Autor: Óscar Rivadeneyra Prieto
Publicado: Béjar en Madrid, 07/03/2014, 4.699, p. 13.
En ocasiones la mala memoria de
la Historia o las sombras que ciertos acontecimientos extienden sobre los
hombres no nos ha permitido conocer como merecieran a algunas figuras de nuestro
tiempo. Uno de los casos más flagrantes es el de Manuel Sánchez Arcas, un
nombre fundamental dentro de la arquitectura española del siglo XX,
especialmente en lo que se refiere a la evolución que operó el estilo
racionalista hacia el funcionalismo durante los años 30. Su militancia
política, con importantes cargos de responsabilidad en los gobiernos de la
Segunda República, le condujo primero al exilio y después casi al olvido en el
contexto de la posguerra española.
Sánchez
Arcas, aunque nacido en pleno centro de Madrid en 1897, pertenecía a una
conocida familia bejarana de las llamadas de abolengo. Su bisabuelo, Nicolás
Rodríguez Vidal, fue senador del reino y alcalde, así como sus tíos los
fabricantes Jerónimo y José Rodríguez Yagüe, este último también alcalde de
Béjar. Entre sus parientes más o menos cercanos figuraban los Rodríguez-Arias,
los Rodríguez Manzanares, los Zúñiga, los Sánchez, los Huebra, etc. Y al igual
que ellos era descendiente directo del famoso potentado Julián Yagüe, tesorero
del rey Fernando VII a comienzos del siglo XIX.
Sánchez Arcas no siguió la tradición familiar más cercana, la de su padre y su
hermano, ambos reconocidos ginecólogos en Madrid, sino que se decantó por la
arquitectura. Quién sabe si lo hizo seducido por el impresionante caserón
decimonónico de sus antepasados en la bejarana calle de La Carrera, en cuyo
jardín, debió pasar muchas veladas de la infancia.
Casa paterna de Sánchez Arcas. Béjar
Tras
realizar estudios en Madrid, Londres y Holanda su fulgurante carrera como
arquitecto comienza a despuntar al ganar los concursos para la construcción del
Hospital Español de México, del Hospital provincial de Toledo y del Edificio
Rockefeller, en Madrid. Su trabajo más ambicioso llega al formar parte desde
1928 del equipo de arquitectos que diseñó y realizó la Ciudad Universitaria
madrileña, donde junto con el ingeniero Eduardo Torroja proyectó y realizó el
Pabellón de Gobierno, el Hospital Clínico y la Central Térmica. Este último
trabajo, enmarcado aún dentro de la estética lecorbusiana, le sirvió
para conseguir en 1932 el Premio Nacional de Arquitectura. Una de sus obras más
reseñables antes de la Guerra Civil fue el edificio del Mercado de Abastos de
Algeciras (hoy declarado Bien de Interés Cultural), entre otros méritos por la
formidable cúpula de casi 50 metros de diámetro que lo cubre y que durante años
fue la más grande construida en el mundo.
Mercado de Abastos de Algeciras. Imagen wikipedia
Su pensamiento formal respecto
a la arquitectura y el urbanismo quedó reflejado en numerosas colaboraciones en
revistas especializadas de la época o fundadas por él, donde pone de manifiesto
el enfoque de superación que, junto con otros arquitectos como Luis Lacasa,
aborda para despojar a la arquitectura de la época de todo esteticismo y
encaminarla hacia la funcionalidad. Este pensamiento parece hermanarse, de alguna
manera, con la arquitectura norteamericana del momento que él había estudiado
en profundidad, pero también, y aunque parezca paradoja, con su militancia política dentro del Partido
Comunista.
Edificio Rockefeller. Madrid.
Próximo
intelectualmente a la Generación del 27, firmó junto con Rafael Alberti,
Antonio Machado, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Menéndez Pidal o Miguel
Hernández el Manifiesto de los Intelectuales Antifascistas en noviembre
de 1936 en el que, entre otras cosas, se denunciaba el grave peligro en el que
se encontraba el patrimonio artístico albergado en Madrid debido a los
bombardeos. La filiación marxista de Manuel Sánchez Arcas determinó su futuro a
partir del final de la Guerra Civil. Su puesto de Consejero Nacional de Cultura
y de Instrucción Pública durante los años de la República, así como el de
Director General de Propaganda que ocupó en el Madrid de la contienda le
situaron, como a muchos otros, en el ojo
del huracán. Para cuando fue llamado a declarar ante el juzgado militar de
Madrid en Juicio sumarísimo el 12 de agosto de 1939, ya había tomado el camino
del exilio. Años después, en 1942, sería inhabilitado de manera perpetua para
la ejecución pública o privada de su trabajo en España por el Colegio de
Arquitectos de Madrid.
En su
larga y compleja etapa en el exilio entabló relación con muchos de los
intelectuales más carismáticos del momento, como Neruda, Wolkovich, Eluard o el
pintor Pablo Picasso, que llegó a realizar un retrato de una de sus hijas. De
esa intensa etapa trataremos en el próximo artículo.
Continuará
BIBLIOGRAFÍA
Béjar en Madrid: 3/1921, 8/1927 y 1/12/1928
DÍEZ ELCUAZ, José Ignacio: El baúl del desván. Artistas
bejaranos, Manuel Sánchez Arcas. Periódico El Adelanto, Salamanca.
SAMBRICIO RIVERA DE ECHEGARAY, Carlos: Manuel Sánchez
Arcas, arquitecto. Fundación Caja de Arquitectos, Madrid 2003.
