El bejarano Nicomedes Martín Mateos (15 de septiembre de 1806 -7 de enero de 1890), filósofo, alcalde, educador y ciudadano ejemplar, entre un
abultado cupo de méritos y rasgos que bien podríamos ampliar, y no es el caso,
era un pensador reflexivo, y con frecuencia lo hacía en soledad, pero era
también un hombre de acción que creía en la fuerza transformadora del grupo.
Alguien escribió de él, con desacierto, que era huraño
y solitario, confundiendo el necesario aislamiento, y a veces la soledad, que
requiere pensar, escribir y estudiar en profundidad, lo que Martín Mateos hizo
de manera verdaderamente profunda y exitosa. Un ejemplo para nuestro presente,
sin duda, cuando parece que todo ha de ser ruidoso, fácil y superficial. Por el contrario, él apostaba
por la lectura reposada, la reflexión, el estudio y la palabra apropiada, y
desde luego por la pedagogía del esfuerzo, concepto que existe bien definido en
nuestro diccionario de la RAE,
pero que resulta difícil de aplicar en muchos procesos de aprendizaje, dentro y
fuera de la escuela, desde la primaria a la educación superior.
Al mismo tiempo que don Nicomedes necesitaba del
silencio de la lectura y de la naturaleza (no olvidemos que es conocido como
“el filósofo de los huertos”) para construir su poderoso andamiaje intelectual,
incluso su metafísica propia, era firme partidario de la escuela de
ciudadanía que representaban los ateneos, los círculos, los casinos sociales de
la época, las sociedades culturales y de recreo. Aquellos centros de
sociabilidad, tan abundantes en Béjar, ciudad industrial, obrera, dinámica en
el siglo XIX, y y por ello tan necesarios, eran muy bien valorados y apoyados
por nuestro ilustre bejarano.
Como buen lector y discípulo en el tiempo de maestros
griegos como Sócrates y Platón, como ellos don Nicomedes consideraba aquellos
ateneos como verdaderos centros de encuentro social, cultural y generador de
nuevas ideas de libertad y asociación, lo que hoy denominamos espacios de
sociabilidad. Por ello ya en 1858 impulsa la creación del primer ateneo de la
ciudad, o más adelante, en 1881, el Círculo de Obreros, que pasa a denominarse
más tarde Casino Obrero de Béjar, hoy por fortuna vivo e imprescindible en la
construcción y solidez del tejido social de Béjar.
Salón principal del Casino Obrero
Foto tomada de su página web
¿Qué diría nuestro pensador del siglo XIX de los principales espacios de sociabilidad y
de encuentro de los ciudadanos-consumidores del siglo XXI como son los centros
comerciales, los grandes almacenes, llueva o haga calor? Sin duda que esta
situación le obligaría a reflexionar sobre los valores que sostienen nuestra
convivencia, ajenos a la reflexión, y anclados en el consumismo voraz y en
permanente insatisfacción posesiva.
Pensar, reflexionar y actuar como Martín Mateos no
estaba de moda en su siglo, pero tampoco lo está hoy quien en otras
circunstancias de nuestro siglo XXI se resiste a admitir la ley impuesta del
consumo de masas, sobre todo cuando persisten tantas y tan dramáticas desigualdades en el entorno.
Nuestro filósofo no era un tipo extraño ni raro, era
algo diferente a sus coetáneos, como lo sería (o lo es) hoy entre nosotros
quien apueste por los valores de la austeridad, le reflexión y la sociabilidad
construida de forma comunitaria.
José María Hernández Díaz
Centro de Estudios Bejaranos
Pensar, reflexionar y actuar en consecuencia puede que nunca haya estado de moda, ni en el siglo XIX, ni en éste ni en ninguno. La única diferencia estriba en que entonces había cierta necesidad de hacerlo y ahora no. Ahora el pensamiento es forjado de manera interesada desde la más tierna infancia y somos bombardeados constantemente desde eso que llamamos "los medios" con la finalidad de que no reflexionemos, si no que actuemos conforme interesa; es decir, como borregos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Lo has clavado Miguel.
EliminarSomos mas hábiles y estamos en el mundo de la información que nos entra por todas partes sin hacer el menor esfuerzo ya no digamos que nos podamos sentirnos pensadores.
ResponderEliminarUn buen personaje el que nos has descrito.
Un abrazo.
Mal se puede tildar de solitario, huraño o antisocial, al impulsor del ateneo o del circulo obrero.
ResponderEliminarNo dije nada, pero que fenomenal viaje a Bruselas.
Un abrazo Carmen.
En un mundo como el actual, en el que la mayor parte de la población basa su vida en superficialidades y nimieces, figuras como las de don Nicómades parecen extrañas...menos mal que, aunque pocos, aúnq ueda gente de ese perfil, ese perfil que realmente España y no ese de ni-nis, vagos, corruptos y comentadores de vidas ajenas en televisiones de 0 prestigio.
ResponderEliminarUn beso y feliz año Carmen
Estamos en una época que la información entra a tiempo real tal como entra se destruye o sea que es un poco ir a contracorriente con el pensamiento profundo.
