a la cuenca del río y originando lo que hoy es la mayor parte de nuestro patrimonio industrial. (…)

Pero volviendo al patrimonio industrial, insisto en que cada vez es menos lo que nos queda, y por eso miro con preocupación los edificios y la chimenea de la fábrica que se ha cerrado, y que una vez fue Tinte de Gosálvez. Y me preocupa por su céntrica situación y porque, según mis noticias (corríjaseme si me equivoco), no está entre los edificios protegidos. Y en el complejo de edificios hay uno muy antiguo pegado al río, y luego están las naves principales, que son naves corridas, adosadas, con paredes de piedra y con el aspecto inconfundible de una fábrica textil. Respecto a la chimenea, ya dije en otro artículo en este mismo medio (Béjar en Madrid de 21/12/2001) que formaba un conjunto visual característico con la fenecida de Gutiérrez (la única cuadrada de gran tamaño que teníamos) y con la de MATSA, que parece gozar aún de buena salud. Este trío de chimeneas daba personalidad a la zona alta de Béjar.

Insisto, la cuenca del río no sería la misma sin las siluetas de las fábricas que han llegado hasta nuestros días. Por esta razón, ¿por qué no se puede buscar una aplicación a las naves de Gosálvez que permita conservarlas?. Lo ideal sería que se reabriesen con alguna otra actividad industrial, preferiblemente del sector textil, pero si no fuera posible por el tema de las subastas y tal, sugiero la experiencia de Tarrasa. En esta ciudad hay antiguas fábricas en las que se han hecho edificios de servicios, supermercados, restaurantes..., e incluso apartamentos, respetando escrupulosamente la arquitectura de la antigua fábrica. ¿Por qué no va a poder hacerse lo mismo en Béjar?. Su vecindad con la zona de La Aliseda, que ahora se va a recuperar, sería otro factor a favor.

Fotos extraídas del blog Fotos Antiguas de Béjar