SAMBRICIO RIVERA DE ECHEGARAY, Carlos: La arquitectura
española en el exilio. Ediciones Lampreabe, Madrid 2014.
Muy interesante el articulo y la vida de este buen señor, esperando la segunda parte. un saludo.
ResponderEliminarEntre los que se van buscando una oportunidad fuera y los que tuvieron que exiliarse por sus ideas, España ha ido -y continúa- desperdiciando talento nacional que saben aprovechar los de otros lugares.
ResponderEliminarUn saludo.
En la siguiente parte se verá que tu afirmación es absolutamente cierta en lo que se refiere a Sánchez Arcas (no quiero adelantar acontecimientos).
EliminarSaludos
Deseo que publiques la segunda parte, aquí, como dice Cayetano siempre desperdiciando talentos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Debido a esa "mala memoria" es importante que existan trabajos como éste que documenten los hechos. Un abrazo,
ResponderEliminar¡¡¡ QUE INTERESANTE CARMEN !!! CUANTAS COSAS NOS ENSEÑA LA VIDA Y A CUANTA GENTE ENCANTADORA SE CONOCE...
ResponderEliminarQUE CASONA MAS HERMOSA Y ROMANTICA TENIA ESTE GRAN SEÑOR... ME HA GUSTADO MUCHO ... UN ABRAZO CONCHITA
¡Cuánto talento se perdió debido a una estúpida y sangrienta guerra civil sin olvidar las represalias posteriores!.
ResponderEliminarUn saludo.
Seguimos casi igual. Excelente artículo.
ResponderEliminarUn abrazo
Esa guerra que forzó el exilio de muchos o la muerte de personajes importantes de una España.
ResponderEliminarPuede ser que hablaste en alguna publicación de él, pues me suena.
Ya veo que tus vacaciones se han terminado, esperando que hayas disfrutado, un abrazo.
No, no he hablado de él en ningún momento porque era un personaje desconocido para mí hasta que hace muy poco Óscar Rivadeneyra, el autor de este artículo, lo dio a conocer.
EliminarCortitas, sí, pero provechosas.
Un beso
Es normal que les molestara: no interesa la gente que piensa; sino los aduladores y los arribistas...No hemos cambiado mucho aunque tengamos derecho a la perreta; pero el fundamento brilla por su ausencia.
ResponderEliminarAsí nos ha ido siempre.
Seguimos leyendo...
Un abrazo Carmen.
Hola Carmen:
ResponderEliminarEn España sucede que nadie es profeta en su tierra, más aún sino concuerda con las ideas del poder.
Espero la siguiente parte.
Besos
Ahora cuando pase por la calle Rodriguez Vidal, sabré quién era. Hoy día no exiliados, pero si en busca de trabajo también hay que marchar fuera. Muy bueno Carmen.
ResponderEliminarUn beso.
En su moemnto también hablamos en el blog sobre otros antepasados suyos, Ruperto Sánchez Gil y Luisa Rodríguez Yagüe, en concreto los abuelos de Sánchez Arcas que vivían en esa misma casa. El relato estaba relacionado con Luis González de la Huebra, fotógrafo y comerciante salmantino, que estaba casado con una tía de Sánchez Arcas.Así que ese edificio tienen muchas historias que susurrarnos al oído.
EliminarUn besito
Gracias Carmen por darnos a conocer a este arquitecto Manuel Sánchez, otro más para agregar a la lista de los intelectuales condenados por sus ideas políticas.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues esperaremos a ese próximo artículo :) Menos mal que no esperó a ser citado a declarar o, posiblemente, no habría podido contarlo. Normalmente nos quedamos con la idea de que la guerra civil envió al exilio a los poetas y a los artistas, nos olvidamos de esta gente; arquitectos, médicos, científicos... que también murieron o tuvieron que exiliarse.
ResponderEliminarUn beso, Carmen
Muchos miembros de la generación del 27 tuvieron que poner pies en polvorosa. Creo que de ellos, de Juan Ramón Jiménez o Pedro Salinas, nos acordamos más, o incluso de artistas como Picasso, pero fuera de esos nombres creo que de pocos más nos acordamos.
EliminarUn beso
Una magnífica Entrada que es un reconocimiento a la obra de este Gran Arquitecto.
ResponderEliminarUn gran adelantado a su época con estos edificios como el de Algeciras.
Abrazos y Besines.
Un artículo interesante Director General de Propaganda. Menudo cargo. Como para quedarse.
ResponderEliminarEspero la continuación para ver su obra en el extranjero.
Un saludo, Carmen.
De nuevo por tu casa, disfrutando de tus cosillas.
ResponderEliminarSaludos.
La cubierta del mercado de Algeciras la recordaba, porque tiene un diámetro increíble, de cuando fue distinguida en 2001 con algún premio,. Pero sólo como una obra de Eduardo Torroja, así que me dispongo a seguir leyendo. Besos.
ResponderEliminarEfectivamente Ana Mª: en el año 2001 fue declarado Bien de Interés Cultural y me consta que de este mercado se siente especialmente orgullosa la gente de Algeciras. Sánchez Arcas fue el arquitecto de la obra y Eduardo Torroja el ingeniero, y entre los dos se las apañaron para que semajante mole lograra vencer a la gravedad. Muchos años después, cuando Sánchez Arcas llevaba tiempo en el exilio, Torroja, que había permanecido en España, fue a visitarlo por sorpresa a Berlín y, emociado, le dijo que su nombre había había sido borrado y proscrito por el régimen franquista como si nunca hubiera existido, pero que "yo, que conste, no te he borrado de ningún sitio".
EliminarSaludos
Óscar Rivadeneyra