ResponderEliminarPor eso se considera una persona rara o poco simpática cuando solo va a lo que va...es una era muy superficial: pero las humanidades siempre han hecho aguas por algun sitio.
Un abrazo Carmen.
Un personaje de otro tiempo, desde luego. Hoy esta sociedad nuestra que basa todos sus valores en el consumo masivo, no potencia en absoluto los encuentros, la sociabilidad, la comunicación, el asociacionismo... Es patético ver a chicos sentados en un banco y todos absortos y en silencio mandándose mensajes con sus maquinitas, mientras la vida pasa. Y pasa sólo una vez.
ResponderEliminarUn saludo.
Yo creo que esa cultura del esfuerzo se debería fomentar en nuestros días, el niño se acostumbra a que se lo den todo hecho y eso no es nada bueno.
ResponderEliminarBesos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
Un juicio precipitado el que se le hace al personaje al calificarlo de antisocial, en efecto. Su obra parece indicar todo lo contrario, y con creces.
ResponderEliminarBuenas noches
Bisous
Los grandes pensadores y filósofos son lobos solitarios. En medio del ruido es imposible pensar, reflexionar ni crear nada.Nuestra sociedad esta montada sobre el consumismo feroz como bien dices. Pero si no consumes no hay trabajo y si no hay trabajo tampoco se consume.
ResponderEliminarEs la pescadilla que se muerde la cola y todo esto lo ha propiciado la falta de valores. ¿Cual es el valor principal? El dinero. Y ¿ que se hace con el dinero? Comprar... y así
En fin que se me va la pinza.
Bss
Hola Carmen:
ResponderEliminarA mi no me parece antisocial el hombre, creo que potenció lo que nos está haciendo falta desde hace tiempo en está sociedad.
Besos
Coincido con las reflexiones expuestas, hoy cuesta pensar, reflexionar... Sería un personaje extraño en esta época.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me parece admirable la actitud de don Nicomedes: la lectura necesita de reposo y la vida en general de esfuerzo y asimilación. La idea de esos foros choca frontalmente a la baja con los foros que entendemos hoy (me refiero a los foros sociales), donde ni se pronuncia ni se escribe con corrección: Deberíamos reflexionar si lo que hacemos es lo mejor que podríamos hacer con los muchos medios que la tecnología nos pone hoy al alcance de la mano.
ResponderEliminarUn beso, Carmen.
Un buen ejemplo a seguir y a tener muy encuenta, en estos tiempos que nos tocan vivir.
ResponderEliminarUn beso.
ResponderEliminarPor lo que veo era un gran defensor de lo que se conoce, también, como sociedad civil.
Interesante personaje.
Saludos, doña Carmen.
Cuantos como D.Nicomedes hacían falta hoy, donde la cultura y la lectura disminuyen cada vez más para dar aumento a una audiencia de televisión que da pena verla y donde lo primordial hoy es aparentar y lucir lo que tienes, no lo que sabes.
ResponderEliminarBuen artículo José Mª
Quilla llevo mucho sin decirte ni mu, las tables suelen trabase en la plataforma blogger no he podido ponerme al día en la historia de tu maravilloso pueblo
ResponderEliminarTe dejo muchos besos
Hola Carmen, pues hoy más que nunca se necesitan pensadores capaces de hacer replantear cómo vivimos.
ResponderEliminarHoy estamos más informados, cierto, pero menos formados. La información no es comunicación, pero vivimos en un momento apretado donde cuesta hacer un silencio interior para pensar y hacer pensar a los demás.
Personalmente creo muy necesario el silencio interior y exterior para crecer y tener nuevas perspectivas, horizontes que den vida, ello significa ser más capaces de comunicarnos con los demás.
Gracias
Te dejo un gran abrazo.
Sor.Cecilia
Ya es la segunda vez que me sucede. Los electrones están inquietos. Cuando escribí un comentario a este artículo sólo existían dos comentarios. Ahora observo con asombro que no apareció. Es culpa de mis conexiones. Me sucede con cinso blog algo similar. Te excribo nuevamente, Carmen.
ResponderEliminarNecesidades y tribulaciones, tanto políticas como sociales, que tenían, muchas veces, consecuencias muy perjudiciales para zonas o regiones que realizaban unas labores. industrializadas o agrícolas, potenciaban, a lo largo de todo el siglo XiX, el ingenio y la voluntad de pensar, conciliar e incluso exigir a las autoridades más supremas beneficios que repercutían en la parte social que se defendía. Diferente, no digo si peor o mejor, eso que lo deduzca cada uno personalmente, ha sido el siglo XX y está siendo el XXI.En este exposición histótica tan documentada como probada podemos comprobar estos aspectos que, Carmen, te agradezco que los compartas.
Un cariñoso abrazo, amiga Carmen.
Aun no siendo especialmente amiga de colectivos, la figura que glosas me provoca empatía. Eso de que precisaba del silencio y la visión de la Naturaleza para pensar me parece un ABC que debería imponerse en las aulas. No creo posible que un cerebro admita a la vez varias entradas profundas de información y las asimile.
ResponderEliminar